La primera glosa con la que abrí este blog, estuvo referida al valor simbólico del número cuarenta, después publiqué otra referida al número tres, ahora le toca al siete.
En aquella primera glosa, ponía de manifiesto el diferente valor y sentido que la simbología tiene para nosotros en comparación con lo que esta representa para los orientales, y aún se acentúa mucho más esta diferencia entre los antiguos orientales y los modernos o contemporáneos y actuales orientales, los cuales se han ido y se están impregnando poco a poco del sentido pragmático y el escaso valor que en el occidente le damos a los aspectos representativos y a la simbología.
No le dedicamos mucho tiempo a nuestra función intelectual, no nos ponemos a pensar y a valorar lo que nos rodea, lo que somos, lo que deseamos, lo que nos espera en el futuro y tratamos de rellenar este tremendo hueco, que tenemos en nuestro intelecto, con películas o novelas pseudo-históricas, y los manidos tópicos con los que los medios de comunicación están estandarizando nuestras mentes.
Todo lo anterior, nos aparta de muchos valores intelectuales que son alimentos de nuestra mente, y lo que es muchas veces peor, nos aparta del conocimiento de Dios, del deseo de profundizar en algo tan importante, como es para el ser humano, saber o al menos tratar de dar contestación a esa serie de preguntas transcendentales que todos nos hacemos, y ¡ah! del que nunca se las haya hecho, su deficiencia mental es preocupante: ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? ¿Quién me creó? ¿El que me creó, que espera de mí? Si me creó con alguna finalidad cuál será esta, etc…
La simbología y el valor de esta, forman parte de esas escalas de valores que se nos están perdiendo, dentro de este proceso mental al que nos vemos sometido por el pragmatismo de estos tiempos actuales.
Los redactores de la Biblia, eran personas en las que el valor de la simbología era muy grande y sus textos nos los dejaron impregnados totalmente de valores simbológicos. Y dentro de estos valores simbologicos, hemos de tener presente a la gematría, que en síntesis y a los efectos de lo que aquí tratamos, podríamos decir que es la ciencia de encontrar en los números valores simbológicos. Por ejemplo el número gemátrico más conocido, es el número de la Bestia en el Apocalipsis que es el 666. En otra glosa no extenderemos más sobre este tema.
Simbológicamente el número cuarenta representa el cambio (Ver glosa del 15-05-09 “El número cuarenta y el cambio”) y el número tres (Ver glosa del 07-08-09 “Simbología del número tres”) representa la idea de la plenitud u omnipotencia, ya que este número nos lleva a la Santísima Trinidad, y también representa este número tres, la idea de “siempre” o “eternidad” ya que tres son las partes del tiempo: pasado, presente y futuro. Por su parte el número siete según señalaba Santo Tomás expresa siempre la idea de universalidad y la idea de perfección, quizás sea esta la razón por la que este número va siempre relacionado con las cosas de Dios.
En la Biblia se nos menciona el número siete 396 veces y de ellas 54 son las que se le menciona en el Apocalipsis, que como sabemos es el libro de la Biblia que más simbología contiene.
Es de ver que entre otros hechos: Siete son los sacramentos.- Siete fueron las plagas de Egipto.- Siete eran las veces que el sacerdote rociaba con sangre las puertas del Santuario.- Siete eran los brazos del candelabro.- Siete son los días de la semana.- Siete son las peticiones del Padrenuestro.- Siete los ojos del cordero.- Siete las Iglesias de Asia.- Siete los espíritus del trono de Dios.- Setenta veces siete, son las veces que Nuestro Señor nos dice que hemos de perdonar, es decir, siempre.-
El obispo Fulton Sheen en su libro “Los sacramentos”, escribe: “El siete es muy a menudo en las Escrituras, como el símbolo de la perfección. Esto puede deberse a que en el siete se une la Trinidad con los cuatro puntos cardinales de la tierra. En todo caso el pacto de Dios con Abraham, encuentra su cumplimiento en relación a este número siete y asimismo el séptimo día se dedica a la adoración de las siete naciones. En el Antiguo Testamento se ordena la paz por septenas de tiempo. A menudo Dios requiere que se hagan las cosas de siete en siete. Por ejemplo, los siete sacerdotes, las siete trompetas y la marcha entorno a Jericó durante siete días. El Apocalipsis habla de las siete Iglesias, los siete candelabros, los siete espíritus, las siete estrellas, los siete campos, los siete cuernos, las siete vasijas, las siete plagas y los siete ángeles que las esparcen sobre la tierra”
Hahn, Scott, antiguo pastor protestante que se hizo católico, en su libro "Lo primero es el amor", escribe: “El “sabbath” es el séptimo día, y en hebreo siete se dice “sheba”. Pero sheba no significa solo un número, sheba es también un verbo y significa jurar una alianza, literalmente “siete para uno mismo”. El número siete es el signo inequívoco de una alianza… Concretamente, el séptimo día significa la conclusión del vínculo de alianza familiar entre Dios y el hombre… Como consecuencia del séptimo día, el día del juramento, Dios vive en alianza, un vínculo de familia, con la humanidad, Dios no es solo nuestro creador sino también nuestro Padre”.
Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.
No le dedicamos mucho tiempo a nuestra función intelectual, no nos ponemos a pensar y a valorar lo que nos rodea, lo que somos, lo que deseamos, lo que nos espera en el futuro y tratamos de rellenar este tremendo hueco, que tenemos en nuestro intelecto, con películas o novelas pseudo-históricas, y los manidos tópicos con los que los medios de comunicación están estandarizando nuestras mentes.
Todo lo anterior, nos aparta de muchos valores intelectuales que son alimentos de nuestra mente, y lo que es muchas veces peor, nos aparta del conocimiento de Dios, del deseo de profundizar en algo tan importante, como es para el ser humano, saber o al menos tratar de dar contestación a esa serie de preguntas transcendentales que todos nos hacemos, y ¡ah! del que nunca se las haya hecho, su deficiencia mental es preocupante: ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? ¿Quién me creó? ¿El que me creó, que espera de mí? Si me creó con alguna finalidad cuál será esta, etc…
La simbología y el valor de esta, forman parte de esas escalas de valores que se nos están perdiendo, dentro de este proceso mental al que nos vemos sometido por el pragmatismo de estos tiempos actuales.
Los redactores de la Biblia, eran personas en las que el valor de la simbología era muy grande y sus textos nos los dejaron impregnados totalmente de valores simbológicos. Y dentro de estos valores simbologicos, hemos de tener presente a la gematría, que en síntesis y a los efectos de lo que aquí tratamos, podríamos decir que es la ciencia de encontrar en los números valores simbológicos. Por ejemplo el número gemátrico más conocido, es el número de la Bestia en el Apocalipsis que es el 666. En otra glosa no extenderemos más sobre este tema.
Simbológicamente el número cuarenta representa el cambio (Ver glosa del 15-05-09 “El número cuarenta y el cambio”) y el número tres (Ver glosa del 07-08-09 “Simbología del número tres”) representa la idea de la plenitud u omnipotencia, ya que este número nos lleva a la Santísima Trinidad, y también representa este número tres, la idea de “siempre” o “eternidad” ya que tres son las partes del tiempo: pasado, presente y futuro. Por su parte el número siete según señalaba Santo Tomás expresa siempre la idea de universalidad y la idea de perfección, quizás sea esta la razón por la que este número va siempre relacionado con las cosas de Dios.
En la Biblia se nos menciona el número siete 396 veces y de ellas 54 son las que se le menciona en el Apocalipsis, que como sabemos es el libro de la Biblia que más simbología contiene.
Es de ver que entre otros hechos: Siete son los sacramentos.- Siete fueron las plagas de Egipto.- Siete eran las veces que el sacerdote rociaba con sangre las puertas del Santuario.- Siete eran los brazos del candelabro.- Siete son los días de la semana.- Siete son las peticiones del Padrenuestro.- Siete los ojos del cordero.- Siete las Iglesias de Asia.- Siete los espíritus del trono de Dios.- Setenta veces siete, son las veces que Nuestro Señor nos dice que hemos de perdonar, es decir, siempre.-
El obispo Fulton Sheen en su libro “Los sacramentos”, escribe: “El siete es muy a menudo en las Escrituras, como el símbolo de la perfección. Esto puede deberse a que en el siete se une la Trinidad con los cuatro puntos cardinales de la tierra. En todo caso el pacto de Dios con Abraham, encuentra su cumplimiento en relación a este número siete y asimismo el séptimo día se dedica a la adoración de las siete naciones. En el Antiguo Testamento se ordena la paz por septenas de tiempo. A menudo Dios requiere que se hagan las cosas de siete en siete. Por ejemplo, los siete sacerdotes, las siete trompetas y la marcha entorno a Jericó durante siete días. El Apocalipsis habla de las siete Iglesias, los siete candelabros, los siete espíritus, las siete estrellas, los siete campos, los siete cuernos, las siete vasijas, las siete plagas y los siete ángeles que las esparcen sobre la tierra”
Hahn, Scott, antiguo pastor protestante que se hizo católico, en su libro "Lo primero es el amor", escribe: “El “sabbath” es el séptimo día, y en hebreo siete se dice “sheba”. Pero sheba no significa solo un número, sheba es también un verbo y significa jurar una alianza, literalmente “siete para uno mismo”. El número siete es el signo inequívoco de una alianza… Concretamente, el séptimo día significa la conclusión del vínculo de alianza familiar entre Dios y el hombre… Como consecuencia del séptimo día, el día del juramento, Dios vive en alianza, un vínculo de familia, con la humanidad, Dios no es solo nuestro creador sino también nuestro Padre”.
Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.
Juan del Carmelo
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