La avaricia nos aleja del verdadero conocimiento de Dios.
El cardenal Wiseman recibió la visita de un amigo. Hablaron largamente de religión, de Dios y de moral; pero su amigo, muy apegado al dinero, no podía convencerse.
Entonces el cardenal escribió en un papel una palabra, y la tapó con una moneda.
Luego le preguntó al amigo:
-“¿Qué ves aquí?”
-“Veo una moneda”
-“¿No ves nada más?”
-“Nada más”
Wiseman quitó de allí la moneda y preguntó:
-“Y ahora ¿qué ves?”
-“Veo la palabra DIOS”
-“Entonces ¿qué es lo que te impide ver a Dios?”
El amigo, lleno de pena, ya no quiso decir nada.
Ojalá que no seamos como el amigo del cardenal.
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