jueves, 15 de octubre de 2009

LÍMITES A LOS HIJOS...


Todos somos hijos y fuimos pequeños, algunos somos padres y otros algún día lo serán pero a todos nosotros este mensaje nos puede ayudar a entender la responsabilidad que tenemos de educarlos adecuadamente.

Una Mujer de 47 años visitaba a su hijo de 23 en la cárcel. Él estaba ahí por homicidio culposo ya que había atropellado a un niño al entrar a alta velocidad en una calle en sentido contrario tratando de escapar de una patrulla que lo perseguía por haberse pasado un alto.

Entro al penal completamente destrozado de los huesos y en silla de ruedas ya que, el Padre de la criatura muerta se le fue a golpes, y el Policía - que ya estaba justo detrás - se hizo de la vista gorda y no lo detuvo hasta que casi lo mata... (¿bastante lógico no?)

El hijo le decía a la Madre:
-Sabes Mamá, yo no soy un asesino premeditado ni un maldito desalmado, sólo que ya concluí que estoy aquí porque aprendí y me acostumbré a romper reglas y a no cumplirlas jamás sin ningún limite
-“¡Ay hijo!, es que de chiquito te ponías taaaan difícil. Cada vez que yo te daba una orden o una instrucción, me desafiabas y hacías unos berrinches tales que yo no lo soportaba y te dejaba hacer y deshacer con tal de evitarme conflictos y de que estuvieras calladito y complacido para que tu Papa no me dijera: ¡calla a ese niño!
Desde que tenías 3 ó 4 años, cuando yo te decía
:
1) Cómete tus verduras para que crezcas sano y fuerte, me decías: Yo no quiero ser sano ni fuerte, no me importa, ¡déjame en paz!
2) Recoge tu cuarto: No voy a recoger nada, así estoy contento, ¡si quieres recógelo tú!
3) No destruyas las cosas, cuídalas: No me importa, yo quiero jugar así, y si no me compras cosas nuevas gritaré y lloraré hasta que me las compres.
4) En esta casa se hace lo que yo digo: No Mama, no lo haré. ¡Ya no te quiero y si me hablas así, me voy a ir a otra casa!

Y así siguió la lista interminable de instrucciones y respuestas a lo largo de la vida de este hijo rebelde y padres pasivos... flojos y blandengues...

Hasta que el hijo interrumpió a la madre gritándole....
-“¡Basta ya mama! Sólo dime… ¿cómo fue que siendo tú una persona adulta le creíste y obedeciste a un niño taaaan chiquito...? Hoy a mis 23 años estoy destrozado, infeliz y sin futuro, de nada sirvió que estudiara o que no hayamos sido pobres, le quité la vida a una criatura y de paso les arruiné el resto de la vida a ti y a mi padre ¡La vida en la cárcel es una miseria...!”

Pregunta: Si tu hijo estuviera a punto de caer en un precipicio y tú lo estuvieras sosteniendo de la mano: ¿lo apretarías con todas tus fuerzas o le detendrías la mano suavecito para que no le duela?

Lo mismo pasa con los valores, la disciplina y las reglas, sé responsable y apriétalo fuerte y lo salvarás del precipicio de la vida en sociedad, porque nadie a quien él dañe con su indisciplina va a tener compasión de él. Si tú, que le diste la vida y lo amas, no soportas sus berrinches, ¿qué te hace pensar que los demás lo harán...?

Un llamado de atención a tiempo, un acto de disciplina bien impuesto, pero con amor, sin afán de maltratarlos o herirlos sino por "su bien", tal vez deje una pequeña huella pero los hará sentir seguros y bien claros sobre la diferencia entre el bien y el mal. Y a la larga, sabrán que si los cuidas y los educas bien es porque los amas y no porque te importa más tu comodidad y tu tiempo libre.

Evítales la infelicidad de la disciplina impuesta por la sociedad y/o la ley o hasta la muerte a manos de otros, o el suicidio por la culpa de sus propias faltas...

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