Ayer un hermano del grupo me contó una historia digna de publicarse.
Tres muchachos asaltaron a un transeúnte en una de las calles de mi ciudad para robarle un celular que sólo había costado 30 soles ($10). A los tres días uno de ellos fue identificado por el agraviado y lo capturaron.
El padre del muchacho acudió por ayuda donde mi amigo que lo acompañó a la comisaría y se encontraron con la jueza – amiga de mi amigo – a la que le suplicaron que no lo enviaran a la cárcel, que sólo era un muchacho de 17 años que merecía una oportunidad.
La jueza hizo llamar a su presencia al muchacho y le dijo:
-“Lee… en este momento te van a llevar a la cárcel de menores por cuatro meses, pero por las súplicas de mi amigo y de tu padre, te voy a dar la libertad con una condición: no vuelvas a ese barrio”
El muchacho miró a su padre y dijo:
-“Y… ¿qué voy a hacer con mi novia… no podré visitar a mis amigos?”
La jueza, indignada, le dijo:
-“Tú no tienes ninguna intención de corregirte… así que te vas a la cárcel”
El padre y mi amigo guardaron silencio… el muchacho había escogido su destino… no había nada que hacer.
¿No les parece irreal este caso? Pero… sucede. En los caminos de Dios sucede a cada momento. Él te da la mano para sacarte del fango y tú la rechazas. No sirve de nada la intercesión de nuestro amigo Jesús ni de su Santísima Madre… tú escogiste tu destino.
José Miguel Pajares Clausen
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