Esta fue una conversación entre dos hermanos: Uno cura y el otro político.
A la hora de la comida compartieron una distendida charla entre hermanos. Recordaron viejos tiempos, rieron rememorando anécdotas de la infancia y la juventud y fue ya a los postres cuando se sinceraron el uno con el otro.
-“¿Sabes? - afirmó el cura - cuando me hice sacerdote soñaba con tener un éxito como el tuyo anoche. Soñaba con llenar los templos, con las felicitaciones, los elogios y conque todo el mundo tuviera fe gracias a mis predicaciones. Con el tiempo me he ido dando cuenta de que, o yo no lo hago bien o a la gente no le interesa lo que les cuento…”
-“Te diré una cosa - respondió su hermano - cuando me hice político soñaba con defender a los ciudadanos, con ser justo, honrado, no engañar a nadie y decir siempre la verdad. Con el tiempo también me he dado cuenta de que todo eso es imposible”
-“En el fondo somos víctimas de nuestra propia sociedad… - dijo meditabundo el cura – tú te pasas toda tu vida diciendo mentiras como si fueran verdades y yo intento trasmitir verdades que sólo parecen mentiras…”
-“Me temo que llevas toda la razón" - afirmó el político mientras asentía con la cabeza y apuraba su taza de café.
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