El P. Eduardo Chávez, director del Instituto Superior de Estudios Guadalupanos (ISEG) y postulador de la causa de canonización de San Juan Diego, aseguró que “Santa María de Guadalupe es la mujer del Apocalipsis”, así como “modelo de evangelización perfectamente inculturado”.
En diálogo con ACI Prensa, el P. Chávez, uno de los principales expertos
en Nuestra Señora de Guadalupe, señaló que “si
ustedes se fijan y reflexionamos al mismo tiempo en lo que dice la Sagrada
Escritura, la imagen de la Virgen de Guadalupe es Apocalipsis 12, 1-2: una gran
señal, una mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies, coronada de doce
estrellas está a punto de dar a luz. Está en cinta”.
El sacerdote mexicano indicó que “esto que dice el
Apocalipsis es exactamente lo que es la iconografía de Santa María de Guadalupe.
Recuerden que ella es el modelo de evangelización
perfectamente inculturado, como dice el Papa Juan Pablo II, y así como les
habla de viva voz a través de San Juan Diego, también habla a través de la
imagen y es entendida perfectamente por los indígenas, porque tiene esas
semillas del verbo de su cultura”.
“Al mismo tiempo es entendida por los europeos. Por
eso el hecho de que ella tenga esta figura, como la describe Apocalipsis 12,
que conocían perfectamente los europeos”.
“Y si leemos todavía más adelante, Apocalipsis 21,
nos daremos cuenta de que tiene esta profundidad de ser ella Madre de la
Iglesia, como dice el Papa Francisco. Ella es la nueva Jerusalén que viene
vestida de novia, como dice Apocalipsis 21”, añadió.
El P. Chávez señaló luego que “en este
templo que ella edifica efectivamente es donde nosotros podemos llegar con
nuestros sufrimientos, con nuestro dolor, con nuestras enfermedades, para que
ella nos sane, nos cure, nos aliente, nos llene de su amor. Así como lo hace
con San Juan Diego lo hace con cada uno de nosotros: no tengas miedo, ¿acaso no
estoy yo aquí que tengo el honor, la dicha, la alegría de ser tu madre?”.
“Ella, una mujer embarazada, de aquel que es
el verdaderísimo Dios por quien se vive. Por eso es esta imagen de la Inmaculada Concepción
que toma su figura de Apocalipsis 12”, dijo.
“No es que la hayan inventado y le hayan puesto por
aquí y por allá algunos signos europeos. Al contrario, ella es quien toma todo
esto llevándolo a la plenitud”, destacó.
La Virgen de Guadalupe se le apareció al indígena San Juan Diego entre
el 9 y el 12 de diciembre de 1531, y le pidió que interceda ante el primer
Obispo de México, el franciscano Fray Juan de Zumárraga, para que se construya
un templo en el llano al pie del cerro del Tepeyac.
Como prueba de la veracidad de la aparición, la Virgen María le encargó
al indígena que lleve las flores de un rosal aparecido milagrosamente en el
árido Tepeyac. Cuando San Juan Diego presentó las flores al Obispo, su tilma,
la tela en la que las llevaba, quedó impregnada con la imagen de la Virgen de
Guadalupe.
La imagen de la Virgen, colmada de simbología que podía ser leída por
los indígenas mexicanos, impulsó la evangelización de México, facilitando en
los años siguientes millones de conversiones.
El director del ISEG explicó que la imagen de Nuestra Señora de
Guadalupe tiene signos que fueron claramente entendidos por los indígenas, como
“este manto, por ejemplo, azul verdoso, que
significa el azul del cielo y el verde de la vida, y que solamente podían
usarlo los emperadores. Al ver este manto en ella, los indígenas entendieron que
es emperatriz”.
“Al verla en esta luna negra, en eclipse, ella está
aplastando el eclipse, que para los indígenas significa tal cual lo que sería
para los europeos la serpiente, el demonio. Pero es el eclipse, porque para los
indígenas la serpiente es algo bueno, no es algo malo”.
El P. Chávez señaló que “para los indígenas
el negro significa la muerte y el eclipse es lo más terrible, ya que la luna se
está devorando al sol. Ellos son hijos del sol”.
“Así que allí está, en medio de la luna, pisando la
luna, está en el ombligo de la luna, que eso es algo bueno, porque es el
ombligo de la luna, que significa México, es el hogar de Dios omnipotente”, añadió.
Sin embargo, precisó, “el centro de su
imagen no es ella, ella es el signo, una Virgen Madre. Es Jesucristo el centro
de su imagen, pero también el centro de su mensaje: quiero, tanto deseo –dice
la Virgen de Guadalupe-, una casita sagrada, para ensalzarlo a Él, para
manifestarlo a Él, para ofrecerlo a Él, mi amor-persona, Él que es mi mirada
misericordiosa, Él que es mi auxilio, Él que es mi salvación”.
“Y también, el centro de esa casita sagrada que
ella tanto desea que al mismo tiempo significa templo, iglesia, santuario,
civilización del amor de Dios, y al decir casita sagrada obviamente también
está diciendo familia”, dijo.
“Por eso es la mujer del Apocalipsis, es
como la custodia donde está en el centro Jesucristo Nuestro Señor.
Ella también es Madre de la Iglesia, ella también es Mujer Eucarística”, finalizó.
POR DAVID RAMOS | ACI Prensa
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