DE LA VIRGEN DE LA MERCED EN EL DÍA DE SU FESTIVIDAD
Como todas las que se llaman Mercedes y cuantos las quieren saben bien, hoy es el día de la Virgen de la Merced o Nuestra Señora de las Mercedes. El origen de tan bella advocación mariana remonta al 1 de agosto de 1218, fecha en la que el barcelonés San Pedro Nolasco (1180-1245) recibe la visita de la Virgen, que se presenta como "La Merced", hecho que conocemos por el relato que realiza en el año 1400 el Padre Gaver, y lo habría exhortado a fundar una orden religiosa cuyo carisma no fuera otro que la redención de cristianos cautivos, al modo de lo realizado justo veinte años antes por San Juan de Mata, fundador de los trinitarios.
Efectivamente, y de acuerdo con la instrucción recibida, Nolasco crea la orden el 10 de agosto de 1218 en la Catedral de Barcelona, en presencia del rey Jaime I de Aragón y del obispo Berenguer de Palou. El Papa Gregorio IX la aprueba en 1235 y le otorga la regla de San Agustín. Compuesta por religiosos y caballeros que reciben la institución canónica del obispo de Barcelona y la investidura militar de Jaime I, sus miembros pronunciaban cuatro votos: pobreza, castidad, obediencia y un cuarto muy específico, por el que se obligan a entregarse como rehenes para la liberación de los cautivos si no obtenían el dinero necesario para su rescate. Cuando la orden se funda, los cautivos rescatados por los mercedarios provienen básicamente de las luchas intestinas peninsulares entre cristianos y musulmanes, pero con la finalización de la Reconquista, la orden halla un nuevo filón en las víctimas de la piratería turca y berberisca.
De 1265 data la fundación de la sección femenina y de 1272 sus primeras Constituciones, que le otorgan el título de “Orden de la Virgen de la Merced de la Redención de los cristianos cautivos de Santa Eulalia de Barcelona” por tener su primera ubicación en el Hospital de Santa Eulalia. Un nombre que anticipa la “tormentosa relación”, si se me permite la expresión, que regirá en adelante entre la Virgen de la Merced y Santa Eulalia, santa de grande y antigua tradición cuya devoción se disputan Barcelona y Mérida (pinche aquí si desea conocer todo sobre el tema), y que dejará de ser la patrona de Barcelona para que lo sea la Merced. Los presumidos barceloneses dicen que en la fiesta de Santa Eulalia de Barcelona el 12 de febrero, siempre llueve en la capital condal porque la santa llora por haber dejado de ser la patrona de Barcelona.
Son ilustres mercedarios San Ramón Nonato y San Pedro Armengol, los mártires San Serapio y San Pedro Pascual o el genial escritor de los siglos de oro españoles Fray Gabriel Téllez, más conocido como Tirso de Molina. Se calcula que deben su rescate a los mercedarios unas 70.000 cautivos a lo largo de la historia.
Los mercedarios se hallarán entre los primeros misioneros de América. De hecho, el capellán de Colón en su segundo viaje era un mercedario según recoge él cronista Mártir de Anglería. Actualmente, los mercedarios se emplean a fondo en las llamadas “nuevas formas de cautividad”, refugiados, exiliados, inmigrantes, prisioneros, “meninos de rua” en Brasil, y de aquellos que están faltos de libertad o cuyos derechos fundamentales son conculcados.
En cuanto al fundador, Nolasco nace en una acomodada familia de mercaderes, en Barcelona. A los 15 años pierde a su padre y hereda una fortuna, y a la temprana edad de 23 años, después de haber descubierto su vocación en una peregrinación a la Virgen de Montserrat, se inicia en Valencia, como seglar todavía, en la redención de cautivos, que financia con sus propios bienes. El mismo sufrirá las penalidades del cautiverio en Argelia, como también el privilegio de las apariciones, recibiendo la de la Virgen de la Merced, como ya se ha dicho, o la de ángeles y del mismo San Pedro crucificado, maravillosamente retratadas por Francisco Zurbarán. Muerto en la misma ciudad en la que había nacido, Barcelona, el año 1256 a los 67 años de edad, será canonizado en 1626 por el Papa Urbano VIII. Se celebra su fiesta el 29 de enero.
Volviendo a nuestra Virgen de la Merced, que no en balde es a la que celebramos hoy, su iconografía la reviste de un amplio manto que da cobijo a un nutrido grupo de colectivos, desde presos, hasta santos, las cadenas y el grillete, y por supuesto el escapulario de la Orden Mercedaria. La devoción a la Virgen de la Merced se difunde con facilidad por todos los rincones de América. Perú es quizás el país donde con más intensidad arraiga, pero no desmerece Potosí en Bolivia, que llegó a ser una de las ciudades más grandes del mundo, donde la Archicofradía de Nuestra Señora de La Merced fundada en 1730 organiza lucidas fiestas.
Y por mi parte poco más salvo felicitar a las afortunadas mujeres que portan el bello nombre de Mercedes, a las que regalo esta preciosa canción de Los Chalchaleros.
Luis Antequera
martes, 24 de septiembre de 2013
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