La cara del Anacoreta se iluminó con aquella sonrisa pícara que tan bien conocía su joven seguidor. La sonrisa que le indicaba que quería enseñarle algo. No se equivocó. Al poco rato el anciano le dijo:
- ¿Sabes lo que más me preocupa en estos tiempos de crisis?
El joven no respondió, consciente de que su respuesta sería irrelevante. El Anacoreta prosiguió:
- La falta de entusiasmo de la gente en general y sobre todo de la juventud.
Miró sonriendo al joven seguidor mientras decía:
- Una de las características de la juventud es el entusiasmo. Ven ante ellos una vida por conquistar y una sociedad para mejorar. En cambio el joven, hoy día, ve solamente el goce inmediato y desconfía plenamente del futuro. Volvió a mirarlo con picardía y le preguntó:
- ¿Sabes el significado del vocablo griego que traducimos por entusiasmo?
No esperó la respuesta del joven:
- Tener un dios dentro de sí. Es decir, tener la fuerza y la sabiduría para conquistar el mundo, para resolver todos los problemas... Salvo honrosas excepciones, los jóvenes de hoy no tienen fuerzas ni para abandonar el hogar paterno. Esperan que las cosas cambien, que mejoren por sí solas...No se dan cuenta que son ellos quién están llamados a cambiarlas. Olvidan, que sin su entusiasmo las cosas no cambiarán nunca, cada día serán perores.
Suspiró y dijo para concluir:
- Por esto es tan importante que ayudemos a los jóvenes a recobrar su entusiasmo...
Joan Josep Tamburini
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