Un amable lector, de nombre Omar, me realiza por correo la pregunta que da título a este artículo, que me propongo responder en las siguientes líneas tan bien como sea capaz.
Pues bien, la titulación de “Papa” referida a la persona que ejerce la máxima magistratura entre los cristianos católicos está íntimamente unida al debate sobre la primacía del obispo de Roma sobre los demás obispos de la cristiandad, un debate que no está plenamente resuelto hasta bien entrado el s. IV y al que no nos vamos a referir ahora sino en otra ocasión. Al mismo debate están asociadas todas las titulaciones reservadas al Obispo de Roma, primado de la cristiandad. Así “Su Santidad”, “Santo Padre”, “Sumo Pontífice”, “Servus servorum Dei”, “Papa” por supuesto, y tantas otras.
En cuanto a su significado, sostienen algunos que se trataría de un acróstico de Petri Apostoli Potestatem Accipiens, significando “Receptor de la Potestad del Apóstol Pedro”. En honor a la verdad, bastante improbable.
Mucho más probable parece que el término derive del griego “pappas”, padre, idéntico en latín clásico según lo utiliza, por ejemplo, Juvenal en sus “Sátiras”.
Mientras en Oriente se ha utilizado siempre para dirigirse a los sacerdotes, en Occidente, por el contrario, su uso parece restringido en un principio a los obispos, como lo hace el temprano exégeta Tertuliano (160-220) en su obra “De pudicitia”.
Parece que es en el s. IV cuando ese título empieza a utilizarse de una manera más específica para un obispo en concreto, el de Roma, y que el primero en autootorgárselo habría sido el Papa Siricio (m. 398).
Con tal intención desde luego lo utiliza Enodio de Pavia (m. 473) de manera muy clara en una carta dirigida al Papa Símaco, lo que no obsta, sin embargo, para que su utilización original dirigida a cualquier obispo perviva aún durante algún tiempo, como demuestra el escrito de San Galo (m. 640) a Desiderio, obispo de Cahors.
Será finalmente el Papa Gregorio VII (1073-1085) quien en tiempos muy tardíos, en el año 1075, y mediante el llamado Dictatus Papae que recoge los veintisiete principios que deben regir el papado en adelante, quien ordene su uso exclusivo a la persona del Sumo Pontífice. Cosa que hace en su número 11 en estos términos: “Quod hoc unicum est nomen in mundo”. (Que este nombre [Papa] es único en el mundo).
Luis Antequera
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