En un reciente artículo mío sobre el Dios cristiano, traía a colación una cita del P. Arias en su libro “El dios en quien no creo” en el que se expresaba literalmente de esta manera: “Yo nunca creeré en: el Dios que se hace temer”.
Un comunicante católico, bien formado, me hizo llegar una interesante aportación, que por su valor testimonial y generalizado, me ha parecido bien dar a conocer. Dice así:
“Es cierto que no debemos tener miedo a Dios en el sentido de "huir de Él". Pero el Temor de Dios es un don del Espíritu Santo. La Biblia habla en muchas ocasiones del Temor de Dios, por ejemplo los salmos: «Venid, hijos, escuchadme, voy a enseñaros el Temor de Dios» (Salmo 34,12).
“Es cierto que no debemos tener miedo a Dios en el sentido de "huir de Él". Pero el Temor de Dios es un don del Espíritu Santo. La Biblia habla en muchas ocasiones del Temor de Dios, por ejemplo los salmos: «Venid, hijos, escuchadme, voy a enseñaros el Temor de Dios» (Salmo 34,12).
El profeta Isaías nos dice: «Así me dijo el Señor al tomarme de la mano, y me advirtió que no siguiera el camino de este pueblo: No llaméis complot a lo que este pueblo llama complot; no tembléis, ni temáis lo que él teme; al Señor todopoderoso tendréis por Santo: temedlo sólo a él» (8,11-13).
También en el Apocalipsis: "Teman a Dios y denle gloria" (Apocalipsis, 14,6-7).
En la imprescindible obra de Tomás de Kempis "Imitación de Cristo" leemos:
-"Todos los hombres naturalmente desean saber. Mas ¿qué aprovecha la ciencia sin el temor de Dios?" (capítulo XX).
-"Todos los hombres naturalmente desean saber. Mas ¿qué aprovecha la ciencia sin el temor de Dios?" (capítulo XX).
-"Si quieres aprovechar algo, consérvate en el temor de Dios, y no quieras ser demasiado libre" (capítulo XXI).
-"No hay verdadera libertad ni plácida alegría, sino con el temor de Dios con buena conciencia" (capítulo XXI).
-"Bueno es no obstante que si el amor no nos desvía de lo malo, por lo menos el temor del infierno nos refrene. Pero el que pospone el temor de Dios, no puede durar mucho tiempo en el bien; sino que caerá muy presto en los lazos del demonio" (final del capítulo XXIV).
-"Por eso siempre se debe desear y pedir con temor de Dios y humildad de corazón cualquier cosa apetecible que ocurriere al pensamiento" (capítulo XXV).
-"No hay verdadera libertad ni plácida alegría, sino con el temor de Dios con buena conciencia" (capítulo XXI).
-"Bueno es no obstante que si el amor no nos desvía de lo malo, por lo menos el temor del infierno nos refrene. Pero el que pospone el temor de Dios, no puede durar mucho tiempo en el bien; sino que caerá muy presto en los lazos del demonio" (final del capítulo XXIV).
-"Por eso siempre se debe desear y pedir con temor de Dios y humildad de corazón cualquier cosa apetecible que ocurriere al pensamiento" (capítulo XXV).
También es digna de mención la opinión del filósofo, matemático y científico alemán Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716), cuando dijo: "Al terminarse el temor de Dios comienza el desencadenamiento de las pasiones y el dominio de una manera de pensar que inundará el mundo con un diluvio de sangre".
"Naturalmente Dios es misericordioso, pero no podemos reírnos de la justicia divina, y el temor de Dios no es otra cosa que el sano temor a la justicia divina, el temer las consecuencias del pecado, si no nos arrepentimos y cambiamos de vida. La sociedad, los políticos y la gente, en general, serían moralmente mucho mejores si no se hubiera perdido el temor de Dios”.
Es de agradecer enormemente que haya católicos tan bien formados en su fe y que sepan puntualizar minuciosa y críticamente lo escrito por sacerdotes. Me felicito por ello y nada más tengo que añadir.
Miguel Rivilla San Martín.
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