ROMA, lunes 20 de junio de 2011 (ZENIT.org.).- Una vigilia de oración en vísperas del 60º aniversario de la ordenación sacerdotal de Benedicto XVI se celebró el pasado sábado en la plaza de San Pedro, organizada por el Movimiento del amor familiar.
Unos miles de personas se reunieron en este importante lugar para rezar por el Santo Padre, aunque, como dijo el cardenal Angelo Comastri a ZENIT, “el Papa reza por nosotros, es el objetivo de su vida”. De cualquier modo, “es necesario sostenernos mutuamente en la Iglesia, porque estamos en comunión; caminamos uno al lado del otro”.
De hecho, las oraciones del Papa por los fieles son constantes. Aunque durante la vigilia en la plaza de San Pedro las ventanas del estudio papal estaban abiertas y las luces encendidas, mientras que las de sus habitaciones estaban apagadas y las persianas cerradas, y parecía que, más allá de cualquier noticia oficial, el Papa siguió la vigilia.
“Esta iniciativa nació hacia siete años - explicó a ZENIT el presidente del Movimiento del amor familiar, Tommaso Benincasa - para seguir lo que nos pidió el Papa. Ya Juan Pablo II pedía que rezásemos por él para sostenerlo en su pontificado. En ese momento la idea nació entre sus dirigentes, ahora nos organizamos para rezar por él. ¿Dónde? En la plaza de San Pedro. Primero éramos pocos, pero después la iniciativa comenzó a crecer”.
El presidente del Movimiento del amor familiar recordó también que a mitad de junio todos los años nos reunimos aquí y el cardenal Comastri abre la vigilia. Esperamos que todos entiendan - como dijo Su Eminencia en la homilía - "que rezando por el Santo Padre rezamos por la Iglesia entera”.
“Nosotros - prosiguió Benincasa -, como movimiento integrado por familias con niños, vemos que hoy la familia en algunos casos es maltratada y no falta quien desea destruirla. Por tanto pedimos la ayuda al Santo Padre, él reza por nosotros, y nosotros rezamos porque él nos sostenga”.
Concluyó por tanto, recordando que, “la otra vigilia importante que celebramos es la de la noche de Nochevieja, siempre aquí, por la paz sobre todo en las familias, pero también en el mundo entero. Y después celebramos otra vigilia en la que las familias rezan por los sacerdotes, además de nuestras reuniones varias, como las de la preparación para el matrimonio”.
En su homilía, el cardenal Comastri, recordando un discurso del Papa Pablo VI sobre el privilegio de formar parte de la Iglesia de Cristo, precisó: “Jesús ha querido que su Iglesia tuviese un centro de unidad, y es aquí, un centro en torno al que se construye la comunión, es este. Que tuviese una roca que garantizase la solidez de la fe de todos a las enseñanzas de Jesús, y esta piedra es Pedro, y después de él está el obispo de Roma y sucesor de Pedro, que hoy es Benedicto XVI”.
De los Hechos de los Apóstoles, “que es el relato de los primeros pasos de la Iglesia, esa Iglesia que hoy somos nosotros”, el cardenal quiso recordar que después de la ascensión de Jesús al cielo, Pedro toma la decisión de darle el sitio que ocupó Judas a otro discípulo, y “este acto de Pedro revela su conciencia de haber recibido de Jesús la dirección del colegio apostólico, y los apóstoles sin dudarlo, reconocen este papel confiado a Pedro por Jesús”.
Aún más, prosiguió. “Pedro, el día de Pentecostés, fuera del cenáculo junto a los demás - cuenta Lucas - gritó 'Sabed con toda certeza, casa de Israel, que Dios ha constituido como Señor y Cristo a aquel a quien vosotros crucificasteis'”. “Estas palabras de Pedro son el primer grito misionero de la Iglesia, que continúa con la palabra de Benedicto XVI, que nos anima a ser misioneros hoy, en este mundo difícil, sí, pero no imposible, porque el mundo siempre tiene necesidad del Evangelio”.
Y cuando comenzaron las primeras persecuciones, cuando Pedro dijo delante del Sanedrín: “El es la piedra que vosotros, los constructores, han rechazado, y ha llegado a ser la piedra angular. Porque no existe bajo el cielo otro Nombre dado a los hombres, por el cual podamos alcanzar la salvación”. Y quiso recordar el purpurado, “la Iglesia repite la misma enseñanza, el mismo mensaje”.
“En un pasaje muy bello de los Hechos – prosiguió - es también Pedro el que, iluminado por una visión cuando entra en la casa de un pagano, de Cornelio, toma la decisión de bautizar al primer gentil. Fue una paso adelante, un paso misionero, y Pedro dijo 'Verdaderamente, comprendo que Dios no hace acepción de personas, y que en cualquier nación, todo el que lo teme y practica la justicia es agradable a él'. Y él aceptó”.
“Lo maravilloso para nosotros -comentó con emoción- en este momento, es poder concluir diciendo que la Iglesia católica actual sigue en perfecta continuidad con la Iglesia apostólica”. El cardenal recordó la conversión en Inglaterra del beato Henry Newman, que era anglicano, al entender la necesidad de la continuidad apostólica de la Iglesia de Cristo.
“Como es bello para nosotros saber y exclamar en este momento 'Nosotros somos la Iglesia de los orígenes, somos la Iglesia apostólica que ha atravesado los siglos, y esta garantía viene del hecho de que nosotros estamos con Pedro, con el que Jesús quiso como eje, centro y roca de la unidad de la Iglesia'. Yo ya estoy en la voluntad de Cristo, estoy en su rebaño porque soy católico, porque estoy con Pedro, y hoy podemos decir que estamos con Benedicto XVI”.
“Por esto estamos aquí esta noche – concluyó -, para rezar por el Papa, para rodearlo de afecto, para decirle 'Te acompañamos con nuestras oraciones, tú continúa siendo la roca sobre la que Jesús construye también hoy, en este preciso momento, su Iglesia'”.
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