En cuando a los adictos al trabajo, son los que solo ven el trabajo como forma de vida, como expresión de sí mismos.
Se les reconoce por que además de trabajar todo el tiempo, la asignación de tiempo, las prioridades, su forma de vestir, su armario esta cargado de ropa solo para trabajar, incluso no saben vestir adecuados fuera del uniforme de trabajo, se desinteresan de lo que no es trabajo.
Como por ejemplo Jorge, un ex directivo de marketing de una corporación farmacéutica. En su caso adoraba su trabajo, se divertía mucho y le entregaba todas sus horas, y su energía. Esto le había conducido muy lejos profesionalmente y estaba muy a gusto en su vida y en su trabajo. Ganaba 9.000 € al mes mas el coche de la empresa renovado cada dos años, viajes, era muy bien considerado en su trabajo donde tenía amigos y conocía a mucha gente muy interesante.
Un buen día, tenía que despedir a un miembro de su equipo y reunió a todo el equipo para comunicar la noticia. Se hallaban en un hotel fuera de la ciudad sede de la empresa en un retiro. Lo hizo y tras ello regresó a su ciudad y a su casa como siempre. Mientras viajaba en el coche, comenzó a brotar en su mente una cuestión que le pareció muy nueva, pero que de algún modo no podía haberse implantado por sorpresa en ese momento. Empezó a acariciar la idea de un cambio radical en su vida. Lo tenía todo, lo había logrado todo. Pero no estaba tranquilo. ¿Qué me pasaba? Esta es una interesante cuestión. El corazón me pedía un cambio: era tiempo de hacer otra cosa.
-“Pero, ¿qué?. ¿Cómo te sentías para saberte un adicto al trabajo?”
-No era libre, vivía solo para trabajar. No hacía otra cosa.
-“¿Cómo te diste cuenta?”
-Un día al volver de ver un cliente. Mientras conducía, me puse a pensar en todas las cosas que aún no había hecho. Siempre el trabajo era el impedimento. Estaba atado.
-“¿Por qué cambiaste de vida? ¿Qué tenias que te sobraba en tu vida?, o ¿qué te faltaba en tu vida?”
Mientras converso con Jorge, trato de ir mas al fondo de la cuestión, trato de bucear para hallar la causa última de su decisión irrevocable. Varias veces cambia de tema, se aparta, y continúa con su interesante conversación. Continúo y busco caminos alternativos. Así, logro averiguar la causa última. Jorge se sentía atrapado, “agarrado”, sin libertad. Todo su tiempo estaba “secuestrado” en su trabajo. De repente se sentía más aislado que nunca del mundo en general. Vivía permanentemente dentro de su burbuja, del mundo que se había fabricado. Como hombre con mucho talento en su trabajo, una formación exquisita y un gran don de gente con un encanto especial, había logrado un “mundo ideal” donde todo era perfecto, según sus objetivos. Pero se dio cuenta de lo mucho que se estaba perdiendo y que había otras muchas cosas buenas fuera de “su mundo”. Este fue su gatillo, su punto de cambio, su darse cuenta, su insight. Tenía una gran dedicación exclusiva a su trabajo y aún así abierto al autodesarrollo personal.
-“¿Qué solución te funcionó?”
-Lo pensé bien, un día se lo dije a mi jefe. Y me fui. Sin mas con una mano delante y otra detrás. Me fui al paro, con una pequeña indemnización. Justo este salto al vacío me hizo pensar muy bien mi siguiente paso.
-“¿Que fue lo mas difícil para ti tras dejar tu trabajo?. ¿Cómo fueron tus primeros tiempos sin trabajar?”
Jorge es categórico:
-Ajustarme al nuevo presupuesto económico. Cuando me fui de la compañía no me llevé compensación alguna. Me fui con una mano adelante y otra detrás. El dinero fue lo más duro. De repente, me vi sin dinero, sin coche nuevo cada dos años, sin poder, pero con mucho tiempo para hacer lo que yo quisiera. Tenía libertad. Antes estaba preso, pero ahora era libre. Me fui seis meses a viajar por Canadá. Pudo haber sido más tiempo, pero consideré que esa etapa había sido cumplimentada. Había terminado. Era consciente que había logrado cierta calma interior, el ruido mental de las prisas, de lo externo había cesado. Ahora podía escucharme a mi mismo para saber que tenia que hacer con mi vida. Otro tiempo había llegado. El parar de hacer cosas a toda prisa no fue un problema para mí.
-“¿Cómo supiste que debías dedicarte a tener una zapatería?”
-Conversando con mi hermana salió la idea. La montamos y nos va bien. Ahora tengo tiempo para ir al gimnasio por la mañana, tomar un café a media mañana, conocer gente interesante que entra en la tienda, y salir por la noche si me apetece. Valoro mucho el contacto humano de calidad. No por que yo tengo un puesto concreto, sino porque ahora, me buscan por mi mismo, por mi persona, por mi valor humano. He aprendido a conectar con la gente a otro nivel mucho más rico.
-“¿Cómo estás ahora?”
-¡Me siento libre y eso es estupendo!. Tengo menos dinero que antes, pero eso no es nada importante.
-“¿No te parece poca cosa, o te aburre tu nueva vida? Quiero decir, antes estabas muy encumbrado, ahora tu vida es más sencilla”
En absoluto, tengo cosas que antes me eran negadas. Ya te digo, saber que alguien te busca por ti mismo, no por el puesto o el poder que tienes; ahora soy libre de hacer con mi tiempo lo que quiero, tengo tiempo de pensar hacia donde voy, antes esto era imposible. Las prisas de antes, el ego, los privilegios eran parte del “ruido mental” de cosas que están entorpeciendo en realidad tu desarrollo personal. Ahora me ocupo mas del cliente externo, que del interno, como en mi anterior trabajo. Es un cambio interesante, es hacer otra cosa.
-“¿Qué te ha facilitado el hacer este cambio? ¿Qué característica crees que debe tener una persona para que pueda superar esta decisión tan radical?”
-Es una pregunta muy compleja, no sabría decirte con exactitud, pero te puedo decir que fue la clave para mí: saber gestionar la incertidumbre. Muchas personas no saben afrontar que la vida es incierta. Necesitan un certificado de garantía y tratan de buscarlo en un trabajo estable, una pareja estable, o en garantías políticas, Pero la vida no tiene un certificado de garantía.
Soy una persona que desde mi infancia he estado bajo la perpetua incertidumbre. Por tanto, mi vida ha sido insegura, y cambiante hasta los dieciocho años. Mi madre me enseñó a manejar la incertidumbre. Y creo que esto ha sido fundamental para saber parar, pensar hacia donde voy, y que es lo que me conviene, y todo ello sin perder la cabeza y sin perderme yo mismo. Como ya te digo, por mi trabajo vivía y respiraba por y para el trabajo. Todo eso no te deja pensar. Y aunque yo he buscado la seguridad y la certidumbre toda mi vida precisamente por la falta de ella durante mi infancia y adolescencia. Ello me enseñó a manejarme con la ansiedad y con lo desconocido. Por eso, pude manejar y superar el miedo que da dejarlo todo y saltar del trampolín.
Muchos son inseguros, y necesitan que el puesto, el cargo, el dinero, el poder les brinde la seguridad en si mismos que les falta. Pero yo me di cuenta que tener amigos que me busquen por mi mismo, cuando no tengo cargo, ni poder es la verdadera seguridad en si mismo. Eso me da seguridad de que me quieren por mi, no por lo que tengo, o represento socialmente. Ese es mi motor ahora.
Muchas gracias Jorge, por tu sinceridad y por compartir con el lector tu historia.
Por: Mónica Grossoni
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