SE CALCULA QUE HAY MÁS DE UN CENTENAR
El número de sectas se ha disparado en Andalucía a causa de la crisis económica. Escondidas bajo la apariencia de casas de meditación, clases gratuitas de yoga o centros terapéuticos (muchos sin los permisos correspondientes), aprovechan para captar adeptos entre sus alumnos y clientes.
(R.B./ReL) El número de sectas que operan en Andalucía poco a poco comienza a hacerse mayor, según explica Laura Lobato en la edición sevillana del diario español ABC. Se calcula que actualmente en la comunidad andaluza existe más de una centenar de este tipo de organizaciones que ven en el malestar ocasionado por la crisis una buena oportunidad para reclutar nuevos a adeptos. «La falta de lo material puede acarrear carencias en lo espiritual y es justo por eso, por una carencia en el alma, por lo que muchas personas se acercan a las sectas y se vuelven más vulnerables», afirma Manuel Sánchez, sacerdote cordobés experto en estos grupos y miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES).
Las sectas han cambiado su imagen, se han renovado y se camuflan de múltiples maneras con el objetivo de no levantar ningún tipo de sospechas entre sus potenciales «clientes». No es difícil encontrar grupos que ofrecen gratuitamente - no podría ser de otra manera en tiempo de crisis - clases de yoga, de crecimiento personal o de cualquier otra disciplina con el objetivo de captar miembros entre los alumnos.
«Si se va a clase de relajación y el profesor comienza a hablar sobre la reencarnación o sobre cosas similares que nada tienen que ver con el objeto de la clase, cuidado, seguramente nos encontramos ante una secta», advierte Juantxo Domínguez, presidente la asociación para la Prevención de la Manipulación Sectaria (RedUne).
Otras veces las sectas se ocultan tras centros terapéuticos que en la mayoría de los casos ejercen sin los permisos correspondientes y en los que se promete una ayuda espiritual que nunca llega. «Allí no hay profesionales de la psicología ni de la psiquiatría, sólo escuchan al paciente, le hacen sentir bien a la vez que le anulan la voluntad y le crean una dependencia con la que se enriquecen», aclaran desde RedUne.
Ayuntamientos.
Sorprendentemente estas actividades son en numerosas ocasiones apoyadas y financiadas por ayuntamientos andaluces sin que los propios consistorios lo sepan. «Nos están metiendo goles por todos lados», comenta el presidente de RedUne.
Disfrazadas de asociaciones culturales, las sectas presentan a los municipios proyectos de talleres y conferencias como si fuesen una asociación más, de esta manera, si la actividad es aprobada, pasa a desarrollarse en instalaciones proporcionadas por los ayuntamientos y a financiarse con dinero público. «La Junta de Andalucía le está abriendo las puertas a grupos sectarios. No sólo los está financiando sino que está proyectado a estas organizaciones», opina el padre Sánchez.
Existen muchas vías a través de las cuales la sectas pueden registrase en España. La mayoría de estas organizaciones están inscritas en el Registro Nacional de Asociaciones o en Asuntos Religiosos, por lo que los ayuntamientos muchas veces no saben distinguirlas. «Los consistorios deben preguntar quiénes son estas asociaciones antes de aprobar los proyectos», alerta el padre Manuel Sánchez.
Captando parados.
Unas de las organizaciones que proliferan a pasos agigantados en Andalucía son las llamadas «sectas comerciales». Se presentan como grandes empresas dedicadas principalmente a las ventas. Sus víctimas son muy concretas: personas en paro desesperadas por encontrar un trabajo. «Vi el anuncio del trabajo en Internet, respondí a la oferta y rápidamente me mandaron un mail dándome un teléfono para que concertara la entrevista», cuenta una joven sevillana a la que intentó captar una de estas sectas y que no desea identificarse por miedo a represalias.
«Una vez allí me hicieron creer que era una gran empresa en la que podía ganar 3.000 euros al mes y me citaron para una prueba. Al día siguiente volví a la oficina donde me esperaban el resto de candidatos y varios coches», afirma la joven a la que la «empresa» llevó a más de 50 kilómetros de la capital para hacer la prueba de selección.
«Nos obligaron a pasar 12 horas promocionando una compañía telefónica y cuando volvíamos en el coche cansados nos dieron unos panfletos con consignas que debíamos memorizar para conseguir el empleo. Además, nos dijeron que al llegar a la oficina, después de pasar el día entero caminando, tendríamos una nueva entrevista antes de irnos a casa. Ahí ya me confirmaron que no eran una empresa normal y al bajarme del coche salí corriendo asustada». Añade la joven que dice ver aún ofertas de esta empresa en Internet.
Diálogo, el arma imprescindible para combatirlas.
Para el sacerdote cordobés Manuel Sánchez, estudioso de las sectas, el diálogo y la escucha son fundamentales para conocer si algún miembro de nuestra familia ha caído en las garras de una secta. «Hay que estar atento a cualquier cambio de hábitos, de actitud o de amigos. Es primordial darle importancia a los detalles», añade este sacerdote.
Del mismo modo, es importante buscar ayuda nada más se detecten los primeros síntomas. «En Andalucía no existen muchos profesionales especializados en sectas pero se puede acudir a alguna de las organizaciones que apoyan esta causa de manera desinteresada para que les asesoren», apunta este experto.
Nota: Este fenómeno no sólo ha aparecido en Andalucía. En Lima-Perú ya existe desde hace un buen tiempo. He recibido información de parte de mi grupo, de estos sitios camuflados, a donde asisten para un fin promocionado y terminan haciendo prácticas no-católicas. La madre de una señora de nuestro grupo y hasta ella misma se sintieron muy mal luego de una de esas terapias.
Mucho cuidado, que se están metiendo hasta en los conventos, con el cuento de terapias contra el stress. Hace unos cinco años atrás advertí a una priora sobre ese peligro luego que me contara que estaban siguiendo un curso de reflexología. Estos se estaban promocionando a traves de varios monasterios y que los cursos serían pagados por la Iglesia. Un monasterio que aceptó sirvió de propaganda para que otros lo hicieran.
¡Guerra avisada... no mata gente!
José Miguel Pajares Clausen
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