MIENTRAS EL DÍA DE TU PARTIDA LLEGUE....

Si de algo hemos de tener la plena certeza, es que un día específico vamos a morir... Hemos de estar conscientes que es una verdad necesaria e innegable... No aceptar esta verdad, es caer en una alienación profunda y en una negación profunda de nuestra realidad finita. Es un hecho, que un día, vamos a partir... ¿Cuándo será? Será cuando Dios lo disponga...

Entiende que Dios ya determinó el día y la hora en que cada uno de nosotros dejará este mundo...

Dios ya lo determinó... No tú... Ni otras personas... Ni tampoco las circunstancias... Morirás cuando Dios lo decida... Cuando Dios diga: ¡Hasta aquí...!

Nadie podrá adelantar el día de tu muerte, por mucho que se lo proponga... ¡Nadie...! ¡Nada...!

Dios es experto en mover los acontecimientos para evitar que eso suceda, ni un segundo antes, ni un segundo después... Nada será casual... Todo estará enmarcado dentro de los propósitos sabios de Dios, valiéndose de cualquier situación circunstancial y providencial para llevarte a su presencia...

Así que por mucho que te cuides en tu salud o de los peligros circundantes, tu día final en esta tierra, ya esta definido por Dios...

Mientras tanto es necesario que administres con sabiduría los recursos y capacidades que Dios te ha prestado... Tienes tanto que aportar, mientras ese momento llegue... Por eso aprovecha tu breve tiempo, en lo que si tendrá consecuencias eternas, no en cosas vanas y superfluas... Aprovéchalo en aquello que te edifique espiritualmente a ti y a las personas que te rodean... Sino ¿que sentido tiene?

¿Qué sucederá cuando el final de tu transito por la tierra llegue a su fin? ¿Habrá realmente valido la pena? Ahora es el momento de sembrar y cosechar frutos de bendición... Ahora es el momento, no mañana...

Así que mientras el día de tu partida llegue...
§ No temas ir donde Dios ya te ordenó aunque el lugar sea en extremo peligroso e incomodo...
§ No temas en dar con liberalidad a esas personas que sabes que están necesitando de tus favores...
§ No temas en presentar el mensaje de Salvación, aunque por ello recibas burlas y marginación...
§ No temas de decir las cosas como son, aunque por ello enfrentes rechazo o todo tipo de amenazas...
§ No temas en sacar a la luz la hipocresía de ciertas personas que conoces...
§ No temas en obedecer a Dios antes que a los hombres, aunque todos sigan la corriente opuesta...
§ No tengas miedo de lanzarte a los retos que Dios te esta demandando ahora, pues mientras ese día llegue, nada malo te acontecerá...

Humanamente hablando, has visto que son retos demasiado riesgosos y muy peligrosos, pero cuentas con la cobertura prometida del Dios Altísimo...

Apropia en estos instantes de tu vida, lo que te dice el Salmo 91...
El que habita al abrigo del Altísimo morara bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Yahvé: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré. Él te librará del lazo del cazador, de la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y adarga es su verdad. No temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya. Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra; más a ti no llegará. Ciertamente con tus ojos mirarás y verás la recompensa de los impíos. Porque has puesto a Yahvé, que es mi esperanza, al Altísimo por tu habitación, no te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada. Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra. Sobre el león y el áspid pisaras; hollarás al cachorro del león y al dragón. Por cuanto en mi ha puesto su amor, yo también lo libraré; le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. Me invocará, y yo le responderé; con él estaré yo en la angustia; lo libraré y le glorificaré. Lo saciaré de larga vida, y le mostraré mi salvación.

Mientras el día de tu partida llegue, dale con todo... Dios ha prometido preservarte... Créele... Mira como te lo ha confirmado precisamente HOY...

¿Tienes razones para seguir temiendo?