LOS APEGOS

Si deseas desde tu nave llegar a la tierra del amor, es preciso atravesar las tormentosas aguas de los APEGOS. ¡SI!, el AMOR es el pasaporte para el gozo, la paz, y la libertad permanente.

Piensa que sólo hay una cosa que te impide llegar y acceder a ese nuevo mundo, y esta cosa es el APEGO, el APEGO producido por el ojo codicioso que provoca el ansia en tu corazón y, por la mano avarienta que intenta aferrar, poseer y hacer suyo lo que el ojo ve. Mano y ojo deben ser extirpados y, sin ellos, no tardarás en hacerte sensible a ciertas realidades, cuya existencia jamás habrías sospechado.

AMAR ES, SER SENSIBLE A CADA PORCIÓN DE LA REALIDAD DENTRO Y FUERA DE TI, Y AL MISMO TIEMPO, REACCIONAR CON ENTUSIASMO HACIA DICHA REALIDAD.

Un hombre enamorado se abre realmente al mundo, pero no con amor, sino con euforia. Para él, el mundo adquiere un irreal color de rosa que se desvanece en cuanto desaparece la euforia.

Cuando te abres al mundo, por causa del amor que otra persona siente por ti, estás radiante; pero lo que irradias no es percepción de la realidad, sino el amor que has recibido de esa persona, la cual controla el INTERRUPTOR, de tal manera que, cuando lo pulsa, hace que su brillo o irradiación se desvanezca.

“No seas impaciente ni te menosprecies. Muéstrate compasivo contigo mismo, y quizás entonces descubras que eres un ser maravilloso capaz de amar el objeto de tu APEGO y disfrutar de ÉL aun más que antes, y al mismo tiempo, disfrutar igualmente de cualquier otra cosa”

Ese es el toque para averiguar si lo que tienes es AMOR. Disfruta de todo y de nada, porque has descubierto que lo que disfrutas está dentro de ti. La orquesta está dentro, en tu propio interior… la orquesta tocará su propia música porque no necesita ningún estímulo externo.

AHORA LLEVAS EN TU CORAZÓN UNA FELICIDAD QUE, NADA QUE SEA AJENO A TI, PUEDE DÁRTELA O ARREBATÁRTELA.

Recuerda… que el amor va y viene en la medida en que tu mente esté despierta y consiente, o se ha vuelto a dormir.

TODO ACONTECIMIENTO DOLOROSO ENCIERRA UNA SEMILLA DE CRECIMIENTO Y DE LIBERACIÓN

LA MUERTE ES UNA PÉRDIDA, ES DESAPARICIÓN, ES UN MARCHARSE… UN DECIR ADIOS.

Cuando te aferras a algo, ese algo se niega a marcharse, se niega a decir adiós, se resiste a la muerte. Y aunque no te des cuenta, se resiste también a la vida, porque la vida es flexible y libre, y en cambio tú, estás rígido y paralizado. La vida se lo lleva todo y tú, en cambio, ansías estabilidad y permanencia. Por eso es que temes a la vida y temes a la muerte ¿y sabes por qué? PORQUE TE AFERRAS. Si no te aferraras a nada, si no temieras perder nada, entonces serías libre para fluir como el torrente de la montaña, siempre fresco y siempre cambiante.

Hay personas que no pueden soportar la sola idea de perder a un ser querido, y prefieren no pensar siquiera en ello; o bien, les horroriza la simple posibilidad de dudar o acabar pensando de que no podrían vivir sin tal o cual persona.

ESTUDIA TU PROPIO GRADO DE RIGIDEZ E INERCIA

Observa la cantidad de dolor que experimentas cuando pierdes a una persona amada, una cosa o una idea querida por ti. El dolor y la aflicción revelan tu apego a ellas. Piensa que todo cambia, pasa y muere… Por eso la muerte, la pérdida y la separación te pillan de sorpresa. Prefieres vivir en el pequeñito lugar de tu ilusión, pretendiendo que las cosas no cambian nunca y que siguen siendo las mismas. Por eso, cuando la vida hace añicos violentamente tu ilusión, es que experimentas tanto dolor.

Para vivir, debes mirar de frente la realidad, sólo así te liberarás del temor de perder a las personas y adquirirás el gusto de la novedad, el cambio, la incertidumbre; sólo así, se desvanecerá tu miedo a perder lo ya familiar y conocido y esperarás y cogerás ilusionado lo nuevo y desconocido. No es tan fácil, pero te dará optimismo de libertad.

Pregúntate… si hay algo o alguien cuya pérdida te causaría gran aflicción. Pregúntate si podrías o no aceptar la muerte de un ser querido. Si no puedes aceptarla… TÚ ESTÁS YA MUERTO. Lo que hay que hacer es afrontar la muerte y la separación de las personas y cosas queridas.

Considera… una por una, a esas personas y cosas que imaginas que deben desaparecer de tu lado para siempre y diles “adiós en tu corazón”. Dales las gracias y diles adiós en tu corazón. Vas a sentir dolor y vas a sentir cómo dejas de aferrarte a ello, y brotará de tu conciencia algo distinto.

Vas a sentir una soledad que crece cada vez más, hasta convertirse en algo parecido a la infinita inmensidad del cielo. Es en esa soledad donde está la LIBERTAD. En esa soledad está la VIDA. En ese no aferrarse está la decisión de fluir libremente, de disfrutar, de gustar y saborear cada nuevo instante de la VIDA, una vida que ahora, es mucho más dulce porque has quedado libre del temor a la pérdida y a la muerte que siempre acompaña al deseo de permanecer y aferrarse.

Fuente: p. Roberto Padros – Dones y Frutos.

Reflexión: ¿Qué sucede cuando uno de los nuestros logra algo bueno? Suponte que tu hijo corre la maratón de su colegio, gana y recibe una medalla… ¿acaso no saltas de alegría y hasta dice ¡Gracias Señor!, o te pones a llorar? Si por eso te alegras, dime ¿por qué lloras y hasta maldices a Dios cuando un ser querido logra el Cielo, la meta más codiciada?

Si ansiamos una nueva vida, libre de apegos… es necesario dominarlos. Nada es nuestro, todo es de Dios… Él nos lo da… Él nos lo quita ¡Alabado sea el Señor!

Hay un Dios que nos ama, y que no haría nada malo a lo que creó con tanto amor. Así se lleve a un ser querido, comprendamos que eso sería lo mejor que a él podría pasarle. Dios sabe por qué permite que sucedan las cosas. Dejemos el egoísmo (apego a las cosas) y que Dios actúe por nuestro bien y por el bien de las personas que amamos.

José Miguel Pajares Clausen