La vida sorbo a sorbo, y nunca mejor dicho en esta época veraniega, tiempo para el descanso y para el brindis sosegado por la vida.
La reciente actualidad de un famoso escritor, Gilbert K. Cresterton, - hace unos días se cumplían los 75 años de su muerte -, nos viene como anillo al dedo para evocar algunos de sus pensamientos más profundos y de sus frases más hermosas, a modo de sorbo lento para "saborear la vida", y así, en cada sorbo colocar también un bello mensaje que enriquezca nuestro caminar.
Chesterton, "un gordo inteligente y formidable", ha sido uno de los pocos intelectuales que supo hablar y escribir de cuestiones serias sin ser pesado ni aburrido, es decir, sin ser pedante. Durante su vida practicó lo que un día escribió con mucha lucidez: "Divertido no es lo contrario de serio. Divertido es lo contrario de aburrido, y de nada más". Gustemos de Chesterton en siete sorbos que empapen alma y vida, con la bebida que más nos agrade.
Primer sorbo: "Lo más increíble de los milagros es que ocurren". Y, sin embargo, nos negamos a aceptarlos.
Segundo sorbo: "La mediocridad consiste en estar delante de la grandeza y no darnos cuenta". Por eso, derramamos tantas lágrimas cuando la perdemos.
Tercer sorbo: "Admiramos las cosas por motivos, pero las amamos sin motivos". El amor nunca es un argumento, sino un don, casi siempre inmerecido.
Cuarto sorbo: "No liberes a un camello del pozo de su joroba; podrías estar liberándolo de ser un camello". La arruga es bella y los defectos, a veces, iluminadores para escoger otro camino.
Quinto sorbo: "El sabio es quien quiere asomar su cabeza al cielo; el loco es quien quiere meter el cielo en su cabeza". Somos finitos y qué difícil resulta aceptarlo.
Sexto sorbo: "Es menos desagradable ver mendigar a un pobre que a un rico. Y un cartelón de publicidad es un rico que mendiga". La vida es así de contradictoria: nos alegra el mal y nos entristece el bien, cuando debería ser todo lo contrario. Y, además, colocamos nuestras categorías: el pobre que represente su pobreza, y el rico su riqueza. Si cambian las tornas, nos pone de los nervios.
Séptimo sorbo: "El fin de tener una mente abierta, como el de una boca abierta, es llenarla con algo valioso". Desgraciadamente, solemos hacer lo contrario: llenamos la mente con palabras vacías, y la boca con alimentos perniciosos.
Segundo sorbo: "La mediocridad consiste en estar delante de la grandeza y no darnos cuenta". Por eso, derramamos tantas lágrimas cuando la perdemos.
Tercer sorbo: "Admiramos las cosas por motivos, pero las amamos sin motivos". El amor nunca es un argumento, sino un don, casi siempre inmerecido.
Cuarto sorbo: "No liberes a un camello del pozo de su joroba; podrías estar liberándolo de ser un camello". La arruga es bella y los defectos, a veces, iluminadores para escoger otro camino.
Quinto sorbo: "El sabio es quien quiere asomar su cabeza al cielo; el loco es quien quiere meter el cielo en su cabeza". Somos finitos y qué difícil resulta aceptarlo.
Sexto sorbo: "Es menos desagradable ver mendigar a un pobre que a un rico. Y un cartelón de publicidad es un rico que mendiga". La vida es así de contradictoria: nos alegra el mal y nos entristece el bien, cuando debería ser todo lo contrario. Y, además, colocamos nuestras categorías: el pobre que represente su pobreza, y el rico su riqueza. Si cambian las tornas, nos pone de los nervios.
Séptimo sorbo: "El fin de tener una mente abierta, como el de una boca abierta, es llenarla con algo valioso". Desgraciadamente, solemos hacer lo contrario: llenamos la mente con palabras vacías, y la boca con alimentos perniciosos.
Siete espléndidos sorbos para la vida, que hoy nos brinda Chesterton, el hombre que "escribía para alumbrar, y no para deslumbrar". Junto a un buen martini con ginebra o a un vodka con naranja, mientras contemplamos el mar y sus olas, o la playa y sus gentes, los mensajes del gran escritor pueden iluminar nuestra vida, afianzar nuestros pasos, descubrirnos caminos nuevos para conseguir una vida lograda, o lo que es lo mismo, una vida feliz.
Antonio Gil
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