Un joven se estaba confesando con San Bernardino Realino y le pedía consejo al Santo para verse libre de los malos pensamientos que lo molestaban mucho.
Le dijo el Santo:
"Imagínate que tienes la cabeza de cristal y que todos pueden ver los pensamientos que te pasan por la cabeza".
“Ay Padre, me moriría de vergüenza si supiera que los demás pueden ver los pensamientos tan torpes y las imaginaciones tan morbosas que me pasan por la cabeza”.
“Pues haz de saber - le dijo el santo - que para Dios tu cabeza es más transparente que si fuera de cristal. A Dios no podemos ocultarle nada. El todo lo sabe y todo lo ve”.
Le dijo el Santo:
"Imagínate que tienes la cabeza de cristal y que todos pueden ver los pensamientos que te pasan por la cabeza".
“Ay Padre, me moriría de vergüenza si supiera que los demás pueden ver los pensamientos tan torpes y las imaginaciones tan morbosas que me pasan por la cabeza”.
“Pues haz de saber - le dijo el santo - que para Dios tu cabeza es más transparente que si fuera de cristal. A Dios no podemos ocultarle nada. El todo lo sabe y todo lo ve”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario