SECAR LAS LÁGRIMAS...
Isaías sigue presentándonos a un Señor que "destruirá la muerte para siempre y secará las lágrimas de todos los rostros." Y el Evangelio nos muestra a Jesús que siente compasión de la multitud que lleva tres días con Él sin comer. Nos encontramos ante el Señor misericordioso que no quiere el sufrimiento ni el dolor. Como los apóstoles, quizá nos encontramos perplejos ante la afirmación de Jesús. Ante la desgracia, la injusticia, el dolor, las lágrimas, esperamos que Dios solucione las cosas. Olvidamos que, el sentido profundo de la Encarnación que esperamos en Adviento, es que Dios se hace hombre. Que Dios actúa en la historia por nuestras manos. Somos nosotros los que debemos solucionar las desgracia, luchar por la justicia, calmar el dolor y secar las lágrimas de la humanidad. Nosotros somos las manos, los pies, los labios de Dios, que nos han de acercar a besar y acariciar al que llora.
Joan Josep Tamburini
miércoles, 4 de diciembre de 2013
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