lunes, 16 de diciembre de 2013
A DIOS LO QUE ES DE DIOS
QUIEN TIENE EL ALMA SUCIA NO PUEDE VER CON CLARIDAD
Hijos Míos, es admirable como muchos cuidáis de vuestras cosas y el celo tan grande que tenéis al hacerlo. Yo, Jesús, os hablo.
Procuráis que vuestras computadoras no tengan virus, procuráis que vuestras impresoras no les falte el tóner, procuráis que vuestras agendas electrónicas tenga batería, todo lo cuidáis admirablemente y a Mí Me gusta que así sea. Lo mismo vuestros hogares, que limpiáis los jardines de malas hierbas, que limpiáis los cristales para que se pueda ver, que recogéis la basura para llevarla a los contenedores para ella, en fin hijos, os esmeráis por vivir en un ambiente sano y preparado para vuestras tareas.
¿Y por qué no hacéis lo mismo con vuestras almas y también las limpiáis de pecados, que son virus terribles que os pueden llevar a una muerte eterna? No hay mayor basura que el pecado, y sin embargo, permitís que anide en vuestras almas. Quien tiene el alma sucia, no puede ver con claridad. Si no la limpiáis como vuestros cristales, no tendréis luz apropiada y todo lo veréis distorsionado. Yo, Jesús, os hablo.
¿Y no hay peor mala hierba que el pecado, las faltas, la envidia la codicia, la pereza, ¡ay hijos! ¿Por qué no limpiáis de esas malas hierbas vuestras almas? Algunos preguntareis que como se hace, pues bien, acudid a un confesor bueno, un sacerdote que sea bueno y cumplidor de su ministerio, con un buen examen de conciencia hecho, es decir, repasando uno a uno todos los pecados de los que adolecéis, y los exponéis en el confesionario con propósito de enmienda, porque si confesáis los pecados sin proponeros no volver a hacerlos, entonces esa confesión no tendrá efecto alguno. Yo, Jesús, os hablo.
Algunos decís que hacéis el propósito de la enmienda pero que luego volvéis a caer. Sí, es verdad, porque aparte de la confesión debéis fortaleceros con la Eucaristía, y vivir apartados de las ocasiones de pecar lo máximo posible. Debéis evitar esas ocasiones y tratar de estar en un ambiente donde no os vengan, porque si sabéis que un programa de televisión os hace pecar, procurad no ponerlo porque si no vosotros mismos os ponéis en peligro de pecado. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo pone en práctica.
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