miércoles, 4 de septiembre de 2013

EL MUNDO SOFOCA

CUANDO UNA PERSONA VIVE IMBUIDA POR LAS COSAS DEL MUNDO NO OYE LA VOZ DE MI SANTO ESPÍRITU PORQUE LA SOFOCA EL MUNDO

Hijos Míos, que poco y que mal se conoce la acción de Mi Santo Espíritu en las almas y en la iglesia. Yo, Jesús, os hablo.

Las personas que dan a conocer la labor de Mi Santo Espíritu Me llenan el Corazón de alegría, porque es poco conocido y además poco invocado. Por eso hijos, que estéis instruidos en las cosas de vuestra fe es muy necesario, para que podáis catequizar adecuadamente a los que Yo os acerque en las circunstancias de la vida.

Hijos Míos, cada cual tenéis una misión, unos más grande otros más pequeña, unos más vistosa otros más escondida, pero todos, todos tenéis una misión y todos Me sois necesarios, por eso, tenéis que estar alerta a la voz y a la acción de Mi Santo Espíritu que será quien os haga ver y entender lo que Yo, Jesús, os pido. Pero cuando una persona vive imbuida por las cosas del mundo, es difícil que pueda oír la voz de Mi Santo Espíritu porque la sofocarán las cosas del mundo. Yo, Jesús, os hablo.

No os digo que os apartéis del mundo y que os vayáis a vivir a un desierto a orar, no hijos no, no todo el mundo tiene esa vocación, os digo que las cosas del mundo no os influyan de tal forma que venzan a las de Dios, por eso, debéis estar instruidos en los puntos de vuestra fe, practicar los sacramentos, orar asiduamente, y conocer las Escrituras, porque hijos, Mi Santo Espíritu habla en todas estas cosas, y si no practicáis ninguna de ellas ¿cómo sabréis cual es la voluntad de Dios? Yo, Jesús, os hablo.

Si un estudiante hiciera todo menos estudiar difícilmente conseguiría sacar los exámenes, así lo mismo vosotros que os conformáis muchos con solo leer estos mensajes y nada más, porque no todos los meditáis como sería Mi deseo.

Hijos, es muy fugaz la vida para que la desperdicies, tratad de vivir en los Diez Mandamientos, tened moral, vergüenza de pecar y deseos santos que os eleven el alma a las cosas celestiales. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo cree y lo pone en práctica.

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