sábado, 31 de enero de 2009

HISTORIA DE UN FAROL


El velero había salido lleno de euforia y de esperanza del puerto de Buenos Aires buscando el Pacífico. Pero al llegar hasta allí no tenía más remedio que bordear la tierra en busca de la brecha que por el Cabo de Hornos le permitiera torcer hacia la derecha rumbo hacia el mar grande. Por eso puso confiado proa al sur, aunque su meta fuera el oeste.

Pero el cambio de rumbo no se hizo. Tal vez se navegaba con las velas demasiado desplegadas. Tal vez fuera de noche cuando se pasó frente a la brecha. A lo mejor sucedió durante una tormenta. No sé. Lo cierto fue que se continuó al sur, rumbo al frío, rumbo al polo.

La duda del error se iba haciendo consciente. Una vez plenamente instalado en la conciencia, la duda floreció en angustia. El pobre velero se encontró rodeado por los témpanos, por el frío, las tormentas y un sol que cada vez se alejaba menos del horizonte.

Entonces fue cuando se tuvo conciencia de haber equivocado el rumbo. De estar marchando hacia la nada, hacia el vacío del frío y de la muerte. Se le preguntó a la brújula: pero la brújula había enloquecido. Porque en el polo las brújulas enloquecen y comienzan una danza que contagia a los marineros.

Ya no tenía sentido seguir. ¿Para qué? Si cada esfuerzo hacia adelante era un paso hacia la nada fría de la muerte. Algo que embretaba aún más entre los hielos, la oscuridad y las tormentas.

Se quiso preguntar a las estrellas. Pero las estrellas revoloteaban en círculo alrededor de un polo cósmico invisible lo mismo que los albatros alrededor del mástil del velero. En el polo, las estrellas no nacen ni mueren, simplemente giran equidistantes al horizonte. Allí, cerca del polo, poner proa hacia una estrella hubiera sido simplemente girar sobre sí mismo.

Entonces ¿nada había ni en el barco ni en el cielo, que fuera capaz de devolver el rumbo? Porque el hecho de no saber dónde se estaba, quitaba todo sentido a lo que se tenía. Los grandes puntos de referencia eran todos ambiguos. Porque en el polo todo es ambiguo, hasta el mismo movimiento.

Y fue entonces cuando se recibió el mensaje. Tres cortas una larga silencio. Tres cortas una larga silencio. Tres

El brillo intermitente despertó la curiosidad de esos hombres hambrientos de señales. No. No podía ser una estrella; porque ese brillo estaba allí, sobre la misma línea horizontal que ellos. Participaba del movimiento de las mismas olas, rodeado por los mismos témpanos y el mismo desamparo del frío y las tormentas. Tenía que ser un signo de presencia humana. Era un faro.

Y el faro continuaba fiel al ritmo de sus intermitencias: Tres cortas una larga silencio. Tres

Y esos marineros aturdidos por el ruido y la tormenta que silbaba en el cordaje de sus mástiles hubieran preferido que en lugar de ese silencio, el faro les enviara una palabra con la que se identificara a sí mismo y los ubicara a ellos. Pero el faro en su soledad tenía sólo un medio para comunicarse y manifestar su identidad: la fidelidad al ritmo de sus intermitencias. Y continuó lanzando sobre la tormenta, las olas y los témpanos, su mensaje de luz con pañales de silencio.

¿Desembarcar en el faro? Era imposible. En esas latitudes los faros anidan en arrecifes. La palabra esperada estaba oculta en el silencio del velero mismo.

Porque el velero contaba entre sus bienes con un libro de faros. Y fue allí donde los marineros fueron a identificar el mensaje de ese faro. Y fue gracias a la fidelidad precisa y silenciosa a sus intermitencias por la que los marineros, mineros del silencio de ese libro, ubicaron la identidad del faro y con ello un punto de referencia para su propia posición. Entonces cada cosa antes incoherente, aportó su pequeño mensaje provisorio: la posición del sol en el horizonte, la hora del reloj, la danza de la brújula, y hasta las mismas estrellas.

Se supo que se estaba proa al polo. Y se viró en redondo. Y con ello los marineros supieron que el velero se había salvado. O mejor, que para ese velero comenzaba la oportunidad de salvarse.

Porque esa conversión profunda, aparentemente no había cambiado nada en la geografía concreta de su navegación. Seguían rodeados por los témpanos, el frío, las olas y los vientos. Su conversión no les había cambiado de geografía; simplemente los había colocado proa hacia una nueva dirección. Antes, seguir era avanzar hacia la muerte, hacia el frío del polo y de la nada. Ahora, navegar era avanzar hacia la luz, hacia la vida, hacia el encuentro con los demás hombres. Era regresar hacia su pueblo, dejando atrás la geografía del reino de las sombras. Pero allí los dos rumbos participaban aún del mismo medio externo. Y tal vez el esfuerzo para avanzar fuera ahora aún mayor que el anterior, porque había que hacer frente a todo eso que los había conducido hasta allí. Pero la diferencia estaba en que ahora los esfuerzos tenían sentido porque conducían a la vida. Porque entre los navegantes, lo que desanima no es el tener que hacer esfuerzos, sino el que esos esfuerzos sean gestos vacíos de sentido.

Poco a poco fue quedando atrás toda esa geografía polar. Poco a poco las estrellas fueron inclinando sus órbitas buscando el horizonte, y la brújula fue estabilizándose. Y con ello se reentró en el mundo de las exigencias normales de la navegación a vela. Se siguió navegando con fidelidad a esa ruta, proa hacia esa meta donde muere el sol.

Allá quedó el faro. Exigido por la fidelidad al ritmo de sus intermitencias, a su geografía polar y a su silencio. Porque el misterio personal del faro exige fidelidad a su arrecife, y un profundo respeto por la ruta personal de cada navegante. Lo que no quita que a veces sufra de nostalgia al recordar a los veleros.

Autor: Mamert Menapace

LOS CLAVOS


Esta es la historia de un muchachito que tenia muy mal carácter.

Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, debería clavar un clavo detrás de la puerta.

El primer día, el muchacho clavo 37 clavos detrás de la puerta. Las semanas que siguieron, a medida que él aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos clavos detrás de la puerta. Descubrió que era más fácil controlar su genio que clavar clavos detrás de la puerta.

Llegó el día en que pudo controlar su carácter durante todo el día. Después de informar a su padre, éste le sugirió que retirara un clavo cada día que lograra controlar su caracter.

Los días pasaron y el joven pudo finalmente anunciar a su padre que no quedaban más clavos para retirar de la puerta. Su padre lo tomó de la mano y lo llevó hasta la puerta.

Le dijo:
· "Has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos en la puerta. Nunca más será la misma. Cada vez que tú pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que aquí ves"

Reflexión: Tú puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero del modo como se lo digas lo devastará, y la cicatriz perdurará para siempre. Una ofensa verbal es tan dañina como una ofensa física y, a veces, más.

Los amigos son joyas preciosas. Nos hacen reír y nos animan a seguir adelante. Nos escuchan con atención, y siempre están prestos a abrirnos su corazón. Dios quiera que la historia de este niño no sea un espejo de nuestra persona.

PURGATORIO: Con el perdón de quitan los clavos ... pero los agujeros se cierran y desaparecen en el purgatorio. JMPC

COMULGAR SIN CONFESAR


Muchos de los que se acercan a comulgar no reúnen las condiciones necesarias para ello.

Cualquier observador atento de las celebraciones litúrgicas habrá constatado un fenómeno generalizado que se está convirtiendo en algo normal. A saber:
· Ha disminuido alarmantemente, el número de fieles que acceden al sacramento del perdón.
· Ha aumentado considerablemente, el número de fieles que se acercan a comulgar.
· Bastantes celebraciones sacramentales (bautizos, bodas, funerales... ), para muchos asistentes, son meros actos sociales
.

La enseñanza de la Iglesia, basada en la Palabra de Dios, ha sido constante a lo largo de los siglos. Siempre ha enseñado que para comulgar, se precisa estar en gracia de Dios -sin pecado grave en la conciencia- y guardar el ayuno pertinente.
En la preciosa encíclica del Papa Juan Pablo II sobre la Iglesia y la Eucaristía en su nº 36c, el Papa ha dejado clara la enseñanza oficial de la Iglesia expuesta en el Catecismo, en el Código de Derecho canónico y la vigencia de la norma del Concilio de Trento concretando la severa exhortación del apóstol Pablo, al afirmar que, para recibir dignamente la Eucaristía, debe preceder la confesión de los pecados, cuando uno es consciente de pecado mortal

No es exagerado afirmar que muchos de los que se acercan a comulgar no reúnen las condiciones necesarias para ello; sea por ignorancia, por falta de fe, por rutina o mimetismo (¿dónde va Vicente?..) o por estar en pecado grave, incluso años sin confesarse etc...

Esta praxis (practicva) está llevando a una trivialización del sacramento principal de la Iglesia y a un falseamiento de la conciencia de muchos bautizados. Los responsables directos de cada celebración eucarística (abusos, sacrilegios etc...) son los ministros ordenados, obispos y sacerdotes, que presiden las mismas.

A falta de una catequesis adecuada y previa ¿No cabría una advertencia hecha con todo respeto a los presentes, antes de dar la comunión?. Verbi gratia. NO HAY OBLIGACIÒN DE ACERCARSE A COMULGAR... Los que vayan a hacerlo, examinen su conciencia ante Dios y vean si están en su santa gracia. El tomar conciencia de este fenómeno es urgente, muy grave y de la máxima responsabilidad. ACTÚESE EN CONSECUENCIA.
Autor: Miguel Rivilla San Martín

Nota; El confesor es el único siquiatra que no cobra. JMPC

LOS TRES SABIOS


Había una vez tres sabios. Y eran muy sabios. Aunque los tres eran ciegos.

Como no podían ver, se habían acostumbrado a conocer las cosas con solo tocarlas.

Usaban de sus manos para darse cuenta del tamaño, de la calidad y de la calidez de cuanto se ponía a su alcance. Sucedió que un circo llegó al pueblo donde vivían los tres. Entre las cosas maravillosas que llegaron con el circo, venía un gran elefante blanco. Y era tan extraordinario este animal que toda la gente no hacía más que hablar de él.

Los tres sabios quisieron también ellos conocer al elefante. Se hicieron conducir hasta el lugar donde estaba y pidieron permiso para poder tocarlo. Como el animal era muy manso, no hubo ningún inconveniente para que lo hicieran.

El primero de los tres estiró sus manos y tocó a la bestia en la cabeza. Sintió bajo sus dedos las enormes orejas y luego los dos tremendos colmillos de marfil que sobresalían de la pequeña boca. Quedó tan admirado de lo que había conocido que inmediatamente fue a contarles a los otros dos lo que había aprendido.

Les dijo:
· El elefante es como un tronco, cubierto a ambos lados por dos frazadas, y del cual salen dos grandes lanzas frías y duras”.

Pero resulta que cuando le tocó el turno al segundo sabio, sus manos tocaron al animal en la panza. Trató de rodear su cuerpo, pero éste era tan alto que no alcanzaba a abarcarlo con los dos brazos abiertos. Luego de mucho palpar, decidió también él contar lo que había aprendido.

Les dijo:
· El elefante se parece a un tambor colocado sobre cuatro gruesas patas, y está forrado de cuero con pelo para afuera

Entonces fue el tercer sabio, y agarró el animal justo por la cola. se colgó de ella y comenzó a hamacarse como hacen los chicos con una soga. Como esto le gustaba a la bestia, estuvo largo rato divirtiéndose en medio de la risa de todos. Cuando dejó el juego, comentaba lo que sabía.

También él dijo:
· Yo sé muy bien lo que es un elefante. Es una cuerda fuerte y gruesa, que tiene un pincel en la punta. Sirve para hamacarse

Resulta que cuando volvieron a casa y comenzaron a charlar entre ellos lo que habían descubierto sobre el elefante no se podían poner de acuerdo. Cada uno estaba plenamente seguro de lo que conocía. Y además tenía la certeza de que sólo había un elefante y de que los tres estaban hablando de lo mismo, pero lo que decían parecía imposible de concordar. Tanto charlaron y discutieron que casi se pelearon.

Pero al fin de cuentas, como eran los tres muy sabios, decidieron hacerse ayudar, y fueron a preguntar a otro sabio que había tenido la oportunidad de ver al elefante con sus propios ojos. Y entonces descubrieron que cada uno de ellos tenía razón. Una parte de la razón. Pero que conocían del elefante solamente la parte que habían tocado. Y le creyeron al que lo había visto y les hablaba del elefante entero.
Autor: Mamerto Menapace

viernes, 30 de enero de 2009

UN LENGUAJE CLARO Y SENCILLO


Cuando era estudiante en Colonia, tuve que preparar, en una ocasión, un trabajo largo y difícil para un seminario de la Universidad. Antes de entregarlo al profesor, lo enseñé a un compañero mayor, que lo leyó con interés, y después me dio un consejo amistoso que nunca he olvidado:

- "Está bien - me comentó - pero si quieres tener una nota buena, tienes que decir lo mismo de un modo mucho más complicado"

Así somos. A veces, confundimos lo complicado con lo inteligente, y olvidamos que Dios - la suma verdad - es, a la vez, la suma sencillez. El lenguaje de la fe habla con llaneza sobre realidades inefables.

- "Prefiero decir cinco palabras con sentido para instruir, que diez mil en lenguajes no inteligibles" - advierte San Pablo.

Se pueden usar imágenes para acercar el misterio trinitario a nuestro espíritu. (En la sencillez de las imágenes encontramos más verdad que en los grandes conceptos). Una de las más corrientes es la del sol, su luz y su calor; o también la fuente, el río y el mar, comparación muy apreciada por los Padres griegos [28]. (Como los Padres de la Iglesia se expresan muchas veces en imágenes, su teología es siempre moderna). Se pueden buscar también anécdotas, citas de la literatura o escenas de películas.

Quien no entiende lo que está diciendo otra persona, no puede expresar sus dudas, no puede investigar libremente por cuenta propia. Depende del otro, y fácilmente puede ser manipulado por él.
Encuentra.com
Nota: Jesús hablaba en parábolas para que todo el mundo lo entendiera… Él usaba su medio ambiente para expresarse, el campo, la pesca, etc. El que predica debe hacerlo sencillamente pero sin subestimar al oyente.

Un ejemplo: Estoy predicando y uso la palabra "praxis", que muchos nunca la han oído, pero a su vez uso la palabra "práctica", que todos la saben, así el oyente se va familiarizando poco a poco con las palabras complicas que usa la iglesia que sólo las entienden los curas.
José Miguel Pajares Clausen

HERMANO CUERPO


Hagamos un experimento: Imagina un animal silvestre que te guste en particular. ¿Ya está? Bien; ahora te invitamos, - con las disculpas del caso -, a construir esta pesadilla: que lo cazas con una red, lo atas (bien atado), y, cual si fueras un mago, lo hipnotizas; lo vistes con apretadas ropas, y lo sometes por años a recorrer calles ruidosas y malolientes, subiendo y bajando en ascensores, viajando en hacinados compartimientos… Le exiges que corra durante 12 horas diarias, sin resuello… Le das a comer cosas que le corroen el estómago, y luego lo desprecias por estar fofo y gordo… entonces lo privas de alimento… para después atosigarlo otra vez de comida plástica… Al paso del tiempo comienzas a sentir vergüenza de él y lo escondes ante los demás, pues se está poniendo viejo: lo untas, lo fajas, lo operas estéticamente”… BASTA: ¡despiertas de la pesadilla! Fea, ¿verdad? Pero ¿es irreal? Ojala que en tu caso sí

NO SOMOS NUESTRO CUERPO, pero vivimos en un animal. Un animal hospitalario que nos alberga toda la vida. Aunque sucede algo extraño: la mayoría de las personas trata mejor a sus mascotas que a su propio cuerpo.

Veamos esto: algunas instituciones protectoras de animales proponen que deje de enunciarse Soy el dueño de mi perro (o de mi gato)”, pues nadie puede ser dueño de un animal. No son COSAS: ¡ellos son dueños de sí mismos! En cambio, sí autodenominarnos sus cuidadores: quienes velamos para que tengan la mejor vida posible. Del mismo modo podemos ser cuidadores de este cuerpo que nos fue dado, respetándolo, ofreciéndole lo que le sea sano, y queriéndolo tal cual es.

Si aspiramos a tener un buen vínculo con nosotros mismos, el modo en que nos relacionamos con nuestro cuerpo precisa ser revisado, hasta llegar a percibirlo con AMISTAD, TERNURA y GRATITUD; como le llamó Benedetti: Hermano Cuerpo.

Una antigua visualización taoísta sugiere acariciar con la mente cada órgano, impregnándolo de afecto, como quien felicita a sus obreros por hacer que la empresa produzca aún bajo altas presiones. Así podemos percibir, inclusive, que cada órgano, cada célula, es un animalito en sí mismo: animalitos sumamente inteligentes, que cumplen su tarea tan bien como pueden las 24 horas del día, y que comprenden, - aún mejor que nosotros -, la necesidad de trabajar en comunidad, cada uno para el bien de todos.

¡Es justo que les reconozcamos su tarea diaria de tantos años!… Decirle a cada uno, y al cuerpo todo, con compasión y cariño: “¡Gracias!”. Y quizás también pedirles PERDÓN, por el rechazo, el maltrato, la sobre-exigencia y, particularmente, por nuestra ignorancia.

Así le dice a su corazón de carne la poetisa polaca Wislawa Szymbroska (Premio Nobel de Literatura 1996):

A MI CORAZÓN, EN DOMINGO
Gracias te doy, corazón mío, por no quejarte; por ir y venir sin premios, sin halagos, por tu diligencia innata. Tienes setenta merecimientos por minuto.Cada una de tus sístoles es como empujar una barca hacia alta maren un viaje alrededor del mundo.

Gracias te doy, corazón mío, porque una y otra vez me extraes del Todo,y sigo separada aún en el sueño: cuidas que no me sueñe, cuando vuelo,hasta el extremo de ese vuelo para el que no se necesitan alas. Gracias te doy, corazón mío, por haberme despertado de nuevo;y aunque es domingo, día de descanso, bajo mis costillascontinúa el movimiento de un día laboral.
Fuente: Virginia Gawel & Eduardo Sosa

Nota: Tu cuerpo es Templo del Espíritu Santo, ahí vive Dios, cuídalo como tal. JMPC

LA MARIPOSA Y LA FLOR


Cierta vez, un hombre pidió a Dios una Flor y una Mariposa. Pero Dios le dio un Cactus y una Oruga.

El hombre quedó triste, pues no entendió por qué su pedido llegó errado. Luego pensó: Con tanta gente que atender…” Y resolvió no cuestionar.

Pasado un tiempo, el hombre fue a verificar el pedido que dejó olvidado. Para su sorpresa, del espinoso y feo Cactus había nacido la más bella de las flores, y la horrible Oruga se había transformado en bellísima Mariposa.

Reflexión:
· Dios siempre hace lo correcto.
· Su camino es el mejor, aunque a nuestros ojos parezca que todo está errado.
· Si pediste a Dios una cosa y recibiste otra, confía. Ten la seguridad de que Él te dará lo que necesitas en el momento adecuado.
· No siempre lo que deseas es lo que necesitas.
· Como Dios nunca falla en la entrega de sus pedidos, sigue adelante sin dudar ni murmurar.

LA ESPINA DE HOYSERÁ LA FLOR DE MAÑANA

EL ARTE DE NO ENFERMARSE


Si no se quiere enfermar HABLE DE SUS SENTIMIENTOS.
Emociones y sentimientos que son escondidos, reprimidos, terminan en enfermedades como: gastritis, úlcera, dolores lumbares, dolor en la columna. Con el tiempo, la represión de los sentimientos degenera hasta el cáncer. Entonces, vamos a sincerar, confidenciar, compartir nuestra intimidad, nuestros “secretos”, nuestros errores… El diálogo, el hablar, la palabra, es un poderoso remedio y una excelente terapia.

Si no se quiere enfermar… TOME DESICIONES.
La persona indecisa permanece en duda, en la ansiedad, en la angustia. La indecisión acumula problemas, preocupaciones, agresiones. La historia humana es hecha de decisiones. Para decidir es preciso saber renunciar, saber perder ventajas y valores para ganar otros. Las personas indecisas son víctimas de dolencias nerviosas, gástricas y problemas de la piel.

Si no se quiere enfermar… BUSQUE SOLUCIONES.
Personas negativas no consiguen soluciones y aumentan los problemas. Prefieren la lamentación, la murmuración, el pesimismo. Mejor es encender un fosforo que lamentar la oscuridad. Una abeja es pequeña, pero produce lo más dulce que existe. Somos los que pensamos. El pensamiento negativo genera energía negativa que se transforma en enfermedad.

Si no se quiere enfermar… NO VIVA DE APARIENCIAS.
Quien esconde la realidad finge, hace poses, quiere siempre dar la impresión de estar bien, quiere mostrarse perfecto, bonachón, etc., está acumulando toneladas de peso… Una estatua de bronce con pies de barro. Nada peor para la salud que vivir de apariencias y fachadas. Son personas con mucho barniz y poca raíz. Su destino es la farmacia, el hospital, el dolor.

Si no se quiere enfermar… ACÉPTECE.
El rechazo de sí mismo, la ausencia de autoestima, hace que nos volvamos ajenos de nosotros mismos. Ser uno mismo es el núcleo de una vida saludable. Quienes no se aceptan a sí mismos, son envidiosos, celosos, imitadores, competitivos, destructivos. Acéptense, aceptar ser aceptado, aceptar las críticas, es sabiduría, buen sentido y terapia.

Si no se quiere enfermar… CONFÍE.
Quien no confía, no se comunica, no se abre, no se relaciona, no crea relaciones estables y profundas, no sabe hacer amistades verdaderas. Sin confianza, no hay relacionamiento. La desconfianza es falta de fe en sí mismo, en los otros y en Dios.

Si no se quiere enfermar… NO VIVA SIEMPRE TRISTE.
El buen humor, la risa, el reposo, la alegría, recuperan la salud y traen larga vida. La persona alegre tiene el don de alegrar el ambiente donde vive. El buen humor nos salva de las manos del doctor. La alegría es SALUD Y TERAPIA.
Dr. Drauzio Varella.

Nota: Recuerda siempre que cada uno ES DUEÑO DE SU VERDAD y sólo se la da a quien la merece. No puedes y pregonando a todo el mundo lo que te sucede. Habla con quien tengas que hablar… con quien tú creas que te puede ayudar.

José Miguel Pajares Clausen

LAS TRES COSAS...


Hay tres cosas en la vida que una vez que pasan, nunca regresan:
EL TIEMPO LAS PALABRAS LAS OPORTUNIDADES

Hay tres cosas en la vida que pueden destruir a una persona:
EL ENOJO EL ORGULLO NO PERDONAR

Hay tres cosas en la vida que no podemos perder:
LA ESPERANZA LA PAZ LA HONESTIDAD

Hay tres cosas en la vida de mayor valor:
EL AMOR LA BONDAD LA FAMILIA Y LOS AMIGOS

Hay tres cosas en la vida que no son seguras:
LA FORTUNA – EL ÉXITO – LOS SUEÑOS

Hay tres cosas en la vida que forman una persona:
EL COMPROMISO LA SINCERIDAD EL TRABAJO DURO

Hay tres DIVINAS PERSONAS que son verdaderamente constantes:
EL PADRE EL HIJO EL ESPÍRITU SANTO.

¡QUÉ DIOS TE BENDIGA!

HE APRENDIDO...


¿Qué has aprendido en la vida?

· He aprendido que no tenemos que cambiar a los amigos, si entendemos que los amigos cambian.
· He aprendido que no importa qué tan bueno es un amigo, te va a lastimar en algún momento y los debes perdonar por eso.
· He aprendido que la amistad verdadera continúa creciendo, aún más allá de la distancia. Lo mismo pasa con el amor.
· He aprendido que puedes hacer algo en un instante que te causará dolor de por vida.
· He aprendido que me está tomando mucho tiempo llegar a ser la persona que quiero ser.
· He aprendido que siempre debes dejar con palabras de amor a las personas que quieres. Puede ser la última vez que las veas.
· He aprendido que puedes seguir adelante mucho después de que no puedas.
· He aprendido que somos responsables por lo que hacemos, no importa cómo nos sintamos.
· He aprendido que si no controlas tu actitud, ella te controlará a ti.
· He aprendido que sin importar qué tan excitante es una relación al principio, la pasión desvanece y más vale que haya otra cosa que tome su lugar.
· He aprendido que los héroes son las personas que hacen lo que se tiene que hacer, cuando se necesita hacerlo y sin importar las consecuencias.
· He aprendido que el dinero es una pésima forma de mantener el marcador.
· He aprendido que mi mejor amigo y yo podemos hacer cualquier cosa, o no hacer nada, y pasar el mejor tiempo.
· He aprendido que a veces las personas que esperas que te pateen cuando estás derrotado, son las que te ayudarán a levantarte.
· He aprendidoque a veces, cuando estoy enojado, y aunque tenga derecho para estarlo, eso no me da derecho a ser cruel.
· He aprendido que por el hecho de que una persona no te quiera como tú quisieras que lo hiciera, no significa que no te quiera con todo lo que tiene.
· He aprendido que la madurez tiene más que ver con las experiencias que has tenido y lo que has aprendido de ellos, que con el número de cumpleaños que has celebrado.
· He aprendido que no siempre es suficiente ser perdonado por los demás. A veces tienes que aprender a perdonarte a ti mismo.
· He aprendido que tanto está roto tu corazón, el mundo no se detiene por tu pena.
· He aprendido que nuestro pasado y nuestras circunstancias pueden haber influenciado en quienes somos, pero somos responsables por quién llegamos a ser.
· He aprendido… que de que dos personas discutan no significa que no se quieren el uno al otro. Y hecho de que no discutan, no significa que sí se quieren.
· He aprendido que no debes insistir tanto en encontrar un secreto. Podría cambiar tu vida para siempre.
· He aprendido que dos personas pueden ver exactamente la misma cosa, y ver algo totalmente diferente.
· He aprendido que tu vida puede ser cambiada en cuestión de horas por personas que ni siquiera te conocen.
· He aprendido que aún cuando piensas que no tienes más que dar, cuando un amigo te llora, encontrarás la fuerza para ayudarlo.
· He aprendido que las credenciales en la pared no te hacen una persona decente.
· He aprendido que las personas por las que más te preocupas en la vida se van demasiado pronto.

He aprendido

PROVERBIOS CHINOS


· Cuando un hombre está loco por una mujer ella es la única que le puede curar la locura.
· Ser hombre es fácil ser un hombre es difícil.
· El que hace una pregunta parece tonto por cinco minutos el que no la hace es tonto toda su vida.
· No temas ser lento solamente teme estar parado.
· La puerta mejor cerrada es aquella que podemos dejar abierta.
· Para ser inteligente toda la vida es necesario ser estúpido un instante.
· El que se hace el burro no debe extrañarse que los demás se le monten encima.
· No des un paso adelante pero nunca te quedes atrás.
· Por más aguda que sea la vista jamás podremos vernos la espalda.
· Más valen las críticas de uno sólo que las aprobaciones de miles.
· El agua vertida es difícil de recuperar.
· No es necesario elevar la voz cuando se tiene la razón.
· Es más sencillo desplazar un ríoque cambiarle su carácter.
· Si no quieres que se sepalo mejor es que no lo hagas.
· Un método fijo no es un método.
· El amigo es un camino… el enemigo un muro.

FILOSOFÍA DE NIÑOS


I
Al autor y orador Leo Buscaglia se le solicitó una vez que fuera parte del jurado en un concurso. El propósito del concurso era encontrar al niño más cariñoso.

El ganador fue un niño de cuatro años cuyo vecino era un anciano a quien recientemente le había fallecido la esposa.

El niño al ver al hombre llorar, fue al patio de la casa del hombre, se subió en su regazo y se sentó.

Cuando su mamá le preguntó qué le había dicho al vecino, el pequeñito respondió:
· Nada sólo le ayudé a llorar

II
Una niña de cuatro años con su pediatra.

Mientras el doctor revisaba los oídos de la niña con el otoscopio, le preguntaba:
· “¿Crees que encontraré al Pájaro Abelardo ahí adentro?”
La niña permaneció en silencio.

Enseguida el doctor tomó el abatelenguas y revisó su garganta y le preguntó:
· “¿Crees que me encontraré con el Monstruo Galletero ahí dentro?”
De nuevo la niña no contestó nada.

El doctor puso el estetoscopio en el pecho de la niña y mientras escuchaba su corazón le preguntó:
· “¿Crees que escucharé a Barney ahí dentro?”
· “¡Oh, no! – contestó la niña – ¡Jesús está en mi corazón, pero Barney está pintado en mis calzones!”

III
Siempre que estoy decepcionada de la vida, me detengo a pensar en el pequeño Jaime Scott.

Jaime estaba intentando conseguir una parte en una obra de la escuela. Su mamá me dijo que el niño había puesto su corazón en ello, aún así, ella temía que no sería elegido.

El día que las partes de la obra fueron repartidas, yo estuve en la escuela.

Jaime salió corriendo con los ojos brillantes, con orgullo y emoción:
· “¿Adivina qué… mamá? – gritó, y dijo las palabras que permanecerán como una lección para mí – ¡He sido elegido para aplaudir y animar!”

IV
Un niño de 10 años estaba parado frente a una tienda de zapatos en el camino, descalzo apuntando a través de una ventana y temblando de frío.

Una señora se acercó al niño y le dijo:
· Mi pequeño amigo ¿qué estás mirando con tanto interés en esa ventana?”
· Le estoy pidiendo a Dios que me dé un par de zapatos – fue la respuesta del niño.

La señora lo tomó de la mano y lo llevó dentro de la tienda; le pidió al empleado que le diera media docena de pares de calcetines para el niño; preguntó si podría traerle un recipiente con agua y una toalla. El empleado le trajo rápidamente lo que pidió.

Ella llevó al niño a la parte posterior de la tienda, se quitó los guantes, le lavó los pies al niño y se los secó con una toalla.

Para entonces el empleado llegó con los calcetines. La señora le puso un par de calcetines y le compró un par de zapatos. Junto el resto de pares de calcetines y se los dio al niño.

Ella acarició al niño en la cabeza y le dijo:
· “¡No hay duda pequeño amigo que te sientes más cómodo ahora!”
Mientras ella daba la vuelta para irse, el niño la alcanza de la mano y mirándola con lágrimas en los ojos, contestó con estas palabras:
· “¿Es usted la esposa de Dios?”

LA LIBRETA DE CALIFICACIONES


Era miércoles, 8:00 a.m., llegué puntual a la escuela de mi hijo.

No olviden venir a la reunión, es obligatoria.
Fue lo que la maestra escribió en el cuaderno del niño.

¡Pues qué se cree la maestra! ¿Cree que podemos disponer del tiempo a la hora que ella diga? Si supiera qué importante era la reunión que tenía a las 8:30 a.m., de aquí dependía un buen negocio y…. ¡tuve que cancelarla!

Ahí estábamos todos, papás y mamás… la maestra empezó puntual, agradeció y empezó a hablar.

No recuerdo qué dijo; mi mente estaba pensando cómo resolver lo de ése negocio, probablemente podríamos comprar una nueva televisión con el dinero que recibiría.

· “¡Juan Rodríguez! – escuché a lo lejos - ¿No está el papá de Juanito Rodríguez?” – dijo la maestra.
· , ¡aquí estoy!” – contesté pasando a recibir la libreta de mi hijo.
Regresé a mi silla y me dispuse a verla.
· “¿Para esto vine? ¿Qué es esto?”
La libreta estaba llena de seis y sietes. Guardé las calificaciones inmediatamente, escondiéndola para que ninguna persona viera las porquerías de calificaciones de mi hijo.

De regreso a casa aumentó mi coraje a la vez que pensaba: ¡Si ledoy todo! ¡Nada le falta! ¡Ahora le va a ir muy mal…! Me estacioné y salí del carro, entré a la casa, tiré la puerta y grité: ¡VEN ACÁ JUAN!

Juan estaba en su recámara y corrió a abrazarme.
· “¡Papi…!”
· “¡Qué papi ni qué nada!”
Lo retiré de mí, me quité el cinturón y no sé cuantos latigazos le di, al mismo tiempo que decía lo que pensaba de él.
· “¡Y te me vas a tu cuarto!”

Juan se fue llorando, su cara estaba roja y su boca temblaba. Mi esposa no dijo nada, sólo movió la cabeza negativamente y se fue.

Cuando me fui a acostar, ya más tranquilo, mi esposa me entregó otra vez la libreta de calificaciones de Juan, que estaba dentro de mi saco y me dijo:
· Léela despacio y después toma tu decisión…”

Esta decía así:
LIBRETA DE CALIFICACIONES PARA EL PAPÁ

TIEMPO QUE LE DEDICA A SU HIJO - CALIFICACIÓN
1. En conversar con él a la hora de dormir - 6
2. En jugar con él - 6
3. En ayudarlo a hacer la tarea - 7
4. En salir de paseo en familia - 6
5. En contarle un cuento antes de dormir - 6
6. En abrazarlo y besarlo - 6
7. En ver la televisión con él - 7
¡Él me había puesto seis y sietes, a mí! Yo me hubiese calificado con menos de cinco. Color del texto

Me levanté y corrí a la habitación de mi hijo, lo abracé y lloré… Quería regresar el tiempo, pero era imposible… Juanito abrió sus ojos, aún estaban hinchados por sus lágrimas, me sonrió, me abrazó y me dijo:
· “¡Te quiero mucho papi!”
Cerró sus ojos y se durmió.

Reflexión:
¡Qué duro es ver nuestros errores como padres desde esta perspectiva!... Demos el VALOR a lo que realmente es de valor para nosotros ¡NUESTRA FAMILIA!

Hay muchas personas que desean un hijo y no lo tienen. Dios te dio una familia. APRÉCIALA, ÁMALA, COMPRÉNDELA. El día de mañana el Señor te pedirá cuentas por tu familia y ¿QUÉ LE VAS A CONTESTAR?

¡QUÉ DIOS LES BENDIGA!
Gerard

FORTUNAS PRESTADAS


Cuando el enamoramiento recae demasiado en lo corporal, aquello ofrece poca consistencia respecto al futuro.

"Contemplaba su juventud y su belleza como algo que jamás fuera a agotarse. No comprendía aún que ningún amor debería apoyarse demasiado en la belleza. ¿Por qué nos negamos a admitir que la belleza y la juventud son fortunas prestadas? ¿Por qué imaginamos siempre que lo que nos encandila hoy nunca podrá convertirse en el peor de los desamores cuando llega el mañana?

Nuestra boda no fue por amor. Fue una boda por simple enamoramiento. Esos enamoramientos que son sensaciones que provocan intercambios de certezas, besos, abrazos y un sinfín de intuiciones proclives así al egoísmo de creernos dueños del mundo, con derecho a imaginar maravillas perpetuas y un continuo esperar lo que, cuando llega, nos deja fríos. En aquella época yo no sabía hasta qué punto ese enamoramiento puede ser simple egolatría, ganas de ver en el otro lo que nosotros queremos ver, y que al imaginar lo que vemos, todo se nos vuelve atracción, necesidad de fundir nuestros deseos a los de la persona de la cual nos enamoramos. Y es que, en el fondo, lo que hacemos es enamorarnos de nosotros mismos. Veíamos aquello como una eternidad de novela bucólica, con cielos nítidos, siempre soleados, no exenta de pesadillas, de lobos acechando una manada de corderitos buenos, de turbiedades inesperadas, de cambios de humor".

Así rememoraba el protagonista de una novela de Mercedes Salisachs la historia del comienzo de su matrimonio. La historia de una decepción, de muchas frustraciones y egoísmos hasta llegar a comprender que la mayor parte de lo que nos atrae con la vista es sólo pura fachada, hasta comprobar que el atajo del deseo deja casi siempre un poso de insatisfacción, un triste sabor a desengaño. Eros, esa especie de minidios griego, mensajero del amor, heredó de sus padres una naturaleza contradictoria, que le hizo rico en deseos y pobre en resultados. A ese diosecillo travieso y juguetón le gusta llamar a nuestro corazón por medio de la belleza corporal, y esa llamada nos parece a veces irresistible. Luego vienen concesiones que no dan lo que prometen, que nos atraen pero luego echan a volar.
Desear a otra persona no es lo mismo que amarla, y el deseo, muchas veces, lo que en realidad pretende es utilizar, poseer, manipular. La fuerza del deseo, sobrecargada en nuestros días por el impulso de los omnipresentes mensajes eróticos, hace que la imaginación, la sensibilidad, la memoria del hombre actual estén condicionadas por un potenciamiento excesivo y enfermizo del deseo. Para descubrir la riqueza propia de la otra persona, para llegar a conocerla y a enamorarse de verdad de ella, y no simplemente desearla, es preciso un esfuerzo nada despreciable. Cuando el enamoramiento recae demasiado en lo corporal, aquello ofrece poca consistencia respecto al futuro, porque lo corporal es la parte más efímera de lo humano, la parte más volátil, la que más sufre el declive del paso de los años.

El verdadero enamoramiento lleva siempre a una dilatación de la personalidad, es un alegrarse más con la felicidad del otro que con la propia. Es meter al otro como protagonista fundamental de nuestro proyecto de vida. Queda entonces comprometida nuestra libertad, y eso siempre cuesta, porque significa renunciar a muchas cosas, porque el amor actúa como una fragua donde se templan nuestros egoísmos y nuestros deseos. Porque hay deseos nuestros que no son compatibles con ese amor, deseos que quizá hasta entonces eran buenos y legítimos pero ahora ya no lo son. En cualquier amor, una vez pasado el acné del primer enamoramiento, la clave del éxito está en ese doloroso proceso de purificación de los deseos. Se trata de una dura prueba, que sirve para foguear y madurar esa relación, que saca a la luz la calidad del material de que estamos hechos, y que sobre todo saca a la luz la realidad de nuestro empeño por mejorar. Si no se supera esa prueba, en el fondo nos habremos enamorado de nosotros mismos.
Autor: Alfonso Aguiló

INVITE AL AMOR A INVADIR SU CASA


Una mujer salió de su casa y vio a tres hombres con largas barbas blancas sentados frente a su patio. Ella no sabía quienes eran, no los reconocía

§ Creo que no los conozco, pero deben andar con hambre. Por favor entren y coman algo – ella les dijo.
§ “¿El hombre de la casa está?” – preguntaron.
§ No está fuera – dijo ella.
§ Entonces no podemos entrar – respondieron ellos.

En la noche, cuando el marido llegó, ella le contó lo que aconteció.
§ Anda y diles que estoy en casa e invítalos a entrar – dijo el marido.
La mujer salió y los invitó a entrar.
§ No podemos entrar juntos – respondieron.
§ “¿Por qué?” – quiso ella saber.
Uno de los viejos le explicó:
§ Su nombre es ABUNDANCIA – dijo señalando a uno de sus amigos, y mostrando al otro – él es el ÉXITO y yo soy el AMOR – agregó – ahora vaya y discuta con su marido cuál de nosotros ustedes quisieran que entre a su casa
La mujer entró y habló con el marido. Él se quedó sorprendido y dijo:
§ “¡Qué bueno! En este caso vamos a invitar a la ABUNDANCIA. Déjalo entrar y que llene nuestra casa de abundancia
La esposa desconforme:
§ Esposo querido ¿por qué no invitamos al ÉXITO?”
La cuñada que oía del otro lado de la casa les presentó su sugerencia:
§ “¿No sería mejor invitar al AMOR? Nuestra casa estaría entonces llena de amor
§ Atendamos el consejo de mi cuñada – dijo el marido a la esposa – anda afuera y llama al AMOR para que sea nuestro invitado

El AMOR se levantó y se dirigió en dirección a la casa. Los otros dos se levantaron y lo siguieron.
Sorprendida la señora les preguntó:
§ Sólo invité al AMOR ¿por qué ustedes dos entraron?”
Los viejos hombres respondieron juntos:
§ Si usted invitara a la ABUNDANCIA o al ÉXITO, los otros dos esperaríamos aquí afuera, pero si usted invita al AMOR, donde él vaya iremos todos

¡¡¡DONDE HAY AMOR, HAY TAMBIÉN ABUNDANCIA Y ÉXITO!!!

LA FIESTA DE LA LUZ


Anteriormente el día 2 de febrero se celebraba más la purificación de la Virgen que la presentación de Jesús. Incluso ése era el título de la fiesta. Actualmente la liturgia se fija más en la presentación de Jesús. Ambas celebraciones están llenas de sentido y se completan mutuamente. En primer lugar porque de hecho se celebraba el mismo día la purificación de la Madre y la presentación del primogénito en el templo. Pero, además, tomado en cualquiera de los sentidos, este día es el de la luz; es la Madre con su esposo San José presentando al Padre Dios, que es el Padre de la Luz y de todo resplandor, a su propio Hijo, empequeñecido por la humildad.

El Hijo se llamará a sí mismo la Luz del mundo y lo es en verdad.

A todos nos encantan los lucernarios, las fiestas de la luz, las fogatas, la procesión de las luces en Lourdes o en Fátima… pero nunca ha habido una procesión de la luz como ésta: Una anciana que ha entregado toda la vida al Señor y con sus ojos ya oscurecidos, descubre la luz; un anciano querido y respetado por todos, a quien el mismo Espíritu Santo conduce al templo para que participe en el lucernario; un papá, adoptivo, pero hombre justo a los ojos de Dios; una mujer única por la luz que brilla en ella desde la misma concepción, y un Niño que trae luz infinita capaz de iluminar mil mundos.

Y esta procesión avanza solemne por el templo.

Escuchemos lo que dice el anciano cuando, siempre movido por el Espíritu, toma al pequeño en sus brazos y dice este canto que la Iglesia gozosamente repite cada noche en el rezo de completas: Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz; porque mis ojos han visto a tu Salvador a quien has presentado ante todos los pueblos, luz para iluminar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.

Muy pronto crecerá el Niño y nosotros rezaremos los misterios luminosos recordando que Él dijo: Yo soy la luz del mundo: La luz que devuelve los ojos al ciego de nacimiento. La luz que ciega a los fariseos, aunque lo ven todo, como les dijo Jesús: si estuvieran ciegos no tendrían pecado pero, como dicen que ven, su pecado permanece. La luz que, viniendo a este mundo, ilumina a todo hombre.

La luz que suple en la gloria (la Jerusalén celestial) todo tipo de luminarias: No necesita sol ni luna que la alumbre. La ilumina la gloria de Dios y su antorcha que es el cordero.

Después de ver una procesión tan esplendorosa, nos volvemos hacia nosotros. Nos encontramos con una velita misionera, luz pequeña que puede convertirse en un río de fuego que conecta la tierra con el cielo, si la mantiene siempre prendida el amor que espera a Jesús, el Esposo, según la parábola.

Por eso es bueno preguntarnos cómo andamos de luz cada uno de nosotros, que celebramos en este día precisamente la fiesta de la Candelaria (de las candelas, de las luces).

Uno de los grandes poetas franceses preguntaba a los cristianos del mundo: “¿Qué han hecho ustedes con la luz?”

Porque sabemos que muchos han rechazado la luz, como dice el prólogo de San Juan: Amaron más las tinieblas que la luz.

Pero también es cierto que hay muchos que viven en un mundo, empequeñecido por las tinieblas, porque son pocos los que se arriesgan a quemarse para dar luz. Como dice nuestro canto: Déjate quemar si quieres alumbrar.

Anímate hoy. Prende tu luz. Lleva reservas para que tu lámpara no se te apague y unirte así al gran lucernario que celebramos en el día de la presentación de Jesús y de la purificación de Santa María.

¿SOY RICO?


Les hará pensar y agradecer lo que tienen, una pequeña meditación y muchas gracias al Eterno por lo que nos da.

Siempre desde nuestra propia situación, creemos que nos falta algo, pues hay otros que tienen más; pero no nos fijamos en ese otro que tiene menos que nosotros; y es así donde nos daríamos cuenta cuanto tenemos y cuanto nos sobra.

Era sábado, serían las dos de la tarde. Hacía mucho frío y estaba lloviznando. Ya no venía nadie al comercio, por lo que mi esposa y yo decidimos cerrar. Así ella podría terminar el estofado que estaba haciendo. Con eso de tener el almacén abierto en sábado, siempre comemos tarde.

Yo me fui al comedor y me senté al lado del ventanal que llega hasta el suelo. Me puse a sacar cuentas para ver cómo pagábamos la cuenta del banco. De repente los vi junto al ventanal, dos niños de 8 y 7 años aproximadamente, con ropa gastada y rota.
- "Señor, ¿no tiene algunos diarios viejos para vender?"

Yo estaba tan ocupado y hacía rato que estaba concentrado con los números que les iba a decir que no, porque además no tenía. Sin embargo, los miré más detenidamente. Calzaban unas sandalias mojadas y con barro. Les dije:
- "Pasen, les voy a preparar una taza de chocolate caliente"

No hubo ninguna conversación. Las sandalias mojadas dejaron las marcas en la pequeña alfombra que está a la entrada del ventanal.

Mi esposa y yo les preparamos el chocolate y les pusimos pan dulce. Luego, yo volví al comedor y ella a arreglar las camas. Pasaron unos veinte minutos. Me llamó la atención el silencio que había en la cocina, por lo que me asomé despacio. La niña tenía la taza vacía en la mano y la estaba observando.

El niño preguntó con voz tímida:
- "¿Usted es rico, señor?"
- "¿Qué si soy rico? ¡No; por favor!" - exclamé, mientras echaba un vistazo a la puerta del fondo que le faltan algunos vidrios, a los sillones a los que les falta el tapizado y remiendos, al piso que es de cemento pulido, y recordé que la casa aun estaba sin pintar.
- "Pero sus tazas hacen juego con los platillos" - dijo el niño.
Su voz sonaba a un hambre que ya no estaba en el estómago. Luego se fueron, apretando unas revistas contra el cuerpo para protegerse del viento. No nos dieron las gracias. No hacía falta, nos habían dado mucho más que eso. El comentario de las sencillas tazas azules, pero con platillos que hacían juego.

Mientras mi esposa fue al comedor, yo probé las patatas y el estofado... Mientras reflexionaba... Estofado con patatas, un techo que me protege, una manta para taparme, un abrigo para cubrirme, un trabajo seguro... Todas esas cosas también hacían juego.

Fui al comedor y cuando mi esposa iba a limpiar la alfombra donde estaban las huellas con barro de esas pequeñas sandalias le dije:
- No!, déjala así, no la limpies"
- "¿Por qué?" - preguntó.
- "Porque quiero verlas"
- "¿Para qué?"
- POR SI ALGÚN DÍA ME OLVIDO DE LO RICO QUE SOY!"

COMPARTE EL DOLOR


De la forma en que los amigos de Job trataron de consolarlo aprendemos un principio básico sobre lo que es consolar a los demás cuando sufren: la capacidad de ayudar de un consolador no está tanto en su talento para usar las palabras, sino en su capacidad de ser solidario. Esa es la comprensión que Job anhelaba cuando sus amigos trataron de corregirlo.

El Dr. Paul Brand ha expresado esta verdad hermosamente en su libro La obra maestra de Dios. Él escribe:
- Cuando pregunto a mis pacientes: ¿Quién le ayudó en su sufrimiento?”
Escucho una respuesta extraña e imprecisa.

La persona descrita raras veces tiene respuestas suaves y una personalidad alegre y efervescente. Es una persona callada, comprensiva, que escucha más de lo que habla, que no juzga y ni siquiera ofrece mucho consejo.
- La sensación de paciencia. Alguien que estaba presente cuando lo necesité. Una mano que tomar. Un abrazo comprensivo y perplejo. Un nudo en la garganta compartido...

A veces, al esforzarnos tanto para decir lo correcto olvidamos que el lenguaje de los sentimientos habla mucho más alto que nuestras palabras. Hay momentos en que lo mejor que podemos hacer es:
- Llorar con los que lloran (Romanos 12:15)
- El primer paso para ayudar a otros en sus angustias es compartir su dolor (2 Corintios 1:3-4)

LA TEORÍA DE LA RELATIVIDAD


En una ocasión, un periodista le pidió a Einstein que explicara en pocas palabras lo que es la Teoría de la Relatividad

· “¿Sabría usted explicarme antes lo que es un huevo frito?”

El periodista asintió desconcertado.

· Muy bien – dijo Einstein – pues entonces, explíqueme lo que es un huevo frito, pero suponiendo que yo no tengo ni idea de lo que es un huevo, que en mi vida he visto una gallina y que no sé ni lo que es una sartén no lo que es el aceite

martes, 27 de enero de 2009

LO QUE CRISTO QUIERE SER PARA TI...


Tengo a Dios en medio de mi corazón... ¡Todo está arreglado; adiós tristeza, adiós soledad, adiós lágrimas!

Te invito a abrir el Evangelio y a descubrir eso que Cristo quiere ser para ti...

El quiere ser amigo, un amigo sincero de sus vidas (Jn.15,14)
“¿No ardía nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?” Así hablaban Cleofás y su amigo de su encuentro con Jesús. Así hablan los que experimentan su amistad. Su corazón arde.
Nosotros buscamos estima. Nadie nos estima como Él.
Buscamos aplausos. Nadie nos aplaude como Él.
Buscamos afecto. Nadie nos ama ni nos amará como Él.
Pero es un amor que nos eleva, nos hace sufrir, según el dicho: Quien bien te quiere te hará llorar”. Porque no exigir de la persona amada que sea lo mejor, sería indiferencia, lo contrario del amor. Como el amor de Cristo a nosotros es muy sincero no puede permitir que seamos mediocres. Tu amor no me permite ser un mediocre.

Él quiere ser tu compañero, un compañero de camino, como quiso serlo, para llenarles de optimismo, de aquellos discípulos atormentados y desanimados de Emaús (Lc. 24,13-35)
No es lo mismo trabajar por Él que trabajar con Él. Tenemos que hacer el apostolado juntos: Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo...” Nos da, además, la compañía de su Madre: “¿No estoy yo aquí que soy tu Madre?”; palabras dichas por la Virgen a Juan Diego.
A veces nos empeñamos en caminar solos por la vida, como huérfanos tristes...

Él quiere ser vida, tu vida, como lo fue para aquel joven muerto de Naín o para aquel corazón también muerto por la ambición de Zaqueo (Lc. 19, 1-10)
Vida es entusiasmo, felicidad, ideal, triunfo, satisfacción, juventud perenne. Jesucristo dice tener todo esto y quiere comunicarlo. Si conocieras... pedirías, y Él te daría agua viva, le dijo a la Samaritana.
Cuantos jóvenes envejecidos prematuramente por el vicio, con el alma lacerada por el hastío, por el desengaño, la frustración o el aburrimiento; su vida ha perdido la brújula, ¿para qué y por qué vivir? No tienen respuesta. De aquí al suicidio no hay sino un paso lógico, que muchos, por desgracia, dan. Y todo porque no conocen ni tienen a Cristo.

Él quiere ser camino, tu camino, para ti que tanteas en las tinieblas anhelando una salida a tus ansias de felicidad (Jn.14,5)
Todos queremos ser alguien, realizarnos, valer para algo, realizar grandes cosas, ser líderes. ¿Cómo lograrlo? La Santísima Virgen nos da la solución en las bodas de Caná: Haced lo que Él os diga. La solución consistió en que en que en una boda en la que faltaba el vino se sirvió el mejor vino del mundo.

Él quiere ser verdad, tu verdad por la que luches y vivas.
La verdad de la vida y de las cosas, el sentido y razón y felicidad de tu vida. Mi vida tiene una verdad; voy rumbo al puerto, mi vida tiene esperanza, tiene frutos realizaciones, tiene plenitud con Cristo.

Él quiere ser resurrección, tu resurrección, es decir, tu esperanza, tu anhelo de una vida sin fin.
Resurrección de todas las ilusiones muertas o moribundas, también de las ilusiones humanas, intelectuales. Resurrección de las grandes ideales y metas de la vida.

Él quiere ser alegría, la fuente de tu felicidad.
La tristeza no es cristiana. La amargura y el desaliento tienen otro dueño. Mi tristeza y amargura son la cadena que me tiene amarrado al demonio.

A Cristo le gusta abrir jaulas, quitar cadenas, abrir puertas de cárceles, tender puentes en el abismo... “¡He encontrado a Cristo y por tanto la alegría de vivir...!” ¡A qué poco sabe el mosto, la cerveza... al lado de Cristo!

Él quiere ser amor, ese amor que inunde de plenitud tu existencia.
El deseo más fuerte del hombre es amar y ser amado. En el cielo este anhelo se transforma en éxtasis. Por la calle y por la vida pasan amores que nos acalambran por un rato...amores que engañan, que prometen felicidad total, y nos dejan con unos pétalos marchitos en las manos. Cristo es el Amor eterno, que te ama desde siempre y para siempre y te hace plenamente feliz, si tú quieres.

Él quiere ser roca, la roca en donde tu debilidad encuentre fortaleza y optimismo. (Mc, 4, 35-41)
Rompeolas, roca de cimiento, muralla que defiende. Esto significa sentir seguridad, valor, certeza, fuerza, ímpetu juvenil, audacia, pasión por la misión y por la vida.

Él quiere ser paz, paz para tu corazón a veces atribulado y a veces probado por el dolor y el sufrimiento.
Quiere que luches, pero con paz interior. Aquí me sorprende el recuerdo de la realidad más radiante que vivimos los cristianos. ¡Tengo a Dios en medio de mi corazón...¡ ¡Todo está arreglado; adiós tristeza, adiós soledad, adiós lágrimas! ¡Lo tengo todo! Él está conmigo, Él me consuela, Él me sanará...” “La vida del alma, minuto a minuto es siempre bella, preciosa y emocionante, cualquiera que sea la condición del cuerpo. Ningún precio es suficiente para pagar la intimidad con Cristo.

Santa Teresa de Jesús: Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda. La paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene, nada la falta. Sólo Dios basta.

Él quiere ser pan”, pan que fortalezca tu espíritu en tus luchas y desgastes. Pan espiritual que me da la vida eterna. “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene la vida eterna...”
Pan de la ilusión y el entusiasmo por los grandes ideales.
Pan de la victoria y de los resultados.
Pan de la perseverancia.
Pan para repartir a los hambrientos.

Él quiere ser perdón, para consolarte en tus caídas y debilidades.
Un perdón eterno, de todo y de siempre. Mucho me tiene que querer el que me ha perdonado tanto. El que siempre nos soporta y nos perdona, olvidando nuestras pequeñas o tremendas ofensas a su amor”.

Perdónales, Padre, porque no saben lo que hacen. Si algo le salió del corazón fue esta petición a su Padre. El Padre le respondió: Hijo mío, porque Tú me lo pides, y me lo pides así, los perdono.
Autor: P. Mariano de Blas LC