viernes, 31 de enero de 2020

PAPA FRANCISCO DEFIENDE LOS CUIDADOS PALIATIVOS PARA ENFERMOS TERMINALES


El Papa Francisco defendió los cuidados paliativos para los enfermos terminales porque, además de ofrecer el cuidado médico al paciente, le abre “la puerta a la esperanza”.
El Santo Padre hizo esta defensa durante la audiencia que concedió en la mañana de este jueves 30 de enero a los participantes en la Asamblea Plenaria de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Desde el Palacio Apostólico del Vaticano, el Papa advirtió que “el contexto socio-cultural actual está progresivamente erosionando la conciencia respecto a aquello que hace preciosa la vida humana. Vida humana que, con frecuencia, es evaluada en función de su eficiencia y utilidad, hasta el punto de considerar ‘vidas descartadas’ o ‘vidas indignas’ aquellas que no responden a tales criterios”.
Recordó el Papa que “una sociedad merece la calificación de ‘civil’ si desarrolla anticuerpos contra la cultura del descarte; si reconoce el valor intangible de la vida humana; si la solidaridad es practicada de forma efectiva y salvaguardada como fundamento de la convivencia”.
Dijo que “el tema del cuidado de los enfermos en su fase crítica y terminal de la vida, llama a la Iglesia a asumir su misión de reescribir la ‘gramática’ del hacerse cargo y asumir el cuidado de la persona que sufre”. “Sin la compasión, quien mira no se implica en aquello que observa y pasa de largo; en cambio, quien tiene un corazón compasivo se implica, se detiene y se preocupa”, señaló.
El Pontífice exhortó a crear, alrededor del enfermo, “una plataforma humana de relaciones que, además de favorecer el cuidado médico, abra la puerta a la esperanza, especialmente en aquellas situaciones-límite en las que el mal físico se acompaña de desaliento emotivo y angustia espiritual”.
“La cercanía relacional, y no meramente clínica, con el enfermo, considerado en la unicidad y en la integridad de su persona, impone el deber de no abandonar nunca a nadie ante la presencia de males incurables. La vida humana, debido a su destino eterno, conserva todo su valor y toda su dignidad en cualquier condición, también en la precariedad y en la fragilidad, y, como tal, siempre es digna de la máxima consideración”.
En la búsqueda de esos objetivos, el Papa destacó la labor de los conocidos como “hospices”, hospitales especializados en cuidados paliativos, “donde los enfermos terminales son acompañados con un cualificado apoyo médico, psicológico y espiritual, para que puedan vivir con dignidad, confortados por la cercanía de sus seres queridos, la fase final de sus vidas terrenales”.
Por ello, el Pontífice mostró su deseo de que “tales centros continúen siendo lugares en los que se practique con esfuerzo la terapia de la dignidad, alimentando así el amor y el respeto por la vida”.
Una realidad dinámica
Por otro lado, ante los superiores, oficiales y miembros de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Francisco destacó su labor en la “promoción y tutela de la integridad católica sobre la fe y la moral”.
En ese sentido, señaló que “la doctrina cristiana no es un sistema rígido y cerrado en sí, y tampoco es una ideología que muta con el paso de los tiempos. Es una realidad dinámica que, permaneciendo fiel a su fundamento, se renueva de generación en generación y se compendia en un rostro, en un cuerpo y en un nombre: Jesucristo Resucitado”.
También explicó que “la transmisión de la fe exige que se tenga en cuenta a su destinatario, que se le conozca y se le ame”.
Redacción ACI Prensa

EL PAPA FRANCISCO PIDE A LAS PARROQUIAS SALIR AL ENCUENTRO DE LOS ANCIANOS SOLOS


El Papa Francisco recibe a participantes del primer congreso sobre pastoral de ancianos.

El Papa Francisco animó a proclamar sin cansancio el Evangelio a los abuelos y los ancianos.
Así lo indicó el Santo Padre este 31 de enero al recibir a los participantes del primer Congreso Internacional de pastoral de los ancianos con el tema “la riqueza de los años” organizado por el Dicasterio para los Laicos, Familia y Vida.
“Les pido que no se cansen de proclamar el Evangelio a los abuelos y a los ancianos. Vayan con ellos con una sonrisa en su rostro y el Evangelio en sus manos. Salgan a las calles de sus parroquias y busquen a los ancianos que viven solos. La vejez no es una enfermedad, es un privilegio. La soledad puede ser una enfermedad, pero con caridad, cercanía y consuelo espiritual podemos curarla”, advirtió el Papa.
En su discurso, el Pontífice destacó que la riqueza de los años “es la riqueza de las personas, de cada persona que tiene a sus espaldas muchos años de vida, experiencia e historia. Es el tesoro precioso que toma forma en el camino de la vida de cada hombre y mujer, sin importar sus orígenes, procedencia, condiciones económicas o sociales. Porque la vida es un regalo, y cuando es larga es un privilegio, para uno mismo y para los demás. Siempre, siempre es así”.
Sin embargo, el Papa Francisco reconoció que “la desorientación social y, en muchos casos, la indiferencia y el rechazo que nuestras sociedades muestran hacia las personas mayores, llaman no sólo a la Iglesia, sino a todo el mundo, a una reflexión seria para aprender a captar y apreciar el valor de la vejez”.
“En efecto, mientras que, por un lado, los Estados deben hacer frente a la nueva situación demográfica en el plano económico, por otro, la sociedad civil necesita valores y significados para la tercera y la cuarta edad. Y aquí, sobre todo, se coloca la contribución de la comunidad eclesial”, añadió.
Por eso, el Santo Padre destacó la iniciativa de este primer congreso de la pastoral de los ancianos que ha iniciado “una reflexión sobre las implicaciones que se derivan de una presencia sustancial de los abuelos en nuestras parroquias y sociedades”.
“Les pido que no se quede en una iniciativa aislada, sino que marque el inicio de un camino de profundización y discernimiento pastoral. Necesitamos cambiar nuestros hábitos pastorales para responder a la presencia de tantas personas mayores en las familias y en las comunidades”, pidió el Papa.
Además, el Pontífice explicó que “en la Biblia, la longevidad es una bendición” porque “nos enfrenta a nuestra fragilidad, a nuestra dependencia mutua, a nuestros lazos familiares y comunitarios, y sobre todo a nuestra filiación divina”.
En esta línea, Francisco señaló que “la Iglesia se convierte en un lugar donde las generaciones están llamadas a compartir el plan de amor de Dios, en una relación de intercambio mutuo de los dones del Espíritu Santo” y agregó que “este intercambio intergeneracional nos obliga a cambiar nuestra mirada hacia las personas mayores, a aprender a mirar el futuro junto con ellos”.
“Cuando pensamos en los ancianos y hablamos de ellos, sobre todo en la dimensión pastoral, debemos aprender a cambiar un poco los tiempos de los verbos. No sólo hay un pasado, como si para los ancianos sólo hubiera una vida detrás de ellos y un archivo enmohecido. No. El Señor puede y quiere escribir con ellos también nuevas páginas, páginas de santidad, de servicio, de oración... Hoy quisiera decirles que los ancianos son también el presente y el mañana de la Iglesia. Sí, ¡son también el futuro de una Iglesia que, junto con los jóvenes, profetiza y sueña! Por eso es tan importante que los ancianos y los jóvenes hablen entre ellos, es muy importante”.
Asimismo, el Papa Francisco explicó que los abuelos “son el eslabón indispensable para educar a los niños y a los jóvenes en la fe” ya que actualmente “en las sociedades secularizadas de muchos países, las generaciones actuales de padres no tienen, en su mayoría, la formación cristiana y la fe viva que los abuelos pueden transmitir a sus nietos”.
“Son el eslabón indispensable para educar a los niños y a los jóvenes en la fe. Debemos acostumbrarnos a incluirlos en nuestros horizontes pastorales y a considerarlos, de forma no episódica, como uno de los componentes vitales de nuestras comunidades. No sólo son personas a las que estamos llamados a ayudar y proteger para custodiar sus vidas, sino que pueden ser actores de una pastoral evangelizadora, testigos privilegiados del amor fiel de Dios”, remarcó el Papa.
Finalmente, el Santo Padre agradeció a quienes dedican sus energías pastorales a los abuelos y a los ancianos y auguró que “lo que hoy es la sensibilidad de unos pocos se convierta en el patrimonio de cada comunidad eclesial”.
Redacción ACI Prensa

EL CARDENAL MÜLLER ADVIERTE QUE LA ASAMBLEA SINODAL ALEMANA NO PUEDE ADAPTAR LA DOCTRINA AL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS


La Iglesia no necesita la exportación del declive de la vida cristiana en Europa central
Justo antes del comienzo de la primera reunión de la Asamblea Sinodal de la Iglesia en Alemania, el cardenal Gerhard Ludwig Müller ha advertido contra la tentación de adaptar la doctrina de la fe y la moral de la Iglesia al espíritu de los tiempos y ver «una fuente de revelación» en la vida cotidiana.
(Die Tagespot/InfoCatólica) En una contribución para «Welt & Kirche», el suplemento especial para el correo diario de la Asamblea Sinodal, el cardenal indica que los sínodos y los concilios nunca presumieron de dar a la Iglesia «doctrinas y creencias conformes al espíritu de los tiempos (Zeitgest) ni que sea necesario adaptarse a las cosmovisiones y estilos de vida del momento».
LO QUE PENSABAN LOS CRISTIANOS EL SIGLO PASADO
En este sentido, hubo unanimidad con los cristianos creyentes de denominación protestante, enfatiza Müller. En la «Declaración Teológica de Barmen» (1934), se dijo a los cristianos alemanes que era herejía poner las «realidades de la vida como la segunda fuente de revelación» junto con la Palabra de Dios: «Rechazamos la falsa enseñanza de que la Iglesia tenga permiso para darle forma (a la Revelación). Ni para abandonar su mensaje y organizarse a su gusto siguiendo el cambio de las convicciones ideológicas y políticas prevalecientes».
LÍMITES DE LA AUTORIDAD DE LA IGLESIA
Müller recuerda los límites de la autoridad de la iglesia. El Papa y todos los creyentes deben estar sujetos a las Escrituras, la Tradición y al magisterio anterior. Bajo el pretexto de una «nueva hermenéutica» es imposible reinterpretar sustancialmente o incluso socavar el credo y la enseñanza de la Iglesia.
El cardenal añade que difícilmente se puede aceptar que un organismo como la Asamblea Sinodal en Alemania puede reclamar el Espíritu Santo para sí mismo para suspender, corregir y reinterpretar la autoridad de las Sagradas Escrituras, la Tradición Apostólica y las decisiones infalibles del magisterio. La Asamblea Sinodal no está autorizada por la Iglesia para que pueda «desarrollar más» los dogmas o la ley divina.
DEFECTOS DE NACIMIENTO DEL PRINCIPIO SINODAL
Müller indica que está justificado hablar de un principio sinodal cuando obispos, sacerdotes y laicos trabajan juntos en cuerpos diocesanos y superdiocesanos, pero hay peligro de que se produzca un defecto de nacimiento en el proceso actual. En opinión del cardenal, esto consiste en el «malentendido político» de que la Iglesia, al abordar la cuestión de la autoridad, sostenga que ahora debe ser «democráticamente» limitada y compartida. Criticar la «separación de poderes en la iglesia» es «populismo e ignorancia teológica», advierte el purpurado. En realidad, la autoridad espiritual de los obispos y la misión de los laicos están «al servicio de la verdad revelada y de la salvación eterna de todos aquellos por quienes Jesucristo sacrificó su vida en la cruz».
El cardenal apuesta definitivamente por la nueva evangelización. «En lugar de enfrentar los grandes desafíos teológicos y antropológicos del proceso de descristianización intelectual y espiritual, se pretende que es necesaria la reedición de la antigua agenda de la década de 1970 (fin del celibato sacerdotal mal entendido, acceso de las mujeres al oficio sacramental, intercomunión mientras se mantienen diferencias fundamentales en la fe, aceptación de la sexualidad y la cohabitación fuera del matrimonio, etcétera) para modernizar la iglesia».
REVANGELIZAR EN LUGAR DE EXPORTAR DECLIVE
En cambio, el principio sinodal para el trabajo común a favor de la nueva evangelización de Alemania debería ser fructífero, exigió Müller. «Con eso, los alemanes haríamos lo suficiente por la Iglesia en todo el mundo, que no está esperando la exportación del declive sin precedentes de la vida cristiana en Europa Central».

EL CARDENAL KOCH RECUERDA QUE LA EUCARISTÍA CATÓLICA ES ESENCIALMENTE DIFERENTE DE LA ULTIMA CENA LUTERANA


Critica puntos del documento sobre intercomunión entre católicos y luteranos
El cardenal Kurt Koch, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, concedió una entrevista a Vatican News en la que advierte en contra de algunos puntos de un reciente documento ecuménico que pedía favorecer la intercomunión entre católicos y luteranos en Alemania.
(LSN/CM/InfoCatólica) A pesar de reconocer que el documento tiene material de valor, el cardenal Koch dice que contiene una «suposición» que no puede compartir, «a saber: que la celebración Eucarística católica y la Última Cena protestante son idénticas».
El purpurado curial constata que el documento siempre «habla de la Última Cena / Eucaristía», lo que implica que «todo ya está claro. Y eso no lo puedo compartir»
«Hay muchas cuestiones abiertas con respecto a la comprensión de la Eucaristía. Por ejemplo, la idea del Sacrificio ni siquiera se menciona», advierte, añadiendo que el papel del ministerio ordenado tampoco aparece explicado y ve una «contradicción» entre lo que está escrito en el texto y la «práctica» de la propia comunión eclesial luterana.
«En Alemania, por ejemplo», continúa Koch, «en el texto que la EKD [Iglesia Evangélica de Alemania] publicó con motivo del recuerdo de la Reforma [en 2017], dice: la Reforma ha introducido una comprensión completamente nueva de la iglesia. La novedad es que ahora cada persona bautizada puede administrar los sacramentos y debe ser ordenada solo por el bien del orden externo». Tal visión no es compatible con la doctrina católica sobre el sacramento del orden. De hecho, la postura luterana anula la doctrina católica de la sucesión apostólica. 
UNA SIMPLE COMIDA
El cardenal no ha sido el único en advertir contra el documento ecuménico. Mons. Markus Graulich, SDB, canonista y subsecretario del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, critica el texto por «enmascarar o cuestionar continuamente el carácter sacrificial de la Santa Misa».
Graulich añade que «la dimensión vertical de la celebración de los sacramentos se ignora por completo», a la vez que «la atención se centra en el aspecto comunitario», por lo cual el resultado final es que «la Santa Misa se reduce a una comida».

¿CÓMO VESTIR AL NIÑO DIOS EN EL DÍA DE LA CANDELARIA?


Ante la proximidad del 2 de febrero, fiesta de la Virgen de la Candelaria, es una tradición en México y en otros países llevar la imagen del Niño Dios usada en el Nacimiento con un ropaje especial para que sea bendecida en la iglesia. ¿Cómo vestirlo correctamente?
El P. José de Jesús Aguilar, canónigo de la Catedral Metropolitana de México y subdirector de Radio y Televisión de la Arquidiócesis de México, explicó que en “el día de la Candelaria se recuerda que San José y la Virgen María, 40 días después del nacimiento del Niño, fueron al Templo de Jerusalén para presentarlo con la ofrenda de dos pichones o palomas. Con este motivo, muchos fieles después de levantar a su Niño del nacimiento lo llevan para que sea bendecido en el templo y lo hacen con mucho cariño y devoción”.
Sin embargo, lamentó, por invenciones de “personas que solo les interesa vender la ropa para las imágenes, algunos pueden caer en errores, como vestirlo de ángel o santo”.
El P. Aguilar subrayó que “es suficiente que las imágenes estén vestidas en forma limpia y digna. No necesitan estrenar ropa o cambiarla cada año”.
“Los comerciantes que se dedican a vender la ropita son quienes difunden la idea de que hay que cambiarle la ropa anualmente”, dijo.
El sacerdote mexicano resaltó que “por lo que significan las imágenes para los fieles, deben ser tratadas con respeto y no como juguetes o muñecos que sirven para jugar o divertirse”.
También remarcó que “las imágenes pueden ser veneradas pero no adoradas, porque solo a Dios se le puede adorar y Dios es mucho más que una simple imagen. Jesucristo, el Hijo de Dios, está por encima de todos los ángeles y todos le rinden culto”.
“Por lo tanto, no es correcto disfrazar su imagen ni de ángel ni de santo, porque sería rebajarlo de su dignidad”, señaló.
Para el P. Aguilar, “lo mejor es vestirlo con una túnica sencilla, de preferencia blanca o quizás dorada”.
“También se puede vestir con alguna de sus advocaciones. Como por ejemplo, el Nazareno, el Señor de la Misericordia, Sagrado Corazón, Cristo Rey, Jesús Buen Pastor, Cristo Sacerdote o como la imagen del Santo Niño de Atocha, muy venerado en Zacatecas”, añadió.
El P. Aguilar aconsejó también que en vez de adquirir una vestimenta nueva para la imagen del Niño Dios, se comprara “ropa a un niño de verdad que viva en la pobreza. Estoy seguro de que el Niño Jesús sonreiría y agradecería tu acción al ver estas caritas sonrientes. Y la luz de la Candelaria brillará en tu corazón”.
“Conservemos nuestras tradiciones y no caigamos en el error”, alentó.
Redacción ACI Prensa

EL PAPA ADVIERTE SOBRE PELIGRO DE LA MUNDANIDAD QUE HACE PERDER LA CONCIENCIA DEL PECADO


En su homilía de la Misa celebrada en la Casa Santa Marta de este 31 de enero, el Papa Francisco alertó sobre el peligro de la mundanidad que es el espíritu del mundo que engaña y hace caer en el pecado lentamente.
Así lo indicó el Santo Padre al reflexionar en el pasaje del Antiguo Testamento en el segundo Libro de Samuel en que se narra el pecado de David al dejar embarazada a Betsabé, esposa de Urías, a quien después asesina.
El Papa Francisco se detuvo en los pecados de David y preguntó”: “¿cómo el gran David, que había hecho tantas cosas buenas, que estaba unido a Dios, fue capaz de hacer eso?”.
“Esto no se hace de la noche a la mañana. Gran David se deslizó lentamente, lentamente. Hay pecados del momento: el pecado de la ira, un insulto que no puedo controlar. Pero hay pecados en los que uno se desliza lentamente, con el espíritu de la mundanidad. Es el espíritu del mundo que te lleva a hacer estas cosas como si fueran normales. Un asesinato...”, advirtió el Papa.
En esta línea, el Pontífice destacó que “todos somos pecadores, pero a veces cometemos pecados del momento. Me enojo, insulto. Entonces lo lamento”. En ocasiones, en cambio, “nos dejamos llevar hacia un estado de vida donde... parece normal". Normal, por ejemplo, es “no pagar a la empleada doméstica como se tiene que pagar”, o pagar la mitad del salario a quienes trabajan en el campo.
“Pero parece que es gente buena la que hace esto, que van a Misa todos los domingos, que se dicen cristianos. ¿Pero cómo es que tú haces esto? ¿Y otros pecados? Solo digo esto... Eh, porque te has deslizado en un estado en el que has perdido la conciencia del pecado. Y este es uno de los males de nuestro tiempo. Pío XII lo dijo: perder la conciencia del pecado. ‘Pero puedes hacer todo...’, y al final pasas toda la vida para resolver un problema”, explicó.
En este sentido, Francisco recordó un asunto reciente que ocurrió en Argentina con algunos jóvenes jugadores de rugby que mataron a un compañero después de una noche de ‘movida’. Un hecho que hace reflexionar sobre la educación de los jóvenes y añadió que se necesita "muchas veces una bofetada de la vida" para parar, para detener ese lento deslizamiento en el pecado. Es necesario que una persona como el profeta Natán, enviado por Dios a David, para hacerles ver su error.
“Pensemos un poco: ¿cuál es la atmósfera espiritual de mi vida? Tengo cuidado, ¿necesito siempre que alguien me diga la verdad? ¿o no? ¿creo que no? ¿Escucho la reprensión de algún amigo, del confesor, del esposo, de la esposa, de los hijos que me ayuda un poco? Mirando esta historia de David, del Santo Rey David, preguntémonos: si un santo ha podido caer así, tengamos cuidado, hermanos y hermanas, también nos puede pasar a nosotros. También, preguntémonos: ¿en qué ambiente vivo?”, cuestionó el Papa.
Por ello, el Santo Padre rezó al final de su homilía para que “el Señor nos dé la gracia de enviarnos siempre un profeta, puede ser el vecino, el hijo, la madre, el padre, que nos abofeteé un poco cuando nos deslizamos en esta atmósfera donde parece que todo es lícito”.
Redacción ACI Prensa

MIL FACTORES, EN LO GRANDE Y EN LO PEQUEÑO


Los detalles, el hilo continuo de la historia humana.

Por: P.Fernando Pascual, L.C. | Fuente: Catholic.net
Un buen libro sobre la Primera Guerra Mundial (y sobre tantas guerras) expone la cantidad de aspectos que entraron en juego en aquellos momentos tan dramáticos de la historia humana.

Porque aquella guerra dependía de las armas usadas y del valor de los soldados, de la estrategia de los generales y de las ideas de los políticos, de los enfados del Káiser y del estado de humor del presidente de Estados Unidos, de las huelgas de los obreros en la retaguardia y de una epidemia que explotó en las trincheras...

La lista de factores es enorme. En las complejas relaciones entre los mismos se explica por qué en aquel mes triunfaban las potencias centrales (Alemania y Austria-Hungría), y por qué a los pocos meses vencían los franceses, los británicos y sus aliados.

Lo que ocurre en lo grande, a gran escala, también se produce, en escala mucho menor, en lo pequeño (en una persona, una familia, un barrio). En tantas situaciones se entrecruzan miles de factores cotidianos, casi imperceptibles, que luego explican los resultados "finales".

Porque el enfado de esta mañana se explica desde la interacción entre un cambio de presión, un malestar en el estómago, la noticia apenas leída en Internet, y esa tardanza de una respuesta de la que depende el futuro profesional.

Esos, y tantos otros factores, han desencadenado esa rabia desde la cual luego se dicen palabras fuertes, se responde mal al teléfono, se grita al conductor del coche de al lado, y aumenta por la tarde el dolor de cabeza.

Entre tantos factores, en lo grande y en lo pequeño, y desde ellos, millones de hombres y mujeres toman las decisiones de cada día. Algunas bajo la presión de pasiones casi incontrolables, como cuando un soldado enloquecido sale de su trinchera y avanza de modo absurdo hacia el enemigo.
Otras, en cambio, desde una reflexión más serena y con una voluntad todavía libre, capaz de decir no a lo primero que pasa por el propio corazón para sopesar bien los pros y los contras de las opciones que uno alcanza a entrever en ese momento concreto de la propia vida.

Los resultados finales (de aquella batalla tan absurda, de aquel enfado desproporcionado en casa o en el trabajo) serán la consecuencia de la intersección de más y más factores, sin excluir los efectos de un virus que acaba de entrar en uno o muchos cuerpos humanos.

Un desastre (las tropas, desmoralizadas, huyen ante el nuevo ataque de los adversarios) o una victoria (en casa, por fin, los esposos consiguen un diálogo sereno para resolver los problemas más inmediatos) se convertirán en nuevos factores que, en el hilo continuo de la historia humana, abrirán espacios a daños futuros o a beneficios que generan alegría y esperanza...

SAN JUAN BOSCO


Debemos acostumbrarnos a vivir siempre en la presencia de Dios, puesto que Él está presente en todo. 

Por: Pedro García, Misionero Claretiano |
Un Santo tan popular, tan universalmente venerado, tan querido de todos. Un hombre tan grande, con una idea fija: ¡Señor, dame almas!... Almas, almas, sobre todo de niños y de jóvenes, para llevarlas a ti.

Al hablar de San Juan Bosco hay que empezar por su madre, la famosa mamá Margarita, porque la madre dejó impresa en Juan una huella indeleble, de mucha trascendencia en su vida y en su misión educadora. Margarita forma a su hijo en el temor santo de Dios, y le dice con gravedad:
- Dios nos ve; Dios está en todas partes; Dios es nuestro Padre, nuestro Redentor y nuestro Juez, que de todo nos tomará cuenta, que castigará a los que desobedecen sus leyes y mandatos, y premiará con largueza infinita a los que le aman y obedecen. Debemos acostumbrarnos a vivir siempre en la presencia de Dios, puesto que Él está presente en todo.

Esto dice una madre cristiana, tan amorosa pero tan seria, que sabe poner un fundamento indestructible. Juan aprende bien la lección, y ese temor de Dios será la base de su sistema educativo.

Pronto descubre el niño Juan, a sólo nueve años de edad, lo que va a ser su vida.

Tiene una visión extraordinaria. Contempla en una pradera a muchos niños que gesticulan, blasfeman, roban y se entregan a toda suerte de fechorías. Entonces él, Juan Bosco, se tira en medio de ellos, y empieza a repartir golpes y bastonazos furiosos... Hasta que le detiene el Señor, que se le aparece y le amonesta:
- ¡No; así no se hace! Ponte en medio de ellos, y enséñales lo feo que es el pecado y lo bella que es la vida cristiana.

Aparece también la Señora, que le muestra una manada de animales extraños y feroces, cambiados después en corderos juguetones y que balan amorosos, mientras la Señora le dice:
- ¡Mira lo que te espera! Hazte bien humilde, fuerte, bueno, y verás lo que vas a hacer.
Juan se echa a llorar. Pero sigue la Señora:
- Llegará un tiempo en que lo comprenderás todo.

Y desapareció la visión. En ella está encerrada la misión que le espera a Juan Bosco: Jesucristo y la Virgen le encomiendan la salvación de los niños y los jóvenes. En vez de ser unos maleantes y unos perdidos en la sociedad, como los animales aquellos, serán ciudadanos dignos y unos cristianos ejemplares, como corderitos mansos.

Ya sacerdote, Juan Bosco está en la sacristía y ve cómo el sacristán golpea sin compasión a un muchacho de quince años porque no sabe ayudar a Misa. Juan Bosco se enternece.
- Ven, muchacho. Vamos a rezar.
- Yo no sé rezar, Padre.
- No tengas miedo, ya lo harás conmigo.
Se arrodillan los dos, y rezan a la Virgen. Don Bosco le encarga:
- Vente aquí el domingo por la tarde.

Y allí que se presenta el chico con otros compañeros. ¡Nacía entonces en Turín la obra de los Ora-torios festivos, y con ella toda la obra inmensa de Don Bosco! Los Salesianos, las Hijas de María Auxiliadora... Y por doquier, oratorios, escuelas, templos de fuerte espiritualidad...

Nos hemos acostumbrado a pensar en un Don Bosco que pasa la vida riendo y haciendo reír. Pero hay que adentrarse en aquella alma de santo troquelada en la pobreza, el abandono y la comprensión de los principios del Oratorio, que era emigrante hasta que se asentó de manera estable. Los chicos le vieron por primera vez llorar. Y su madre, la clásica mamá Margarita, mujer santa de veras, aunque vivía feliz en el seno del hogar con su hijo José y sus nietecitos, abandona decidida todo para vivir en plenitud la pobreza y las angustias de su hijo Juan, el sacerdote de quien está tan orgullosa. La madre de Don Bosco es también la madre también de cientos y de miles de muchachos del Oratorio bendito.

¿Dónde está el secreto de Don Bosco? Está en su Sistema Preventivo, que se ha hecho famoso.

Al niño, al joven, hay que darle Religión, Temor santo de Dios, Sacramentos, Oración. Para cuando el demonio venga, llegará tarde.

Después, meter grandes convicciones en el niño y en el joven, para que actúen siempre con sentido de responsabilidad, por sí mismos, y no por miedo.

Y, finalmente, tratarlos con mucho amor. La familiaridad con ellos, les llevará al amor. El amor, les inspirará confianza. Con la confianza en el educador, se tiene todo ganado.

Así lo hacía Don Bosco. Su mejor alumno, Domingo Savio, que con sus quince años está en los altares, dirá: -Nosotros aquí hacemos consistir la santidad en mucha alegría.

En 1887, poco antes de morir, Don Bosco llega a Roma para inaugurar la Basílica del Sagrado Corazón, hasta quince veces interrumpe la Misa con el llanto. ¿Por qué llora?... Le han venido a la mente las palabras de la Virgen en aquella visión: -A su tiempo lo entenderás todo. Así es. Tantos niños y jóvenes como se hubieran perdido, son en sus oratorios y escuelas una gloria de la sociedad y de la Iglesia. ¡Miles y miles de jóvenes en camino de salvación!... Su sed de almas está saciada...

Don Bosco, San Juan Bosco, es uno de los hombres más providenciales suscitados por Dios en la Iglesia de nuestros días.