jueves, 29 de noviembre de 2007

CULPABLE


Cuenta una antigua leyenda, que en la Edad Media un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber asesinado a una mujer. En realidad, el verdadero autor era una persona muy influyente del reino, y por eso, desde el primer momento se procuró encontrar a alguien a quien culpar, para encubrir al verdadero culpable.

El hombre fue llevado a juicio ya conociendo que tendría escasas o nulas esperanzas de escapar al terrible veredicto: ¡La horca!

El juez, también cómplice, cuidó no obstante, de dar todo el aspecto de un juicio justo, por ello dijo al acusado: "Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de Él tu destino: Vamos a escribir en dos papeles separados las palabras 'CULPABLE' e 'INOCENTE'. Tú escogerás y será la mano de Dios la que decida tu destino".

Por supuesto, el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: 'CULPABLE'. Y la pobre víctima, aún sin conocer los detalles, se daba cuenta que el sistema propuesto era una trampa. No había escapatoria. El juez ordenó al hombre tomar uno de los papeles doblados.

Este respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados, y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos y con una extraña sonrisa, tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca, lo engulló rápidamente. Sorprendidos e indignados, los presentes le reprocharon...

v "Pero, ¿qué hizo...?, ¿y ahora...?, ¿cómo vamos a saber el veredicto...?"
v "Es muy sencillo, respondió el hombre... es cuestión de leer el papel que queda, y sabremos lo que decía el que me tragué".

Con un gran coraje disimulado, tuvieron que liberar al acusado y jamás volvieron a molestarlo...

SALTAR AL VACÍO


Hay quienes pasan la vida buscando métodos de oración novedosos y de todo tipo pero, en el momento, no hablan con Dios.

Cada vez que veía fotos de hombres lanzándose desde un avión, el joven sentía la necesidad interior de estar entre ellos. Quería ser paracaidista. - ¿Por qué ellos sí y yo no? - se decía. Lo primero que hizo fue conseguir un instructivo sobre diversos tipos de paracaídas.

Después inició y concluyó un estudio comparativo de aviones modernos. Como se dio cuenta de que ignoraba muchas cosas, decidió estudiar también un master en caída de cuerpos, atracción de masas y fricción. Concluyó su preparación con un año de estudios meteorológicos y movimientos de corrientes de aire.

Por fin, cuando se sintió preparado, eligió cuidadosamente el avión. Era un bimotor que aún seguía en uso y tenía buen aspecto. Al despegar le dijo al piloto que se dirigiera al punto que, ya antes, le había señalado en el mapa con una regla y un compás.

El momento se acercaba y al elevarse el avión, el joven sentía más y más el vértigo entusiasmante de volar. Por fin, cuando se encontraban a la altura perfecta se levantó del asiento, abrió la escotilla y sintió el viento helado en la cara. Permaneció allí unos instantes llenando los pulmones con el puro azul del cielo...
Pero no saltó. Cerró la escotilla y mandó aterrizar. Había olvidado que para saltar hace falta una cosa más. Ser un valiente.

Conozco a quienes pasan la vida preparándose para orar; buscan métodos de oración novedosos y consejeros de todo tipo pero, llegado el momento, no hablan con Dios. Y es que para hablar con Dios hay que ejercitar la fe y olvidan que para vivir de fe hace falta... ser un valiente; o sea, pedirla.

OTRO TESTIMONIO QUE NO PUEDO DEJAR DE CONTAR


No puedo dejarles de contar este segundo testimonio que significa mucho para mí.

Pero no puedo empezar sin antes pedirle a Dios que proteja y bendiga a mi gran amigo el hno. José, por ser ese amigo que todos buscamos, ese amigo que siempre tiene las palabras precisas para que te sientas bien, ese amigo que no pide nada… sólo da, ese amigo que hasta el día de hoy nunca me ha dicho: no te puedo contestar… todo lo sabe, bueno, es un instrumento del Señor.

Lo que quiero contarles, compartir y confesarles, es que nunca aceptaba que algún día mis padres podían morir; sólo de pensarlo me ponía a llorar, y terminaba diciendo: No… ellos son eternos Cuando mi padre se fue al encuentro del Señor, mi vida se derrumbó. Bueno… quién no se pone así cuando pierde a un ser querido.

En los días previos a su muerte, él tuvo tiempo para despedirse de cada uno de nosotros y de todo amigo bueno que tuvo. Recuerdo que en esos días no encontraba al hno. José, lo busqué por todos lados y no lo encontré. A la semana encontré al hno. José y me dijo:

“¿Por qué estás triste? ¿Sabes cuántos quisiéramos estar en el cielo al lado de Jesús? ¿Por qué lloras y dices: He perdido a mi padre, cuando no es tuyo? Dios te lo dio, pero su vida le pertenece sólo a Él… así que no quiero que estés así, vamos a orar por él. Y así lo hicimos.

Al salir de ese lugar pude ver la luz y entendí que así es la vida. Al llegar a mi casa escuché Radio María y justo hablaban del DUELO, y explicaban como actuar cuando uno pierde a un familiar… era exactamente lo que mi amigo Pepe me había dicho.

Si alguien se encuentra pasando estos momentos le pido, que siempre hay que aceptar la VOLUNTAD DEL SEÑOR, Él sabe porque hace las cosas.

Al año de su partida escribí esto para mi padre:
Era la madrugada de hace un año…
cuando las puertas del cielo se abrieron para ti.
Nuca olvidaré tu triste partida, tus lágrimas sellando tu despedida
y tu maravillosa sonrisa festejando tu llegada al paraíso.
No había nada que hacer… el Señor, así lo había decidido.
Era un 16 de agosto como hoy, en invierno oscuro y frío, así como quedó mi alma al verte partir sin retorno… pero los creyentes sabemos que así debe ser.
A pesar del tiempo mi alma sigue triste… te extraño mucho papá.
Cómo no extrañar esa sonrisa que tanta calma trasmitía,
cómo no extrañar verte sentado en la silla a la orilla de la puerta,
cómo no extrañar verte al lado de mi madre siempre juntos,
cómo no extrañar tu inmensa alegría, fuerza y tu amor por la vida.
Sólo las personas especiales como tú… sellan de esta manera su paso por la vida.
Siempre fuiste nuestro ejemplo y nuestra mejor escuela,
ahora, que nos ves desde arriba, sé que hay cosas que no te gustan…
pero también sabes lo mucho que te amamos… disculpa nuestra confusión…
pues tu ausencia nos perturba.
No hay un solo día desde que te fuiste que haya dejado de pensar en ti,
y lo único que alienta mi alma triste, es el saber que estás feliz,
y sé que en vida muchas veces hicimos lo imposible para que puedas sonreír,
sobre todo cada 7 de diciembre, fecha que a partir de hoy,
sólo viviremos del recuerdo.
Ahora sólo me tranquilidad visitarte cada domingo en el Campo Santo,
allá en tu nueva morada,
donde sólo nos podemos comunicar en forma mental y mística,
esperando que llegue el día en que volvamos a estar juntos otra vez,
como antes, como siempre.
Ese día haremos una gran fiesta como te gusta,
en la que volverás a estar en la cabecera de la mesa,
y tu alegría será el ingrediente principal.

TÚ NO HAS MUERTO VIVIRÁS EN MI CORAZÓN ETERNAMENTE ¡ESPÉRANOS!

Tu hija Carmen.

TESTIMONIO DE CARMEN VENEGAS


Es la primera vez que doy este testimonio, porque hasta hace una semana pensaba que éstos son regalos que Dios nos da, pero muy pocas veces lo compartí, porque sentía que era el tesoro más grande que guardaba en mi corazón.

Les quiero contar que el Señor me premió desde el día que nací, porque me dio un hogar donde sólo recibí cariño y amor. Crecí escuchando a diario las oraciones de mi madre al CORAZÓN DE JESÚS y a la VIRGEN MARÍA; ella tenía un altar en el que, cuando dejaba de rezar, yo me acercaba y veía que la Virgen me sonreía. Entones aprendí que cada vez que tenía que enfrentar cualquier situación, primero pasaba por el altar y si la Virgen me sonreía era porque todo iba a ir bien, y sino, pues me ponía muy triste.

Al frente de mi casa, mi padre cuidaba una pequeña huerta en la que sembraba frutas y al centro había un árbol muy grande de Nueces y, mientras que él trabajaba la tierra, yo me sentaba debajo del árbol y escribía poemas de todo lo que me pasaba.

En mi pueblo, Huaral (40 minutos norte al norte de Lima) se acostumbraba, que cuando uno acababa la secundaria inmediatamente se venía uno a Lima a estudiar, y eso me pasó a mí; yo tenía 15 años y tuve que dejar mi casa para estudiar; nunca nadie se entero del dolor tan grande que sentí al dejar mis muñecas, mis amigos y alejarme de mis queridos padres; les confieso que hasta el día de hoy esa herida no se ha cerrado.

Entonces le pedí a Dios que me guiara y no me haga sentir sola; estudié y trabajé, y el Señor guió mis pasos. Un día, después de varias penas de amor, le pedí que me diera un esposo y que Él me guiara hacia él, entonces ese mismo día una amiga me invitó a la ciudad de Ica (3 horas al sur de Lima), y al primer lugar que me llevó esta amiga fue al SANTUARIO DEL SEÑOR DE LUREN. NUNCA OLVIDARÉ lo que sentí, mi corazón se emocionó tanto que empecé a llorar; me impresionó tanto la imagen del SEÑOR CRUCIFICADO que no quería levantarme; cuando empecé a orar sentí que el Señor abría sus ojos y me miraba con una mirada dulce, ese color de ojos y esa mirada que siempre yo había visto en mis sueños; le pedí tantas cosas y, entre ellas le dije: “Señor, dame un hogar que me siento sola”, y esa noche conocí al que hoy es mi esposo y que comparto con él una vida llena de felicidad; le prometí casarme en su Iglesia con su bendición, y sólo como testigo su mirada maravillosa… y así se cumplió; exactamente al año me casé en ese lugar.

Pasaron seis años y me di cuenta que no podía tener hijos… fue cuando decidí ir a un médico; me dijo que tenía que empezar un tratamiento largo y muy costoso. Un día le dije al Señor: “Si Tú crees que debo ser madre, tócame, y si no… dame la resignación y guíame para poder adoptar un niño que complete mi felicidad”.

Era un 31 de Agosto del año 1994 cuando regresé de Ica a Lima; el 1 de septiembre al levantarme para ir a trabajar no pude hacerlo, me sentí muy mal; mi esposo se preocupó y me llevó a todo médico que se presentaba; el 20 de septiembre una amiga me dice: “Vamos para que mi hermano te vea”, y acepté; el médico me revisó en 10 minutos y me dijo: “Ya hija… sé lo que tienes”; mi corazón dio un vuelco, pensé que era algo malo y me dijo: “Tienes cuatro semanas de embarazo”, salí del consultorio, miré al cielo y me puse a llorar; no podía creer que el Señor me amara tanto, tanto, y así fue… tuve una linda niña que estoy segura que ha venido con una misión especial a este mundo.

Cuando mi hija nació, recuerdo las palabras de mi médico: “LA CIENCIA NO SE EXPLICA COMO HAS PODIDO TENER A ESTA NIÑA… ESTO SÓLO ES LA MANO DE DIOS. Cuando tu hija cumpla un año debes someterte a una operación un poco riesgosa, ya no puedes pedir más, porque tu útero está en malas condiciones… y así fue que tuve que someterme a una operación más.

Cuando mi hija tenía un año y ocho meses, jugando con ella me golpeó a la altura del vientre y me dio tanto dolor que acudí al médico al otro día, y sólo con palpar descubrió que tenía un tumor muy grande en el ovario izquierdo; me alarmó un poco porque me dijo: “Tenemos que hacer una operación tan rápida, que si por mí fuera la haría mañana mismo”; hicimos todos los tramites… estaba con mucho miedo, fue en ese momento en que el Señor envió a sus ángeles en mi auxilio.

Un amigo del trabajo (Patrick) me vio llorando y me preguntó por qué lloraba; le conté lo que me pasaba y me dijo: “Yo la voy a llevar a mi Grupo de Oración”. Y allí fue que conocí al hno. José; nunca olvidaré ese momento mezclado de angustia, y en una de las sesiones de oración le dijo a mi esposo: “¿Quieres que ella se sane?”… él dijo “Sí… claro que sí…” “Entonces se sanará”… y así fue; al otro día, cuando estaba todo listo para la operación, el médico revisó todos los exámenes que había ordenado previos a la operación y con voz muy preocupada me dice: “Hija, no puedo operarte, tienes que ir al INEM porque el examen de riesgo de cáncer ha salido muy elevado”, entonces sentí que el mundo se acababa y le decía al Señor “¿Por qué me has dado tanto… y a ahora… qué voy a hacer?”, no quiero morir… ; tuve que ser trasladada al Hospital de Enfermedades Neoplasicas y la primera persona que se cruzó por mi camino, fue un hombre de blanco; era un médico internista que me preguntó por qué estaba allí; le conté y me dijo: “No llores hija, yo te voy a ayudar, no te preocupes”; y de la mano me llevó a hacer todos los tramites y los análisis hasta que me interné; él me visitaba todas las noches antes de irse y en las mañanas al llegar; yo lloraba mucho y siempre encontraba consuelo en sus palabras.

El día anterior a mi operación me dieron el resultado de los análisis hechos en el hospital y el código del cáncer salió muy elevado; el médico me dijo: “No te preocupes que estás en las mejores manos”, Ese día me visitó el hno. José con un grupo de hermanos y oramos mucho, a lo que se sumaron todas la que estábamos en ese pabellón, que también iban a ser operadas. Éramos seis hospitalizadas y entre ellas había una señorita Adventista que terminó rezando el Rosario.

Recuerdo mucho que estaba en la preparación, me dieron agua horrible que no pasaba; el hno José le hecho agua bendita y pude tomarla; cuando me dejaron, mis amigos, entro mi médico, ángel, mi amigo, y me dijo:Mañana a las 6 am. Pero no temas… yo estaré cerca de ti- Le dije al doctor – “Cualquiera que fuere el resultado quiero que usted me lo dé. No te preocupes puesme dijocuando despiertes yo estaré cerca de ti.

Un 16 de diciembre me operaron, después de muchas postergaciones, porque, no había doctor o no había sala. (Creo que Dios se toma su tiempo) Mi operación duró como cinco horas, no recuerdo nada, sólo que la enfermera no encontraba mi vena, y cuando desperté en una sala donde todos se quejaban, pensé que todavía no me operaban; cuando abrí los ojos, mi doctor, tomándome de la mano me dijo: “NO TE PREOCUPES, TODO ESTÁ BIEN, TU TUMOR FUE BENIGNO, SÓLO FUE FUNCIONAL” - y me sonrió. Yo empecé a llorar y sólo resonaba en mi mente esa canción que dice: “CÓMO NO CREER EN DIOS, SI ME HA DADO LOS HIJOS Y LA VIDA…”, no sentí dolor, sólo sentí agradecimiento y entendí una vez más que la MISERICORDIA DEL SEÑOR es infinita, por eso, desde ese día, le prometí a mi Señor que esa oportunidad de vida que me estaba dando se la iba a dedicar sólo a Él, a amarlo, a bendecirlo, a ponerme en sus manos y a enseñar a mis hermanos que sólo Él es omnipresente y omnipotente, y que la Madre María está cerca de mí, de mi hija y de mi familia, y como si fuera poco, el Señor bendijo a todas las internas, pues a toda les salió benigno antes de la operación.

SI JESÚS, MARÍA Y MI ÁNGEL DE LA GUARDA ESTÁN CONMIGO… ¡QUIÉN CONTRA MÍ!”

No sé si es muy largo lo que hay que leer, pero he querido compartir con ustedes hermanos, este testimonio de amor, por el cual fui bendecida, y mediante el cual quiero pedirles que no pierdan su fe, que a pesar que las cosas parezcan contrarias, es la Mano de Dios que está sobe nosotros y que siempre bendiga a mi guía espiritual, mi amigo, el hno. José. Los quiero mucho: Carmen Venegas.

Nota: Un día te dije, que tú eras mi regalo - fue un día que celebramos mi cumpleaños en tu casa - bueno… uno de mis regalos; no sé si me entendiste o no, pero cada sanación es un regalo para mí y para el grupo. Quiero aclarar que las cinco personas que estaban en el mismo pabellón con Carmen para ser operadas, salieron limpias al día siguiente, o sea que el Señor las sanó a todas antes de ser operadas. Todas ellas, incluyendo a una hermana evangelista, se unieron la tarde previa en la oración. La hermana evangélica aceptó una estampa de la Virgen María, que se la ofreció una de las hermanas del grupo, sin saber que ellos no aceptan a la Virgen como nosotros la aceptamos… pero ella la acepto y también se sanó. Dios es para todos…equivocados o no. Los caminos de conversión del Señor nadie los puede entender… pero todo lo que Él quiere lo logra.

José Miguel Pajares Clausen

martes, 27 de noviembre de 2007

EL ES JESÚS



¿QUIÉN ES JESÚS?

v En Química, ÉL convirtió el agua en vino.
v En Biología, ÉL nació sin la concepción normal.
v En Física, ÉL desaprobó la Ley de la Gravedad cuando ascendió al Cielo.
v En Economía, ÉL desaprobó la Ley de la Disminución, alimentando a 5,000 personas con sólo dos pescados y cinco panes.
v En Medicina, ÉL curó enfermos de todo tipo y resucitó muertos sin administrar ni una dosis de droga.
v En Historia, ÉL es el principio y el final.
v En el Gobierno, ÉL dijo que debería ser llamado Hijo de Dios, Consolador y Príncipe de la Paz.
v En Religión, ÉL dijo, nadie viene al Padre sino es por Mí.

ÉL ES JESÚS

v El hombre más grande de la Historia, JESÚS, no tiene ningún sirviente y aún así, lo llaman AMO.
v ÉL no tiene ningún título y aún así, lo llaman
MAESTRO.
v ÉL no estudió medicina y aún así, le llaman
SANADOR.
v ÉL no ganó ninguna batalla militar y aún así, conquistó el mundo.
v ÉL no cometió ningún delito y aún así, lo crucificaron.
v A ÉL lo enterraron en una tumba y aún así, ÉL vive hoy.

¡ME SIENTO HONRADO EN SERVIR A UN LIDER QUE NOS AMA!

lunes, 26 de noviembre de 2007

LAS ESTRELLAS DEL MAR


Cierto día, caminando por la playa reparé en un hombre que se agachaba a cada momento, recogía algo de la arena y lo lanzaba al mar. Hacía lo mismo una y otra vez

Tan pronto como me aproximé me di cuenta de que lo que el hombre agarraba eran Estrellas de Mar que las olas del mar depositaban en la arena, y una a una las arrojaba de nuevo al mar.

Intrigado lo interrogué sobre lo que estaba haciendo, a lo cual me respondió:

Estoy lanzando estasEstrellas de Mar
nuevamente al océano. Como ves, la marea es baja y estas “Estrellas de Mar” han quedado en la orilla, si no las arrojo al mar morirán aquí

Entiendo – le dije – pero debe haber miles de “Estrellas de Mar” sobre la playa. No puedes lanzarlas todas… son demasiadas. Y quizá no te des cuenta que esto sucede probablemente en cientos playas a lo largo de la costa. ¿No estás haciendo algo que no tiene sentido?

El hombre sonrió y tomó una Estrella Marina y mientras la lanzaba de vuelta al mar me respondió:

“¡Para está si lo tuvo!”

Reflexión:
Sé que en este mundo complicado y acelerado, un solo gesto de ternura y solidaridad tal vez no alcanza…

Nada puedes hacer para solucionar las penas del mundo, pero mucho puedes hacer para intentar ayudar solidariamente en el pedacito de mundo que te toca…

Si he logrado que reflexiones, emociones, rías o llores… entonces eres una de esasEstrellas de Mar que ha vuelto al mar a contarles a las otras que la bondad existe y vale la pena, y que todavía existen seres que creen en los demás…

Recuerda que el amor que heredamos de Jesús y María es infinito… algo siempre se puede hacer.

jueves, 22 de noviembre de 2007

“HOY… Y NO MAÑANA”


Prefiero que compartas conmigo unos pocos minutos ahora que estoy vivo, y no una noche entera cuando yo muera.
Prefiero que estreches suavemente mi mano ahora que estoy vivo, y no apoyes tu cuerpo sobre mí cajón cuando yo muera.
Prefiero que hagas una sola llamada ahora que estoy vivo, y no emprendas un inesperado viaje cuando yo muera.
Prefiero que me regales una sola flor ahora que estoy vivo, y no me envíes un hermoso ramo cuando yo muera.
Prefiero que elevemos al cielo una oración ahora que estoy vivo, y no una misa cantada y concelebrada cuando yo muera.
Prefiero que me digas unas palabras de aliento ahora que estoy vivo, y no un desgarrador poema cuando yo muera.
Prefiero escuchar un solo acorde de guitarra ahora que estoy vivo, y no una conmovedora serenata cuando yo muera.
Prefiero me dediques una leve plegaria ahora que estoy vivo, y no un político epitafio sobre mi tumba cuando yo muera.
Prefiero disfrutar de los más mínimos detalles ahora que estoy vivo, y no de grandes manifestaciones cuando yo muera.
Prefiero escucharte un poco nervioso/a diciendo lo que sientes por mi ahora que estoy vivo, y no un gran lamento porque no lo dijiste a tiempo, y ahora estoy muerto.

Aprovechemos a nuestros seres queridos ahora que están entre nosotros…
Valora a las personas que están a tu alrededor… ¡¡¡Ámalas, respétalas, acuérdate de ellas… mientras están vivas!!!

HAY ABUELOS QUE SE OLVIDAN QUE FUERON PADRES


Llegan a la casa del hijo/a a cualquier hora, y se olvidan lo sagrado que es el sueño de los niños pequeños. Se olvidan cuanto les costaba que sus hijos se durmieran para poder ocuparse de la limpieza de la casa, cocinar o de tener un momento de intimidad. Porque, cuando están despiertos no los podemos descuidar; meten la mano en los enchufes, jalan todo lo que está cerca, rompen lámparas, floreros y todo lo que esté a su alcance, descubriendo por primera vez el mundo que los rodea… y eso es normal. Pero cuando duermen ¡Oh bendito seas Dios que inventaste el sueño!

Pero llegan los abuelos a cualquier hora y los despiertan y quieren hacer cosas que nosotros los hijos no hacemos, sin importarles las consecuencias. Los abuelos se creen con la autoridad de hacer – por su calidad de abuelos – lo que nunca hicieron con sus hijos.

¡Ya pues!, si el alemán de la memoria (Azlheimer) los está afectando… limítense. Hagan un esfuerzo y no se olviden que fueron padres.

Algunos pensaran que soy un poco rudo al decir esto, pero es la verdad, y la verdad no tiene por qué ser ruda ni destructiva. Lo que sucede es que nadie se atreve a decirles a sus padres, que el ser abuelos debe tener ciertas limitaciones.

Hace mucho tiempo mi padre vino con mis hermanos menores a vivir a mi casa, y la pusieron de cabeza. Hasta ahora siento lo que le pedí, porque hasta la empleada de mi confianza renunció. Le pedí que por favor buscara otro lugar para vivir porque la paz de mi hogar se encontraba en peligro… a parte de la influencia de mi esposa que me decía ¿qué está pasando? Hasta ahora me siento mal por lo que le dije… ¡Dios mió, me sentí morir! pero no pasó nada, él me sigue amando y yo a él. Creo que eso es lo importante, que siendo hijo o padre nos entendamos y nos amemos.
¡Gracias papá por seguirme amando!

Un abuelo/la se siente más padre o madre que los mismos padres y con mucho más derechos que ellos. Recordemos el dicho: Más sabe el diablo por viejo que por diablo, y no vale aprovecharse de eso.

Quizás el próximo año sea abuelo – a los 62 años, un poquito atrasado, pero justo dentro del promedio – porque la mayor de mis hijos se casa el 24 de noviembre 2007 y me veo en la necesidad de controlarme, porque, el hecho que yo no haya procedido como debí haberlo hecho con mis hijos, no me da derecho a tratar de resarcirlo con mis nietos para resanar mis faltas… ya sea porque tenía mucho trabajo o compromisos relacionados con eso, o porque pensaba que mi esposa podía encargarse de todo lo que yo debería haber hecho y no hice.

Después del partido no hay entrenamiento dice el dicho. Yo como abuelo/a debo respetar lo que mis hijos desean para sus hijos, aunque me sienta con la autoridad de hacer con mi nieto/a lo que me da la gana.

Recordemos que todavía nuestros hijos están tratando de recordar todo lo que pudieron haber hecho por nosotros, los padres, y no lo hicieron, y ahora se les junta el ser hijos y padres al mismo tiempo.

¿A quién prefiero? Debe ser una pregunta muy difícil de responder para ellos:
¿Acepto lo que mis padres están haciendo con mis hijos o hago lo que debo hacer por mis hijos, sin importarme si lastimo a mis padres o los hago sufrir por no estar de acuerdo con ellos?

Esto me hace recordar esa famosa pregunta: ¿Quién fue primero, el huevo o la gallina? pregunta que deberíamos hacérsela a Dios… si nos encontramos con Él el día que partamos.

¡Qué fácil y difícil a la vez es la vida! sobre todo cuando los dos abuelos se ponen de acuerdo para llegar a la casa, o los cuatro llegan al mismo tiempo
… lidiar con dos o cuatro es mucho más difícil.

La Palabra dice: Dejarás a tu padre y a tu madre y te unirás a tu mujer y ambos serán una sola carne… pero no habla de los nietos o de los abuelos.
¡Qué dilema!
José Miguel Pajares Clausen
Noviembre 2007

DIJIMOS QUE ESTABA BIEN

En la entrevista que le hicieron a la hija de Billy Graham (predicador en USA) en el Early Show, Jane Clayson le preguntó: “¿Cómo pudo Dios permitir que sucediera esto?” (se refería a los ataques del 11 de septiembre) Anne Graham dio una respuesta sumamente profunda y llena de sabiduría.

Dijo: Al igual que nosotros, creo que Dios está profundamente triste por este suceso, pero durante años hemos estado diciéndole a Dios que se salga de nuestras escuelas, que se salga de nuestro gobierno y que se salga de nuestras vidas… siendo el caballero que Él es, creo que se ha retirado tranquilamente ¿Cómo podemos esperar que Dios nos de Su bendición y Su protección cuando le hemos exigido que nos deje estar solos?”

A la luz de ciertos sucesos recientes… ataques de terroristas, balaceras en las escuelas, etc.

…creo que todo comenzó cuando Madelaine Murria O´Hara se quejó de que no quería que se rezara en nuestras escuelas, y dijimos que estaba bien. Ella fue asesinada y hasta hace poco que se descubrió su cuerpo.

Luego alguien dijo que mejor que no se leyera la Biblia en las escuelas… la Biblia dice no matarás, no robarás, amarás a tu prójimo como a ti mismo. Y dijimos que estaba bien.

Luego el Dr. Benjamín Spock dijo que no deberíamos pegarle a nuestros hijos cuando se portan mal porque sus pequeñas personalidades se truncarían y podríamos lastimar su autoestima. Dijimos que los expertos saben lo que están diciendo”. Y dijimos que estaba bien. El hijo del Dr. Spock se suicido.

Luego alguien dijo que los maestros y directores de los colegios no deberían disciplinar a nuestros hijos cuando se portan mal. Los administradores de las escuelas dijeron que más valía que ningún miembro de la facultad de las escuelas tocara a ningún estudiante que se porte mal, porque no queremos publicidad negativa y por supuesto, no queremos que nos vayan a demandar (Hay una gran diferencia entre disciplinar, tocar, golpear, cachetear, humillar, patear, etc.) Y dijimos que estaba bien.

Luego alguien dijo, dejemos que nuestras hijas aborten si quieren, y ni siquiera tienen que decírselo a sus padres. Y dijimos que estaba bien.

Luego uno de los concejeros del Consejo de Administración de las escuelas dijo: Ya que los muchachos siempre van a ser muchachos, y de todos modos lo van a hacer, démosle a nuestros hijos todos los condones que quieran para que puedan divertirse al máximo, y no tenemos que decirle a sus padres que se los dimos en la escuela. Y dijimos que estaba bien.

Luego alguno de nuestros principales funcionarios públicos dijeron que no importaba los que hacemos en privado mientras cumplamos con nuestro trabajo. Estuvimos de acuerdo con ellos y dijimos:
No me importa lo que nadie – incluyendo al Presidente – haga en su vida privada mientras yo tenga un trabajo y la economía este bien”. Y dijimos que estaba bien.

Luego alguien dijo vamos a imprimir revistas con fotografías de mujeres desnudas y decir que esto es una apreciación sana y realista de la belleza del cuerpo femenino.
Y dijimos que estaba bien.

Y luego alguien más llevó más allá esas apreciaciones y publicó fotografías de niños desnudos, llevándola más allá cuando las colocó en Internet. Y dijimos que estaba bien.
Ellos tienen derecho a su libertad de expresión.

Luego la industria de las diversiones dijo:
Hagamos shows por televisión y películas que promuevan lo profano, la violencia y el sexo ilícito” Y dijimos que estaba bien. “Grabemos música que estimule las violaciones, las drogas, los suicidios y los temas satánicos” Y dijimos que estaba bien. Y dijimos, “no es más que diversión, no tiene efectos negativos, de todos modos nadie lo toma en serio, así que adelante” Y dijimos que estaba bien.

Ahora nos preguntamos:
§ ¿Por qué nuestros hijos no tienen conciencia?
§ ¿Por qué no saben distinguir entre el bien y el mal?
§ Y, ¿por qué nos le preocupa matar a desconocidos, a sus compañeros de escuela, o a ellos mismos?

Probablemente, si lo pensamos bien y despacio, encontraremos la respuesta.

Creo que tiene que ver con que
LO QUE SEMBRAMOS ES LO QUE RECOGEMOS”.

Es curioso como la gente simplemente manda a Dios a la basura y luego se pregunta por qué el mundo está en proceso de destrucción.
Es curioso ver como creemos lo que dicen los periódicos, pero cuestionamos lo que dice la Biblia.
Es curioso como hay artículos lujuriosos, crudos, vulgares y obscenos que circulan por todas partes… pero la conversación con Dios en público se suprime en las escuelas, en los espacios de trabajo y a veces en los hogares.
Es curioso ver como nos preocupa más lo que piensan los demás de nosotros que lo que Dios piensa de nosotros.

¡QUÉ DIOS TE BENDIGA!

EN LA HORA MÁS DIFÍCIL DE TODAS


Qué hermoso poder escucha de Nuestro Señor en la hora de la muerte: "He oído a mi Madre hablar bien de ti"
Obispo Fulton J.Sheen (1895-1979)

Monseñor Doupanloup iba a visitar a una joven moribunda, que tenía que morir a la edad de solo veinte años. Temía mucho que estuviera desesperada al tener que morirse a tan temprana edad. Pero la encontró tranquila y llena de paz.

§ "Hija - le dijo el santo prelado - ¿no te da temor la muerte?
§ “No, padre
§ “¿Y por qué
?”
§ “Padre es que durante una docena de años yo le he rezado todos los días el rosario a la Vírgen María y en él yo le he dicho 50 veces cada día: Ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte. ¿Podrá Ella no venir en mi ayuda si durante 12 años le he pedido 50 veces cada día y 18,000 veces al año que ruegue por mí en la hora de ni muerte? Ella no fallará en esta hora”.

El padre reconoció que la joven tenía toda la razón en lo que decía, y vio luego con enorme emoción que la moribunda, en sus últimos momento levantaba sus brazos como saludando a la Vírgen que venía a llevársela y con una sonrisa en los labios expiró.

martes, 20 de noviembre de 2007

EL CÁNCER DE MI PADRE


Mi padre fue diagnosticado con CÁNCER A LA PRÓSTATA y enviado para sus análisis pre-operatorios. Necesitaba una operación urgente porque su cáncer estaba avanzando.

En esa época yo estaba recién haciendo mis primeros pininos en sanación en la Comunidad de Jesús. También era Ministro Extraordinario de la Comunión y llevaba la comunión a los enfermos que visitaba.

Mi padre siempre tuvo mucha confianza conmigo y era al único de su familia que le comunicaba sus cosas. Me contó lo que le sucedía y le sugerí ir a mi Comunidad para orar por él. Aceptó y unos días antes de sus exámenes finales, fuimos. Antes de ingresar, lo invité a mi padre a acercarse al Santísimo para que le pidiera lo sanara; de paso, yo también lo hice. Luego de orar por unos minutos entramos a la sanación. En plena sesión el sacerdote dijo que alguien se estaba sanando de la próstata…. que el Señor lo estaba tocando.

Automáticamente yo pensé en mi padre y le agradecí a Dios. Para esto, nadie en la Comunidad sabía que había llevado a mi padre con cáncer para que Dios lo sane. Esto sólo lo sabíamos él y yo, y por supuesto Dios. O sea que fue tratado como a cualquier extraño que iba por primera vez, sin ninguna atención especial.

Pasaron unos días y mi padre me llamó para que lo acompañe a recoger los resultados de los análisis. Fuimos a la Clínica y esperamos que salga el doctor con el veredicto. Éste salió y le dijo a mi padre que estaba limpio, que no tenía nada, que no se explicaba qué había pasado, pero por su edad (70 años), y ya que todo estaba preparado para la operación, era mejor que la aprovechara, porque tarde o temprano, por precaución debería ser operado.

No se imaginan la cara de mi padre y la mía estábamos contentísimos y agradeciéndole al Señor.
Pero acá no acaba la cosa. Dios no da puntada sin hilo.

Mi padre aceptó la operación sin tener por qué. Lo internaron, fue operado con éxito y me pidió que le llevara la comunión. Pedí la autorización al sacerdote para hacerlo y llevé en mi porta viático una hostia.

Mi padre, amiguero como siempre, le había contado a otros pacientes y familiares de estos, que su hijo le iba a llevar la comunión. Cuando llegué con una sola hostia para mi padre, me encontré con otros pacientes que también me la pedían. Conté las personas que iban a comulgar y partí la hostia en las partes necesarias. Al llegar al último cuarto, toqué la puerta y salio una enfermera que me preguntó qué hacía allí. Le respondí que traía la comunión al paciente de ese cuarto. Me dijo: Tenga mucho cuidado que está con SIDA, a lo que respondí:
No se preocupe que yo estoy con Dios”.

Entré y vi sentados a tres familiares muy alejados de la cama del paciente. El enfermo estaba con máscara de oxigeno con una respiración muy forzada, como los que están agonizando, pero consiente. Me acerqué y le pregunté si sabía cual era su mal. Me respondió con la cabeza que sí. Le pregunté si deseaba arrepentirse de sus pecados, comulgar y pedirle a Dios que lo perdone. Nuevamente con la cabeza me indicó que sí. Estiré su máscara y le dije: Cuerpo de Cristo, le di la hostia y volví a su lugar la máscara. Le prometí visitarlo otra vez.

Durante tres días hice lo mismo, pero esta vez llevando las hostias necesarias. Al cuarto día, luego de dar la comunión a mi padre y a los enfermos que me la habían solicitado, llegué al cuarto del moribundo… ya no estaba. ¡Dios mío te lo llevaste! – me dije a mí mismo. En ese momento apareció la enfermera que antes me había me había prevenido y le pregunté por el paciente. Ella me respondió sonriendo que no se lo explicaba, pero le habían dado de alta. ¡Dios mío gracias! – volví a repetir.

La verdad es que no sé nada de él… pero le dieron de alta. Seguramente Dios quiso darle una oportunidad y usó a mi padre como instrumento para llegar a él. Si mi padre no hubiese aceptado la operación – que ya no la necesitaba - no lo hubiera conocido.
¡Alabado sea el Señor y sus extraños caminos!

Nota: Mi padre ha cumplido el 1º de mayo del 2007, 85 años, y está muy bien, aparte de una artritis en la rodilla derecha, pero que no le molesta demasiado y la tiene controlada. El se llama José Miguel Pajares Cademartori, y vive en la Punta- Callao. Lima-Perú.
José Miguel Pajares Clausen
Noviembre 2007

TESTIMONIO DE MI VIDA


Nací hace 35 años en una provincia al norte del Perú. Soy la segunda de tres hermanas. Mi niñez fue muy normal, muy tranquila en lo referente a mis valores morales. Mi familia era muy católica. En esa provincia crecí y estudié hasta que viajé a la capital.

Mi hermana mayor había viajado antes y había puesto un negocio de Venta de Licores y le iba muy bien. Empecé a trabajar con ella y con un primo. Mi hermana menor se había quedado en la provincia con mis padres para terminar sus estudios.

Mi hermana mayor era muy cuidadosa en mostrarse como realmente era. Pero me di cuenta que sólo tenía amigas mujeres y uno que otro amigo, para mí, medios raros. Aunque por mi cerebro - aun inocente en ese sentido - no pasaba que algunas personas escogían opciones sobre su sexo… o sea que no se contentaban con lo que eran… me di cuenta que algo raro pasaba a mi alrededor.

Mi hermana solía frecuentar discotecas gays y nos llevaba a mí y a mi primo. Ella nunca permitió que alguien se nos acercara, así que yo bailaba con mi primo, mientras que ella bailaba con hombres y con mujeres. Terminada la reunión volvíamos a casa y una chica siempre se quedaba a dormir con ella. Para mí no era nada anormal, porque yo también lo había hecho con compañeras de colegio que se quedaban a estudiar en mi casa… pero algo rondaba por mi cerebro.

Pasado un tiempo comprobé que mi hermana era lesbiana y que la chica con que se quedaba a dormir era su pareja, la cual también entro a trabajar con nosotros.

Mi hermana tuvo la oportunidad de viajar a USA – después me enteré que fue para salirse del todo del closet – vendió el negocio y yo tuve que buscar trabajo para poder mantenerme sola en la capital.

Un día llegó a visitarme la chica, que era pareja de mi hermana. y en un momento dado, se me acercó, me besó en la boca y se fue corriendo. Ya se imaginan ustedes en que termino todo esto. Otro día me contó la historia con mi hermana mayor y que se sentía muy sola… me convenció fácilmente y fuimos pareja.

Por un familiar llegué al Grupo de Oración por los Enfermos “Sí Señory conocí al hno. José. Mi madre estaba enferma y él con su grupo nos ayudó mucho. De hecho se enteró de mi opción equivocada y trabajó mucho en eso. Recuerdo que me dijo e hizo algo que me hizo pensar mucho. Me regaló un espejo de cuerpo entero y me dijo:
Dios nunca se equivoca. A ti te hizo mujer sólo mírate al espejo y dime qué ves. ¿Acaso no ves a una hermosa mujercita de la que cualquier hombre se puede enamorar, amar y casar?”

Visité a un psicólogo - aconsejada por una monja - y éste me dijo que si me sentía feliz con esa opción, continuara, que lo importante era mi felicidad... no el qué dirán. ¡Qué equivocado estuvo! Yo no me sentía feliz… ya mi mente se estaba enderezando y dirigiéndose nuevamente al Señor y a su Santa Madre.

Decidí entonces frecuentar más el grupo y empecé a dejar poco a poco a la que fue la pareja de mi hermana mayor y mi pareja. Me costó mucho hacerlo, pero con mucha oración lo logré. Ahora soy una mujer hecha y derecha gracias Dios. Mi hermana menor se consagró de monja y vive lejos de mí, aunque siempre estamos en contacto Tengo mi propio negocio en mi ciudad natal y vivo con mi padre.

Lo que más me ha gustado hasta ahora, es que una amiga me celó con su enamorado… es que el muy bandido se puso a enamorarme. Nunca pensé que eso sucedería, mi autoestima estaba por los suelos. Se lo conté al hno. José… sólo sonrió. Sé que encontraré al amor de mi vida… de hecho hay varios amigos que me están rondando muy de cerca.

Gracias Señor por lo hiciste por mí. N.N.
Noviembre 2007

lunes, 19 de noviembre de 2007

OBEDIENCIA DE LOS HIJOS


Mientras permanezcan bajo la patria potestad, los hijos están obligados a obedecer a sus padres en todo lo que éstos puedan lícitamente mandarles. Así lo enseña explícitamente San Pablo: hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que esto es grato al Señor (Col. 3, 20). Todo lo que los Evangelios nos cuentan de la actitud de Jesús con sus padres puede resumirse en estas palabras: les estaba sujeto (Lc. 2, 51). Basta, además, recorrerlos con calma para darnos cuenta de la gran abundancia de ejemplos y de enseñanzas que, acerca de la obediencia, nos da el Señor en la circuncisión, en la presentación en el templo, en la huída a Egipto, en el viaje a Jerusalén..., constante sumisión de Nuestro Señor a su Padre Eterno y a sus padres de la tierra.

La obediencia debida a los padres obliga a cumplir sus órdenes, especialmente en lo referente al cuidado de la propia salvación, y a la organización y orden de la casa. Hay que obedecerlos con prontitud y diligencia, siempre que no sea pecado lo que mandan. La obediencia exige esfuerzo porque es mucho más fácil ser rebelde, haciendo continuamente el propio capricho. Para obedecer hace falta tener un corazón bueno y vencer el egoísmo.

Pecan contra la obediencia debida a los padres:

§ Quienes rechazan formalmente una indicación justa, simplemente por provenir de la autoridad paterna.
§ Los que desobedecen en las cosas referentes al buen gobierno de la casa.
§ Quienes se exponen a cometer pecados graves por no seguir sus órdenes.
§ El que desprecia sus mandatos, cuando prescriben la obediencia a las leyes de Dios.

Hay, sin embargo, dos casos, en los que los hijos pueden sin pecar desobedecer a sus padres:
§ Cuando mandan cosas contrarias a la Ley de Dios: por ejemplo, mentir, omitir la Misa del domingo, asistir a un espectáculo inmoral, etc.
§ En relación a la elección de estado, ya sea oponiéndose al que recta y lícitamente quieran tomar, o ya sea obligándolos a elegir uno determinado. Todos pueden disponer de su vida como les plazca.
Fuente: Encuentra

TESTIMONIO DE UNA HIJA

Hace varios años atrás, una chica que frecuentaba nuestro grupo de oración y que se había convertido aparentemente en un buen instrumento de Dios, estaba conversando con otra muchacha que yo sabía sus antecedentes de lesbiana, y que estaba en proceso de conversión, y sin querer escuché más o menos esta conversación en el micro en que nos dirigíamos a una sanación:

§ “¿Tienes pareja?” – dijo la lesbiana.
§ Si… - respondió la chica.
§ Y… ¿vives con ella?” – replicó la lesbiana.
§ Solo cuando viene mi mamá de viaje, porque ella se encarga de cuidarla cuando yo salgo – dijo la chica.

Parece que se reconocen entre ellas.

En ese momento el Señor me iluminó el y corté la conversación disimuladamente para que no se dieran cuenta que las había escuchado. Decidí investigar si era cierto lo que me había imaginado, porque yo no sabía que la otra era lesbiana… luego de una pequeña investigación, comprobé que era cierto; ella me confesó lo siguiente:

Su madre lo permitía porque le convenía; prácticamente la usaba para sus fines de estadía, alimentación, remedios, etc., mientras estaba en la capital. Su pareja se encargaba de todos los gastos que ella no podía solventar. Ella dormía con su pareja en la misma cama, mientras que la madre dormía en una habitación continua a la suya.

Tuve la oportunidad de conocer el departamento en que vivían; era muy pequeño y todo se escuchaba. Sólo alguien que quiera hacerse el tonto, no podría imaginar que la madre escuchaba lo que se hacía en el dormitorio continuo.

Le pedí a la chica hablar con ambas - con ella y su pareja - y accedieron. Les ofrecí mi ayuda espiritual… sólo la chica del grupo aceptó a medias… la otra no. Me dijo que así había nacido y que no pensaba cambiar, inclusive que no le importaba contagiarse del SIDA.

Luego le pedí a la chica del grupo hablar con su madre… accedió. Le expliqué a la madre que lo que ella estaba haciendo no estaba bien ante los ojos de Dios, y que estaba incentivando la homosexualidad de su hija. La madre pertenecía a un grupo de oración en su provincia, dedicado al rezo del Rosario.

Después de muchas conversaciones, la madre reconoció llorando, que estaba haciendo mal, hasta se arrodilló pidiendo perdón por lo que había estado haciendo con su hija.

La madre murió no hace mucho de cáncer… la chica viajó a su provincia y la dejé de ver por un tiempo. Hace poco me visitó y sólo me dijo: Ya no soy la chica de antes - me dio un beso en la mejilla y se despidió. No he vuelto saber de ella directamente, pero indirectamente sé que está bien… sólo Dios sabe que la quiero mucho.

Sobre la lesbiana de la conversación en el micro, por la que me entere - porque Dios así lo quiso… - sé que todavía anda en sus andanzas… ya no frecuenta el grupo. Creo que sólo fue un instrumento de Dios para poder salvar dos almas… una especie de Judas. Sólo espero que no se ahorque, pida perdón, y que vuelva al camino correcto… sigo orando por ella.

Nota: Los padres deberán ganarse el respeto de sus hijos para que todo esto funcione: aunque a pesar de todo lo malo, en lo posible, los hijos deberán honrar a sus padres por mandato de Dios. Recordemos que los padres son instrumentos de Dios para que los hijos vengan a este mundo sin importar de la forma en que vengan. Dios es el que juzga no nosotros.
José Miguel Pajares Clausen
Noviembre 2007

FUNDAMENTOS DE LA AUTORIDAD


El hombre está destinado por Dios a vivir en sociedad, y donde varios viven juntos es necesario que exista un orden; orden que supone que haya quien mande y quien obedezca. Al que manda se le llama autoridad: en la vida familiar, son los padres; en la vida civil los gobernantes; en la Iglesia, la jerarquía eclesiástica.

La autoridad es necesaria y sin ella no habría sociedad. Toda autoridad legítima viene de Dios, pues siendo Dios el Creador y Soberano Señor del universo, sólo a Él corresponde gobernar a los hombres.

Dios, sin embargo, no quiere hacer uso directamente de este derecho para mandar a los hombres en su vida diaria, por eso se sirve de ellos mismos:
delega en algunos su autoridad y les confiere el poder de mandar a los demás.

Los primeros en los que Dios delega su autoridad son los padres, pero también se encuentran investidos de poder todos los que, en la vida civil o eclesiástica, son legítimos gobernantes.

Por eso nos dice con claridad San Pablo que toda persona está sujeta a las autoridades superiores, porque no hay potestad que no provenga de Dios, y Dios es el que ha establecido las que hay en el mundo. Por lo cual, quien desobedece a las autoridades, a la ordenación o voluntad de Dios desobedece (Rom. 13, 1-2).

Cabe aclarar que lo anterior no significa que tal o cual gobernante sea enviado o representante de Dios, sino que lo divino es la autoridad que ostenta, pues esa potestad que ejerce es de ley natural.
Fuente: Encuentra
.

TESTIMONIO DE UN PADRE:
SOBRE CIERTOS VALORES

Llega el padre a su casa y nota que la puerta del cuarto de su hijo estaba cerrada. Normalmente las puertas de la casa, excepto la de la calle, permanecen siempre abiertas, hasta antes de dormir. Pensando que algo le sucedía, toca con discreción y no recibe respuesta. Insiste… y tampoco recibe respuesta. Preocupado trata de entrar forzando la puerta… en ese momento se abre la puerta y sale el hijo con una chica; cuando la chica se despidió, el dialogo fue más o menos así:

§ ¿Qué sucede papá? ¿Por qué no respetas mi intimidad? Este es mi dormitorio, y yo hago en él lo que me da la gana – dijo el muchacho muy molesto.
§ Mira hijo, primeramente quiero que te enteres de algo que quizás no te hayas dado cuenta: la casa es mía, los muebles son míos, tu cuarto y todo lo que hay dentro de él es mío, tu cama, tu ropa, tus zapatos… y, por si no te has enterado todavía… hasta tú eres mío. Mientras todo esto sea mío, yo pongo las reglas. El día que seas mayor y tengas algo tuyo, podrás decidir tus reglas y que hacer con tu vida… por ahora no; lo siento mucho hijo, pero es mi obligación, que se conserven los valores morales en mi hogar… es algo que te tengo que dejar – respondió el papá.
§ Pero papá, en las películas, los chicas y chicas se reúnen en sus cuartos, eso lo veo a cada momento, además, tú nunca me hablaste que esto no se debería hacer – argumentó el chico.
§ Tienes toda la razón hijo, fue algo que se me pasó… es que… creces tan rápido. Te prometo que desde ahora conversaremos sobre todo lo que tú desees… tú sabes que te quiero mucho – finalizó el padre.
José Miguel Pajares Clausen

sábado, 17 de noviembre de 2007

LOS MILAGROS...


Tres personas iban caminando por una vereda de un bosque: un sabio con fama de hacer milagros, un poderoso terrateniente del lugar y un poco atrás de ellos y escuchando la conversación, iba un joven estudiante alumno del sabio.

Terrateniente
: Me han dicho en el pueblo que eres una persona muy poderosa, inclusive puedes hacer milagros.
Sabio: Soy una persona vieja y cansada... ¿Cómo crees que yo podría hacer milagros?
Terrateniente: Pero me han dicho que sanas a los enfermos, haces ver a los ciegos y vuelves cuerdos a los locos... esos milagros sólo los puede hacer alguien muy poderoso.
Sabio: ¿Te referías a eso? Tú lo has dicho, esos milagros sólo los puede hacer alguien muy poderoso... no un viejo como yo. Esos milagros los hace Dios, yo sólo pido se conceda un favor para el enfermo, o para el ciego, todo el que tenga la fe suficiente en Dios puede hacer lo mismo.
Terrateniente: Yo quiero tener la misma fe para poder realizar los milagros que tú haces... Muéstrame un milagro para poder creer en tu Dios.
Sabio: Esta mañana ¿volvió a salir el sol?
Terrateniente: Si, ¡claro que si!
Sabio: Pues ahí tienes un milagro... el milagro de la luz.
Terrateniente: No, yo quiero ver un VERDADERO milagro, oculta el sol, saca agua de una piedra... Mira, hay un conejo herido junto a la vereda, tócalo y sana sus heridas.
Sabio: ¿Quieres un verdadero milagro? ¿No es verdad que tu esposa acaba de dar a luz hace algunos días?
Terrateniente: ¡Si! Fue varón y es mi primogénito.
Sabio: Ahí tienes el segundo milagro... el milagro de la vida.
Terrateniente: Sabio, tú no me entiendes, quiero ver un verdadero milagro...
Sabio: ¿Acaso no estamos en época de cosecha? ¿No hay trigo y sorgo donde hace unos meses solo había tierra?
Terrateniente: Si, igual que todos los años.
Sabio: Pues ahí tienes el tercer milagro...
Terrateniente: creo que no me he explicado, lo que yo quiero....
(el sabio lo interrumpe)
Sabio: Te has explicado bien, yo ya hice todo lo que podía hacer por ti... Si lo que encontraste no es lo que buscabas, lamento desilusionarte. Yo he hecho todo lo que podía hacer.

Dicho esto, el poderoso terrateniente se retiró muy desilusionado por no haber encontrado lo que buscaba. El sabio y su alumno se quedaron parados en la vereda. Cuando el poderoso terrateniente iba muy lejos como para ver lo que hacían el sabio y su alumno, el sabio se dirigió a la orilla de la vereda, tomó al conejo, sopló sobre él y sus heridas quedaron curadas. El joven estaba algo desconcertado.
Alumno: Maestro, te he visto hacer milagros como este casi todos los días, ¿por qué te negaste a mostrarle uno al caballero? ¿Por qué lo haces ahora que no puede verlo?
Sabio: Lo que él buscaba no era un milagro, era un espectáculo, le mostré tres milagros y no pudo verlos... para ser rey primero hay que ser príncipe, para ser maestro primero hay que ser alumno... no puedes pedir grandes milagros si no has aprendido a valorar los pequeños milagros que se te muestran día a día.

El día que aprendas a reconocer a Dios en todas las pequeñas cosas que ocurren en tu vida, ese día comprenderás que no necesitas más milagros que los que Dios te da todos los días sin que tú se los hayas pedido.

Cuando estamos en problemas siempre pedimos ayuda a Dios, y eso está bien porque no hay nadie que pueda ayudarnos más que Él, pero pídele
la cordura para pensar claramente, la paciencia necesaria para mantenerte tranquilo y actuar bien, la fortaleza necesaria para afrontar los retos, y la fe suficiente para seguirlo amando sin importar lo que pase...

Pídele esos milagros,
no le pidas simplemente que resuelva tus problemas sólo porque te da miedo afrontarlos por ti mismo...

HAS TODO LO QUE PUEDAS POR TI MISMO… Y,
LO QUE NO PUEDAS, DÉJASELO A DIOS.

¿POR QUÉ IR A LA IGLESIA?


Un asiduo asistente a la iglesia le escribió al editor de un periódico quejándose que no tenía sentido ir a la iglesia todos los domingos.

He ido a Misa durante 30 años escribía - y durante ese tiempo habré escuchado como 3,000 sermones. Pero juro por mi vida que no recuerdo ni uno sólo de ellos. Por eso pienso que estoy perdiendo mi tiempo, y los sacerdotes también dando sermones”.

Así empezó una controversia en la columna deCartas al Editor”, para deleite del mismo editor. La misma que continuó por varias semanas hasta que alguien escribió lo siguiente:

Ya llevo casado 30 años. Durante todo ese tiempo mi esposa debe haber preparado 32,000 comidas, y juro por mi vida que no me acuerdo de ni un sólo menú. Pero sí sé esto: Todas me alimentaron y me dieron la fuerza que necesitaba para hacer mi trabajo. Si mi esposa no me las hubiera preparado, estaría físicamente muerto el día de hoy. ¡De la misma manera, si no hubiese ido a la Iglesia para alimentarme, estaría espiritualmente muerto en la actualidad!”.

Reflexión: Cuando estás desorientado y sin saber qué hacer: ¡Dios tiene algo para ti! La Fe ve lo invisible, cree lo increíble y recibe lo imposible.
¡Gracias a Dios por nuestro alimento material y espiritual!

Cuando Satanás esté tocando a tu puerta, Simplemente di: Jesús, ¿puedes Tú abrir por mí?”

SÓLO SEMILLAS


Dios no tiene más brazos que los nuestros, nos los dio precisamente para suplir los suyos.

Cuentan que un joven paseaba una vez por una ciudad desconocida, cuando, de pronto, se encontró con un comercio sobre cuya marquesina se leía un extraño rótulo: «La Felicidad». Al entrar descubrió que, tras los mostradores, quienes despachaban eran ángeles. Y, medio asustado, se acercó a uno de ellos y le preguntó:

§
«Por favor, ¿qué venden aquí ustedes
§
«¿Aquí? - respondió el ángel -. Aquí vendemos absolutamente de todo».
§ «¡Ah! - dijo asombrado el joven -.
Sírvanme entonces el fin de todas las guerras del mundo; muchas toneladas de amor entre los hombres; un gran bidón de comprensión entre las familias; más tiempo de los padres para jugar con sus hijos...»
Y así prosiguió hasta que el ángel, muy respetuoso, le cortó la palabra y le dijo:
§
«Perdone usted, señor. Creo que no me he explicado bien. Aquí no vendemos frutos, sino semillas»

En los mercados de Dios (y en los del alma) siempre es así. Nunca te venden amor ya fabricado; te ofrecen una semillita que tú debes plantar en tu corazón; que tienes luego que regar y cultivar mimosamente; que has de preservar de las heladas y defender de los fríos, y que, al fin, tarde, muy tarde, quién sabe en qué primavera, acabará floreciéndote e iluminándote el alma.

Y con la paz ocurre lo mismo. Hay quienes gustarían de acudir a un comercio, pagar unas cuantas pesetas o unos cuantos millones y llevarse ya bien empaquetaditos unos kilos de paz para su casa o para el mundo. Claro que a la gente este negocio no le gusta nada. Sería mucho más cómodo y sencillo que te lo dieran ya todo hecho y empaquetado. Que uno sólo tuviera que arrodillarse ante Dios y decirle: «Quiero paz» y la paz viniera volando como una paloma. Pero resulta que Dios tiene más corazón que manos.

Bueno, voy a explicarme, no vayan ustedes a entender esta última frase como una herejía.

Sucedió en la última guerra mundial: en una gran ciudad alemana, los bombardeos destruyeron la más hermosa de sus iglesias, la catedral. Y una de las «víctimas» fue el Cristo que presidía el altar mayor, que quedó literalmente destrozado. Al concluir la guerra, los habitantes de aquella ciudad reconstruyeron con paciencia de mosaicistas su Cristo bombardeado, y, pegando trozo a trozo, llegaron a formarlo de nuevo en todo su cuerpo... menos en los brazos. De éstos no había quedado ni rastro. ¿Y qué hacer? ¿Fabricarle unos nuevos? ¿Guardarlo para siempre, mutilado como estaba, en una sacristía? Decidieron devolverlo al altar mayor, tal y como había quedado, pero en el lugar de los brazos perdidos escribieron un gran letrero que decía:
«Desde ahora, Dios no tiene más brazos que los nuestros»

Y allí está, invitando a colaborar con Él, ese Cristo de los brazos inexistentes. Bueno, en realidad, siempre ha sido así. Desde el día de la creación Dios no tiene más brazos que los nuestros. Nos los dio precisamente para suplir los suyos, para que fuéramos nosotros quienes multiplicáramos su creación con las semillas que Él había sembrado.
Catholic Net

viernes, 16 de noviembre de 2007

EL CARÁCTER


Hay amores que viven en nosotros y por la voz nos reconocen, somos como somos, la forma de ser que el corazón vierte.

El que no tiene carácter es una piedra con movimiento de estatua ciega, que nada es y nada revela, donde no cabe la vida ni el sueño.

Porque es necesario el temple firme para hacer frente a las desengaños, el ardor guerrero del sol y el arranque de la aurora sobre la noche, levanto mi voz con la grafía del mar.

El mar en su bravura y mesura, con la audacia que mueve el aire sus brazos, nos propone ser jinetes de ojos abiertos antes de que la burla nos desfigure la personalidad con un cincel en el pecho.

Y para siempre nos duela la carne del alma por haber sido corchos en una sociedad que rubrica sus derechos de propiedad a su manera, que no tiene porque ser la mía.

Hay que dejar al hombre ser hombre, que el hombre sea amante de sí mismo, que se cultive en el hábito de quererse para querer y, así cautivo, liberarse de mundo, de un mundo de cosas que esclavizan.

Nos hace falta sembrar energías puras para recoger esencias y coger los estribos del ser. De un ser reencontrado a su especie y a su modo.

Dejar, pues, que el singular atributo de la letra, con distintivo de género humano, trace sus pasos.

Es un buen signo de hacer camino, cada cual con los suyos y los suyos con los demás, respetando los andares de uno en uno, todos unidos.
Víctor Corcoba Herrero

TESTIMONIO DE SAMMY... MI ENGREIDA


A los ocho años, si mal no recuerdo, aprendí lo que es amar. Conocí al ser más maravilloso que alguien puede conocer. Lo conocí en una reunión en el grupoSi Señor; luego comenzamos a encontrarnos cada noche a las siete de la noche en su casa, cenábamos juntos, cantábamos y siempre me enseñaba cosas nuevas (hasta ahora).

Me presentó a su Madre, una mujer increíble, llena de amor, de cariño y un corazón tan puro y transparente como su alma; me dijo que también era mi Madre
(Se refiere a nuestra Madre del Cielo).

Yo no me negué, y es qué ¿Cómo negarse ante ese regalo tan grande? Entonces ya no amé a un ser nada mas, los amé a ambos desde entonces (a Jesús y María
).

Cuando cumplí los nueve años tuve una fiesta en casa, ¿saben cuantos niños fueron?... fueron tres; dos amigas de colegio y él (los demás eran adultos). Fueron también los amigos del grupo; la verdad es que jamás pensé en divertirme tanto y sentirme tan querida. Es un cumpleaños que nunca podré olvidar y hasta el día de hoy es el mejor cumpleaños que jamás he tenido.

Aquel día, el hno. José me prestó a su Madre una vez más. Ella me tomó en sus brazos, me cantó y me hizo dormir (descanso en el Espíritu). Fue una noche muy bonita con gente que realmente quiero.

Ellos también estuvieron conmigo en momentos difíciles; cuando mi papá por exceso de copas se estrelló, mi mamá y yo estábamos con él. Fue increíble como ese choque cambió a mi familia porque mi papá cambió, gracias a ese choque él dejo el trago; y es que todo es para bien cuando vas con ellos (a Jesús y María) aunque a veces en el momento pensemos que es lo peor que nos pudo haber pasado y no encontramos soluciones a nuestros problemas.

Bueno no voy a tocar cada año en mi vida junto a ÉL y a su Madre porque sería hablar de muchas cosas y no alcanzarían palabras ni espacio, creo. Sólo quiero decir que aún cuando no siempre he sido constante con ÉL, y eso que Él si lo ha sido conmigo siempre, yo sé que es grande, igual que el amor que nos tiene a todos nosotros.

Quiero agradecerles al SEÑOR, a nuestro ABBA, y a nuestra MAMA SANTA MARIA por permitir que nos encontráramos con Pepito, de encontrarme con usted y toda la gente del grupo. Porque si hay algo muy cierto, es que juntos hemos y seguiremos aprendiendo con ayuda de ÉL y su SANTA MADRE.

No digo más tampoco, porque simplemente hay cosas que por más que intentara de explicarlas no podría, y eso lo sabe la gente del grupo. Lo único que me queda por decir es que nunca es muy tarde ni muy temprano para conocer a JESÚS y a MARÍA, que todos estamos en condiciones de conocerlos siempre, que nuestros corazones estén dispuestos. También vale recordar que no a todos nos toca conocer a Dios de la misma manera, pero que sea cual sea la manera en la que nos toque conocerlo, jamás van a olvidarlo.

Que Dios siempre nos guíe, nos ilumine y nos fortalezca. Que su Madre siempre nos cubra con su manto de amor bendito y que Dios Espíritu Santo nos ilumine siempre.

Gracias Señor, por lo que tengo, por aquello que no tengo y por lo que tendré, porque ¡todo es para bien! Gracias Señor por permitirme ser instrumento Tuyo.
Sammy Masías

Nota: Sus padres iban a consagrarse a Dios a través del grupo, un 21 de octubre, y ella se coló, o sea que se incluyó en la consagración. Le pregunté a sus padres si estaba bien. Ellos me contestaron: Si ella quiere... déjala, como si fuera una broma... que, al poco tiempo, se convirtió en un gran instrumento de Dios. Los primeros mensajes, oraciones y jaculatorias que Dios y su Santísima Madre nos regalaron, que hasta ahora usamos, las recibimos a través de ella. Esta niña ahora tiene 18 años, está en la Universidad estudiando Arquitectura, y es una de las más esperadas en nuestro grupo. Cabe recalcar que a ella, nuestra Madre del Cielo, la bautizó como su Rayito de Sol. La quiero mucho.
José Miguel Pajares Clausen

EL MURO Y LA ARAÑA

Dicen que una vez un hombre era perseguido por varios malhechores que querían atracarlo.

El hombre en su huida entró a una cueva.

Los malhechores empezaron a buscarlo por las cuevas anteriores a la que él se encontraba.

Con tal desesperación elevó una plegaria al Creador:
- “¡Dios todopoderoso, has que tus ángeles bajen y tapen la entrada, para que no entren a matarme!”

En ese momento escuchó a los hombres acercarse a la cueva en la que se encontraba, y vio que apareció una arañita. La arañita empezó a tejer una telaraña en la entrada.

El hombre volvió a elevar otra plegaria, esta vez más angustiado:
- “¡Señor, te pedí ángeles... no una araña!”
Y continuó:
- “¡Señor, por favor, con tu mano poderosa coloca un muro frente a la entrada, para que los hombres no puedan entrar a matarme!”
Abrió los ojos esperando ver un muro tapando la entrada, y observó a la arañita tejiendo la telaraña.

Estaban ya los malhechores entrando en la cueva anterior y el hombre se quedó esperando su muerte. Cuando los malhechores estuvieron frente a la cueva, ya la arañita había tapado toda la entrada.

Entonces se escuchó esta conversación:
- “Entremos en esta cueva”.
- “No. No hace falta ¡Mira, hay una telaraña! Es imposible que haya podido entrar en esta cueva. Sigamos buscando en las otras”.

Reflexión: Pedimos cosas que desde nuestra perspectiva humana son lo que necesitamos, pero Dios nos da aquellas cosas que se pueden volver grandes.

A veces pedimos muros para estar seguros, pero Dios en cambio nos pide confianza en Él, para dejar que su poder se manifieste y haga que algo como una telaraña nos dé la misma protección que una muralla.

Si has pedido un muro y no ves más que una telaraña, recuerda que Dios sabe lo que realmente necesitamos. ¡Confía en Él y Él actuará!