sábado, 30 de abril de 2022

135 – MISCELÁNEA

La prisa y el ruido es el estilo de hacer del hombre que no cree en los silencios fecundos de las noches.

El silencio y la larga paciencia son el estilo de hacer de Dios que, como la semilla en el surco, hace madurar sus frutos lentamente…, pero seguramente, silenciosamente…, pero ininterrumpidamente.

Dios no pide ni tu ruido ni tu prisa. Solo pide tu eficacia en el reino, y toda eficacia consciente y responsable pasa siempre por un desierto de silencios y soledades.

UNA VEZ LE PREGUNTARON A UNA MUJER:

¿Qué obtienes orandole a Dios?

Ella respondió:

Generalmente “no gano nada”, sino “pierdo cosas”

Y citó todo lo que perdió orando a Dios regularmente:

_ Perdí el orgullo.

_ Perdí la arrogancia.

_ Perdí la codicia

_ Perdí la envidia.

_ Perdí mi ira

_ Perdí la lujuria.

_ Perdí el placer de mentir

_ Perdí el gusto por el pecado.

_ Perdí la impaciencia, la desesperación y el desánimo.

A veces oramos, no para ganar algo, sino para perder cosas que no nos permiten crecer espiritualmente.

La oración educa, fortalece y sana.

“La oración es el canal que nos conecta directamente con Dios"

#BellaVistaTV

LAS HERIDAS DE JESÚS

El apóstol Tomás pasó a la historia por su incredulidad, al pedir tocar las cicatrices de Jesús para creer en su resurrección (Jn 20, 25). 

Sin embargo, Jesús no se ofendió con su actitud sino más bien accedió a su pedido (Jn 20, 27). Al final le pidió que no sea incrédulo sino hombre de fe (Jn 20, 27), pero no descalificó su pregunta. ¿Por qué Jesús no se ofendió? Porque en el fondo la incredulidad de Tomás tenía asidero y lo sigue teniendo hasta el día de hoy. Las cicatrices de Jesús son la señal de su resurrección y su Cruz es la “más grande prueba” de su amor, como dice una canción.

Si alguien (dentro o fuera de la Iglesia) te anuncia a un “Jesús” sin cicatrices, una “fe” sin cruz, una “espiritualidad” sin sacrificios, un “evangelio” sin conversión, una “salvación” sin arrepentimiento, ten la seguridad de que no se trata del auténtico Jesús de Nazaret ni del auténtico Evangelio. ¡Tenlo presente!

#LosAscoy

EL PAPA FRANCISCO REVELA QUE EL MÉDICO LE PROHÍBE CAMINAR

El Papa Francisco reveló este sábado 30 de abril que el médico le prohibió caminar por lo que tiene que obedecer el doctor y solamente saludar a las personas permaneciendo sentado.

Al recibir en el Vaticano a más de 2.500 peregrinos procedentes de Eslovaquia, el Santo Padre explicó que no iba poder recorrer los pasillos del Aula Pablo VI para acercarse a los peregrinos presentes, sino que solamente podría saludar a algunas personas de la delegación permaneciendo sentado debido a que el médico le prohibió caminar.

“Ahora les daré la bendición y rezaremos juntos para que el Señor bendiga a todos. Y luego me despediré de ustedes, pero hay un problema: esta pierna no está bien, no funciona, y el médico me ha dicho que no camine. Me gusta caminar..., ¡pero esta vez debo obedecer al médico! Por eso les voy a pedir que hagan el sacrificio de subir las escaleras, y me despido de ustedes desde aquí. Es una humillación, pero la ofrezco por su país. Gracias”, explicó el Papa.

Asimismo, el Santo Padre alentó a experimentar el amor de Dios para “afrontar con fe las pruebas de la vida para salir de ellas siendo mejores” a través de un mensaje enviado por su cuenta oficial de Twitter @Pontifex_es.

“La alegría de sabernos amados por Dios a pesar de nuestras infidelidades nos hace afrontar con fe las pruebas de la vida para salir de ellas siendo mejores. Ser verdaderos testigos consiste en vivir esta alegría, porque la alegría es el signo característico del cristiano”, escribió el Papa.

La alegría de sabernos amados por Dios a pesar de nuestras infidelidades nos hace afrontar con fe las pruebas de la vida para salir de ellas siendo mejores. Ser verdaderos testigos consiste en vivir esta alegría, porque la alegría es el signo característico del cristiano.

— Papa Francisco (@Pontifex_es) April 30, 2022

SALUD DEL PAPA

Durante la Audiencia General del 26 de enero, el Papa Francisco explicó a los fieles reunidos en el Aula Pablo VI que no iba a poder recorrer los pasillos, como tradicionalmente lo hace, para saludar a las personas presentes por un problema de salud.

“Permítanme explicarles que hoy no podré estar entre ustedes para saludarlos, porque tengo un problema en mi pierna derecha; un ligamento de mi rodilla está inflamado. Pero yo bajaré a saludaros allí y ustedes pasarán a saludarme”, dijo el Papa indicando una silla en la que después se sentó para bendecir a algunas personas.

Sobre su problema de salud, el Santo Padre añadió con sentido del humor que se trata de “algo temporal. Dicen que esto solo le ocurre a la gente mayor, y no sé por qué me ocurrió a mí...”, concluyó sonriendo mientras que las personas aplaudieron.

POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa

¿LOS ANIMALES VAN AL CIELO SEGÚN EL PAPA FRANCISCO?

Diversos medios de prensa en el mundo difundieron la “noticia” de que el Papa Francisco, cambiando la existente doctrina católica, habría afirmado que los animales van al Cielo al igual que los seres humanos. Pero, ¿realmente dijo eso el Papa Francisco?

El diario italiano Corriere della Sera fue el que inició el aluvión mediático con una nota publicada el 27 de noviembre de 2014 –sobre la audiencia general del Santo Padre del día anterior titulada “El Papa y los animales ‘El Paraíso está abierto a todas las criaturas’”. El titular del periodista Vecchi Gian Guido usa una palabra que el Pontífice nunca usó: animales.

El mismo 27 de noviembre de 2014 el diario inglés The Guardian publicó una noticia en la que se señala, citando al Corriere della Sera, que “los animales también van al cielo. Esa es, al menos, una interpretación de lo dicho por el Papa Francisco en su audiencia general en el Vaticano”.

Días después, el 11 de diciembre de 2014 fue Rick Gladstone de The New York Times de Estados Unidos, quien siguió con la narrativa pero ahora desde otro ángulo. Según este diario el Papa se habría encontrado “en una aparición pública en San Pedro” con un pequeño niño que perdió a su perro a quien habría dicho que “el Paraíso está abierto a todas las criaturas de Dios”.

Es posible que el origen de la nota haya sido un dato más que publicó el Corriere della Sera el día 27 de noviembre. El texto en italiano señala que “se cuenta que Pablo VI consoló a un niño que lloraba por la muerte de su perro diciéndole ‘un día volveremos a ver a nuestros animales en la eternidad de Cristo’”.

The New York Times señala asimismo en la nota del 11 de diciembre que “aunque no es claro si lo dicho por el Papa ayudó a consolar al niño, sí fue bien recibido por grupos como” la Humane Society of the United States and People for the Ethical Treatment of Animals, “quienes lo acogieron como un repudio de la teología conservadora católica que dice que los animales no van al cielo porque no tienen alma”.

Tras la publicación de estas notas, medios como El Universal de México, Caracol de Colombia, Terra Argentina, entre muchos otros, publicaron diversas noticias señalando que el Papa Francisco ha dicho que los animales van al cielo.

LO QUE SÍ DIJO EL PAPA FRANCISCO EN LA CATEQUESIS DEL 26 DE NOVIEMBRE DE 2014

El Santo Padre dedicó su catequesis de la audiencia general del 26 de noviembre de 2014 a explicar qué es el Cielo. El Pontífice resaltó que antes que un “lugar” es un “estado” en el que las personas podrán contemplar a Dios.

Sobre el tema en cuestión dijo: “La Sagrada Escritura nos enseña que el cumplimiento de este diseño maravilloso no puede no interesar también todo aquello que nos rodea, y que ha salido del pensamiento y del corazón de Dios".

"El apóstol Pablo lo afirma explícitamente, cuando dice que también ‘la creación será liberada de la esclavitud de la corrupción para participar de la gloriosa libertad de los hijos de Dios’. Otros textos utilizan la imagen del ‘cielo nuevo’ y la ‘tierra nueva’, en el sentido de que todo el universo será renovado y liberado de una vez para siempre de todos los rastros del mal y de la misma  muerte”.

UNA RESPUESTA A LO DICHO POR LOS MEDIOS

El reconocido apologeta norteamericano Mark Shea, respondió a los medios que hicieron eco de estas afirmaciones señalando no solo que no existe ni una sola cita donde el Papa Francisco diga lo que se le atribuye; sino que “es bastante flojo decir que los animales son ‘salvados’ ya que estos no son capaces de pecar. La salvación salva del pecado. Las criaturas no racionales no pueden ser ‘salvadas’ ya que no tienen un pecado del cual ser salvadas”.

“Esto no quiere decir que el resto de la creación no tiene lugar en el esquema de la redención. Todo el asunto es hablar sobre un nuevo cielo y una nueva tierra es decir que lo hay. Pero decir que los ‘animales van al cielo’ en el sentido de disfrutar la salvación como los seres humanos, pues no tiene sentido”.

Shea afirma también que “tu perro es capaz de disfrutar de muchas cosas y puede ser capaz de disfrutar de una nueva tierra, pero nunca será capaz de contemplar el rostro de Dios de la forma en la que un ángel o un humano redimido podrá”.

LO QUE DIJO EL PAPA SAN JUAN PABLO II SOBRE LOS ANIMALES EN 1990

Para intentar sustentar lo afirmado en su nota del 27 de noviembre, el Corriere della Sera también incluyó algunas afirmaciones de San Juan Pablo II de la audiencia general del 10 de enero de 1990, en la que habla sobre “La acción creadora del Espíritu divino”.

En aquella oportunidad lo que dijo en realidad el Papa polaco fue que algunos textos señalan que “también los animales tienen un aliento o soplo vital, y que lo recibieron de Dios. Bajo este aspecto el hombre, salido de las manos de Dios, aparece solidario con todos los seres vivientes (...). Por consiguiente, la existencia de las creaturas depende de la acción del soplo-espíritu de Dios, que no sólo crea, sino que también conserva y renueva continuamente la faz de la tierra”.

Juan Pablo II no habla del destino final de los animales, sino que explica que Dios los creó y que su existencia depende de Él. Además, no son el tema de la audiencia en donde lo principal es la acción creadora del Señor que infunde su espíritu en el hombre y envía a su Hijo Jesús para salvarlo.

POR WALTER SÁNCHEZ SILVA | ACI Prensa

PHILIPPE POZZO DI BORGO INSPIRÓ LA PELÍCULA «INTOCABLE»: «LA IDEA MISMA DE EUTANASIA CREA ESTRÉS»

 CON SU TESTIMONIO QUIERE EVITAR LA «CATÁSTROFE» DE SU LEGALIZACIÓN EN FRANCIA E ITALIA

Philippe Pozzo di Borgo y Abdel Sellou, la historia real que reflejó la película 'Intocable'. Philippe ha intervenido directamente en el debate sobre la eutanasia en Francia e Italia.

Intocable, película que se estrenó en 2011 en Francia, es la segunda película francesa más vista en el mundo y su éxito no se debe solo a unos acertados intérpretes. La película, que se centra en la amistad improbable entre un millonario tetrapléjico y su auxiliar de clínica, salido de la cárcel, cuenta sin medias tintas el drama de la discapacidad y muestra a una sociedad obsesionada por la autonomía y aterrorizada por su pérdida que incluso un discapacitado grave, clavado a su silla de ruedas, puede vivir una vida feliz, llena de esperanza y sentido.

"Intocable" (2011), de Olivier Nakache y Eric Toledano, con François Cluzet y Omar Sy en los papeles estelares, es un divertido canto a la vida de gran éxito de taquilla en todo el mundo.

Y sin embargo, son precisamente estas las vidas que el Parlamento italiano, como el francés, quiere "abolir" con la ley sobre el suicidio asistido. El término ha sido utilizado en un llamamiento público por Philippe Pozzo di Borgo, el tetrapléjico cuya historia sirvió de inspiración a la película Intocable: "Con las mejores intenciones del mundo, con la ayuda de palabras aparentemente incuestionables como 'dignidad' y 'compasión', queréis legalizar la muerte provocada a personas como yo. ¡No aboláis nuestras vidas!".

El 8 de abril de 2021, Philippe Pozzo di Borgo (a la izquierda de las imágenes) lanzó un llamamiento solemne contra la eutanasia ante la Asamblea Nacional Francesa, que leyó Tugdual Derville.

Si en 1993, cuando se quedó paralizado del cuello abajo a la edad de 42 años tras un accidente de parapente, Pozzo di Borgo hubiera tenido la posibilidad de acceder a la eutanasia, "me habría matado", declara a Tempi. En cambio, el heredero de la nobleza corsa, que sufrió la muerte de su primera esposa, Beatrice, en 1996, no cedió a la desesperación y gracias a sus seres queridos y su auxiliar "volvió a encontrar el gusto de vivir".

Hoy, Pozzo di Borgo se ha vuelto a casar, ha tenido dos hijos, vive entre Francia y Marruecos, en la región de Essaouira, y lucha junto a la asociación de la que es padrino, Soulager mais pas tuer [Aliviar pero nunca matar], contra la "absurda violencia de la eutanasia", contra un "derecho que me quita toda dignidad y, antes o después, me indica la puerta". La solución al sufrimiento, explica en la entrevista que nos ha concedido, "no es matar a la persona que sufre, sino acompañarla aliviando su dolor".

Leone Grotti le ha entrevistado para Tempi

-Señor Pozzo di Borgo, usted nació en una de las familias con más títulos nobiliarios de Francia.

-La mía era una familia privilegiada por ambas partes. El lado materno estaba formado por aristócratas a la antigua usanza; el paterno, por aristócratas nuevos ricos. Por este motivo, mis abuelos se detestaban cordialmente. El primero le decía al segundo: "¡Tu título (duque) es tan reciente que lo has conseguido pagando!". Este le respondía: "El tuyo (conde) es tan viejo que ya no se sabe de dónde procede". Era una familia afortunada. Lo digo de verdad, tuve una infancia privilegiada, llena de amor, sobre todo por parte de mi abuelo materno, que había evitado milagrosamente una condena a muerte por parte de los alemanes antes de convertirse en propietario de la empresa de champán Moët-Hennessy. Le quería mucho y le puse su nombre a mi hijo.

-¿En qué trabajaba usted antes del accidente?

-Era director delegado del grupo de producción de champán Pommery et Lanson, que había sido adquirido por la sociedad Lvmh. Yo era el representante de Lvmh en esta adquisición. Antes, como director de marketing, ya tenía la costumbre de trabajar mucho: me levantaba a las seis de la mañana y corría durante una hora. De hecho, corría sin detenerme en ningún momento, me pasaba la vida en aviones. Con el nuevo trabajo, a la actividad de mis cargos anteriores se añadió el estrés.

-¿Qué tipo de estrés?

-Por razones de rentabilidad hubo que despedir a muchas personas. Esto es lo que esperaban los accionistas. Tener que infligir un sufrimiento social como este a personas que trabajan en la empresa desde hacía tanto tiempo fue muy duro también para mí. No estaba acostumbrado a ello. Tenía que actuar contra los principios de mi abuelo, que no había despedido nunca a nadie. Nunca había tenido que enfrentarme a una brutalidad empresarial como esa, debida al capitalismo financiero.

-¿Cómo cambió su vida el accidente de parapente de 1993?

-Por primera vez en mi vida dejé de correr. Antes estaba siempre "proyectado". En cambio, en ese momento me encontré en una cama de reanimación después de estar tres meses en coma. Estuve dos años en la planta de rehabilitación mirando el techo. Fue un cambio radical.

En 2001, Philippe Pozzo di Borgo publicó la historia que la inspiró, 'Le second souffle [El segundo aliento]', que en la edición española, poco antes del esteno del film en 2012, se tituló ya como la película.

Al mirar el techo, era a mí mismo al que estaba mirando; y empecé a verlo todo de manera distinta. Otro cambio fundamental, madurado en esta nueva posición, en el que te encuentras inmóvil y en silencio, es el otro. El otro ocupa todo su lugar. Cuando corres, no ves a nadie; te cruzas con personas, pero no las conoces. Pero cuando estás con la nariz dirigida hacia el techo, el otro ocupa todo su lugar porque tú lo miras, estás disponible. Los otros -pienso en el personal del hospital, en los visitantes- te vuelven a poner en la pista a través de su mirada, su atención, el tiempo que te dedican, su amabilidad.

-¿Experimentó en alguna ocasión el deseo de morir después del accidente?

-Recuerdo muy bien que un equipo de televisión vino a realizar un servicio al hospital después del accidente. Salía de estar varios meses en coma y me hicieron la misma pregunta. Me puse a sollozar diciendo: "¿Por qué me hacéis esta pregunta? Me trastorna muchísimo". Dos o tres semanas antes había intentado suicidarme. Había tomado conciencia de que me habría convertido en un gran peso para mi esposa, Beatrice, que además estaba enferma. Había intentado ahogarme enrollando el tubo del aparato de oxígeno alrededor de la garganta. Me desmayé. Cuando recuperé la conciencia, había una enfermera muy guapa que me preguntó si todo iba bien. No dije nada (puesto que una máquina me impedía hablar): me limité a mover los párpados. Recientemente he recordado una pregunta: después de la muerte de Beatrice, a pesar de mi gran depresión, ¿por qué no pensé en acabar con mi vida?

-¿Cuál es la respuesta?

-Porque no era la discapacidad lo que parecía insoportable, sino el peso que habría sido para ella. Para otras víctimas de accidentes es distinto: los médicos me han explicado que en el 90% de los casos, después de un accidente, los pacientes tetrapléjicos quieren suicidarse. Es una etapa normal del recorrido. Yo razonaba sobre el peso que habría sido. En realidad, siempre he creído que la vida es una aventura apasionante ¡y más aún desde que soy una nariz apuntando al techo!

-Usted es una persona conocida sobre todo gracias a la película Intocable. ¿Cuál es la clave de su éxito?

-Además del humor, el ritmo de la amabilidad, al estilo "osos amorosos", esta película hace comprender a cada espectador que, ante todo, la vida no es fácil y que existe una solución que se encuentra en la ayuda recíproca, en la relación con el otro. En el cine siempre me ha sorprendido cuando la gente, después de un pase, se ponía de pie para aplaudir en la oscuridad. Estaban tan aliviados de saber que se puede encontrar la alegría en las relaciones y en la vida a pesar de las pruebas, a veces incluso gracias a ellas. Esta película desdramatiza la prueba, sin negarla.

-Usted ha decidido intervenir en el debate sobre la eutanasia en Francia. ¿Por qué?

-Ante todo, tengo 250 años, puesto que cada año de un tetrapléjico equivale a siete años. Lo mismo que para los perros. Por consiguiente, treinta por siete más cuarenta años de persona sana, son 250 en total. Por esto he perdido el sentido del pudor. Estoy más cerca del final de la vida que al principio. Sobre todo, en mis treinta años de ingresos hospitalarios, he sido testigo de mucha miseria y aún más después del estreno de la película. He descubierto una miseria terrible, no económica sino relacionada con la soledad. La moral de todos nosotros es como un columpio. Puede ser buena o "estar por los suelos". Si se da la posibilidad de administrar la eutanasia a una persona sola, infeliz y deprimida no solo no se está respetando a esta persona, a la que se elimina "bajo petición", sino que sobre todo no nos respetamos a nosotros mismos: un día seréis vosotros, los sanos, quienes os encontraréis que estáis solos y con dificultades, y en la misma situación de gran fragilidad en la que estamos nosotros. La idea misma de eutanasia crea estrés a toda la sociedad. He comprendido que mi testimonio puede servir para resistir a esta catástrofe.

-La ley italiana quiere suprimir, no a los enfermos terminales, sino a los discapacitados graves. ¿Cuáles serán las consecuencias sobre estas personas si se aprueba la ley?

-¡Serán terribles! Con el pretexto de "aliviar" de su vida a uno se está empujando hacia el final, de manera subrepticia, a todos los que se le parecen. Ante todo, no hay que secundar la desesperación de quienes sufren, sino acompañarlos, consolarlos, aliviar su sufrimiento. Más bien deberíamos "normalizar" la gran fragilidad, es decir, hacer que sea parte viva de la sociedad. Por mí y por vosotros. Despenalizando la eutanasia de los discapacitados se genera un estrés terrible, contagioso. La sociedad corre el riesgo de permanecer esterilizada por la selección, el rechazo o la inacción, el miedo del riesgo. Las personas con gran discapacidad son la puerta a través de la cual pasa la pacificación de las relaciones sociales. Estar cerca de los más frágiles es una terapia de choque para quienes "aún están sanos".

El 30 de noviembre de 2012, Philippe Pozzo di Borgo, acompañado por Abdel Sellou, participó en el congreso LQDVI [Lo Que De Verdad Importa], donde fue traducido por Natalia Figueroa, esposa de Raphael.

-Los defensores de la eutanasia dicen a menudo que deben respetarse la autonomía y la autodeterminación del individuo también cuando el paciente pide la muerte.

-La autonomía a la que se le da carácter de absoluto es una falsa buena idea. Se habla mucho de ella también en Francia. Lo primero que constato es que yo vivo -¡todos nosotros vivimos!- gracias al otro. Hay muchísimas personas que, sin descanso, no dejan de proponerme máquinas para que sea autónomo, independiente de los otros, para poder prescindir de los demás. Lo único que haría esta autonomía es atraparme en la soledad, alejándome de las relaciones humanas. No estoy diciendo que haya que rechazar todo lo que puede compensar una discapacidad. En una ocasión me propusieron vivir dentro de un exoesqueleto. Me reuní con el equipo de investigación de Grenoble, en la Universidad de París-Saclay. Con su invención me sentía el muñeco Michelin. Les dije: "¡Id a que os rehabiliten! ¿Qué sentido tiene una autonomía que me segrega?".

-La sociedad que ofrece la eutanasia a quien sufre ¿de verdad es compasiva?

-No. Ofrecer por ley a la sociedad la posibilidad de liberase de los más frágiles es un acto increíble de cobardía. La eutanasia es un homicidio llevado a cabo por una sociedad anónima. Nuestra sociedad ya muere de soledad y así no se hace más que acentuarla: "¿Quieres pegarte un tiro en la cabeza? ¡Pégatelo!". Se dice a los médicos: "¡Ponedle la inyección!". Así no se resolverá la soledad del enfermo, esto es seguro.

-¿La "buena muerte" no es una libertad más?

-Yo no creo que el nacimiento sea un derecho. Nos encontramos con que hemos nacido, no elegimos la vida y, por ende, no veo por qué deberíamos elegir nuestra muerte. La vida es un don. ¿Por qué privarnos de este don, aunque nos encontremos en una situación difícil? Mi libertad no es ser atractivo, tener éxito, ser sano. La libertad es ser uno mismo plenamente, en cualquier condición. ¿Qué sentido tiene la "libertad de morir", pedida bajo la presión del sufrimiento, la mirada de los otros, el miedo de ser un peso y un coste? ¿Y qué libertad es la que nos priva, a través de la muerte, de lo que ignoramos, es decir, el futuro, lo que nos queda por vivir? Por último, subrayo la violencia inaudita de esta pretendida libertad de suicidarse ejercida sobre nuestros seres queridos afligidos y también sobre las personas frágiles que se encuentran en situaciones similares. En resumen, la eutanasia es una falsa libertad.

-Casi todos los países europeos se han dotado, o están intentando hacerlo, de una ley sobre la eutanasia. ¿De dónde viene este repentino deseo de morir y dar la muerte en Europa?

-No soy un especialista, pero creo que la sociedad moderna está cada vez más fundada en la satisfacción de los deseos personales inmediatos. Es individualista y hedonista. Si el hombre occidental se reduce a esto es fácil comprender que la gran fragilidad, la discapacidad importante, no es muy sexy según el esquema mental de nuestra sociedad. Pero el individuo no se puede reducir a sus deseos, la persona se define por la calidad de sus relaciones. La eutanasia elimina la relación; es todo lo contrario.

-Usted está a punto de publicar un nuevo libro. ¿De qué habla?

-Saldrá en Francia en septiembre, su título es: Le promeneur immobile (El caminante inmóvil). Es un título que le guiña un ojo a Rousseau y a su Le fantasticherie del passeggiatore solitario. Sueño con volver al mundo de los sanos después de treinta años de tetraplejía. La pregunta que me hago es: ¿sería el mismo idiota que fui durante mis cuarenta años como persona sana? La respuesta, obviamente, es ¡no! Si pudiera volver al mundo de los "sanos", sería más completo, más amable y mucho más feliz respecto a cómo era antes del accidente.

-¿Está diciendo que la fragilidad tiene aspectos positivos? La sociedad actual parece tenerle terror. 

-En nuestra sociedad los sanos y frágiles se ven poco entre ellos. La mejor terapia es poner a los frágiles en el centro de las relaciones sociales. Necesitamos una pedagogía de la fragilidad. Nunca es agradable ser un poco -o muy- inválidos, pero siempre es, a pesar de todo, una riqueza. No tendrá el sabor de la miel, pero tiene el gusto de la vida: es denso. Los dulces que comemos dan muchas satisfacción en el momento, pero nunca han alimentado a nadie. La fragilidad nos alinea con nuestra condición humana. Creer que no somos vulnerables es una ilusión. Todo, desde el nacimiento a la muerte, nos pone en condición de vulnerabilidad. Ir contra nosotros mismos nos pone en una situación de estrés y angustia.

-¿Cree en Dios?

-Durante mis cuarenta años como persona sana no tenía tiempo para plantearme el problema de Dios. Tenía a mi lado una esposa muy creyente que conocía muy bien la Biblia. En el último año de vida de Beatrice vivimos uno al lado del otro en la misma cama: ella me hablaba de la Escritura, de los Evangelios, de la fe. Y yo la escuchaba. Cada quince días nos acompañaba un grupo de siete parejas que se reunían alrededor de nuestra cama. Poco a poco, en el silencio del techo, y gracias a la amistad de estas personas muy creyentes, descubrí una riqueza que nunca había captado hasta ese momento. Esta riqueza atañe al silencio, al misterio, a la excelencia de la Creación, a la humildad. Sí, al volver a la tierra, me convertí en creyente.

Traducido por Verbum Caro.

ReL

NO TENGAMOS MIEDO DE VOLVER A SER FUENTES. 4 ELEMENTOS QUE NECESITAMOS PARA HACER EL BIEN

 Volver a ser fuentes. Está muy mal visto ir contra corriente. En muchos ambientes simplemente se cancela a los que dicen cosas que van en contra de la tendencia o main stream.

Por otro lado, da la impresión que todo lo que no rompe lo políticamente correcto es bueno y debe ser respetado porque es natural.

Pienso que debemos tener cuidado del «Buenismo»: todo el mundo es bueno. Esa tendencia que dice que en realidad no hace falta luchar porque todo es natural y bueno. Es mentira, sencillamente. La vida del ser humano sobre la tierra es lucha.          

LA PEDAGOGÍA DE JESÚS CON SUS DISCÍPULOS

En el Evangelio de San Marcos, se narran dos ocasiones, en las que la tempestad sorprendió a los apóstoles en el mar de Galilea mientras navegaban hacia la otra orilla, cumpliendo un mandato expreso del Señor.

En la primera de ellas, Jesús estaba con ellos: Él estaba en la popa durmiendo sobre un cabezal, mientras en la segunda Jesús se había quedado solo en tierra para rezar.

«Viéndoles remar con gran fatiga, porque el viento les era contrario, hacia la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar, e hizo ademán de pasar de largo«, se ve que en ninguno de los dos casos fue suficiente la pericia marinera de los apóstoles y el Señor tuvo que intervenir para que volviera la calma a las aguas y pudieran cruzar el lago sin peligro.

Pienso que estos dos milagros, del Señor, fueron necesarios para confirmar en la fe a los discípulos, para prepararles para las batallas más duras que estaban por llegar. Poco después, camino de Jerusalén, les anunciará la pasión: «comenzó a enseñarles que el Hijo del Hombre debía padecer mucho, ser rechazado por los ancianos, por los príncipes de los sacerdotes y por los escribas, y ser llevado a la muerte y resucitar después de tres días».

SE REQUIERE FORTALEZA PARA HACER EL BIEN 

Además, les recuerda, que ellos mismos conocerán momentos de persecución y de calumnia: «no es el siervo más que su señor, ni el enviado más que quien le envió», y es que es verdad que el camino del cielo pasa por la cruz.

El Señor nos dice: «Si alguno quiere venir detrás de mí, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz y que me siga. Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará».

 No sé a ti, pero personalmente estas palabras del Señor en el Evangelio, me ponen delante de los ojos, una realidad que palpamos constantemente, esto es: que la realización del bien, requiere fortaleza.

Es decir, capacidad de exigirse, de vencer la inclinación contraria al sufrimiento, al trabajo, a las dificultades, porque es verdad que nada serio puede hacerse en esta vida sin que cueste. Todo lo que vale, cuesta. 

CULTIVAR LAS VIRTUDES

Un estudio, publicado en la revista científica británica «Nature», registró durante seis meses los movimientos de 100 mil personas a través del rastro que dejaban las señales que emitían sus teléfonos móviles al recibir o enviar mensajes de texto o llamadas.

El resultado nada sorprendente: el ser humano es un animal de costumbres en sus movimientos, ya que se limita a ir y volver de un reducido número de lugares. En general, tendemos a repetir las mismas cosas. Si estas son buenas nos hacemos virtuosos, si son malas, nos vamos haciendo viciosos. 

San Josemaría nos recuerda: «De que tú y yo nos portemos como Dios quiere, dependen, no lo olvides muchas cosas grandes». Sabemos que nuestra tarea es la misma que Jesús encargó a sus discípulos, no nos faltarán dificultades, porque el comportarse de modo coherente, el cumplir la voluntad de Dios, con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con toda nuestra mente, encontrará resistencia en nuestra libertad que ha sido debilitada por el pecado original y no está firmemente orientada hacia el bien.

Por eso es importante crecer en fortaleza, para eso nos puede servir mucho el ayuno, como lo explica esta meditación que puedes escuchar aquí.

LA BONDAD ES PARTE 

La bondad que se manifiesta en un trato amable, en la disposición de perdonar, en el comportamiento generalmente pacífico, pero también es verdad que en un buen cristiano esa bondad tiene que ir unida a la fortaleza; si no, no sería capaz de servir a Dios, de cumplir su voluntad.

Servir a Dios muchas veces es costoso y exige ir contra corriente.  Si nos fijamos en los hombres con los que Dios ha querido construir la Iglesia, vemos que no únicamente han sido buenos o bondadosos, sino que han tenido capacidad de exigirse, de sufrir.

Resulta evidente que no a todos nos pide el Señor lo mismo, pero es verdad que sin un poco de esa fortaleza no seríamos capaces de llevar a cabo la misión que nos ha encomendado, ni de ganarnos el cielo, como explica esta meditación.

La doctrina del Señor no ha sido nunca fácil. Los tiempos actuales son un testimonio de que la doctrina del Señor es y será siempre signo de contradicción: si hago la oración porque hago la oración, si en el trabajo no transijo con prácticas inmorales, si me rebelo contra quienes consideran al hombre y a la mujer como bestias. Ir a contracorriente ha sido parte de vivir nuestra fe.

DEFENDER LA FE CON FORTALEZA

En la gran tradición ética cristiana, la prudencia, la templanza, la justicia y la fortaleza o ‘coraje’ han formado lo que se llama las virtudes cardinales. Cardinal del latín cardo que significa ‘la bisagra de la puerta’. Son las virtudes más básicas de las que depende todas las demás. 

Según C. S. Lewis, el coraje es muy necesario. «Y Fortaleza incluye ambos tipos de coraje, el tipo que enfrenta el peligro y el tipo que ‘aguanta’ el dolor». Por supuesto, que no se puede practicar ninguna de las otras virtudes por mucho tiempo sin poner en juego la fortaleza.

Los justos, dice Proverbios, son audaces como un león. Esto era cierto en la antigüedad, y es cierto en nuestro tiempo. Debemos tener coraje en las venas para resistir las fuerzas seculares que empujan a la fe cristiana fuera de la sociedad, intentando reducirla a manifestaciones exclusivamente personales, limitadas a algunos momentos preciosos dentro de una sacristía. 

La valentía viene del coraje y está impulsada por la verdad, la verdad bíblico-teológica. Su poder es tal que impulsa a los cristianos de todo tipo a abordar asuntos de gran trascendencia.

El coraje lleva a tener claro y a vivir con la convicción de que lo que está mal, está mal, aunque lo haga todo el mundo; y lo que está bien, está bien, aunque no lo haga nadie. Dedicarnos a esta noble tarea de manera constante, desplegando nuestro mejor hacer día a día va a permitir que mucho del mal actual quede derrotado. La única manera de lograrlo es volver a ser fuertes.

Escrito por: Padre Juan Carlos Vásconez