miércoles, 11 de septiembre de 2013

TODA PERFECCIÓN...

Toda perfección de la vida cristiana consiste en poder llegar a una capacidad de escuchar y a una docilidad tan grande al Espíritu Santo que no necesite de medios extraordinarios para conducirnos.

No son, sin embargo, recetas que nos entreguen respuestas automáticamente, ya que permanecerán algunas oscuridades que nos obligarán muchas veces a tomar decisiones sin contar con una certeza absoluta, confiados en que nuestro Padre, viendo nuestra buena intención, no permitirá que equivoquemos el camino.

Incluso los más grandes santos pasan por períodos de dolorosas dudas acerca de lo que el Señor les está pidiendo.

Esto es parte de nuestra vida en la tierra

y nos sirve para descansar cada vez más en el Señor.

«Cuando Dios toca el corazón del hombre mediante la iluminación del Espíritu Santo, el hombre no está sin hacer nada en absoluto al recibir aquella inspiración, puesto que puede también rechazarla; y, sin embargo, sin la gracia de Dios, tampoco puede dirigirse, por su voluntad libre, hacia la justicia delante de Él»

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