lunes, 31 de enero de 2011

ESTA ES LA HISTORIA DE UN MÉDICO QUE TRABAJÓ EN ÁFRICA


Una noche trabajé duro con una madre en su parto, pero a pesar de todo lo que pudimos hacer, ella falleció dejándonos un pequeño y prematuro bebé y una niña de dos años que lloraba desconsoladamente.

Tuvimos grandes problemas para mantener vivo al bebé, no teníamos incubadora ni electricidad para hacer funcionar una.

Tampoco teníamos alimento especial para estos casos. Aunque estábamos sobre la línea del Ecuador, las noches a menudo eran frías con peligrosos vientos. Una estudiante que me ayudaba fue a buscar una cobija de lana que teníamos para los bebés.

Otra fue a atizar el fuego y a cargar una bolsa con agua caliente. Ella volvió casi inmediatamente muy preocupada para decirme que la bolsa se rompió al llenarla. (Las bolsas de agua caliente se rompen fácilmente en climas tropicales). ¡Y era nuestra última bolsa!, exclamó. Como se acostumbra en Occidente, no hay que llorar sobre la leche derramada, de modo que en África central se puede considerar no llorar sobre bolsas de agua caliente rotas. Éstas no crecen en los árboles, y no hay farmacias en los bosques donde comprarlas.

-Muy bien – dije - pon al bebé lo más cerca posible del fuego y acuéstate entre el bebé y la puerta para evitar las corrientes de aire frío. Tu trabajo es mantener con calor al bebé.

Al mediodía, como hacía todos los días, fui a orar con los chicos del orfanato que querrían reunirse conmigo. Les daba sugerencias sobre cosas por las cuales orar, y también les conté del pequeño bebé. Les expliqué nuestro problema de mantener al bebé con calor suficiente, la bolsa de agua caliente que se había roto, y que el bebé podía fácilmente morir si se enfriaba. También les conté de su hermana de dos años, que lloraba porque su madre había muerto.

Mientras orábamos, una de las niñas, de nombre Ruth, hizo la usual sincera oración que los niños hacen en África.
-Dios, por favor, envíanos una bolsa de agua caliente hoy, mañana será demasiado tarde porque el bebé habrá fallecido, por favor envíala esta tarde.

Mientras trataba de contenerme por la audacia de su oración, ella añadió:
-Y también ¿podrías por favor enviarnos una muñeca de juguete para la niña, así ella puede ver que Tú realmente la amas?”.

Como sucede a menudo con las oraciones de los niños, yo fui sacudido. ¿Podría yo decir amén honestamente? ¡Yo no creía que Dios podría hacer esto!

Oh sí, yo sé que Él puede hacer todo; la Biblia dice así. Pero hay límites, ¿no es cierto? La única forma en que Dios podía contestar esta oración en particular, sería si alguien enviaba una encomienda desde el exterior. Hacía ya casi 4 años que estaba en África y nunca había recibido una encomienda.

Y si alguien enviaba una ¿podría ser que incluya una bolsa de agua caliente? ¡Yo vivía sobre el Ecuador!

A media tarde mientras estaba dando clases al grupo de enfermería, me llegó el mensaje de que un vehículo había llegado a mi casa. Para cuando llegué a mi casa el vehículo ya se había ido, pero en la puerta había una caja de unos 11 kilos. Sentí que mis ojos se llenaban de lágrimas, no pude abrir la caja yo solo, llamé a los niños del orfanato para que me ayuden. Con mucho cuidado sacamos los precintos y empezamos a desempacar con mucha emoción. Había unos 15 chicos observando la gran caja. Comencé a sacar y eran seis de colores muy brillantes. Los ojos de los chicos estaban iluminados. Había vendas para los leprosos. También había pasas de uva que serían de utilidad para el fin de semana.

Luego puse mi mano nuevamente en la caja y sentí… ¿podía esto ser cierto? Lo tomé y lo saqué. Sí. ¡Una bolsa de agua caliente nueva! Lloré, yo no había pedido a Dios que nos la mande; yo no creí verdaderamente que Él podía.

Ruth estaba en primera fila. Ella se adelantó y en alta voz dijo:
-Si Dios envió una bolsa de agua caliente, también debe haber enviado la muñeca”.

Escarbando hacia el fondo de la caja, ella sacó una hermosa muñeca con un vestido de colores. ¡Sus ojos brillaban, ella nunca había dudado!

Mirándome me preguntó:
-"¿Puedo ir contigo y darle la muñeca a la niña, así ella sabrá que Jesús realmente la ama?"
-Por supuesto, respondí.

Aquella encomienda había estado de viaje durante 5 meses, la habían enviado mis compañeros de escuela que tuvieron la impresión de obedecer a Dios e incluir una bolsa de agua caliente, aún para la línea del Ecuador.

Y una chica había puesto la muñeca para una niña Africana cinco meses antes, en respuesta a la oración de fe de una niña de 10 años, y traerla esa misma tarde.

Antes que clamen, responderé yo…” Isaías 65:24.

Esta magnífica oración toma menos de un minuto.
Padre Celestial, te ruego que bendigas a mis amigos que leen este mail. Te pido que tu Espíritu los consuele. Donde hay dolor, dales Tu paz y Tu misericordia. Donde hay dudas, renueva la confianza en ellos y alivia su cansancio, te pido que les des entendimiento y fuerza. Donde hay temor, revela nuestro amor y dales Tu coraje… bendice sus finanzas, dales una visión más amplia, y provee amigos y personas que los apoyen y consuelen. Te pido esto en el nombre de Jesús. Amén.

CRISTIANISMO CON MOSTAZA POR FAVOR


El cristianismo se sirve solo. O se vive como es o no es cristianismo.

Ciertamente una hamburguesa sabe mejor con mostaza, ketchup y alguna salsa recién inventada. Una tarta con relleno de chocolate o mermelada o grageas multicolores es más atractiva. Un café con azúcar y unas gotas de leche se agradece.

Es muy probable que a la mayoría de nosotros, de pequeños, no nos gustaban los filetes de hígado cuando a mamá se le ocurría la feliz idea: "Hoy comemos hígado y todos nos lo tendremos que comer". Conozco a una persona que a sus muchos años, todavía, no puede ver el hígado. Ahora simplemente no lo come. Pero de niño tuvo que hacerlo por decreto maternal. Más le valía. ¿Cómo lo lograba? Primero agotaba los recursos más tradicionales: dárselo al perro a escondidas, dejarlo debajo de la mesa, trasladarlo de trozo en trozo al plato del hermano más cercano... Pero todas estas técnicas eran rápidamente desactivadas por su eficaz madre. Así que tenía que enfrentarse con el problema. Solución: muy sencillo, gracias a su afición a la mostaza, untaba medio tarro de esta sustancia sobre el filete. Así conseguía neutralizar aproximadamente un 85% de aquel horrible sabor hepático.

Pero todas estas técnicas de aliñamiento, más o menos válidas en el campo culinario, fallan cuando queremos aplicarlas al cristianismo. Una hamburguesa con mostaza sabe mejor, pero cristianismo con mostaza deja de ser cristianismo. Lo mismo si le untas nocilla o le agregas leche desnatada.

El Evangelio te pide amar a Dios sobre todas las cosas. "Bien.. Sobre todas las cosas menos sobre mi juguete preferido". O sea, cristianismo con ketchup.

El Evangelio te pide tomar la cruz. "Bien, de acuerdo, pero pásame un buen cojín para el hombro, contrátame tres ayudantes fieles para que la carguen por mí, y que la cruz sea de la madera más ligera del mercado". O sea, cristianismo con azúcar.

El Evangelio te dice que los limpios de corazón son los que verán a Dios. "Bien pero no es para tanto, tranquilo, no hay que ser exagerado, si todo el mundo lo hace no tiene que estar tan mal". O sea, cristianismo con miel silvestre.

El Evangelio te pide amar a tu enemigo. ". Estoy de acuerdo. Sólo a este desgraciado lo odiaré toda mi vida". O sea, cristianismo con mayonesa.

El Evangelio te pide perdonar setenta veces siete. "Bien pero a este no. Es que es un caso especial. Lo que me hizo es imperdonable". O sea, cristianismo con leche condensada.

El Evangelio te pide desapegarte de tus posesiones. ". Lo que pasa es que estamos en el siglo del consumismo, y por lo mismo tengo que comprar y comprar, da igual si no lo necesito". O sea, cristianismo con tomate.

El Evangelio te invita a la oración. ", es importante, pero no hay tiempo, ¿no ves que soy una persona muy ocupada? El tiempo libre debe ser más bien para un café, un cigarro, una fiesta". O sea, cristianismo con relleno sabor chocolate.

El Evangelio te pide interrumpir tu camino para curar al que está tirado en la calle. "Lo sé. Pero hoy en día es peligroso. No sabes lo que puede pasar. Igual le ayudas y luego no te agradece". Cristianismo con leche descremada y un poco de mermelada.

El Evangelio te pide fidelidad. "Bien pero uno debe tener sus propias ideas, yo comparto muchas cosas de las que dice Jesús, pero no estoy de acuerdo en algunos puntos de la moral". O sea, cristianismo con grageas multicolores.

El Evangelio te dice que estás de paso, que la vida es un soplo, que la aproveches minuto a minuto. ", bien, pero tampoco hay que amargarse, hay que aprovechar la vida haciendo lo que a uno le gusta, no sabes lo bien que yo me llevo con la pereza". O sea, cristianismo con mostaza. ¡Cristianismo con mostaza por favor!

A su Evangelio, Cristo no le puso ketchup ni mayonesa ni tomate. Él no le agregó azúcar ni miel silvestre ni grageas multicolores. Él no lo cubrió con un relleno sabor chocolate ni mermelada. Él no le añadió leche condensada ni descremada. Cristo no neutralizó su Evangelio con mostaza.

El cristianismo se sirve solo. O se vive como es o no es cristianismo.
Silvia Marconi

¿CÓMO COMBATIR TU DEFECTO DOMINANTE?


Saber cuál es el enemigo que debes vencer.

El camino de la santidad.
En este momento te preguntarás: ¿qué voy a hacer con mi defecto dominante? Lo primero que debes hacer es felicitarte. Sí, felicitarte porque te has conocido un poco más a ti mismo. Si haz elegido ser mejor católico, luchar por alcanzar la santidad de vida a la cual todos estamos llamados, entonces ¡felicidades! Ya sabes por donde enfocar todas tus baterías, ya sabes cuál es el enemigo que debes vencer: tu soberbia o tu sensualidad.

San Agustín, ese gran pensador y filósofo, hombre de su tiempo y de todos los tiempos, nos ha dejado una frase que viene muy al caso ahora que estamos por iniciar el camino de nuestra santidad. Él decía Conócete, acéptate, supérate”. Y es lo que vamos a seguir en nuestras vidas. Conocernos en lo más íntimo de nuestro ser. Y esto lo hemos logrado revisándonos día tras día, sin afán de aparentar nada, siendo muy sinceros con nosotros mismos y llegando a la realidad de nuestra vida: yo soy un soberbio o soberbia del tamaño del mundo. O bien, aceptar que en lo que se refiere a la sensualidad no hay quien me gane. Debes aceptar esta realidad si quieres seguir adelante. Fíjate bien que San Agustín dice aceptar. Él no dice debes resignarte. Porque entre aceptar y resignarse hay una diferencia muy grande. Resignarse es reconocerse como soy y creer que ya no se puede cambiar. He tratado tantas veces de ser paciente, especialmente con mi suegra... pero ya me conozco, no puedo cambiar. Es algo superior a mis fuerzas. No me digan que es posible que yo deje de ser un donjuán. Por favor, eso ni ustedes mismos se lo creen. Estas personas que así hablan, en lo profundo de su ser se han resignado a ser como son. No se han aceptado. Porque aceptarse es reconocer lo que uno es y estar dispuesto a cambiar, a transformarse a ser otro, a convertirse en un mejor católico. Yo acepto que me cuesta mucho guardar la castidad en mi noviazgo”. “Yo acepto que no es fácil vivir siempre con la sonrisa en la boca, tratando de comprende el carácter tan cambiante de mi esposa. Es una postura muy diversa el aceptar que el resignarse.

Una vez que hemos aceptado lo que somos y que queremos cambiarlo para ser mejores, entonces viene la superación, el trabajo constante y continuo para alcanzar la santidad. Pero no corramos prisas y no nos adelantemos. Estamos aún dando los primeros pasos en nuestro camino de santidad, en nuestro camino de conversión. ¿Qué tenemos que hacer ahora?

No basta con reconocer mi defecto dominante. Reconocerlo es como describir las características de una persona: alto o bajo, gordo o flaco, pelo castaño o rubio, ojos verdes o azules. Es necesario ahora armarnos de valor para conocer las manifestaciones de mi defecto dominante y poner los medios para combatirlo.

Ahora viene la hora de la verdad. Toma tu defecto dominante, la soberbia o la sensualidad y escribe en forma clara y detallada las principales manifestaciones con las que ese defecto dominante se presenta en tu vida. El éxito, la clave, el punto central de tu camino a la santidad está aquí, así es que ¡mucha atención, por favor! Debes bajar a puntos específicos y muy concretos. No basta con decir: Mi defecto dominante es la soberbia porque soy muy iracundo y me enojo muy seguido. Si lo escribes de esa forma, no vas a ir muy lejos en tu camino a la santidad. Debes escribir con toda precisión esa manifestación de soberbia: Mi defecto dominante es la soberbia porque cada vez que alguien me contradice me pongo furioso y arrojo por el suelo todas las figuras de porcelana que encuentro a mi alrededor. Quizás exageramos un poco, pero tú no debes exagerar. Debes ser muy preciso para detectar esas manifestaciones de tu defecto dominante.

Debes ir a lo esencial y no perderte en generalidades. Mi defecto dominante es la sensualidad porque todas las tardes pierdo el tiempo con mis amigas hablando por teléfono durante una hora y media”. “Mi defecto dominante es la sensualidad porque en el internet busco siempre sitios de cibersexo”. “Mi defecto dominante es la soberbia porque yo soy el que fijo el plan del fin de semana sin escuchar el parecer de mi esposa o de mis hijos.

Date cuenta que mientras más preciso seas en bajar al detalle en las manifestaciones de tu defecto dominante, tendrás más armas para combatirlo. Porque ahora debes iniciar el trabajo positivo, es decir, lanzarte a la conquista de la santidad, combatiendo cada una de las manifestaciones que has escrito.

Te recomiendo ahora que estás iniciando este camino de santidad que te limites a escribir cuatro o cinco manifestaciones de tu defecto dominante, no más. Y por cada manifestación de tu defecto dominante deberás escribir un medio concreta para combatirlo. Aquí tienes que ser muy sincero y muy valiente. Debes ir a la raíz del problema, recordando las palabras de Jesucristo en el evangelio: Si tu ojo te es causa de escándalo, arráncatelo...” Aquí vamos a ir al fondo, sin piedad. Proponte aquellos medios que más te convengan para erradicar el defecto.

Pueden ser medios sobrenaturales y medios prácticos. Medios sobrenaturales como la oración, para pedirle paciencia y pureza a Dios. Rezar un misterio del rosario todos los días para pedirle a la Virgen que te dé el don de la paciencia. Comulgar uno o dos días entre semana para vencer la pereza. Y luego están los medios prácticos. Pero por favor, que sean muy prácticos: No voy a hablar con mis amigas por teléfono más de media hora”. “Sólo voy a usar el internet para contestar el correo electrónico y siempre lo voy a usar en presencia de algún familiar en mi casa”. “Los jueves voy a consultar a mi esposa qué haremos en familia ese fin de semana”.

Escribe los medios sobrenaturales y los medios prácticos en una lista y también y haz una lista de forma que puedas revisarlos todos los días y llevar el control de cada uno de ellos, colocando una señal positiva si has cumplido o una señal negativa si has fallado. Así al final del mes podrás darte cuenta cómo vas trabajando en tu camino por alcanzar la santidad.

Para ayudarte a vivir con mayor motivación este programa de vida espiritual puedes encontrar un lema que te ayude en cada momento a recordar los medios que te has propuesto. El lema es como un grito de guerra, corto, sencillo que para ti puede tener un gran significado y lo puedes usar en los momentos en que se te presenta la tentación de caer en el pecado. Si llegando a tu casa abres la puerta y te das cuenta que acaba de llegar tu suegra y que lo más fácil sería darle un beso y helado y decidir ignorarla durante tu visita, busca en tu interior de tu alma el lema y grítalo en tu corazón Por Cristo y por las almas”. “Señor, todo por ti”. Si abres el internet y te das cuenta que en tu correo electrónico tienes una invitación para visitar un sitio no conveniente, interiormente puedes recordar tu lema: Pureza ante todo”. Por ello, aunque parece algo sencillo, el lema es la piedra de toque que te recordará todo tu programa de vida, precisamente en los momentos de duda, de tentación, de máxima dificultad.

Piensa bien el lema pues él te traerá a la mente y al corazón todos los medios para alcanzar la santidad en el momento preciso.

Algo que también te puede ayudar es fijarte una virtud a conquistar que generalmente es lo opuesto a las manifestaciones de tu defecto dominante. Escríbela para tener siempre presente lo que quieres alcanzar.
Silvia Marconi

VER A DIOS


Un ateo escribió: He buscado a Dios y no lo he encontrado”.

¡Qué lástima!

No es que Dios no exista, es que él no es capaz de verlo. Como tampoco ve el aire que le está rodeando.

Como el niño a quien preguntaron:
- ¿Que crees que tienes más cerca, París o la Luna?
- La Luna, porque a París no lo veo.

O como el cosmonauta soviético Alexis Leonov, el primero que se salió de la cápsula espacial, que al llegar al suelo dijo: Me he paseado entre las estrellas y allí no estaba Dios.
Sí estaba Dios, pero él no lo vio.

Como un sordo en un concierto, que no se entera de nada.

A Dios no se le ve con los ojos de la cara sino con los ojos del corazón y del entendimiento.

Basta observar la leyes de la Naturaleza para conocer a Dios. Por la obra conozco al artista.

Lo mismo que conozco el genio de Miguel Ángel viendo la escultura de La Piedad, sin necesidad de ver a Miguel Ángel.

Es muy difícil atribuir a la casualidad las leyes matemáticas que rigen las estrellas, las leyes físico-químicas de la función clorofílica de las plantas, y las leyes biológicas que dirigen la vida.

Es como pretender escribir un libro tirando al suelo un millón de letras contenidas en un cubo. Y escribir diez libros tirando las letras del cubo diez veces seguidas.Pero además a Dios se le siente en el corazón: la alegría de practicar buenas obras que agradan a Dios, y el remordimiento de hacer el mal que ha disgustado a Dios.A Dios lo tenemos al lado, y dentro de nosotros mismos, pero sólo lo ven los limpios de corazón, como dijo Jesucristo.

El problema no está en Dios, sino en nuestros ojos.

La fe ilumina la mirada, alegre el corazón y da paz al alma.

Es como encontrar una cabaña en la ascensión a una montaña nevada.

Tener fe ES UN TESORO.
Jorge Loring, S.I.

SI EXISTE DIOS, ¿POR QUÉ HAY TANTA MALDAD EN EL MUNDO?


Mira, lo primero que has de hacer es rechazar la idea de un Dios dándonos, como a los niños, unos caramelitos cuando nos portamos bien y, algún coscorrón cuando nos portamos mal.

Si miras así la vida, te desconciertas porque ves que no son los más traviesos los que más coscorrones se llevan. Claro, no lo entiendes.

Dios no nos da una enfermedad porque hayamos sido malos y nos la quita si somos buenos; no hace que demos un resbalón y que nos rompamos la crisma; no hace que nos .estafen y que nos quedemos en la ruina... y cosas por el estilo. Dios no nos maneja como si fuésemos marionetas. Nos ha hecho libres, no máquinas, y respeta nuestra libertad.

Nosotros quisiéramos a veces un Dios metido directamente en nuestros asuntos premiando con bienes de este mundo el bien que hiciésemos y castigando, también en este mundo, el mal que los demás nos hiciesen. Ésta era la mentalidad del Antiguo Testamento.

De verdad que, por mucho que reflexionemos sobre la realidad del mal, siempre quedaremos en las sombras del misterio. Porque, además, no sólo existe el mal que vemos; hay muchísimo más.

Yo te distinguiría dos clases de males, el físico y el moral. Y, como punto culminante de ambos, la muerte.

Con respecto al mal físico, hemos de tener en cuenta que hay leyes naturales; y así, si uno se cae del tejado, se rompe cualquier hueso o se mata. Dios no nos hace este mal ni tampoco nos manda angelitos para que nos vayan cuidando. Son las leyes que Dios ha puesto en la naturaleza las que van actuando.

Sin embargo, no es este mal físico el que más duele. El mal físico deja de ser mal cuando se le encuentra sentido, cuando se le puede encauzar hacia un bien superior. Yo me he encontrado con personas que estaban sufriendo y les he tenido una santa envidia. Me han dado grandes lecciones.

Aparte del mal físico está el mal moral; es la injusticia, la marginación, la soledad, la desesperación. En la causa de estos males entra en juego el hombre; es el mal que nos hacemos unos a otros con nuestra manera egoísta de vivir, con nuestras ambiciones y con nuestra falta de solidaridad, con nuestros egoísmos, con nuestras avaricias. Tampoco es un mal que nos hace Dios. Es el que nos hacemos unos a otros usando indebidamente nuestra libertad. En este sentido, el mal es fruto del pecado que encadena al hombre por dentro y por fuera.

A veces nos preguntamos por qué Dios nos hace pasar malos ratos si tanto nos quiere. Pero los malos ratos nos los hacemos pasar nosotros con nuestros egoísmos y con nuestras faltas de amor. Dios no nos va repartiendo cruces a unos y a otros; las cruces nos las vamos repartiendo nosotros.

Tú piensa si también estás haciendo pasar malos ratos a los demás o, si por el contrario, te estás esforzando y sacrificando para que lo pasen bien.

Dios nos ayuda a vencer y superar el mal. Y nos ayuda con el ejemplo y la fuerza de Jesús, tanto el mal que hay en nosotros como el que hay en los demás. Dios quiere desterrar el mal y nos invita a participar en esa obra que ya inició Jesús.

Jesús vence el mal en la cruz, es decir, dando su vida contra la usurpación de vida en que consiste el pecado, siendo luz ante las tinieblas que también son el pecado.
En Jesús es donde tenemos los cristianos la respuesta al problema del mal. Él ha vencido, da esperanza, da paz, crea justicia, la justicia del amor. Él da sentido a nuestra vida para que comprendamos el bien y para que desterremos con el sacrificio de nuestra vida y a imitación de Jesús, cualquier tipo de mal, para que todos los hombres tengan el gozo de sentirse tratados y queridos como hermanos.

Por último, Él ha vencido también el supremo mal que es la muerte, con su resurrección. Él nos ha prometido que, si creemos en Él, también nosotros resucitaremos. Cristo es nuestra esperanza en la lucha contra el mal. No quitando el mal sino superándolo. Éste es el ideal cristiano. Hay que afrontarlo como es; y esta lucha, llamémosla vida cristiana, no es para blandengues sino para hombres y mujeres de una pieza.
José Gea

MILAGROS, AYUDAS Y FAVORES DEL CIELO


Hay que distinguir los favores de Dios, o las simples coincidencias de hechos que respondieron a las leyes naturales, de los milagros-milagros.

Dentro del manejo popular del término, hay milagros-milagros y milagros chiquitos. ¿A qué viene esto? A que las personas, cuando le piden algo a Dios, directamente o por mediación de intercesores, como de la Virgen María, o de algún santo y hasta de antepasados a quienes se les ve como salvados en el cielo, dicen que se les concedió el milagro pedido.

Independientemente de la buena fe de quien lo dice, hay un uso indebido del término milagro, ya que se le da una significación que no tiene en la mayoría de los casos. Esto es importante porque la iglesia que ve a profundidad científica el caso de los presuntos milagros es la católica, que cuando habla de milagros es que realmente pueden considerarse como tales, en el más estricto sentido.

La mayor parte de los casos, un creyente pide algo a Dios, que puede ir desde que gane su equipo deportivo favorito hasta conseguir un trabajo o la salud de un ser querido, y cuando sucede lo pedido dicen que Dios les hizo el milagro.

Pero no, perdón, podríamos decir que se trata de favores o ayudas divinas, si realmente es así, pero no necesariamente de milagros. ¿Cuándo podemos hablar de milagros? Cuando Dios concede un hecho que desafía las leyes de la naturaleza, cuando la ciencia no puede explicar cómo sucedió aquello.

Los milagros generalmente son casos de recuperación de la salud en forma inexplicable para la ciencia médica. Los más impactantes son cuando desaparece, de pronto, una enfermedad, como un tumor maligno que médicamente ha sido detectado y correctamente diagnosticado, y tras el milagro simplemente no existe tal tumor, desapareció. No se trata de que fue reduciéndose paulatinamente, aunque sea muy aprisa, lo cual puede tener una explicación médica, como es el efecto de un tratamiento adecuado o hasta de un caso psicosomático.

Las personas tienen muchas veces, sin saberlo, un gran poder para que la mente logre derrotar una enfermedad y curarse rápidamente, con o sin ayuda ajena. Por eso hay personas que luchan contra una enfermedad, y logran que su cuerpo utilice al máximo los poderes de recuperación que Dios puso en la naturaleza viva, y vencen la enfermedad. Pero esto no es realmente un milagro.

Por eso también hay personas con la capacidad de curar a otros, - aunque generalmente no a sí mismos -, y no precisamente como hechos milagrosos. Los sanadores o healers, en inglés, piden a Dios que cure a alguien con su intervención. Se dice que estas personas que curan tienen una gran energía que trasmiten al enfermo, y tal parece que es así, como un fenómeno natural poco conocido. ¿Realizan milagros? Probablemente no, a menos que el hecho, como ya dijimos, desafíe a la ciencia, para la cual sea inexplicable.

Para los católicos, los milagros verdaderos, aparte de las ayudas o favores que les son concedidos, son los hechos que van en contra de las leyes naturales como las conocemos. Para que la Iglesia reconozca un hecho inexplicable como milagro es necesario que se estudie tan cuidadosamente como sea posible, que los científicos declaren que va en contra de las leyes naturales. Si no es así, pero se trata de lo que parece ser resultado de rogar a Dios, entonces podemos hablar de favores o ayuda divina. No por eso dejan de ser importantes para la fe, pues lo son: Dios los ha escuchado y concedido, pero no son milagros.

El uso indebido del concepto milagro, hace que los seguidores de la superstición de la Santa Muerte, crean que ella hace milagros, sin ninguna prueba científica.

Cuando una persona muere, como se dice, en olor de santidad, que tuvo una vida ejemplar o fue objeto de martirio aceptado (y perdonado) a causa de su fe, la prueba que la Iglesia requiere para declarar que está en el cielo y es por tanto santo, es que se atribuyan a su intervención ante Dios dos milagros auténticos, científicamente hablando, el uno para beatificarlo y el otro para canonizarlo.

El caso de un hombre contemporáneo, a quien se elevará a los altares del catolicismo el primero de mayo de 2011, está en esta línea: se atribuye a su intercesión el que Dios haya sanado milagrosamente a una persona enferma. De ello hay testimonio de los médicos y de la misma enferma curada. Hablamos de Karol Wojtyla, Juan Pablo II. Hay más casos de su intervención bajo estudio.

La profunda preocupación de la Iglesia Católica por el asunto de los milagros no parece ser compartida por otras religiones tan estrictamente hablando, sobre todo en llevar su estudio al mayor nivel científico posible. Una sola pequeña duda, y el caso se queda en los archivos. En los centros religiosos como Fátima y Lourdes, los testimonios de curaciones repentinas o muy rápidas de peregrinos son más que abundantes, pero la Iglesia se la lleva con toda calma en su estudio.

Los milagros pueden demostrar, a quien quiera verlos (no hay peor ciego que el que no quiere ver), que la naturaleza puede ser desafiada por su creador, un Dios que sí existe y muestra su poder. Pero para que la demostración convenza, se estudia cada caso con la ayuda de la ciencia. En cambio, la llamada madre naturaleza no tiene poder alguno para violentar sus propias leyes.

Creo que muchos no creyentes, ateos o a-religiosos, si se enfrentaran a la inexplicabilidad natural de un fenómeno milagroso, tendrían que convencerse de que sí hay un Dios. Pero la verdad es que no les interesa, o temen que la evidencia les demuestre que su ateísmo estaba equivocado, algo muy doloroso para la vanidad. Por otro lado, las ayudas o favores divinos pueden tener explicaciones alternas, desde la casualidad hasta la ignorancia de cómo sucedió aquello natural o médicamente (que los interesados llamaron milagro).

Hay que distinguir pues, los favores de Dios, o las simples coincidencias de hechos que respondieron a las leyes naturales, de los milagros-milagros. De esta forma, podemos reforzar la fe en la existencia de un Dios que además es bondadoso y nos llega a conceder peticiones contra la naturaleza que Él creó.
Autor: Salvador I. Reding Vidaña

LA DESTRUCCIÓN DEL AMOR


Un amor incondicional busca el bien del otro de manera desinteresada.

El matrimonio está en crisis, con España a la cabeza de Europa. Se casan menos, se rompe ritmo hiperlumínico y a cara de perro, porque también crecen los divorcios contenciosos. La nueva ley del divorcio, que ha convertido el contrato matrimonial en nada, ha fracasado en lo que era su finalidad anunciada: conseguir que el proceso de divorcio fuera menos conflictivo.

¿De dónde surge este problema en torno al matrimonio que a tantos parece contagiar? De toda la variedad de respuestas posibles una es decisiva. Se produce porque estamos ante la crisis del amor.

Uno de los vicerrectores la Universitat Abat Oliba, el Dr. Marcin Kazmierczak, tiene un texto breve e interesante. Se llama El Amor en la Literatura, que proporciona un instrumento para interpretar las causas primarias del gran número de rupturas matrimoniales. El relato explica tres tipos de amor.

Uno, el hedonista, cuyo motor es el placer, sobre todo sexual, donde la realización entendida sólo como la satisfacción inmediata del propio deseo resulta una práctica egocéntrica, demoledora de toda relación estable. Constituye una vía segura a la soledad, que hace al individuo más dependiente del Estado y más débil la sociedad.

Un segundo tipo posee el oropel del amor romántico, donde sólo juega la afectividad, marginando toda razón que permita construir una relación estable. Sólo perdura cuando no se realiza y no debe afrontar el desgaste cotidiano de la vida en común. El hedonista y el romántico comparten semejanzas. La más destacada es la satisfacción del propio deseo sin reparar en las consecuencias sobre el otro. Quizás por eso, Charles Taylor sitúa al romanticismo como una de las componentes del hedonismo expresivo, que culmina en la sociedad desvinculada que tantos males nos produce.

Una tercera forma de amar nace del don, de la entrega. Citando a Thomas More, Kazmierczak lo define como un amor incondicional que busca el bien del otro de manera desinteresada. Valora lo sexual y lo afectivo como componentes importantes, pero no los absolutiza. Utiliza la virtud y la recta razón para construir una felicidad estable, consciente de que una relación de entrega exigirá paciencia, capacidad de perdón y humildad para ser perdonado. "Es paciente, bondadoso, no es presumido, ni orgulloso. No es grosero, ni egoísta, no se irrita, nunca se venga. No se alegra con la mentira, y si en la verdad. Todo lo excusa, lo espera, lo soporta". Así definió el amor Pablo de Tarso en el año 58. Sigue siendo cierto. Este es el vinculo fundante de todos los bienes, y su destrucción la consecuencia mas dañina de lo que la cultura de la desvinculación está haciendo contra nosotros.
Autor: ForumLibertas

UN CONSEJO HASTA DE UN CONEJO


LAS 5 PEORES COMIDAS CAUSANTES DE CÁNCER:

1. Salchichas.
Porque son altos en nitratos de sodio. La "Cancer Prevention Coalition" advierte que los niños no deben comer más de 12 salchichas al mes. Si no puedes vivir sin las salchichas compra de las que son hechas SIN nitrato de sodio.

2. Carnes procesadas y tocino.
También contiene altos niveles de nitrato de sodio que además incrementan el riesgo de enfermedades del corazón. La grasa saturada en el tocino también es un gran colaborador en la generación de cáncer.

3. Donas.
Las Donas son doblemente causantes de cáncer . Primero porque son elaboradas con flúor, azúcar refinada y aceite hidrogenado, después son FRITAS a altas temperaturas. Las donas son el primer "alimento" de todos los que puedas comer que elevarán altamente tu riesgo de generar cáncer.

4. Papas fritas.
Así como las donas, las papas fritas son elaboradas con aceites hidrogenados y cocinadas después a altas temperaturas. También contienen acryl amidas que se generan durante el proceso de cocción a altas temperaturas. Deberían llamarse papas cáncer en lugar de papas fritas.

5. Colaciones y galletas.
Todas estas son usualmente elaboradas con fluor y azúcar. Hasta las que en sus etiquetas son orgullosamente presentadas como libres de grasas transgénicas generalmente lo contienen solo que en cantidades menores.

HÁBITOS QUE DAÑAN EL CEREBRO (matan neuronas)

1. No Desayunar.
La gente que no desayuna tiene bajo nivel de azúcar en la sangre. Esto genera insuficiente suministro de nutrientes al cerebro causando su degeneración paulatina.

2.Comer de más.
Esto causa el endurecimiento de las arterias del cerebro, causando además baja capacidad mental.

3. Fumar.
Causa la disminución del tamaño cerebral y promueve además Alzheimer.

4. Consumir altas cantidades de azúcar.
El alto consumo de azúcar interrumpe la absorción de proteínas y nutrientes causando malnutrición y puede interferir en el desarrollo del cerebro.

5. Inhalar aire contaminado.
El cerebro es el más grande consumidor de oxígeno del cuerpo. Inhalar aire contaminado disminuye su oxigenación generando una disminución de la eficiencia cerebral.

6. Dormir poco.
El dormir permite al cerebro descansar.. La falta de sueño por periodos prolongados acelera la pérdida de células del cerebro.

7. Dormir con la cabeza cubierta.
Dormir con la cabeza cubierta aumenta la concentración de dióxido de carbono y disminuye el oxígeno causando efectos adversos a nuestro cerebro.

8. Hacer trabajar al cerebro cuando estamos enfermos.
Trabajar y estudiar cuando estás enfermo además de la dificultad del cerebro para responder en ese estado, lo daña.

9. Falta de estimulación.
Pensar es la mejor manera de estimular nuestro cerebro; no hacerlo provoca que el cerebro disminuya su tamaño y por lo tanto su capacidad.

10. Practica la Conversación inteligente.
Conversaciones profundas o intelectuales promueven la eficiencia cerebral.

CAUSAS PRINCIPALES QUE DAÑAN EL HÍGADO

1. Dormirse tarde y despertarse tarde.
2. No orinar por la mañana.
3. Comer demasiado.
4. Saltarse el desayuno.
5. Consumir muchos medicamentos.
6. Consumir conservantes, colorantes, endulzantes artificiales.
7. Consumir aceites de cocina no saludables. Tanto como puedas reduce el consumo de alimentos fritos aún cuando utilices aceites sanos. No consumas alimentos fritos cuando estés cansado o enfermo a menos que seas muy delgado, pero si puedes, evítalos.
8. Consumir alimentos crudos o demasiado cocidos le agregan carga al hígado. Los vegetales deben ser comidos crudos o cocidos al vapor.

Debemos seguir estos consejos sin que signifique mayor gasto. Solo tenemos que adoptar un estilo de vida más sano y mejorar nuestros hábitos alimenticios.. El mantener buenos hábitos de alimentación y hacer ejercicio es muy positivo para que nuestro organismo absorba lo que necesita y elimine los químicos en su "horario".

RAZONES PARA DORMIRSE TEMPRANO Y DESPERTARSE TEMPRANO

De las 9pm - 11pm:
Es el horario en el que cuerpo realiza actividades de eliminación de químicos innecesarios y tóxicos (desintoxicación) mediante el sistema linfático de nuestro cuerpo. Este horario del la noche debe utilizarse en encontrar un estado de relajación, escuchando música, por ejemplo. Generalmente a esta hora las mamás realizan actividades tales como limpiar la cocina y monitorear que todo esté listo para la actividad del día siguiente, etc. actividades como estas inhiben la relajación lo que genera un efecto negativo para la salud.

De las 11pm - 1am:
El cuerpo realiza el proceso de desintoxicación del hígado, e idealmente debe ser procesado en un estado de sueño profundo.

Durante las primeras horas de la mañana 1 - 3am:
proceso de desintoxicación de la vesícula biliar, idealmente debe suceder también en un estado de sueño profundo.

Temprano en la mañana 3 - 5am:
Desintoxicación de los pulmones. Es por esto que en ocasiones en este horario se producen accesos severos de tos. Cuando el proceso de desintoxicación ha alcanzado el tracto respiratorio es mejor no tomar medicamentos para la tos ya que interfieren en el proceso de eliminación de toxinas.

Mañana 5 - 7am:
Desintoxicación del colon, es el horario de ir al baño a vaciar el intestino.

Durante la mañana de 7 - 9am:
Absorción de nutrientes en el intestino delgado, Es el horario perfecto para tomar el desayuno. Si estás enfermo el desayuno debes tomarlo más temprano: antes de las 6:30am.

El desayuno antes de las 7:30am
Es benéfico para aquellos que quieren mantenerse en forma.
Quienes siempre se saltan el desayuno, deben procurar cambiar el hábito, siendo lo menos dañino realizarlo entre las 9:00 y 10:00am en lugar de no hacerlo por completo.

Dormirse tarde y despertar tarde interrumpirá el proceso de desintoxicación de químicos innecesarios de tu organismo.

Además de eso debes tener en cuenta que de las 12:00 a las 4:00am es el horario en el que la médula ósea de tus huesos produce la sangre, así es que procura dormir bien y no te acuestes tarde.

CUIDA TU SALUD Y LA DE LOS QUE AMAS
¡Tus seres queridos te lo agradecerán!

domingo, 30 de enero de 2011

¿SOMOS TENTADOS O SOMOS PROBADOS?


En el libro de Job, podemos leer: “Tentación es la vida del hombre sobre la tierra”.

Si miramos en cualquier diccionario de sinónimos, veremos que el verbo tentar tiene un sinfín de sinónimos, puesto que el término tentar tiene varias acepciones, pero aquí la que nos interesa, es la que dice que tentar, es: Solicitación al pecado inducida por el demonio”. Y con esta definición, llegaremos a la conclusión de que la tentación es el medio que tenemos a nuestro alcance, para probarnos y ser probados, de si amamos o no al Señor. Y en este sentido tentación y prueba son elementos complementarios. Nosotros somos probados en nuestro amor al Señor por medio de la tentación. Nuestra prueba se centra en el hecho de si por amor a Dios, somos capaces o no de resistir la tentación demoníaca.

Y si nos preguntamos: ¿Quién nos tienta? Hay veces que podríamos pensar, que algunos no necesitan demonios para que los tienten, o al menos sus hábitos de pecado están tan arraigados en su alma que su demonio está siempre de vacaciones. Pero no, no nos engañemos, en ningún caso el demonio está cruzado de brazos, es mucho lo que a su juicio él se juega. Alguien podría pensar que cada demonio que lleve un alma al infierno obtiene un premio, y en cierto modo es así, porque su odio en el que se encuentra inmerso, su odio a Dios es de tal naturaleza, que disfruta cazando trofeos en este coto de caza, que es el mundo. Y últimamente las temporadas de monterías y safaris, en este descristianizado mundo, donde ya no hay veda de ninguna clase, están siendo muy productivas, sobre todo en piezas de caza mayor.

El odio que es el fruto de la soberbia, que le movió a decir a los demonios non serviam, no serviremos, y esto es lo que les sigue moviendo a tratar de cazarnos, aunque ello les pueda suponer, y les supondrá un aumento de su pena infernal. Pero esto no les frena, la fuerza del odio es tremenda, aunque hay en el mundo visible y en el invisible, una fuerza aún mayor que la del odio, que es la fuerza del amor.

Como sabemos el infierno es el reino del odio, mientras que el cielo es el reino del Amor. Y nosotros en esta vida hemos venido a ella, para superar una prueba de amor, por lo que para no contaminarnos, odiando a nadie, hemos de oponer al vicio de la soberbia, la virtud del amor, y si lo oponemos debidamente nuestro triunfo está asegurado.

Pero el demonio, que nos conoce muy bien, continuamente nos está tentando, por ello, San Pedro nos dejó dicho: “Sed sobrios y vigilad, que vuestro enemigo el diablo, como león rugiente, anda rondando y busca a quien devorar, resistidles firmes en la fe”. (2Pdr. 5,8). Aunque seamos un dechado de virtudes y perfecciones, cosa que pueda existir alguien así de puro y perfecto, pero que pocas noticias tenemos de su existencia y que el demonio tenga poco que hacer, él nunca da la batalla por perdida y nunca suelta una presa aunque sus posibilidades de triunfo sean casi nulas. A él, no le importa perder el tiempo, tiene la eternidad por delante y la experiencia del refrán que nosotros tenemos y que dice: el que la sigue la mata. De aquí el sentido de la recomendación de San Pedro.

Para tentarnos, el demonio busca nuestros puntos débiles, debilidades que todos tenemos y ¿cómo las averigua? Primeramente consideremos que él no puede entrar a saco en las potencias de nuestra alma, si lo pudiese hacer ya todos estaríamos en las calderas de Pedro Botero, pero si puede entrar por ejemplo en la memoria, pues ella es recordatorio de hechos que nos sucedieron, y de los que l fue testigo de ellos, luego conoce nuestra forma de pensar, aunque directamente no pueda entrar en nuestra mente y ni mucho menos en nuestra voluntad. En la vida ordinaria, conocemos a una persona que nos presentan, y con una breve conversación con ella, inmediatamente nuestra mente le rellena una ficha que almacenamos en la memoria. En esta ficha tomamos notas, de su grado educacional, de su estatus social, de su comportamiento, de su grado de formación en su profesión, de sus ideas, incluidas las políticas y de todos esos factores que configuran la personalidad de las personas. Pues bien, si nosotros, seres intelectualmente inferiores al demonio, en una simple conversación somos capaces de clasificar a una persona y rellenarle su ficha, imaginémonos de lo que será capaz el demonio que se pasa años observándonos, para cazarnos como si de una simple tórtola se tratase.

Frente a esta situación, nosotros tenemos un arma que si la usamos debidamente él se encuentra con las puertas cerradas. Lógicamente me estoy refiriendo a la gracia santificante. La cual como todos sabemos tiene unos canales de distribución y obtención por nuestra parte que son los Sacramentos. Cuando escribo esto, no dejo de pensar en los antiguos patriarcas, como nuestro padre Abraham, que no disponían de ayuda sobrenatural alguna, y sola fuerza de su humana naturaleza, una naturaleza hercúlea eran capaces de tener la fe que Abraham tenía. Eran gigantes que remediaban la falta de gracias sobrenaturales, a base de su gigantesca fuerza natural. Y aquí estamos nosotros, que ni siquiera con la ayuda de las gracias divinas, somos capaces de dominar nuestra soberbia y vencer al maligno. Y eso que en nuestra voluntad, él no puede entrar y forzarla, pero si nos puede presentar, justificaciones, imágenes y pensamientos, lo suficientemente persuasivos, como para hacernos caer en sus redes.

El Señor, nunca niega la gracia santificante al que la necesita, y la da siempre en cuantía suficiente como para vencer la tentación demoníaca. San Pablo escribió: "Y a causa de la excelsitud de las relaciones. Por lo cual para que yo no me engría, fuéme dado un aguijón de carne, un ángel de satanás, que me abofetea para que yo no me engría. Por esto rogué tres veces al Señor que se retirase de mí, y Él me dijo: Te basta mi gracia que en la flaqueza llega al colmo del poder. Muy gustosamente pues, continuaré gloriándome en mis debilidades para que habite en mí la fuerza de Cristo”. (2Co 12,7-9).

Santo Tomás moro escribía diciendo: “…, pues no hay demonio tan diligente en destruirte como Dios en preservarte, ni hay diablo tan cerca tuya para hacerte daño como Dios para hacerte bien, ni son todos los diablos del infierno tan fuertes para asaltarnos como lo es Dios para defendernos, si no desconfiamos y ponemos nuestra confianza en Él”.

La tentación siempre tiene una parte completamente positiva para nosotros, y es que si somos capaces de salir vencedores, es que hemos dado una paso en la escala para subir al cielo, pues pensemos que sin tentaciones no tendríamos escala para subir al cielo.

Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.
Juan del Carmelo

¿QUIERES SER FELIZ?


Felices los que saben apreciar una sonrisa y olvidar un desprecio, porque su camino estará pleno de sol.

Hay quien piense que para ser feliz basta con ser Bill Gates o Carlos Slim, o quizás llamarse como un artista famoso. Sin embargo, ser feliz no es nada fácil. Parece mentira, pero es así. Ahora bien, todo depende de uno mismo.

Cuenta la leyenda que un hombre oyó decir que la felicidad era un tesoro. A partir de aquel instante comenzó a buscarla.

Primero se aventuró por el placer y por todo lo sensual, luego por el poder y la riqueza, después por la fama y la gloria, y así fue recorriendo el mundo del orgullo, del saber, de los viajes, del trabajo, del ocio y de todo cuanto estaba al alcance de su mano.

En un recodo del camino vio un letrero que decía: "Le quedan dos meses de vida.
Aquel hombre, cansado y desgastado por los sinsabores de la vida, sin haber logrado encontrar la felicidad, se dijo: "Estos dos meses los dedicaré a compartir todo lo que tengo de experiencia, de saber y de vida con las personas que me rodean".

Y aquel buscador infatigable de la felicidad, sólo al final de sus días encontró que, dentro de sí mismo, en su interior, en lo que podía compartir, en el tiempo que dedicaba a los demás, en la renuncia que hacía de sí mismo por servir, estaba el tesoro que tanto había deseado.

Comprendió que para ser feliz se necesita amar; aceptar la vida como viene; disfrutar de lo pequeño y de lo grande; conocerse a sí mismo y aceptarse así como uno es; sentirse querido y valorado, pero también querer y valorar; tener razones para vivir y esperar… y también razones para morir y descansar.

Entendió que la felicidad brota en el corazón, con el rocío del cariño, la ternura y la comprensión. Que son instantes y momentos de plenitud y bienestar; que la felicidad está unida y ligada a la forma de ver a la gente y de relacionarse con ella; que siempre está de salida y que para tenerla hay que gozar de paz interior.

Finalmente descubrió que cada edad tiene su propia medida de felicidad y que sólo Dios es la fuente suprema de la alegría, por ser Dios amor, bondad, reconciliación, perdón y donación total.

Y en su mente recordó aquella sentencia que dice: “¡Cuánto gozamos con lo poco que tenemos, y cuánto sufrimos por lo mucho que anhelamos!"

Ser feliz, es una actitud.
Todos conocemos las bienaventuranzas, esas palabras tan hermosas que nos dijo Jesús en el Sermón de la Montaña. Sin embargo, no todos conocemos y practicamos las Bienaventuranzas del Siglo XXI:

· Felices los que saben reírse de sí mismos, porque nunca terminarán de divertirse.
· Felices los que saben distinguir una montaña de una piedra, porque evitarán muchos inconvenientes.
· Felices los que saben descansar y dormir sin buscar excusas, porque llegarán a ser sabios.
· Felices los que saben escuchar y callar, porque aprenderán cosas nuevas.
· Felices los que son suficientemente inteligentes como para no tomarse en serio, porque serán apreciados por quienes los rodean.
· Felices los que están atentos a las necesidades de los demás sin sentirse indispensables, porque serán portadores de alegría.
· Felices los que saben mirar con seriedad las pequeñas cosas y con tranquilidad las cosas grandes, porque irán lejos en la vida.
· Felices los que saben apreciar una sonrisa y olvidar un desprecio, porque su camino estará pleno de sol.
· Felices los que piensan antes de actuar y rezan antes de pensar, porque no se turbarán en lo imprevisible.
· Felices los que saben callar y ojala sonreír cuando se les quita la palabra, se los contradice o cuando les pisan los pies, porque el amor comienza a penetrar en su corazón.
· Felices los que son capaces de interpretar con benevolencia las actitudes de los demás, porque conocen el valor de la caridad.
· Felices los que saben reconocer al Señor en todo lo que encuentran, porque habrán hallado la paz y la verdadera sabiduría.

Si tienes fe en Dios, asume el compromiso de ser cada día más bueno, más humilde, más justo, y podrás cumplir todos los compromisos adquiridos. Él te apoyará y nunca estarás solo, y serás feliz en esta tierra, y lo que es mejor, en la vida eterna.
Autor: Juan Rafael Pacheco

sábado, 29 de enero de 2011

LA GRANDEZA DE LA CASTIDAD


Hemos hablado brevemente en anteriores Post sobre el sexo y la lujuria. Hablemos ahora en positivo sobre la castidad.

El tema es muy amplio y no siempre bien comprendido por todos. Por eso debemos antes preguntarnos: ¿Qué entendemos por castidad?

Castidad es la virtud que gobierna y modera el deseo del placer sexual según los principios de la fe y la razón. Por la castidad la persona adquiere dominio de su sexualidad y es capaz de integrarla en una sana personalidad, en la que el amor de Dios reina sobre todo. Por lo tanto no es una negación de la sexualidad.

La castidad es una virtud, que va más allá de la mera abstinencia o control voluntario de nuestros instintos sexuales. La castidad es un fruto del Espíritu Santo. Nos dice el catecismo de la Iglesia Católica:
1832 Los frutos del Espíritu son perfecciones que forma en nosotros el Espíritu Santo como primicias de la gloria eterna. La tradición de la Iglesia enumera doce: caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia, castidad (Ga 5,22-23, vg.).

Cuando el Espíritu Santo da su frutos en el alma, vence las tendencias de la carne.
Cuando el Espíritu opera libremente en el alma, vence la debilidad de la carne y da fruto.

"Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil" Mateo 26:41

Estas son las obras de la carne que enumera San Pablo: Fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, superstición, enemistades, peleas, rivalidades, violencias, ambiciones, discordias, sectarismo, disensiones, envidias, ebriedades, orgías y todos los excesos de esta naturaleza. (Gálatas 5, 19)

Y esas obras no son fácil de vencer si nos apoyamos solamente en nuestra voluntad. Somos frágiles pecadores y el fruto prohibido se nos ofrece como muy apetecible. Incluso se fomenta con vehemencia la atracción y la bondad de lo humanamente incorrecto. Un tanto por ciento muy elevado de personas no lo entiende. Y se elaboran programas y planes pedagógicos para enseñar todo lo contrario con argumentos aparentemente convincentes cuando se mira de tejas abajo. Por eso decimos que sólo desde la fe se puede entender bien la castidad, que no es una negación, sino una donación, una actitud propia de la dignidad humana.

Las virtudes se ejercitan con la constancia y la ayuda de la Gracia de Dios.
Al principio nos cuesta mucho ejercer las virtudes. Pero si perseveramos dóciles al Espíritu Santo, Su acción en nosotros hará cada vez mas fácil ejercerlas, hasta que se llegan a ejercer con gusto. Las virtudes serán entonces inspiradas por el Espíritu Santo y se llaman frutos del Espíritu Santo.

Cuando el alma, con fervor y dócil a la acción del Espíritu Santo, se ejercita en la práctica de las virtudes, va adquiriendo facilidad en ello. Ya no se sienten las repugnancias que se sentían al principio. Ya no es preciso combatir ni hacerse violencia. Se hace con gusto lo que antes se hacía con sacrificio.

Les sucede a las virtudes lo mismo que a los árboles: los frutos de éstos, cuando están maduros, ya no son agrios, sino dulces y de agradable sabor. Lo mismo los actos de las virtudes, cuando han llegado a su madurez, se hacen con agrado y se les encuentra un gusto delicioso. Entonces estos actos de virtud inspirados por el Espíritu Santo se llaman frutos del Espíritu Santo, y ciertas virtudes los producen con tal perfección y tal suavidad que se los llama bienaventuranzas, porque hacen que Dios posea al alma planamente.

Cuanto más se apodera Dios de un alma más la santifica; y cuanto más santa sea, más feliz es. Seremos mas felices a medida que nuestra naturaleza va siendo curada de su corrupción. Entonces se poseen las virtudes como naturalmente.

Modestia, Templanza y Castidad.
La modestia regula los movimientos del cuerpo, los gestos y las palabras. Como fruto del Espíritu Santo, todo esto lo hace sin trabajo y como naturalmente, y además dispone todos los movimientos interiores del alma, como en la presencia de Dios. Nuestro espíritu, ligero e inquieto, está siempre revoloteando por todos lados, apegándose a toda clase de objetos y charlando sin cesar. La modestia lo detiene, lo modera y deja al alma en una profunda paz, que la dispone para ser la mansión y el reino de Dios: el don de presencia de Dios. Sigue rápidamente al fruto de modestia, y ésta es, respecto a aquélla, lo que era el rocío respecto al maná. La presencia de Dios es una gran luz que hace al alma verse delante de Dios y darse cuenta de todos sus movimientos interiores y de todo lo que pasa en ella con más claridad que vemos los colores a la luz del mediodía.

La modestia nos es completamente necesaria, porque la inmodestia, que en sí parece poca cosa, no obstante es muy considerable en sus consecuencias y no es pequeña señal en un espíritu poco religioso.

Las virtudes de templanza y castidad atañen a los placeres del cuerpo, reprimiendo los ilícitos y moderando los permitidos.
-La templanza refrena la desordenada afición de comer y de beber, impidiendo los excesos que pudieran cometerse.
-La castidad regula o cercena el uso de los placeres de la carne.

Mas los frutos de templanza y castidad desprenden de tal manera al alma del amor desordenado a su cuerpo, que ya casi no siente tentaciones, y si las siente intenta superarla con la ayuda de Dios. Al vivir estas virtudes la persona ve más allá de simples metas temporales. Como el lema de las Olimpiadas: más allá, más alto, superarse así mismo.

El Papa Benedicto XVI, dirigiéndose a los jóvenes les dice:
Que "aprender a amarse como pareja es un camino maravilloso, aunque necesita un aprendizaje laborioso". Y añade que "el período del noviazgo, fundamental para construir el matrimonio, es un tiempo de espera y de preparación, que hay que vivir en la castidad de los gestos y de las palabras".

Según el Papa, la castidad permite "madurar en el amor" y "ayuda a ejercitar el autodominio, a desarrollar el respeto del otro", que son "características del verdadero amor que no busca en primer lugar la propia satisfacción ni el propio bienestar".

Ignorar los prejuicios.
Asimismo, Benedicto XVI indica a los jóvenes que a la hora de formar su matrimonio no hagan caso del "prejuicio difundido" sobre que el cristianismo "con sus mandamientos y sus prohibiciones, pone obstáculos a la alegría del amor e impida en particular disfrutar plenamente aquella felicidad que el hombre y la mujer buscan en su recíproco amor".

Invita a los jóvenes a "renunciar con alegría" a algunas diversiones y a aceptar "de buena gana los sacrificios".

Pero en el mensaje también se explica, que si "el matrimonio cristiano es una verdadera y auténtica vocación en la Iglesia", igualmente, hay que estar preparado a decir "", "si Dios os llama a seguirlo en el camino del sacerdocio ministerial o de la vida consagrada".

Como podemos observar, la castidad solo se entiende bien desde el amor auténtico iluminado por la luz de la fe. No es pura decencia, es la resolución de vivir con dignidad, como seres humanos que somos, y respetando al otro ser humano, que tiene la misma dignidad que yo. El camino no es fácil, pero se hace camino al andar”.
Juan García Inza

DEL PURGATORIO: POSTURA OFICIAL DE LA IGLESIA


En pasados días hemos hablado de los fundamentos del purgatorio en los textos canónicos y en la doctrina, así como, poco después, sobre los distintos aspectos que habían preocupado al pensamiento cristiano a la hora de imaginarlo.

Dejé para el final el pronunciamiento que sobre el tema hacía el magisterio eclesiástico. Pues bien, hoy es llegado el día de presentar a Uds. en qué condiciones se ha ido expresando éste sobre el purgatorio.

El pronunciamiento oficial de la Iglesia sobre el purgatorio se produce al hilo del debate al que la existencia del mismo da lugar entre las iglesias romana y griega, ya que ésta no llega a asimilar la existencia de un locus purgatorius independiente del infierno, el cual le suena a rehabilitación del condenado Orígenes y su apocatástasis, de la que un día podemos hablar, si les parece.

Dos son los hitos de este proceso: el II Concilio de Lyon (1254), y una carta escrita por el Papa Inocencio IV (1254) a su legado ante los griegos en Chipre. En ella leemos:
Puesto que la Verdad afirma en el Evangelio que si alguien blasfema contra el Espíritu Santo este pecado no se le perdonará ni en este siglo ni en el otro, por donde se nos da a entender que ciertas faltas se perdonan en el tiempo presente, y otras en la otra vida. Puesto que el apóstol [Pablo] declara también que la obra de cada uno cualquiera que sea, será probada por el fuego y que si arde, el obrero sufrirá su pérdida pero él mismo se salvará como por el fuego. Puesto que los mismos griegos según se dice, creen y profesan verdaderamente y sin vacilación que las almas de los que mueren habiendo recibido la penitencia pero sin haber tenido tiempo para su cumplimiento o que fallecen sin pecado mortal pero culpables de pecados veniales o de faltas ligeras se purgan después de la muerte y pueden recibir ayuda de los sufragios de la Iglesia. Nosotros, considerando que los griegos afirman no encontrar entre sus doctores ningún nombre propio y cierto para designar el lugar de esta purgación y que, por otra parte, de acuerdo con las tradiciones y las autoridades de los Santos Padres este nombre es el purgatorio, queremos que en el futuro esta expresión sea recibida igualmente por ellos”.

En el Concilio de Florencia (1439) se aprueba la siguiente definición:
Además, si habiendo hecho penitencia verdaderamente murieran en la caridad de Dios antes de haber satisfecho con frutos dignos de penitencia por los pecados de comisión y de omisión, sus almas después de la muerte son purificadas con penas purgatorias; y para ser libradas de estas penas, les aprovechan los sufragios de los fieles vivos”.

La Reforma protestante, como antes la totalidad de las herejías que podemos llamar preprotestantesa saber, valdenses, wiclefitas, husitas, no admite, desde luego, la existencia del purgatorio. No en balde, la chispa que enciende la protesta de Lutero no es otra que el rechazo a un concepto que le es tan vinculado como las indulgencias. A mayor abundamiento, el purgatorio se halla escasamente documentado en la Escritura, única fuente que admite el reformador alemán. Y por si ello fuera poco, las teorías protestantes de la predestinación (sólo los predestinados se salvarán, y no en virtud de sus méritos sino en virtud de los de Jesucristo), de la justificación por la fe (la fe basta) y el frontal rechazo de los reformistas al sacramento penitencial, no pueden llevar a otra conclusión.

El Concilio de Trento (1545-1563), como no podía ser de otra manera, trata el problema, adoptando el siguiente decreto:
Habiendo enseñado la Iglesia católica en los sagrados concilios y recentísimamente en este sínodo ecuménico, adoctrinada del Espíritu Santo por las Sagradas Escrituras y por la antigua tradición de los padres, que hay purgatorio y que las almas retenidas allí son ayudadas por los sufragios de los fieles pero sobre todo, por el sacrificio del altar digno de ser aceptado, el Santo Sínodo manda a los obispos que procuren diligentemente que la sana doctrina del purgatorio transmitida por los santos padres y los sagrados concilios sea creída por los fieles cristianos, mantenida, practicada y enseñada en todas partes”.

El Concilio Vaticano II (1962-1965), amén de ratificarse en la doctrina de Florencia y Trento, se refiere al purgatorio en la Constitución Lumen gentium con estas palabras:
Algunos de sus discípulos peregrinan en la tierra; otros, ya difuntos, se purifican, mientras otros son glorificados. [...] Santo y saludable es el pensamiento de orar por los difuntos para que queden libres de sus pecados”.

Por lo que se refiere a la pena del fuego en el purgatorio, los documentos oficiales de la Iglesia oscilan. Si bien sí es explícitamente citada en la carta Sub catholicae professione del Papa Inocencio IV (1243-1254) y muy recientemente, en la Profesión de fe de Pablo VI (1963-1978), no lo es en cambio, en los textos que aprueban el II Concilio de Lyon (1254), el de Florencia (1439), el de Trento (1545-1563) o el Vaticano II (1962-1965).

Una tendencia moderna tiende a restringir la pena del purgatorio al dolor que produce la dilación en la visión de Dios. Precisamente en esta línea han de ser entendidas las declaraciones bien recientes del Papa Benedicto XVI, quien con su catequesis sobre las visiones del purgatorio de Santa Catalina de Génova, dio lugar a esta serie, y con cuyas palabras en ella queremos terminarla:
El purgatorio no es un elemento de las entrañas de la Tierra, no es un fuego exterior, sino interno. Es el fuego que purifica las almas en el camino de la plena unión con Dios”.
Luis Antequera

¿ME PERMITE USTED CARGAR A SU NIÑO UN MOMENTO?


Una plática con la Virgen María ahora que viene la fiesta de la Candelaria, la presentación de Jesús en el Templo. ¿Qué sentiría María ese día?

El bullicio que rodea la Navidad ha cesado, se han desarmado y guardado, prolijamente, coloridos arbolitos y pintorescos pesebres... Esperando, quizás, que en la próxima Navidad "las cosas mejoren", como si el mero paso del tiempo fuese garantía de mejoría...

- La Noche Buena ¿se fue así de rápido de tu corazón, María Santísima?

Jamás se fue, amiga mía, al contrario… quedaron grabados en mi alma todos los perfumes, los sonidos, cada respiración de mi pequeño, los húmedos ojos de José al tomarle en sus brazos, los destellos de luz que las estrellas me regalaban…

- ¿Las estrellas, Señora?

Podría verlas desde donde estaba dando a luz… resplandecían, amiga, resplandecían… esa noche, ese cielo, volvían a mi alma cada vez que el dolor, implacable, me recordaba que los caminos de la salvación tienen mas espinas que rosas…

- ¿Cuándo fue que la recordaste por primera vez? Digo, como aferrándote, como buscando respuestas

Pues… al poco tiempo de nacer Jesús, precisamente a los cuarenta días, cuando debimos realizar la presentación en el Templo.

- Cuéntame, Señora, cuéntame

No, mejor acompáñame, el alma tiene ciertos secretos que las palabras aún no han aprendido a expresar…

Y nos fuimos juntas a Belén…

El pequeño Jesús había aumentado más de un Kg. de peso desde su nacimiento, se veía rozagante, hermoso, con tranquilo sueño y acompasada respiración…

Belén dista unos 20 kilómetros de Jerusalén, salimos antes de que amaneciera, para llegar al primer destino pasado el mediodía … El trayecto fue bastante tranquilo, los padres estaban felices por la ceremonia que iban a protagonizar… recordé el día del bautismo de mis hijos, sí, sé lo que sentía tu corazón, Madre querida…

Jerusalén se dibujó en el horizonte, llegamos a la casa de unos parientes de José, donde la Sagrada Familia descansó un poco de tan arduo trayecto, y se vistieron con la indumentaria apropiada para presentarse en el Templo…

Caminamos entre la gente, ellos eran unos más entre la multitud, nada los diferenciaba, María no hacía ningún gesto que hiciese pensar a las gentes que cargaba en sus brazos al Mesías...

¡Qué obediencia de amor! ¡Qué increíble silencio!... subimos las escalinatas del Templo, todo hacía pensar que se trataría de una ceremonia más, de un recién nacido más… pues varios niños sería presentados ese día… mas, Simeón estaba allí, había salido del recinto, tenía la mirada… iluminada… como si el viejo anuncio del Espíritu de que no moriría sin ver la salvación de Israel, acabara de hacerse… bueno, en realidad, ese es uno de los detalles de ese tipo de anuncios, a quienes el tiempo no afecta ni en su frescura, ni en su nitidez, ni en la impresión que deja en el alma que lo recibe…

José y María habían subido el último de los escalones, cuando fueron vistos por el anciano…

Se acercó lentamente a los padres, como quien emprende su último y mas importante trayecto… sus ojos estaban llenos de lágrimas… la pareja entró al recinto, el hombre los seguía…¡cuantas cosas pasaban en ese instante por su mente y por su corazón!, tantos años de espera… el anciano había imaginado este momento de mil maneras, ver llegar a los padres en fastuosos carruajes, o con custodias quizás, los imaginó vestidos de las mas diversas maneras, había pensado que les reconocería por los signos exteriores que el mundo valora….nada de eso había ocurrido, el Mesías había llegado ante él en brazos de una mamá-niña-virgen que le sostenía con seguridad, una mamita de rostro sencillo y mirada de luz, una mamita de ropas humildes y manos como pimpollos de rosa… ¡y el padre!, no era ni un rey, ni un noble, ni un rico hombre, ni un profeta, ni nada que sobresaliese… era un simple trabajador, sus manos callosas certificaban que el Mesías sería alimentado con el sudor de su frente… nada espectacular, nada ostentoso rodeaba a ese pequeño por cuya visión él se mantenía con vida, sin embargo, había algo que no podía explicar, el sol brillaba de una manera especial ese día, un extraño perfume inundaba el aire, era de esos días en los que uno siente que todo está perfecto y en su sitio, esos instantes que no deberían transcurrir…. Sí, Simeón ya no tenía dudas, se acercó a la pareja, les saludó con reverencia y dijo a María…

- ¿Me permite usted cargar su niño un momento, Señora?

- Pues … claro - y María no entendía porque ese anciano le había pedido a su pequeño… quizás, le recordase sus hijos o sus nietos…

El anciano tomó al pequeño, le besó varias veces en la frente, le miró como extasiado, mientras las lagrimas no cesaban de brotar de los cansados ojos…., luego, con todas las fuerzas de su voz y con todo el amor que había en su alma, levantando el niño con exquisito cuidado dijo a toda la humanidad:
- Ahora, Señor, puedes dejar que tu siervo muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: Luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo, Israel

El hombre apretó por última vez al niño contra su pecho y lo devolvió a su madre, quien, junto con su esposo, estaba admirada por lo que el anciano decía…

Simeón bendijo al santo matrimonio, fue la última bendición que hizo en su vida y fue hecha desde lo más profundo del alma. Y a la madre le dijo:
- Este niño será causa de caída y elevación para muchos en Israel, y a ti misma, una espada te atravesará el corazón, así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos

El anciano miró a María un momento a los ojos con infinita ternura, hizo luego una reverencia y partió para siempre…

José tenía los ojos enrojecidos, María, que guardaba todas estas cosas en su corazón, le tomó la mano fuerte, muy fuerte, pues eran demasiados acontecimientos juntos… Te miré, María, pues no entendía la reacción de José… me dijiste serenamente:

En este instante, tal como me lo explicaría él mismo después, mi esposo comprendió que no serían muchos los años en que estaría con nosotros, sobre todo, que en el momento de la realización de la misión de Jesús en este mundo, yo no le tendría a mi lado, que grandes dolores debería soportar mi corazón y estaría sola… para José, Simeón significó al anuncio de su propia y cercana muerte, pero, con la misma disposición de ánimo que aceptaba todas las cosas de su vida, aceptó este anuncio, su dolor no era por él sino por nosotros, por dejarnos… ahora sé, con absoluta certeza, de que nunca nos dejó, de que estuvo conmigo en cada alegría y en cada dolor, que fue su amor el que me sostuvo de pie al lado de la cruz… ero aún falta para eso, aún debe entrar Ana, la profetisa…

Callé, María tenía razón, debía conocer los acontecimientos de a uno, para darle a todos su justa dimensión…

Ana entró al Templo como cada día desde hacía más de sesenta años, conocía cada centímetro del lugar como la palma de su mano…

José y María aún estaban esperando su turno para la presentación, hablando entre ellos de lo sucedido con Simeón…

- Bendito sea este día y bendito seas, Oh Señor, que te has dignado mostrarme la salvación del mundo

María giró la cabeza y se encontró con una mujer anciana, encorvada por el paso de los años, pero con una mirada serena y dulce…

- Mujer, que tienes en tus brazos a quien tanto hemos esperado, te agradezco en nombre de la humanidad doliente, tu entrega generosa

Señora yo…

- Calla, niña, como has callado hasta ahora, que tu silencio será, para la historia, camino de salvación, ejemplo de entrega generosa, luz en la oscuridad.

- Pero, ¿Quién es usted? - intervino José, a quien las palabras de la mujer no hacían mas que confirmar su partida antes de la misión del hijo adoptivo.

- Mi nombre es Ana, hija de Fanel, de la familia de Aser….Joven era yo cuando el Señor me dio un buen esposo, al que acompañé por siete años hasta que la muerte se nos interpuso… desde entonces, y ya tengo ochenta y cuatro años, no he hecho mas que servir a Dios día y noche, con ayunos y oraciones, sin apartarme del Templo…Hoy sentí que debía venir mas temprano que de costumbre. Apenas salí de mi casa vi a mi buen amigo Simeón que caminaba rumbo a las montañas… me extrañó sobremanera. Al acercarme noté en él la mirada mas serena, iluminada y radiante que jamás tuvo… me dijo que era ese su ultimo viaje:”¿Sabes Ana?... El Señor jamás defrauda a los que en él depositan sus mejores sueños…. Y yo siempre soñé ver con mis propios ojos la salvación del mundo… ha llegado Ana… por fin… ve a verlo”, y partió feliz… feliz…

- ¿Cómo supo usted? - José era un estricto custodio del secreto.

- ¿Conoces esa voz interior que proviene de lo alto y, al mismo tiempo, de las profundidades del alma?

- Por cierto, la conozco- José sentía que podía confiar en Ana.

- Pues la misma voz me acercó a ustedes…Ahora hablaré de este niño a todos los que esperan la redención de Jerusalén….

Los papás participaron de la ceremonia tal como lo ordena la ley. La cotidianeidad del Templo se vería alterada desde ahora por la ausencia de Simeón y los anuncios de Ana…

A la mañana siguiente caminamos lentamente rumbo a Nazaret, María guardaba todos los acontecimientos y los meditaba en su corazón, la identidad de Jesús había salido ya de la intimidad de sus padres, aunque por treinta y tres años su madre guardaría el secreto de su concepción, la palabra Mesías había comenzado a pronunciarse con renovadas fuerzas en Jerusalén y en Belén ¿Qué hacer?¿Como sigue esta historia ahora, Señora mía?

Pues, sencillamente, volvimos a casa y el niño crecía fuerte y sano, José trabajaba en su taller y teníamos lo suficiente para vivir… Muchas veces pensaba en los acontecimientos pasados, en cuales serian los tiempos de callar y los tiempos de hablar… pero una sola certeza guiaba mi corazón… la certeza de que Dios no nos dejaría tomar rumbos equivocados, que Él nos mostraría, de manera evidente, los caminos a seguir. La rutina contrastaba con la magnificencia de los anuncios del ángel y de Simeón, pero estaba allí con el propósito de ayudarme y enseñarme a modelar y dominar mi voluntad, ayudarme a darle el justo valor a las pequeñas cosas, para que comprendiese que la vida de un ser humano se construye desde las pequeñas cosas de la familia, como ladrillos que van formando una pared… Tu me habías preguntado cuando recordé la Noche buena por vez primera, y te he respondido desde el alma.... así como esa bendita noche ha sido para mí un faro en la oscuridad, debe serlo también para ti, amiga, guarda ordenadamente las luces del arbolito, pero deja que la luz de la nochebuena te ilumine el camino cada vez que sientas que la soledad te agobia o que los caminos se desdibujan y no sabes por donde se sigue...

Volvimos a casa, a la realidad de mi vida, tú te fuiste a ayudar a las señoras de la parroquia que confeccionaban los adornos para celebrar la Fiesta de la Candelaria, yo volví a los míos habiendo aprendido algo mas de tu vida, algo mas de ti, Señora mía...

NOTA: "Estos relatos sobre María Santísima han nacido en mi corazón y en mi imaginación por el amor que siento por ella, basados en lo que he leído. Pero no debe pensarse que estos relatos sean consecuencia de revelaciones o visiones o nada que se le parezca. El mismo relato habla de "Cerrar los ojos y verla" o expresiones parecidas que aluden exclusivamente a la imaginación de la autora, sin intervención sobrenatural alguna".
Autor: María Susana Ratero