¡Pero si no tengo tiempo! Esta es la queja que se podría decir estandarizada cuando a alguien se le pide que haga algo más de sus acciones habituales, o hábitos arraigados.
Analizando bien la situación del tiempo, vemos que todos los habitantes del planeta Tierra tienen el mismo tiempo, todos igualitos, 24 horas al día. Ah, sí, pero es que yo no tengo tiempo. Tú sigues teniendo las mismas 24 horas al día al igual que todo el mundo, tú decides que haces esas 24 horas, si las dedicas a obtener tu éxito o a otras actividades que no te acercan a tus objetivos.
Si te fijas un poco más, realmente no tienes que hacer esto o aquello, o no debes hacer tal cosa, más bien tú decides que hacer de acuerdo con lo que quieres, te conviene, o simplemente decides hacerlo por que te gusta.
Sí, para obtener tu éxito es preciso dedicarle tiempo a la consecución de ese éxito, y dejar de cumplir los aparentes compromisos que has contraído pero que en nada ayuda a tu superación. Detente un momento, y toma conciencia de lo que estás haciendo y por qué lo estás haciendo, date cuenta de que realmente “no tienes que” hacer nada, “no debes de” hacer nada.
Si tú decides comer por que tienes hambre, es mejor decir: decido comer ahora que tengo hambre, y no: tengo que comer, por que hasta eso es decisión personal. En lugar de: tengo que ir a trabajar, me conviene presentarme al trabajo para evitar el descuento o que me despidan. Este cambio de expresiones que pueden sonar demasiado inútiles, son de gran trascendencia, porque si tú dices “tengo que...”, estás aceptando que algo más fuera de ti mismo gobierna tu vida; expresas que algo te obliga a hacer lo que no quieres.
Cuando tú cambias a: me conviene hacerlo..., decido hacerlo..., me gusta hacerlo..., quiero hacerlo..., expresas frases en las cuales tú estás consciente de que lo que haces es decisión propia, y empiezas a tener control de tu vida, y ya no expresarás que no tienes tiempo para algo. Entra en conciencia de que estás decidiendo hacer otra tipo de cosas, porque tiempo siempre tienes.
Cuidado con lo que te distrae en el camino. Aquí viene la pregunta: ¿Y tú, cómo pierdes el tiempo? ¿En la televisión, jugando solo con una maquinita, reuniones con los amigos, súper pendiente de fútbol, aunque tu trabajo no tenga nada que ver, o no ganes nada con el fútbol, o sólo son momentos de relax, que más bien parecen horas o días de relajo?
Si te encuentras con un amigo por casualidad, lo saludas y sigues con lo tuyo, o “sólo” van tres horas al café a celebrar el reencuentro. Un día de festejo se pierde de trabajo, el día siguiente se pierde por la levantada tarde y las siguientes horas tratando de “curarte” ese terrible dolor de cabeza, y el otro día para poder más o menos reaccionar y ponerte productivo.
Sí, todos tenemos 24 horas al día, Tú puedes decidir que haces en esas 24 horas.
Recuerda: no tienes que..., no debes de..., comprométete con lo que quieres y evita las distracciones y siempre tendrás tiempo para forjar tu propio éxito.
Prof. Jorge E. Ludewig, Veracruz, Mexico.
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