miércoles, 25 de marzo de 2009

EL VISITANTE NOCTURNO


Leandra Lynch acababa de terminar la residencia médica en el hospital de Woodland Hills, California.

Como era miembro del equipo de residencia con menor tiempo no podía escoger turno, por lo que le correspondió trabajar en emergencia la noche del 24 de Diciembre de 1980.

A las 9 en punto de la noche llegó la ambulancia con un hombre de unos 65 años, pálido y muy asustado, quién había sufrido un infarto. Leandra le atendió con mucho amor y cuidado y al día siguiente cuando ella terminó la guardia lo encontró dormido pero ya restablecido.

Al año siguiente le correspondió a Leandra nuevamente la guardia el 24 de Diciembre. A las 9 de la noche le informaron que una pareja deseaba verla.

Cuando ella salió el Señor le dijo:
-Soy el señor Lee, el año pasado a esta hora usted me salvó la vida y vine a decirle gracias por el año que me regaló.
Su esposa y él abrazaron a Leandra y le dio un regalo. Leandra quedó muy conmovida.

El año siguiente cumpliendo guardia nuevamente el Señor Lee llegó a las 9 de la noche esta vez con un niño de brazos. Quería mostrarle su nieto y agradecerle otro año de vida.

Durante 13 años el Señor Lee y su esposa visitaron religiosamente a Leandra a las 9 de la noche de cada 24 de Diciembre, sólo para decir:
-Gracias

La última navidad que la visitó le regaló una campana de cristal grabada con la palabra AMISTAD.

El Señor Lee murió después de trece visitas navideñas al hospital, pero aun hoy Leandra, su familia y sus amigos tocan la campana de cristal que él le regaló a las 9 de la noche de cada 24 de Diciembre y brindan por el hombre que jamás olvidó volver.

Reflexión: Agradecimiento es una palabra que muchos olvidan pero que el acto mismo encierra un milagro.

Nunca olvidemos ser agradecidos.

Nota: Sucede que mucha gente es sanada por la misericordia de Dios y actúan como los leprosos del Evangelio, parten y no regresan más, se olvidan de ir a Misa, etc.. Se olvidan de Dios hasta que nuevamente lo necesitan. Esto lo veo a cada momento en el ministerio de sanación y verdaderamente me extraña que exista gente tan desagradecida, no con las personas de nuestro grupo, sino con Dios.
José Miguel Pajares Clausen

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