jueves, 17 de noviembre de 2016

LA INFILTRACIÓN DEL DEMONIO EN LA IGLESIA EN LOS TIEMPOS FINALES


Probablemente estemos viviendo en los días de una de las pérdidas de fe más grandes de la historia.
Laicos individuales, grupos o parroquias, denominaciones enteras se están apartando de las enseñanzas de Jesús.
Y aun así se sigue llamando cristianos.
Vemos denominaciones cristianas enteras que por ejemplo abogan por el aborto y ordenan pastores homosexuales militantes.
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Y las encuestas nos muestran que una abultada cantidad de católicos son pro aborto y pro redefinición del matrimonio, a pesar de la expresa condena por el Catecismo de la Iglesia Católica.
Y ni que decir de la cada vez más extendida idea de que el satanás no existe, así como tampoco el infierno.
La deriva está llevando a estas denominaciones, grupos y personas cada vez más lejos de la verdadera fe bíblica.
Y les hacen la guerra a quienes permanecen fieles uniéndose a los enemigos declarados del cristianismo.
Pero es particularmente peligroso cuando estos lobos se disfrazan de ovejas y hacen esfuerzos dentro de las iglesias para desviarlas.
¿Qué debemos hacer al respecto? Dios no dio libre albedrío. Podemos seguir taxativamente lo que nos dice la Biblia o tratar de amoldarla paulatinamente al mundo.
Es nuestra decisión y nuestra conciencia y hay varias bibliotecas al respecto.
LA INFILTRACIÓN DEL ENEMIGO
Jesús informó a sus discípulos que el reino de los cielos (su presencia en la tierra a través de la iglesia) sería infiltrada por los enemigos de Dios (ver Mateo 13:24-30,36-43).
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Profetizó que mientras todo el mundo durmiera, un enemigo (el diablo) vendría a sembrar cizaña entre el trigo.
El trigo (es decir, los creyentes) y malezas (hijos del maligno) crecerían juntos en el mundo. 
En el fin del mundo, Jesús enviará a sus ángeles para recoger las hierbas para quemar y para cosechar el trigo.
Él lo expresa de esta manera:
“El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán de su reino a todos los que causa el pecado y todos los que hacen el mal“ (Mateo 13:41).
Jesús advirtió de una época en que
“muchos se apartarán de la fe” y “muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos” (Mateo 24:10-11).
Hemos visto esta profecía cumplida en varias ocasiones a lo largo de la historia.
Y sin embargo, lo que vemos que sucede hoy en la Iglesia no tiene parangón con lo que se había visto antes.
Aspectos del final de “Gran Apostasía” se hablan en Mateo 24, Marcos 13 y Lucas 21.
En Hechos 20:29-31, después de amonestar a los presbíteros de la iglesia de Efeso sobre vigilar el rebaño puesto bajo su cuidado por Dios, San Pablo nos advierte:
“Yo sé que después de mi partida, vendrán lobos feroces entre vosotros y no perdonarán al rebaño.
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Y de vosotros mismos se levantarán algunos que enseñarán falsedades para arrastrar a los discípulos tras ellos.
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Así que estad en guardia.
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Recuerden que durante tres años no he cesado de amonestar a cada uno día y noche con lágrimas.”
La Biblia nos advierte de un día, en que el mundo llegará a ser tan corrupto que incluso los llamados “creyentes” podrán desaparecer.
Separándose de los verdaderos cristianos mostrarán que no son de ellos (ver 1 Juan 2:19).
Vemos estas Escrituras cumpliéndose hoy.
En la medida que denominaciones, líderes y creyentes usan al Señor para servirse a sí mismos y al reino de las tinieblas.
APOSTASÍA ANTES Y AHORA
No era extraño que en la iglesia primitiva hubiera cizaña entre el trigo.
En 1 Timoteo 1:19-20, vemos el caso de Himeneo y Alejandro, a quienes dice Pablo que había “naufragado su fe” al rechazar la fe y la buena conciencia.
Pablo les entrega a satanás,
“para que aprendan a no blasfemar” y más adelante advierte:
“Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios“ (1 Timoteo 4:01). .
Luego dice:
“Porque vendrá tiempo cuando no aceptarán la sana doctrina, sino que, llevados por sus propios deseos, se rodearán de una gran cantidad de maestros que les dirán lo que quieren oír.
Ellos apartarán sus oídos de la verdad y se volverán a las mitos” (2 Tim. 4:3-4).
En los primeros siglos de la iglesia, podemos ver que la profecía de Pablo actuó en los judaizantes, arrianos y los gnósticos que continuamente sangraron la iglesia.
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En cierto modo, eran las herramientas de poda en la mano del diablo, sirviendo a los propósitos de Dios.
En siglos más recientes, hemos visto que la apostasía en curso a través del surgimiento de diversos cultos evangélicos, así como los Mormones y los Testigos de Jehová.
Hoy, sin embargo, vemos la apostasía que tiene lugar principalmente dentro de las estructuras de las propias iglesias protestantes, ortodoxas y católica romana.
Cuando Dios comienza a someter a la iglesia visible a una mirada más intensa y santa, partes de ella se desintegran en polvo.
Las malezas de satanás están siendo expuestas y sólo tienen el poder, el dinero y la pretensión de mentiras para perpetuar su farsa.
Vemos líderes dentro seminarios cristianos, denominaciones e iglesias que pretenden ser siervos de Dios, sin embargo niegan deliberadamente la palabra clara de la verdad que se encuentra en las Escrituras.
Sin embargo, millones de personas permanecen en las iglesias, y no hacen nada para corregir la situación. 
Lo que es peor, siguen financiando la apostasía continúa con sus diezmos y ofrendas y son engañados como castigo por su colusión.
En 2 Tesalonicenses 2, leemos los comentarios de Pablo acerca de una “rebelión” y de cómo están los que “[rechazan] amar la verdad” y quienes se “[deleitan] en la maldad”.
Pablo los ve como colaboradores o agentes del reino de las tinieblas.
En 2 Corintios 11 habla de ellos como que enseñan “otro Jesús” y transmiten un espíritu diferente del evangelico. En los versículos 13-15, escribe:
“Estos hombres son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo.
Y no es maravilla, porque el mismo satanás se disfraza como ángel de luz.
No es de extrañar, entonces, que sus ministros se disfracen como ministros de justicia. Su fin será conforme a sus obras”.
En 2 Timoteo 3:1-7, Pablo habla de los “últimos días” de nuevo.
Ydice que se caracterizan por la existencia de aquellos que son “amadores de sí mismos” y “amantes de los deleites más que de Dios”.
Él dice que “[tendrán] una forma de piedad, pero [negarán] su poder” [el de Dios].
En la medida que satanás, a través de su apariencia de luz, extiende la oscuridad más intensa en toda la tierra, Dios está al mismo tiempo aumentando la intensidad de su luz.
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La hipocresía, el compromiso, la inmoralidad que Él vio que es adoptada por su pueblo, ya no es capaz de soportar la refinación de su luz.
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Y sus devotos están cambiando aún más flagrantemente para el reino que sostiene a las tinieblas – la sinagoga de satanás (ver Apocalipsis 2:09, 3:9).
LA IGLESIA JUDAS
Lo que estamos viendo en nuestros días es el surgimiento de la “Iglesia de Judas”.
Judas Iscariote, el que traicionó a Cristo, era más que un individuo. Él era un estereotipo.
Su vida y sus acciones representan un patrón que se ha repetido a lo largo de historia de la iglesia y que finalmente ha culminado en nuestros días como la Gran Apostasía.
Judas era alguien que fingía ser un fiel seguidor de Cristo, sin embargo, le robó al que él llamaba el Señor, llegando a ser un traidor (véase Juan 12:4-6, Lucas 6:16).
De manera similar, la iglesia de Judas roba a Dios y a su pueblo en forma material y espiritual.
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Y al final se vuelve traidora al Señor y lleva a todos a la perdición (ver Mat. 23:15).
Al igual que Judas Iscariote, los líderes de esta apostasía pretenden compartir el pan de nuestro Señor. 
Y se ponen trajes para disfrazar su unión con Baal, llevan las túnicas blancas instituidas por Dios en el Sinaí para reflejar la santa vocación del sacerdote (ver Éxodo 28:39-43; Lev 16:04).
Con declaraciones de amor por Cristo que le han de entregar, por así decirlo, con un beso, vendiendo su alma por el poder, el prestigio y piezas de plata.
EL FUTURO DE LA IGLESIA
Debido a su duplicidad en curso, llegó un tiempo en que satanás entró en Judas, el cual salió a traicionar al Señor (Lucas 22:1-6).
Es por eso que hay denominaciones que han estado viviendo en el compromiso de apoyo al asesinato de niños en el vientre de sus madres, ordenando a sabiendas homosexuales practicantes y adúlteros.
Y renunciando a la Palabra de Dios como su guía infalible para la fe y la doctrina, y enseñando a otros a hacer lo mismo.
Cuando ves la abominación en el lugar santo, ya es demasiado tarde.
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En otras palabras, cuando ves desplegada la apostasía en la mayoría de los líderes dentro de una denominación, satanás ya ha ganado mucho terreno para que la comunidad sea salvada.
Lamentablemente, las noticias nos traen que muchas iglesias, denominaciones y grupos parroquiales son culpables de apostasía.
La Iglesia Judas se puede encontrar en todas partes y bajo cualquier pretexto.
¿Cómo respondemos? Miramos hacia otro lado y fingimos como si no pasara nada, o  exponemos la oscuridad y declaramos la verdad de la Palabra de Dios.
El pastor anglicano y escritor John RW Stott escribió:
“Nuestro Señor y sus apóstoles no se encogen cuando es necesario la tarea de denunciar y derribar las falsas enseñanzas.
Desagradable e incluso peligroso es esto, pero no podemos conscientemente evitar la misma tarea para nosotros mismos. 
De hecho, en la iglesia de hoy, devastada por muchos lobos rapaces, hay una gran necesidad de buenos y fieles pastores, que no sólo alimentarán a las ovejas, sino derrotarán a los lobos“.
LA SÍNTESIS DE TODAS LAS APOSTASÍAS: EL MODERNISMO
Muchos se preguntan ¿por qué existen hoy día tantos errores dentro de la Iglesia?
Existen “católicos” que apoyan el aborto y las uniones homosexuales, entre otros errores y horrores morales.
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Existen quiénes convierten la misa en una reunión social, una cena conmemorativa.
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Existen quienes han reformado los mismos rituales, quitando subrepticiamente todo el sentido de lo sobrenatural y de lo sacro.
Errores todos estos, provenientes y derivados de la actitud y fe modernistas y liberales.
Lo que hoy llamaríamos “catolicismo liberal” o simplemente “progresismo religioso”, con sus diferentes matices pero que en esencia son impulsados por la filosofía del modernismo.
En muy resumidas palabras, el modernismo es aquel error filosófico que intenta transformar a la Iglesia (y a todas sus creencias) en algo subjetivo desligándola a esta misma de toda trascendencia.
Aquí seguimos un consistente resumen realizado por el sacerdote dominico Jean-Dominique, de lo que ha creído siempre la Iglesia y de lo que cree el modernismo, para ilustrar a quienes no han sido informados.
¿QUÉ ES EL MODERNISMO?
Los juicios del magisterio de la Iglesia contra el modernismo son de una vehemencia impresionante.
La doctrina es calificada como: “veneno de error”, “monstruosidad”, “plaga terrible”, “resumidero de todas las herejías”, que “conduce al panteísmo” y a “la destrucción de la religión”, etc..
“Tenemos que luchar contra hábiles enemigos”, afirma el Papa San Pío X“contra un género muy pernicioso de hombres, los modernistas traman la ruina de la Iglesia”.
Estos adversarios están embargados de una “sed de novedades, una habilidad nueva y con frecuencia pérfida son enemigos que se ocultan en el seno y en el corazón mismo de la Iglesia los peores enemigos de la Iglesia”.
Así, los modernistas son tanto más de temer cuanto que
“su insidiosa táctica consiste en no presentar jamás sus doctrinas metódicamente y en con­junto”.
¿POR QUÉ TAMAÑA CONDE­NA?
El término “modernista” nos provee ya una indica­ción.
“Moderno” significa aquello que pertenece o convie­ne al tiempo presente o a una época relativamente re­ciente.
En consecuencia, el modernismo consiste en la tendencia a conciliar la exégesis cristiana con los presu­puestos de la crítica histórica y la filosofía moderna.
El modernismo quiere adaptarse al gusto del día; no quiere quedar al margen de la sociedad.
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La Igle­sia —dicen— debe adaptarse a las costumbres y a la ma­nera de pensar de la época, las cuales nacieron de una fi­losofía racionalista y subjetivista.
Por decirlo de alguna manera, el modernista que­rrá hacer un maridaje entre la fe tradicional y las nove­dades salidas del Protestantismo y de la Revolución Francesa.
Lejos de subordinar el pensamiento humano a las exigencias de la fe, pide a la Iglesia que tome la filosofía contem­poránea tal como ella es.
Es probable que se conserve el lenguaje tradicio­nal, pero se le dará un sentido nuevo. 
El modernismo, en consecuencia, aparece a primera vista como una pretensión de poner al día a la Iglesia, en el sentido de una adopción sincera de los datos de la fi­losofía reinante.
Una consecuencia inmediata es el ecumenismo.
Da­do que el hombre fabrica su religión y que es el maestro de su aproximación a Dios, será suficiente que cada uno siga su conciencia, que practique su propio culto.
Fuentes:

Foros de la Virgen María

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