martes, 22 de noviembre de 2016

EN EL PAPA FRANCISCO DEBEMOS ESFORZARNOS POR VER EL OFICIO SAGRADO, NO LA PERSONA HUMANA


Hoy he vuelto a escuchar el audio de Neville Chamberlain. Me impresiona siempre que lo escucho. Un comentarista de mi post me escribía que las cosas que digo valen para las naciones y para la Iglesia. Efectivamente. Era yo totalmente consciente de ello al escribir ese post.

La acumulación de decisiones imprime direcciones tanto en un reino humano como en el Reino de Dios sobre la tierra. La acumulación de pequeñas decisiones erróneas provoca finalmente la aparición de decisiones mucho peores. Son las decisiones peores las que arrastran a los futuros gobernantes a decisiones verdaderamente épicas para enmendar el rumbo.

Yo creo que, al final, habrá un cisma en la Iglesia. Por muy bueno que sea el gobierno eclesiástico, veo inevitable ese resultado final. El barco está escorado y el agua sigue entrando. Al final, una iglesia moderna se separará de la obediencia de la Iglesia de los dogmas. En ese futuro conflicto, la fidelidad a Pedro será la clave para saber en qué lado debemos estar. Las mentes más preclaras observaban cómo se aproximaba el conflicto de 1939. El futuro conflicto eclesiástico tiene el carácter de lo inevitable.

Fidelidad al papado. Otros atravesarán la frontera. Otros pondrán su pie en lo que no es lícito. Nosotros debemos ser fieles a Pedro y sus sucesores. No tengamos una visión humana del Papa, sería equivocada. Por encima de cuestiones de tiaras y capas pluviales, veamos las cosas al modo de Dios. 

Un Papa como Francisco dificulta mucho una rebelión de los ultraprogresistas. En ese sentido, creo que es un Papa óptimo para evitar ese inmenso mal. Aun así, considero inevitable que esa ruptura de la comunión se produzca. Es una cuestión de tiempo.


P. FORTEA

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