viernes, 19 de julio de 2013

CRÉELE A DIOS

Dios es capaz de hacer lo que quiera, pero tenemos que creerle y no limitar nuestra mente a no creer que Dios puede y lo hará. Lo que Él dice, Él lo hará, pero tienes que creerlo.

Te digo a ti que estás pasando por malos momentos: suelta y déjaselo a Dios. Una cosa es segura y es que Dios es verdadero para ti y para Él mismo; Él no fallará. No pienses que la situación es imposible y que no terminará. Pasará tan pronto decidas entregársela a Dios y no preocuparte más. Ese es el problema con nosotros los cristianos. Andamos con una Biblia, escuchamos la Palabra de Dios y eso está todo bien, pero los cristianos no ponen en acción lo que la Palabra dice. Necesitamos ser hacedores y cambiar la manera de pensar. A veces estamos limitados en nuestra manera de pensar. Dios es capaz de hacer lo que quiera, pero tenemos que creerle y no limitar nuestra mente a no creer que Dios puede y lo hará. Lo que Él dice, Él lo hará, pero tienes que creerlo. Nuestro trabajo es creerlo y su parte es hacerlo. A veces nosotros lo hacemos difícil cuando en realidad no lo es. Toma tanto que nosotros creamos que nuestros hijos van a ser exitosos en la vida como creer que nuestra situación está bajo el control de Dios.

Por eso dice en Salmos 55:22: “Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará”. Dios te invita a dejarle a Él toda situación, todo problema, toda mala experiencia y todo aquello que no puedas manejar por ti mismo debido a que es muy duro para ti. Eso no es difícil de hacer, aunque pensamos lo contrario. Nosotros tenemos que cambiar nuestra mentalidad y creer sobre todas las cosas. Cada vez que Dios nos quiere dar algo es para nuestro propio beneficio. Nosotros somos los únicos que nos beneficiaremos de lo que Dios está tratando de darnos o hacer en nuestras vidas. Dios es un Dios bueno y debes haberlo leído muchas veces en este libro. No hay otra manera en que yo lo pueda describir. Esa palabra lo dice todo. Hubo muchas veces en mi propia vida que tuve que aprender cómo creerle a Dios, pensar así, repetirlo y tomar la Palabra de Dios. Nunca falló. Cada vez que yo creía, Dios lo hacía. Yo tenía que confiar en que Dios haría lo que había prometido. Dios es fiel a su Palabra, no se ha olvidado de ti y nunca se olvidará. Cada vez que tengas una situación imposible o difícil, piensa en mí y en como Dios lo hizo en mí.

Yo le doy gracias a Dios porque no tuve que cambiar antes de que Él me encontrara. Él tan solo dijo: “Ven como eres”. Eso fue lo que hice. Yo fui como yo era y Dios se puso a trabajar. Yo no soy perfecta, pero estoy caminando en esa dirección y aun si muriera antes de que eso pasara, Él que es perfecto terminará la obra que comenzó. Tengo un largo viaje para alcanzar esa meta, pero voy derechita. Yo no voy a mirar hacia atrás para nada. He puesto mis manos en el arado y no voy a mirar atrás. Dios tiene cosas buenas guardadas para mi vida. Eso es lo que dice en Lucas 9:62: “Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios”. Entonces no mires atrás, no sueltes el arado y sigue hacia delante.

Toda esta obra ocurrió porque yo escuché a Dios y actúe sobre la Palabra que Él puso en mi corazón. Había nacido en su corazón, pero me la pasó a mí y luego a mi maravilloso esposo. Todo lo que toma es obediencia. No todo lo que Dios nos dice que hagamos será fácil y tal vez ni siquiera es lo que queremos hacer, pero le dimos a Él nuestro todo y nuestra voluntad, así que ahora Él es el jefe y nosotros somos los siervos para hacer lo que Él nos diga.

Ha habido momentos en los cuales yo he querido tirar la toalla y decir: "¿Sabes qué? Olvídate de esto; es muy difícil". Pero cada vez que pensaba en eso, recordaba donde estaba yo antes de aceptar a Cristo. ¡Qué duro era cuando yo era una drogadicta que dormía sucia en las calles y sin ser amada, no teniendo ningún lugar donde apoyar mi cabeza! Entonces cuando pensaba en el amor de Dios en mi vida y cómo Él tomó mi lugar y dio su vida por mí, un pensamiento pequeño llegaba e invadía mi corazón y mi mente. ¿Cómo podía echarlo todo a perder sabiendo lo que Cristo hizo por mí? No me importa que tan dura o fuerte sea la vida, nunca va a ser tan dura como antes de que Cristo entrara en mi corazón. Dios nunca dijo que iba a ser fácil, pero dijo que iba a ser posible y ha sido posible por todos estos años que le he estado sirviendo a Dios.

Él me dio vida cuando no la tenía, me dio gozo cuando no tenía gozo, me dio risa cuando no tenía motivos para sonreír. Él me dio esperanza cuando no tenía ninguna. Él me dio un maravilloso esposo y dos fantásticos y hermosos hijos. Él me dio seis maravillosos nietos. Los nietos son un regalo para nosotros por no haber matado a nuestros hijos. ¿Cómo podría yo tirar todas esas maravillosas bendiciones, solo porque piense que la situación es dura? Si tu situación es dura, entrégasela a Dios. Él la puede manejar para ti y para mí.

Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud (Gálatas 5:1). ¡Todo va a estar bien!

Por Ada Rosa

No hay comentarios: