Nací hace 35 años en una provincia al norte del Perú. Soy la segunda de tres hermanas. Mi niñez fue muy normal, muy tranquila en lo referente a mis valores morales. Mi familia era muy católica. En esa provincia crecí y estudié hasta que viajé a la capital.
Mi hermana mayor había viajado antes y había puesto un negocio de “Venta de Licores” y le iba muy bien. Empecé a trabajar con ella y con un primo. Mi hermana menor se había quedado en la provincia con mis padres para terminar sus estudios.
Mi hermana mayor era muy cuidadosa en mostrarse como realmente era. Pero me di cuenta que sólo tenía amigas mujeres y uno que otro amigo, para mí, medios raros. Aunque por mi cerebro - aun inocente en ese sentido - no pasaba que algunas personas escogían opciones sobre su sexo… o sea que no se contentaban con lo que eran… me di cuenta que algo raro pasaba a mi alrededor.
Mi hermana solía frecuentar discotecas gays y nos llevaba a mí y a mi primo. Ella nunca permitió que alguien se nos acercara, así que yo bailaba con mi primo, mientras que ella bailaba con hombres y con mujeres. Terminada la reunión volvíamos a casa y una chica siempre se quedaba a dormir con ella. Para mí no era nada anormal, porque yo también lo había hecho con compañeras de colegio que se quedaban a estudiar en mi casa… pero algo rondaba por mi cerebro.
Pasado un tiempo comprobé que mi hermana era lesbiana y que la chica con que se quedaba a dormir era su pareja, la cual también entro a trabajar con nosotros.
Mi hermana tuvo la oportunidad de viajar a USA – después me enteré que fue para salirse del todo del closet – vendió el negocio y yo tuve que buscar trabajo para poder mantenerme sola en la capital.
Un día llegó a visitarme la chica, que era pareja de mi hermana. y en un momento dado, se me acercó, me besó en la boca y se fue corriendo. Ya se imaginan ustedes en que termino todo esto. Otro día me contó la historia con mi hermana mayor y que se sentía muy sola… me convenció fácilmente y fuimos pareja.
Por un familiar llegué al Grupo de Oración por los Enfermos “Sí Señor” y conocí al hno. José. Mi madre estaba enferma y él con su grupo nos ayudó mucho. De hecho se enteró de mi opción equivocada y trabajó mucho en eso. Recuerdo que me dijo e hizo algo que me hizo pensar mucho. Me regaló un espejo de cuerpo entero y me dijo: “Dios nunca se equivoca. A ti te hizo mujer… sólo mírate al espejo y dime qué ves. ¿Acaso no ves a una hermosa mujercita de la que cualquier hombre se puede enamorar, amar y casar?”
Visité a un psicólogo - aconsejada por una monja - y éste me dijo que si me sentía feliz con esa opción, continuara, que lo importante era mi felicidad... no el qué dirán. ¡Qué equivocado estuvo! Yo no me sentía feliz… ya mi mente se estaba enderezando y dirigiéndose nuevamente al Señor y a su Santa Madre.
Decidí entonces frecuentar más el grupo y empecé a dejar poco a poco a la que fue la pareja de mi hermana mayor y mi pareja. Me costó mucho hacerlo, pero con mucha oración lo logré. Ahora soy una mujer hecha y derecha gracias Dios. Mi hermana menor se consagró de monja y vive lejos de mí, aunque siempre estamos en contacto Tengo mi propio negocio en mi ciudad natal y vivo con mi padre.
Lo que más me ha gustado hasta ahora, es que una amiga me celó con su enamorado… es que el muy bandido se puso a enamorarme. Nunca pensé que eso sucedería, mi autoestima estaba por los suelos. Se lo conté al hno. José… sólo sonrió. Sé que encontraré al amor de mi vida… de hecho hay varios amigos que me están rondando muy de cerca.
Gracias Señor por lo hiciste por mí. N.N.
Mi hermana mayor había viajado antes y había puesto un negocio de “Venta de Licores” y le iba muy bien. Empecé a trabajar con ella y con un primo. Mi hermana menor se había quedado en la provincia con mis padres para terminar sus estudios.
Mi hermana mayor era muy cuidadosa en mostrarse como realmente era. Pero me di cuenta que sólo tenía amigas mujeres y uno que otro amigo, para mí, medios raros. Aunque por mi cerebro - aun inocente en ese sentido - no pasaba que algunas personas escogían opciones sobre su sexo… o sea que no se contentaban con lo que eran… me di cuenta que algo raro pasaba a mi alrededor.
Mi hermana solía frecuentar discotecas gays y nos llevaba a mí y a mi primo. Ella nunca permitió que alguien se nos acercara, así que yo bailaba con mi primo, mientras que ella bailaba con hombres y con mujeres. Terminada la reunión volvíamos a casa y una chica siempre se quedaba a dormir con ella. Para mí no era nada anormal, porque yo también lo había hecho con compañeras de colegio que se quedaban a estudiar en mi casa… pero algo rondaba por mi cerebro.
Pasado un tiempo comprobé que mi hermana era lesbiana y que la chica con que se quedaba a dormir era su pareja, la cual también entro a trabajar con nosotros.
Mi hermana tuvo la oportunidad de viajar a USA – después me enteré que fue para salirse del todo del closet – vendió el negocio y yo tuve que buscar trabajo para poder mantenerme sola en la capital.
Un día llegó a visitarme la chica, que era pareja de mi hermana. y en un momento dado, se me acercó, me besó en la boca y se fue corriendo. Ya se imaginan ustedes en que termino todo esto. Otro día me contó la historia con mi hermana mayor y que se sentía muy sola… me convenció fácilmente y fuimos pareja.
Por un familiar llegué al Grupo de Oración por los Enfermos “Sí Señor” y conocí al hno. José. Mi madre estaba enferma y él con su grupo nos ayudó mucho. De hecho se enteró de mi opción equivocada y trabajó mucho en eso. Recuerdo que me dijo e hizo algo que me hizo pensar mucho. Me regaló un espejo de cuerpo entero y me dijo: “Dios nunca se equivoca. A ti te hizo mujer… sólo mírate al espejo y dime qué ves. ¿Acaso no ves a una hermosa mujercita de la que cualquier hombre se puede enamorar, amar y casar?”
Visité a un psicólogo - aconsejada por una monja - y éste me dijo que si me sentía feliz con esa opción, continuara, que lo importante era mi felicidad... no el qué dirán. ¡Qué equivocado estuvo! Yo no me sentía feliz… ya mi mente se estaba enderezando y dirigiéndose nuevamente al Señor y a su Santa Madre.
Decidí entonces frecuentar más el grupo y empecé a dejar poco a poco a la que fue la pareja de mi hermana mayor y mi pareja. Me costó mucho hacerlo, pero con mucha oración lo logré. Ahora soy una mujer hecha y derecha gracias Dios. Mi hermana menor se consagró de monja y vive lejos de mí, aunque siempre estamos en contacto Tengo mi propio negocio en mi ciudad natal y vivo con mi padre.
Lo que más me ha gustado hasta ahora, es que una amiga me celó con su enamorado… es que el muy bandido se puso a enamorarme. Nunca pensé que eso sucedería, mi autoestima estaba por los suelos. Se lo conté al hno. José… sólo sonrió. Sé que encontraré al amor de mi vida… de hecho hay varios amigos que me están rondando muy de cerca.
Gracias Señor por lo hiciste por mí. N.N.
Noviembre 2007
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