Hace poco supe de este ejecutivo al que despidieron de la empresa en que laboraba. Sus propios compañeros de trabajo, sus amigos, malintencionados, fueron los que le hicieron el daño, hablando mal de él, sembrando insidias y desconfianza.
Salió de la empresa con un nudo en el alma, desgranando sus malos deseos, preparando la venganza perfecta. Odiaba, con todo lo que se puede odiar.
Así pasó tres días, sin poder perdonar lo que le hicieron. La mañana del último día despertó con un fuerte dolor en el pecho. Una ambulancia lo llevó al hospital. Estaba sufriendo un ataque al corazón.
El Doctor que lo atendió, al saber por lo que pasaba le advirtió: “o usted perdona, o se muere”.
Y él, resignado, respondió: “perdono”.
Escogió la vida y perdonó.
Salió de la empresa con un nudo en el alma, desgranando sus malos deseos, preparando la venganza perfecta. Odiaba, con todo lo que se puede odiar.
Así pasó tres días, sin poder perdonar lo que le hicieron. La mañana del último día despertó con un fuerte dolor en el pecho. Una ambulancia lo llevó al hospital. Estaba sufriendo un ataque al corazón.
El Doctor que lo atendió, al saber por lo que pasaba le advirtió: “o usted perdona, o se muere”.
Y él, resignado, respondió: “perdono”.
Escogió la vida y perdonó.
3 comentarios:
A cuantos no nos pasa eso en la vida?
A más de uno... paciencia hermano.
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