“Señor, ¿dónde estás? !quiero verte!"
Una y mil veces repitió lo mismo pero no hubo respuesta.
Una y mil veces repitió lo mismo pero no hubo respuesta.
-“¿Dónde te diriges con tanta prisa y entusiasmo?”.
El joven contestó:
El joven contestó:
-“A la cumbre de ésta montaña, pues en ella espero ver el rostro del Señor”
El anciano le dijo:
-“Porque no te quedas un momento conmigo y me ayudas a reparar mi cabaña pues se está cayendo y como ves yo ya soy muy viejo y no puedo solo, y al terminar reanudas tu aventura”.
El joven contestó:
-“Disculpe, anciano, pero no puedo, se me hace tarde, pero al bajar con gusto le ayudaré”
Después de un par de horas el joven llegó a la cumbre de la montaña, y con gran ánimo gritó:
Después de un par de horas el joven llegó a la cumbre de la montaña, y con gran ánimo gritó:
-“Señor, ¿dónde estás? !quiero verte! ¿dónde estás?” - una y mil veces repitió las mismas preguntas pero no hubo respuesta alguna.
El joven al ver su fracaso se retiró del lugar tristemente. En su camino de regreso pasó de nuevo junto a la cabaña, que estaba completamente deshecha y el anciano ya no se encontraba en ella. Él sin darle mucha importancia, continuó su camino. Al poco rato, encontró una iglesia y decidió entrar en ella y dialogar lo sucedido con el Señor.
Ya frente al Sagrario exclamó:
El joven al ver su fracaso se retiró del lugar tristemente. En su camino de regreso pasó de nuevo junto a la cabaña, que estaba completamente deshecha y el anciano ya no se encontraba en ella. Él sin darle mucha importancia, continuó su camino. Al poco rato, encontró una iglesia y decidió entrar en ella y dialogar lo sucedido con el Señor.
Ya frente al Sagrario exclamó:
-“Señor, esta mañana he buscado tu rostro y no lo encontré”
Y el Señor contestó:
-“Hoy, yo también te pedí ayuda... y no la encontré”.
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