Testimonio reciente.
Todo empezó por su ignorancia… por no escuchar la Palabra.
Un joven, al que llamaré Hugo, un día se sintió mal y no se le ocurrió otra cosa que visitar a un brujo que le recomendaron. El brujo le dio algo que lo tumbó al suelo, y mientras el asistente hacia conjuros, él sintió que el brujo se metía en su cuerpo.
Terminada la sesión, que le costó mucho dinero, él se sintió bien. Pasaron los días y empezó a sentir cosas raras por lo que buscó en internet algo que lo pueda ayudar y se encontró con mi blog. Me llamó por teléfono y me preguntó sin podía asistir a las reuniones de los viernes… le respondí que sí, que no había ningún problema.
Llegó el primer viernes y le pedí que fuera el último para ponerle las manos. Así sucedió que cuando rezábamos el Santo Rosario note que le temblaban las manos y se le veía mortificado. Llegó su turno y apenas le puse las manos empezó a saltar de la silla con fuertes movimientos convulsivos… no lo solté y los instrumentos hicieron cadena orando mientras yo empecé con el exorcismo… demoró un poco en calmarse pero al fin lo hizo.
Le pedí que fuera a misa, se confesara y comulgara todos los días hasta el próximo viernes, y sobre todo que se olvide de volver al brujo. Así lo hizo y acudió el siguiente viernes a la reunión. Igualmente le pedí que fuera el último. Note que le temblaban menos las manos pero algo me indicaba que el enemigo todavía estaba usurpando el Templo de Dios. Me acerqué al final y le pues las manos y seguía saltando pero ya con menor intensidad. Igualmente le pedí que siguiera con misa, confesión y comunión. Parece que se había olvidado de confesar que había ido al brujo… le pedí que su confesión fuera legal, sin omisiones.
Hugo volvió el viernes siguiente y seguía con sus manifestaciones pero ya mucho menos. Al siguiente viernes procedí como las veces anteriores y hubo una reacción completamente distinta a las anteriores. Le pedí que no abandonara las misas, etc.
Al viernes siguiente, mientras orábamos por otras personas, el levantaba sus manos en dirección a las personas por las que estábamos orando y en algunas a Hugo le temblaban las manos y coincidía con la reacción de los otros instrumentos… se estaba convirtiendo de poseso a instrumento de Dios… Gloria a Dios.
Hugo está frecuentando todos los viernes a las oraciones de nuestro grupo, y ahora lo hace con su esposa que lo había abandonado y que volvió a su hogar. Hugo está muy agradecido a Dios y me ha pedido que lo deje ser instrumento… poco a poco lo iré formando con la ayuda de Dios y de nuestra Santa Madre María.
Grupo Católico de Oración por los Enfermos – Sí Señor -.
José Miguel Pajares Clausen
1 comentario:
interesante historia...
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