martes, 18 de diciembre de 2007

EL ALUMNO QUE COGIÓ DINERO AJENO



Sucedió en un colegio de Francia.

Los padres de un alumno le habían enviado una cantidad de dinero para que la entregara en la Caja del colegio. El alumno cogió el dinero y de momento lo guardó en su armario. Pero distraído no cerró el armario. Un compañero vio cómo lo guardaba y esperó a que se marchara. Cuando vio que nadie estaba en el dormitorio, fue rápido al armario de su compañero y lo abrió. Algo le decía la conciencia que no debía apoderarse de lo que no era suyo. Pero arrastrado por la tentación, metió la mano y cogió el dinero.
Cuando el alumno fue a recoger el dinero y entregarlo a la Caja del colegio, quedó sorprendido al comprobar que no estaba en su sitio. Revisó todo el armarlo; nada encontró; él tenía plena seguridad del sitio en que lo había dejado. Entonces comprendió que le habían robado. Fue al despacho del director y le dio cuenta del hurto de que había sido objeto.
El director del colegio se presentó en la sala de estudios donde estaban todos los alumnos. Sabía casi de cierto quién era el muchacho autor del robo. Pero tuvo la suficiente discreción de no abochornarlo delante de todos. Habló a los alumnos de la desaparición del dinero y les dijo:
§ "Sé que el ladrón es uno de vosotros. Pretenderá callar su conciencia confesándose; pero no lo logrará, ya que, para hacer una buena confesión, en este caso tiene que tener el propósito firme de restitución. Y entonces, o dejará de frecuentar los sacramentos, o cometerá sacrilegio, tras sacrilegio. Yo le ruego no se deje encerrar en ese círculo infernal y restituya el dinero, entregándolo a una persona discreta".

El muchacho que había hurtado el dinero, ante aquellas palabras del director, esperó a que se hiciera de noche. Cogió lo que había robado y lo depositó en el buzón de la correspondencia del director. Cuando, antes de la cena, fue el director a recoger su correspondencia encontró entre las cartas el dinero robado. Llamó al alumno y le entregó la cantidad que le faltaba.

Nota: La verdad nunca debe ser destructiva. El director sabía quien había tomado el dinero, pero buscó la forma de que lo devolviera sin destruir al muchacho. En casa pasa muchas veces lo mismo entre los esposos, y esto trae graves consecuencias. Aprendamos del director a ser discretos, pero firmes en caso de que la discreción no resulte. Eso de que el amor lo aguanta todo - creo que sólo resulta hasta cierto momento - al menos en la práctica. JP

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