miércoles, 18 de julio de 2018

VIDENTES: LA DELGADA LÍNEA ENTRE LA LEGALIDAD Y LA ESTAFA


¿Cómo se sentiría si supiera lo que va a pasar mañana? ¿Cuántos errores hubiera evitado de saber, anticipadamente, el desenlace de sus actos? Conocer el futuro suena tentador pero parece ser parte del don de unos pocos, a cuyos pies se lanzan muchos con tal de ver sólo por el resquicio algo de lo que les espera del otro lado. Videntes, tarotistas, pitonisas, médiums…son algunos de los «profesionales del futuro» que han encontrado un gran nicho en internet y mucho antes, en la televisión. Lo cuenta J.G. Stegmann en el diario ABC.
SU AUGE SE DEBE A UNA SOCIEDAD ANGUSTIADA
«Hay una causa de carácter psicosocial que explica el auge que desde hace unos años ha tenido el mundo de las paraciencias, y sobre todo de la adivinación. Se debe a una sociedad en crisis, angustiada ante la realidad y con gran incertidumbre respecto al futuro», explica Alejandro Perales, presidente de la Asociación de Usuarios de la Comunicación (AUC).
Al éxito de audiencia se suma que se trata de «programas baratos de hacer desde el punto de vista de la realización. Además, cuentan con un número de tarificación adicional (los famosos 800) cuyos ingresos económicos han hecho que las televisiones legales sucumban a la tentación de emitir estos programas, lo que considero una vergüenza, incluso porque se ha emitido en televisiones autonómicas», señala Perales.
Pero parte del auge también se explica desde el lado opuesto: la televisión ilegal. «Este tipo de programas ha proliferado mucho, especialmente en las televisiones que emiten sin licencia porque proporcionan un beneficio económico a sus productores. Se trata de contenidos perjudiciales para los menores y es por esta razón que están prohibidos por la normativa, que establece un horario de protección, de 6 a 22 horas, en la que los medios no pueden emitir contenidos que afecten al desarrollo físico, mental y moral de los menores», señala el presidente del Consejo del Audiovisual de Cataluña, Roger Loppacher.

Pero la normativa actual (Ley 7/2010 General de la Comunicación Audiovisual) restringe el contenido relacionado con el esoterismo y las paraciencias para proteger al menor pero no prohíbe este tipo de contenidos, cosa que sí hacía la legislación anterior (Ley 25/1994) al referirse a la condición ilícita de la publicidad «que apele al miedo o a la superstición».
“EL QUE TE BUSCA ES PORQUE NECESITA HABLAR”
Pero aparte de que hoy es completamente legal, los profesionales de la videncia defienden que se trata de una profesión como cualquier otra aunque reconocen que en muchos casos se engaña a la gente. «Hay personas que no se tienen que dedicar a esto y lo hacen igual pero en este caso es culpa de las productoras que lo permiten. Hay quien predice la muerte o da recetas sin ser médico», explica el famoso vidente Sandro Rey. Asegura que la gente no recurre a la videncia por la incertidumbre o la crisis sino porque «siempre se ha consultado la videncia, el que te busca es porque necesita hablar, conectar, sentirse comprendido».
La cuestión es hasta qué punto acertar en el pronóstico del futuro o cumplir un conjuro para modificar la voluntad de una persona es cuestionable o incluso, denunciable. Rey señala que «si eres un profesional de la videncia o del tarot es para ayudar, pero si todo lo que dices no es cierto, estás engañando a la gente. Quien me llama tiene derecho a decir que mi ritual no ha funcionado y en ese caso, se puede volver a repetir, aunque es diferente cobrar cantidades astronómicas a que se contrate este servicio por algo más de un euro que es lo que cuesta la llamada en mi caso».
Desde un punto de vista delictivo, «si una persona presenta un denuncia por una supuesta estafa, se toma y se intenta identificar a la persona. Pero todas las denuncias acaban en un juzgado y será el juez el que determine si tiene base legal o no», aseguran fuente policiales.
ENGAÑO PREMEDITADO
En relación a conductas relacionadas con el esoterismo, magia negra, etc., la jurisprudencia del Tribunal Supremo no siempre ha sido uniforme. En algunas sentencias se consideran una estafa y en otras no. «Una cosa es sentirse estafado y otra es que entregar dinero a videntes deba ser considerado como delito. Para hablar de estafa el elemento esencial es que exista un engaño premeditado y que sea de envergadura», explica la abogada Ana Prieto Ripoll.
Sin embargo, hay sentencias en las que no se considera que hay delito puesto que se contrata un servicio en el que se indica claramente su coste. También se tiene en cuenta que «cualquier persona de inteligencia media puede constatar que se trata de un engaño evidente y en ese caso, tampoco hay delito», concluye Ripoll. «Yo simplemente hablo y conecto con la energía de las personas, no voy con túnica porque eso es parafernalia y esto es natural como la vida misma», se defiende Rey.
Secretaría RIES

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