jueves, 19 de julio de 2018

GIROS EN LUGAR DE LÍNEAS RECTAS.


CAMINANDO EN LÍNEA RECTA NO PUEDE UNO LLEGAR MUY LEJOS.

Por: Daniela Sandí Torres. | Fuente: Catholic.net
Ayer mientras leía por enésima vez el libro de El Principito me topé con que en un momento este le dice al aviador que “caminando en línea recta no puede uno llegar muy lejos”.

Y ahí me quedé, no pude continuar leyendo porque esa frase no dejó de darme vueltas en la cabeza, “caminando en línea recta no puede uno llegar muy lejos”.

Inmediatamente pensé en mí, en lo que he hecho hasta el momento, y es que si veo hacia atrás creo que durante muchísimos años caminé en línea recta, buscando siempre la comodidad, buscando siempre hacer lo mismo, lo fácil, lo que conocía; aquello que no me sacara de mi zona de confort.

¿Y qué logré? Puede que haya avanzado, es decir; tampoco puedo quejarme del todo, logré entrar a la universidad que siempre quise, estoy estudiando algo que me encanta; pero, ¿qué más? ¿qué tan feliz he sido? ¿cuánta satisfacción he alcanzado? ¿cuánto he amado? ¿cuántas veces me he acostado debajo de un árbol a leer hasta el cansancio? ¿cuántas veces he reído hasta llorar? ¿cuántas noches me he acostado a ver las estrellas y la luna? ¿con qué frecuencia agradezco por la vida, por los amigos, por la familia?

Esas, y otro tanto de preguntas más me he hecho en las últimas horas.

Retomando el libro de El Principito; Antoine de Saint-Exupéry dice que las personas adultas solamente se interesan por las cifras, pero nunca por lo más esencial, aquello que le gusta a otra persona, lo que llena su corazón.

Confieso entonces, que durante algún tiempo me interesé más por las cifras que por lo esencial; y no sé qué es más vergonzoso si interesarme por las cifras de otros o por mis propias cifras, sin ver siquiera lo que me hace feliz.

Hoy, a mis 22 años, con la mente y el corazón un poco más claros sobre qué es lo que me hace feliz, lo que me llena el alma; estoy convencida entonces, que es eso lo que quiero hacer a partir de ahora; quiero llenar mis días de amor, de felicidad, hoy quiero comerme al mundo y vivir.

No quiero seguir caminando en línea recta, quiero dar los giros que sean necesarios para sonreír la mayoría de días que me quedan por vivir.

Quiero, como dijo Amado Nervo en su poema “En paz” (parafraseando un poco); amar, ser amada, que el sol me acaricie la faz; no deberle nada a la vida, quiero estar en paz.

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