viernes, 20 de julio de 2018

DESCUBIERTO POLÍTICO QUE NO ODIA A LA IGLESIA: CIENTÍFICOS ASOMBRADOS


(ECOS de la CAVERNA) “Todos mis colegas odian a la Iglesia, pero yo no”, declaró ayer en una rueda de prensa don Juan Rarito, político de profesión y candidato al Congreso de los Diputados por la demarcación de Navarredonda del Cuadrado (Murcia). Sus declaraciones, como no podía ser menos, han provocado un gran revuelo.
“Bueno, por supuesto, lo que dicen los católicos me parece trasnochado, medieval, un atraso y antidemocrático, valga la redundancia”, indicó, “pero no los odio. Simplemente me dan pena. Ellos no tienen la culpa de haber nacido así”.
A las preguntas de si también los demócrata-cristianos odiaban a la Iglesia, el político respondió: “Especialmente los demócrata-cristianos. Para ellos es algo personal. Además, tienen que dejar más claro que la democracia les parece más importante que Dios. A los demás eso ya se nos supone”.
Al Sr. Rarito no parece preocuparle la polémica que han causado sus declaraciones. Como él mismo dice, quitándole hierro al asunto, “esos son mis principios, pero si no le gustan a la gente puedo cambiarlos”. Su existencia misma como político, sin embargo, es un enigma que los científicos no consiguen explicarse.
“¡Es imposible!”, se pronunció categóricamente Jean-Marie Gabrielou, catedrático de Cardos, Cactus, Políticos y Otras Malas Hierbas de la Universidad Papal de Aviñón. “Si aceptamos la posibilidad de que haya un político que no odie a la Iglesia, se derrumbaría toda la clasificación de especies de Linneo. ¡Sería el caos!”.
“En mi opinión, no se trata de un verdadero político, u homo sinvergüencensis”, indicó el Profesor Finkelstein-Strassenbahn, de la Universidad Imperial de Estrasburgo (Alemania). “Probablemente sea un individuo de otra especie, con un fenotipo similar, quizá un h. camaleonensis o un infiltrado del Vaticano, pero no un político”.
Un alto funcionario eclesiástico, que no quiso dar su nombre, explicó que los obispos estaban muy enfadados. “¡No nos gusta nada lo que está pasando! Las consecuencias pueden ser funestas. Se empieza por no odiar a la Iglesia y se termina creando un partido católico… ¡Y ya sabemos que no hay nada peor que eso!”.
Cavernicola

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