martes, 17 de julio de 2018

JESÚS Y MARÍA REVELAN CÓMO PROTEGERSE EN LOS TRES DÍAS DE OSCURIDAD


Las recomendaciones las hace María Julia Jahenny (1850-1941). Que fue una francesa estigmatizada. Que durante sus últimos años de vida se alimentó sólo con la eucaristía. Fue un alma víctima que podía reconocer las reliquias verdaderas de las que no eran. Que hostias estaban consagradas y cuáles no. Y entender idiomas que no conocía. Tuvo el don de profecía con visiones sobre los últimos tiempos y la venida del anticristo.

Nuestro Señor y la Santísima Virgen le dictaron remedios naturales y sobrenaturales para usar contra las calamidades que amenazan el mundo.

QUIEN FUE MARIE-JULIE JAHENNY
Marie-Julie Jahenny nació 12 de febrero 1850, en un pequeño pueblo en Bretaña (noroeste de Francia), llamado Blain. Fue bautizada el Miércoles de Ceniza, 1850, era el mayor de cinco hijos. Marie-Julie Jahenny fue criada por unos simples y buenos padres con fe viva. Su madre era muy devota de la Virgen María. Cuando tenía 16 años, Marie-Julie se puso a trabajar al servicio de una familia. Pero su débil constitución le permitió permanecer allí sólo seis meses. Debido a que la Divina Providencia le deseaba que viviera como un alma víctima en reparación por los pecados de la humanidad, y ella gustosamente abrazó con todo su ser. Se unió a la Tercera Orden Franciscana cuando ella tenía veinte años. En 1873 recibió del Cielo que don místico de los estigmas. Desde la edad de veintitrés años hasta su muerte, unos sesenta años, tuvo en su cuerpo las Llagas de Nuestro Señor.
Recibió las Cinco Llagas en manos, pies y costado.
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Además Marie-Julie sufrió las heridas infligidas por la corona de espinas y la Cruz de Nuestro el Señor en el hombro.
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También las heridas de su flagelación, las causadas por las cuerdas con que estuvo atado, así como otras heridas de carácter más místico.
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Como resultado, ella fue llamada “La Bretona Estigmatizada”.
Marie-Julie vivió su vida de co-redentor sufrimiento (como alma víctima) en una pequeña casa de campo en la pedanía de La Fraudais, al Noreste de Blain. Ella cumplió Nuestro deseo del Señor para ella de hacer reparación por los pecados de Francia y el mundo. Marie-Julie fue la maravilla de los muchos científicos que la examinaron continuamente, el desprecio de los incrédulos y la admiración de su amigo de toda la vida, Monseñor Fournier, obispo de Nantes. Tenía el don de reconocer la hostia consagrada del pan común, así como los objetos que fueron bendecidos y los que no lo fueron. Su regalo también incluía el reconocimiento de reliquias e identificar de dónde venían. Y por último, a pesar de que era analfabeta, ella entendía himnos y oraciones litúrgicas en varios idiomas diferentes. Durante un período de cinco años, a partir del 28 de diciembre 1875 sobrevivió sólo con la Sagrada Hostia que recibió diariamente. Como registró Dr. Imbert-Gourbeyre, durante todo este período, no hubo excreciones líquidas ni sólidas. Ella era completamente insensible al dolor y a la luz intensa durante sus éxtasis.
También informó apariciones de la Santísima Virgen María y Jesucristo.
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A través de la cual recibió profecías sobre el fin del mundo, los Reyes Católicos, el castigo por los pecados de la gente, la destrucción de París a través de la guerra civil, los Tres Días de Oscuridad, y la venida del Anticristo. 
Marie-Julie Jahenny se fue a casa con el Señor en el 24 de febrero 1941.

TRES REVELACIONES CENTRALES
María Julia recibió tres revelaciones principales de Jesucristo y la Virgen María.

LA TRIBULACIÓN DE LOS ÚLTIMOS DÍAS
La Virgen María le dijo en un mensaje:
“Si, hijos míos, en estos últimos tiempos, aunque todavía ellos están alejados del fin que se llama fin de los fines de la Tierra, es decir, el fin de toda existencia mortal, comprendedme bien, en estos últimos tiempos, la Tierra será testigo de grandes prodigios espectaculares, sobre todo en el Cielo.
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Habrá manejos impíos, falsos cristos bajo capa de piedad se van introduciendo en la Iglesia”.
En estas manifestaciones se marca la diferencia entre los últimos tiempos y el fin del mundo. Asimismo se insiste en ese castigo a la humanidad mediante el cual el mundo quedará purificado de su pecado.

LOS TRES DÍAS DE OSCURIDAD
“Vendrán tres días de grandes tinieblas.
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Las velas de cera bendita iluminarán durante estas tinieblas horrorosas.
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Una vela durará los tres días, pero en las casas de los impíos no arderán.
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Durante esos tres días los demonios aparecerán en formas horribles y abominables y harán resonar el aire con espantosas blasfemias.
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Los rayos y centellas penetrarán en las casas, pero no apagarán la luz de las velas benditas los vientos, tormentas y terremotos.
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Tres cuartas partes de la humanidad será aniquilada. El castigo será mundial”.

REMEDIOS NATURALES Y SOBRENATURALES PARA USAR CONTRA LAS CALAMIDADES QUE AMENAZAN EL MUNDO

1. En los tres días de tinieblas
“Solo las velas bendecidas arderán. Una de estas velas bastará para cada hogar durante los tres días de tinieblas. No arderán en las casas de los impíos y blasfemos”

2. Plagas mortales
El único remedio para protegernos será: Tragar un pedacito de papel muy fino en el que ponga: ¡Oh! Jesús, vencedor de la muerte; sálvanos, O Crux Ave”

3. Para los animales
“Se les pondrá al cuello una medalla de San Benito”
(La Virgen advirtió a todos que llevaran una medalla de San Benito)
4. Durante el período de grandes calamidades
Terremotos, guerras, inundaciones, etc. recitar la siguiente oración a la Santa Cruz: “Yo te alabo, te adoro, te abrazo, ¡Oh! adorable Cruz de mi Salvador. Protégenos, guárdanos, sálvanos. Jesús te amo mucho, por tu ejemplo, te amo yo. Por tu santa imagen, calma mis temores y que sienta sólo paz y confianza”.

5. Grandes tormentas
Deberá recitarse la siguiente oración a la Cruz, revelada por Nuestro Señor: “¡Oh! Crux Ave, spea unica “et Verbum caro factum est”. ¡Oh! Jesús, vencedor de la muerte, sálvanos”

6. Guerras y revoluciones
Nuestro Señor le reveló durante un éxtasis: Para disipar todo miedo y terror, os colocaréis sobre la frente una medalla o estampa bendecida de María Inmaculada. Vuestro espíritu estará en paz. Vuestro corazón no temerá el terror de los hombres. Vuestro espíritu no sentirá los efectos de mi gran justicia”
7. Enfermedades desconocidas
Recibido durante un éxtasis.
Una medalla de mi Divino Corazón; una medalla que lleve mi Cruz Adorable. Meteréis ambas medallas en un vaso con agua – tanto de cartón como de metal. Beberéis ese agua que ha sido doblemente bendecida y purificada. Una sola gota en vuestra comida; una gota bastará para eliminar, no ya la plaga, sino el flagelo de mi Justicia. (La medalla milagrosa, por sí misma, reúne las condiciones necesarias). Daréis una gota de este agua a las pobres almas que hayan sufrido el flagelo de enfermedades desconocidas; las que atacan al corazón, al espíritu y a la palabra”

8. Enfermedades diversas
“Para usar en infusión: La hierba de San Juan (Glechoma hederacea) (enredadera de exterior en árboles); especialmente para estados graves y para los dolores en el pecho y jaquecas intensas. El espino (Caetagus oxyacantha) para usar en caso de cólera (que será frecuente y estará muy extendido). Para fiebres desconocidas: será eficaz la humilde Violeta (Viola odorata), el perfume y la virtud de la humildad”

9. Epidemias y epizoóticas
El Señor concede al gran San Benito el poder de aliviar la gran calamidad. Una procesión fervorosa de la imagen, sin miedo ni temor, puede detener esta calamidad”

10. Fuego terreno y celestial
Del Sagrado Corazón de Jesús: El calor será terrible… al hacer la señal de la Cruz con agua bendita se reducirá el calor y se alejarán las chispas. Besaréis cinco veces pequeñas cruces con indulgencias… pequeñas cruces colocadas sobre las cinco llagas de Jesús Crucificado en una imagen sagrada. Tal protección beneficiará a las almas de pobres pecadores que invoquen a mi Madre Inmaculada, Madre de la Salvación, Refugio y Reconciliación de los pecadores”.

11. Objetos protectores
De la Santísima Virgen: “Tened siempre a mano vuestros objetos protectores: vuestras velas bendecidas, vuestras medallas, vuestras estampas y objetos sagrados de donde fluyen todas las gracias”. “Hijitos míos: es la fe, es la confianza la más preciada de todas las oraciones y la que más obtiene”.

12. Refugios
Del Divino Corazón de Jesús: “Queridos míos: hay tres refugios (para el tiempo de la tribulación): Mi Divino Corazón, mi Divina Cruz y mi querida Inmaculada Madre“.
De Santa Ana: “Tendréis varios refugios a la hora del castigo: La Cruz, el Adorable Divino Corazón y el Corazón Virginal de mi Hija Inmaculada”.

13. Forma de usar el Espino
Según indicaciones de Nuestra Señora: “Habrá una grave enfermedad que la ciencia humana no podrá aliviar. Esta enfermedad atacará primero al corazón; luego al espíritu, y al mismo tiempo a la lengua. Será horrible. El calor que la acompañará será un fuego devorador insoportable y tan intenso que los miembros del cuerpo afectados se pondrán rojos, un rojo feroz e insoportable. Después de siete días, esta enfermedad que habrá sido sembrada como la semilla en el campo (periodo de incubación) se extenderá rápidamente por todas partes, haciendo grandes progresos. Hijos míos, solo hay un remedio que podría salvaros. Conocéis el Espino que crece en casi todos los setos. Las hojas del espino (no las ramas) pueden detener el avance de esta enfermedad. Recogeréis las hojas (no las ramas). Aunque secas, conservarán su eficacia. Las pondréis en agua hirviendo y las dejaréis a remojo unos 14 minutos, cubriendo el recipiente para que no se vaya el vapor. Al comienzo de esta enfermedad deberá usarse este remedio tres veces al día. Esta enfermedad producirá continuos vómitos y náuseas. Si el remedio se toma demasiado tarde, la parte del cuerpo afectada se pondrá negra, y en lo negro aparecerá una especie de raya pálida y amarilla”. 

TRES SACRAMENTALES
Jesús y María le recomiendan tres sacramentales en varios mensajes: la Cruz del Perdón, el Escapulario de Bendición y Protección, y la Medalla de Nuestra Señora del Buen Amparo.

CRUZ DEL PERDÓN
Cruz de los hijos e hijas de la luz.
Palabras de Nuestro Señor del 20 de Julio de 1882: “Yo deseo que mis siervos, siervas y hasta los más pequeñitos se puedan revestir de una Cruz. Esta Cruz será pequeña y en su medio llevará como una llamita blanca.Indicará esta llamita que son hijos e hijas de la luz”.

Éxtasis del 15 de noviembre de 1921
“Amigos míos tan amados, quiero que os déis cuenta de lo que padezco pensando en tantas almas privadas de la felicidad eterna. Amiguitos tan amados los días pasados dejaron mucho mal, pero los que vienen serán aún más terribles porque el mal va cobrando una intensidad terrible, una extensión que ya no tendrá límites. Amiguitos míos amadísimos, llevaréis mi Cruz adorable la cual os guardará de todas clases de males, que sea grande o pequeña; un día las bendeciré todas.
– Primero, llevarán el nombre de «Cruz del perdón».
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– Segundo, el de «Cruz de la salvación».
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– Tercero, el de «Cruz de la santa protección».
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– Cuarto, el nombre de «Cruz que calma las calamidades».
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– Quinto, llevarán la plegaria: “Oh Dios Salvador Crucificado, abrásame de amor, fe y ánimo para la salvación de mis hermanos”.
Hijitos míos, todas las almas que sufren y están acribilladas por las calamidades, todas las que besarán esta Cruz, recibirán mi perdón, todas las que la tocarán recibirán mi perdón. Será larga la expiación, pero un día será el Cielo, el Cielo se abrirá. Os advierto con anticipación, amiguitos míos amadisimos, para que no estéis sorprendidos, para que tengáis tiempo de avisar a los que queréis y sus familias”

Éxtasis del 17 de enero de 1922
Nuestro Señor revela esta oración que se debes rezar a menudo, y sobre todo durante el tiempo del gran diluvio de males y de espanto: “Te saludo, te adoro, te beso; Oh: Cruz adorable de mi Salvador. Protégenos, guárdanos, sálvanos. Jesús te amó tanto. Por tu santa imagen sosiega nuestros espantos. Que yo no sienta nada más que paz y confianza” Añade Nuestro Señor que con esta oración: “Recibiréis tantas gracias, tanta fuerza y tanto amor que este gran diluvio pasará sin que os deis cuenta de él. Es una gracia de mi cariño”.

ESCAPULARIO DE BENDICIÓN Y PROTECCIÓN
Éxtasis Del 23 De Agosto De 1878
“He aquí lo que me mostró la Santa Virgen sobre su Corazón inmaculado, es un escapulario ancho, más ancho que los escapularios conocidos, un poco más ancho que la palma de la mano. Su color se parece al de la violeta, un morado muy bonito. Aquí está lo que representa: en el medio los tres clavos que crucificaron a nuestro Señor sobre la Cruz, pasando unos encima de los otros, sin formar una cruz. De la punta de cada uno cae una gota de sangre bermeja. Encima de los clavos se ve una esponja cuyo aspecto recuerda el del cascabillo. Las tres gotas de sangre se juntan para caerse en un pequeño cáliz pintado de rojo que es rodeado por una corona de espinas, se ven tres crucecitas gravadas sobre la parte delantera del cáliz. Es la parte del escapulario que está sobre la capa de la Santa Virgen. Noto que este escapulario es mantenido por dos lazos morados que pasan sobre cada espalda, hay tres nudos sobre la espalda izquierda y dos sobre la derecha. El otro lado del escapulario representa a la Santa Virgen María sentada, sosteniendo en sus brazos a su adorable Hijo, la boca y la cabeza de Nuestro Señor descansando sobre el Corazón de la Santa Virgen. En la parte abajo del escapulario, y casi a los pies de Nuestro Señor, está un Ángel vestido de blanco, de pelo rizado, que lleva una corona blanca, su faja es roja. En sus manos lleva una ropa que le sirve para secar los pies de Nuestro Señor. Encima del Ángel, por la parte derecha del escapulario hay una escala. Por la parte izquierda, detrás de Nuestro Señor, se ve la caña de la Pasión, pintada de rojo pero sin esponja. Corren las lágrimas de la Santa Virgen, por la parte derecha de su pecho, y se van a parar a los pies del Ángel. Es bordado el escapulario por un lazo rojo y son de lana los lazos. Ahora, hija mía, me dijo la Santa Virgen, voy a darte la explicación de este escapulario. Me dirijo a tí, victima mía, y a mi siervo (será el director espiritual de Marie-Julie Jahenny). Hijos míos de la Cruz, hacía mucho tiempo que mi Hijo y Yo deseábamos dar a conocer este escapulario de bendición. Hijos míos, este escapulario, es como si mi Corazón le hiciera de modelo, pues es mi Corazón el emblema de la simplicidad y de la humildad, lo que simboliza el color morado. Son poco venerados los clavos que traspasaron los pies y las manos de mi Hijo, y son venerables. Por eso mi Hijo, en su divina Sapiencia pide la representación de los tres clavos en la parte delantera del escapulario. Las tres gotas de sangre y el cáliz representan los corazones generosos recogiendo la sangre de mi Divino Hijo. Representará la esponja roja a mi Divino Hijo bebiendo, en cierto modo, los pecados de sus hijos pero su adorable boca lo rehúsa. Deseo que el fondo (normalmente) negro del escapulario sea morado, pero deseo Yo que los clavos, el cáliz, la esponja y la corona estén sobre un pedazo de franela rojo oscuro. Esta primera aparición de este escapulario será una nueva protección para el tiempo de los castigos, de las calamidades y de las hambres. Todos los que lo llevarán podrán aguantar las tormentas, las tempestades y las tinieblas, tendrán la luz igual que de día. Esta es la fuerza de este escapulario desconocido”.

Presenta la Santa Virgen el escapulario a Nuestro Señor que dice entonces: “Me dirijo a tí, victima mía, también a mis víctimas y a mi siervos, hijos míos de la Cruz. Os doy una idea, un pensamiento profundo: cuando me quitaron de la Cruz, me pusieron en los brazos de mi Madre: este descendimiento, este pensamiento, esta devoción, son poco conocidos. Quisiera Yo, que gracias a la reproducción de este escapulario esto entrará en el corazón de los hijos de la Cruz, y ellos me saludaran diciéndome:
– Te saludo, Jesús Crucificado por dejarme la vida.
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– Te saludo con el júbilo de los Ángeles y de los Santos cuando te descendíeron de la Cruz.
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– Te saludo con la tristeza de tu Madre cuando te descansabas contra su Corazón y sobre sus rodillas inmaculadas.
“Hijos míos, muy pocas almas piensan en enjugar las adorables heridas de mis pies cuando corre la sangre y quisiera Yo que fuera conocida esta representación. Tampoco se piensa mucho en las lágrimas derramadas por mi Madre durante mi Pasión; estas lágrimas están a los pies del Ángel que seca mis pies sagrados. Gracias a este escapulario, quisiera Yo que pensarais en esta escala, en esta caña y en estos clavos de mi Pasión. Hijos míos, cada alma, cada persona que poseerá dicho escapulario, verá su familia protegida así como su casa sobre todo de los incendios que nunca la incendiarán. Este escapulario fulminará a los ingratos que blasfemarán mi Nombre en la casa en la cual estará expuesto. Si entra un impío, estará éste tan impresionado que próxima será su conversión. Todos los que lo llevarán estarán preservados del trueno, de muerte súbita y de accidentes. Estarán protegidos durante los castigos. Quienquiera que lo pondrá en el Templo Santo alejará a los impíos y las profanaciones. El Señor añade también que se despertarán la fe y la convicción en el alma obstinada a la cual le será recordado este escapulario en la hora de la muerte. Que todos los que pensarán en él y lo amarán evitarán las penas del alma y que quien lo llevará estará fuera de peligro como si poseyera el Cielo. Precisa también que además este escapulario servirá de pararrayos bajo el cual la Ira de Dios se hará menos pesada. Dice también Nuestro Señor que cualquier sacerdote podrá bendecir este escapulario. Tú, victima mía, podrás hacer el modelo… Al ponerse este escapulario se podrá rezar 5 ó 7 veces el Crux Ave y meditar durante 1 ó 3 minutos sobre mi Santa Pasión… Concederé muchas gracias a quien se vestirá de este santo Hábito.

MEDALLA DE NUESTRA SENORA DEL BUEN AMPARO
Éxtasis del 28 de noviembre de 1878
Hija mía, he aquí mi historia. Fue esculpida por un pobre lisiado, quien después de grandes enfermedades, se volvió cojo y contrahecho. Era pobre, pero educado religiosamente. Como no podía vivir sin trabajar, se ofreció a una familia adinerada para guardar sus rebaños. Mientras estaba en los pastos se decía en sí mismo muchas veces: Nada hice para alabar y honrar a la Santa Virgen quien me conservó la vida a pesar de tantos sufrimientos. Entonces, un día, pidió a su amo la parte más dura de un árbol y éste cumplió  su deseo. Talló el pedazo de madera y cada día iba adelantándose su trabajo. Le ayudé y acabó la Estatua. Me colocó en el pequeño cuartucho en que descansaba. Después de su muerte, la Estatua quedó mucho tiempo en la familia de sus amos. Al principio, tenía Yo mi pequeño oratorio, pobre pero rico de visitas ; venían las madres cristianas para consagrarme a sus pequeñitos; muchos sacerdotes besaron mi Estatua. Muchas veces, alejé los peligros y los riesgos que caían sobre Mis hijos. Más tarde, fui entregada a un viejo sacerdote que me conservó hasta su muerte. Pero poco antes, le dije por tres veces. Hijo mío, no son cristianos tus herederos, no me devolverán el homenaje que merezco Yo. Antes de morirte, me llevarás al pantano a unas cuantas millas de aquí donde pasa un arroyuelo — Me dirigirás la cabeza hacia Nazareth — y me harás un pequeño santuario en forma de tumba. Conservarás el secreto y me llevarás allá en el silencio de la noche, rezándome una oración. Me encerrarás y te morirás con tu secreto. Plantarás algunas espinas que crecerán rápidamente y Yo me quedaré enterrada en aquel lugar

Añadió la Santa Virgen que: pasados muchos años, llegó la hora de su salida. Entonces fue cuando su Divino Hijo dejo caer desde el Cielo, una antorcha luminosa sobre el sitio donde estaba enterrada la Estatua, llamando la atención de los pastores. Con respeto fue abierta la piedra sellada y se conservó una gran veneración por este lugar. «Estaba Yo intacta» dijo la Santa Virgen.Al instante, se rezaron unas oraciones y manifesté mi gloria devolviendo la salud a un chiquito. Mi nombre es «Nuestra Señora del Buen Amparo»

Éxtasis del 16 de agosto de 1880
“Con toda la bondad de mi Corazón, y con todo mi Cariño, diré también a los padres que sería muy bien, y al mismo tiempo una gran gracia, que hicieran llevar a sus hijos, pequeños y mayores, una medalla que aún no existe pero que se podría acuñar, no muy ancha, como uno quiera. Esta medalla llevaría estas palabras: «Oh! Tú Santa Virgen, quien pisaste la cabeza de la serpiente, protege nuestra fe y la inocencia de nuestros pequeñitos.» La Santísima Virgen lleva esta medalla sobre su Corazón y leo muy bien lo que está escrito; Ella me la enseña: es redonda y blanca.

La Santísima Virgen continúa: «No es necesario que cueste mucho esta medalla, su valor será el mismo. Servirá para proteger la inocencia durante un tiempo muy difícil, mientras se derramará la peste de la corrupción por todas partes. Cada cristiano podrá proveerse de esta medalla que le servirá de defensa y de arma de la Fe la cual vencería la boca culpable y pérfida del mal.»

Fuentes:

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