sábado, 5 de noviembre de 2016

ESTAMOS EN UNA GUERRA ESPIRITUAL, ¿CONOCEMOS LAS TÁCTICAS DEL ENEMIGO? [MIRA SUS 10 TÁCTICAS PREFERIDAS]


Entrar en una batalla a ciegas con el enemigo, sin conocerlo a fondo y sin una planificación  y preparación adecuada, nos llevará al desastre.
En el famoso Manual del “Arte de la Guerra” de Tsun Tzu – escrito cuatro siglos antes de Cristo -, el autor dice que el arte consiste es vencer al enemigo sin llegar a una batalla frontal cuerpo a cuerpo, sino ganándole la batalla moral y cultural, e incluso negociando y engañándolo.
Pero el enemigo que la raza humana tiene enfrente, el maligno, diablo o demonio, es otra especie de rival, uno que no negocia y al que no se le puede convencer para que se rinda, así que nuestra estrategia debe pasar por algo que también dice Tsun Tzu, conocer a fondo al enemigo para no caer en sus trampas, y de esa manera protegernos contra sus ataques.
El libro de C.S. Lewis, Cartas del Diablo a su Sobrino (The Screwtape Letters) – en la cual un demonio avezado le da clases a uno más joven para tentar y hacer caer a los que él llama “sus pacientes”- es una invalorable ayuda para descubrir las tácticas del maligno.

Táctica # 1: Satanás oculta su existencia presentándose como una figura cómica
Durante siglos  el diablo se ha tomado gran trabajo en convencernos de que no existe, que es un invento del Medioevo.  Esta su política de auto ocultación, vino acompañada de la duda repetida y finalmente aceptada en la cultura moderna sobre la existencia de Dios.  Mientras el mundo creyó en Dios, también creía en el diablo.  Esto comenzó a cambiar en la segunda mitad del siglo XX. Una cosa trajo la otra, o sea que, si  Dios no existe, el diablo tampoco.
Y astuto como es, para reforzar esa idea de su no-existencia, ha inspirado esa figura cuasi cómica de un hombrecito en malla roja, con cuernos puntiagudos y tridente. Visto desde ese punto de vista, no parece alguien a quien temer ¿no es así?  Por lo tanto, se desecha la posibilidad de su existencia.
En la otra vereda se encuentran aquellos que, sin creer en Dios, sin embargo  sí creen en el demonio, pero en vez de rechazarlo, se sienten atraídos por él y se sumergen en ocultismo, brujería, hechicería, tablas ouija, etc.
Tanto C.S.Lewis, como Peter Kreeft están de acuerdo, en que ambas conductas – el ignorarlo y el adorarlo -,  regocijan enormemente al demonio, porque alimentan su soberbia y facilitan enormemente su trabajo.
Como católicos debemos tener bien claro que el demonio existe, ya que su presencia está revelada tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.  Desde el Génesis, pasando por Job y llegando a Jesús, existen menciones inapelables de su maldad, de su mentira y de su astucia.
La figura del diablo rojo con cuernos y tridente  es una variante de la “inofensiva” serpiente que en el Jardín del Edén tentó a Eva. Pero no nos engañemos, satanás no es lo “poco”  que él quiere hacernos creer. En el Antiguo Testamento se menciona al monstruo Leviatán, y en el Apocalipsis al Dragón, “un enorme dragón rojo en los cielos”, el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y satanás, el cual engaña al mundo entero”
Para que no tengamos dudas, el Catecismo afirma:
Satanás o el diablo y los otros demonios son ángeles caídos que se han negado libremente a servir a Dios y Su plan. Su opción contra Dios es definitiva e intentan asociar al hombre en su rebelión contra Dios. (C.414).
O sea que, el diablo es un enemigo temible y  debemos estar siempre en guardia contra él. Él existe y tenemos que ponernos la armadura de Dios para ser protegidos de sus flechas mortales.
Una vez que hemos comprendido  que él es letal, debemos tener un sano temor del poder de  Satanás,  pero también tener muy claro siempre, que Jesucristo es El que vence al enemigo y ya lo ha derrotado.
Táctica # 2: La pérdida de la razón y de la posibilidad de debatir
La “pérdida de la razón” es el abandono por parte de la humanidad de la saludable práctica del debate.  El intercambio de argumentos a lo largo de la historia, hizo crecer a la humanidad, ya que, cuando dos oponentes se enfrentaban, uno de los dos salía convencido y adoptaba aquella idea que le había sido razonablemente demostrada.
En la cultura moderna, eso ya no funciona así. El mundo está lleno de “expertos” que lanzan sus ideas en los medios de comunicación, y de receptores de esas ideas que las aceptan sin siquiera comprobarlas ni  cuestionarse si son ciertas o no.
Y es que el demonio ha ido inspirando una sustitución de palabras, de manera que ya no se habla de una doctrina con términos de “verdadera” o “falsa”, sino de “moderna”, “académica”, “práctica” “obsoleta”, etc.
Es lo que se llama “cultura de expertos”, en la cual ya nadie pide pruebas para aceptar lo afirmado.  Si algo aparece en la prensa o en la televisión, es verdad, si Fulano o Mengano que son tan famosos, lo hacen o lo dicen, es cierto, aunque esas cosas a ojos vistas sean falacias. Incluso los actos más atroces, como el suicidio asistido, o la extirpación de mamas sanas  por miedo a contraer cáncer, pueden presentársenos como verdaderos actos de misericordia
Una cosa es evidente: el demonio odia la vuelta a la razón. Educar a nuestros hijos para que sean capaces de aceptar en el plano terrenal sólo aquello que es razonablemente demostrado, sería suficiente para destruir la telaraña del demonio. 
Lamentablemente, se han eliminado de muchos planes estudiantiles  materias tales como lógica o filosofía.
No nos dejemos engañar y utilicemos  la capacidad de pensar y razonar que Dios nos regaló.

Táctica # 3: Centrarse en los pecadores de la Iglesia
Sabiendo que tanto nosotros los católicos como el mundo secular estamos convencidos de que la Iglesia es un lugar de “santos”, el demonio va a tratar por todos los medios de sacar a luz pecados ocultos de aquellos que asisten a Misa los domingos, como forma de provocar decepción tanto en la propia grey como en el mundo. 
Pero no se limita a eso. También va a tratar de distraer al  feligrés que asiste a la Eucaristía, enterándolo de que algunos de los que lo rodean tienen doble vida y se hacen los devotos.
Eso lleva a la decepción, tanto personal como colectiva y muchas veces a abandonar la práctica católica. Por si esto fuera poco, utiliza los medios masivos de comunicación para hacer resaltar el “escándalo de los sacerdotes”,  y hacer quedar a  la Iglesia como una comunidad de hipócritas que dicen una cosa y hacen otra.
En vez de presentar a la Iglesia como un “Museo de santos”, se la debería presentar como un “Hospital para pecadores” (inspirado en la frase de Jesús, en el Evangelio de Lucas 5, 3:1, de que “no es el sano el que tiene necesidad de médico, sino los enfermos”),  lo que sería mucho más efectivo para combatir las maniobras de satanás, ya que siendo como somos “todos” pecadores, no tendremos inconveniente en recibir a otros pecadores dispuestos a realizar un cambio en su vida, tal como lo  intentamos nosotros. El mismo Jesús sostuvo siempre que Él no había venido a “salvar justos sino a pecadores” (Lucas 5. 3:2).
No nos avergoncemos de ver pecadores en la Iglesia. Todos lo somos y aún así formamos parte de ella,  porque deseamos ser sanados por el único y verdadero  Médico que nos puede llevar a la vida eterna.
Táctica # 4: Magnificar los “alfilerazos” diarios
Una de las tácticas en las que Satanás es un experto, es convertir pequeñas situaciones, comunes en una relación, en catástrofes exageradas que a menudo terminan mal.  
Las pequeñas molestias diarias que nuestro carácter o malos hábitos pueden causar en nuestros familiares y viceversa, son exageradas por los diarios “alfilerazos” con que él y sus secuaces exasperan los ánimos.
Si esas cosas no se hablan, se produce una “infección” subyacente, un volcán escondido,  que al explotar  puede provocar divisiones entre familiares o vecinos de una comunidad que pueden durar años o toda una vida, incluso pudiendo llevar a una pareja bien formada al divorcio.
San Ignacio de Loyola decía que el diablo es “secretero”, así que va a intentar por todos los medios que esas cosas no se conversen, ya que al sacar a la luz los problemas y hablarlos, estos pueden perder fuerza.
Por lo tanto, ya que el diablo está activo en todas las cosas y le gusta causar división en las relaciones creando tensión, contrarrestemos  sus diarios “alfilerazos” hablando entre nosotros.

Táctica # 5: Desprestigiar la Liturgia
Esta táctica consiste en hacernos creer que nosotros no somos una unidad compuesta de cuerpo y alma, sino que ambos son algo separado. El diablo atenta contra esta unidad, inspirándonos la idea de que nuestra alma es “buena” y nuestro cuerpo es “malo”.  Por medio de esta separación, nos sugiere ideas tales como que la Liturgia, sus ornamentos y gestos, nos distraen de nuestra oración.
Astutamente, aprovecha la falta de preparación de los católicos, para introducir en sus mentes que los gestos no tienen nada que ver con la adoración a Dios. Sin embargo, lo que hacemos con nuestro cuerpo  sí tiene un impacto directo en nuestra alma. Esta unidad permite que todos nuestros sentidos (vista, oído, gusto, oído, tacto) se involucren  en la oración, lo que  ayuda a nuestra alma a ser elevada hacia Dios.
El Catecismo nos dice: Si la oración se expresa en palabras o gestos, es todo el hombre el que ora (2562).
Como seres creados que somos, compartimos la Tierra con otras criaturas: aire, agua, fuego, animales, árboles, astros, etc.  Dios no nos colocó en un mundo invisible.  Nuestro mundo se aprecia a través de los sentidos y ha sido grato al Creador que así fuera.
Él se nos manifiesta por medio de la Naturaleza, por lo que nosotros, como parte de ella, nos comunicamos entre nosotros por medio de gestos visibles, de amor o de amistad, y de palabras que hacen más explícitos los sentimientos que expresaron esos gestos.
Y si nos comunicamos entre nosotros de esta manera, ¿por qué tendría que ser diferente entre nosotros y Dios?
Como bien expresa el Catecismo, la Liturgia enriquece esa comunicación, que se realiza por medio de gestos y palabras,  tendientes a elevar al Señor nuestra adoración y alabanza. La Liturgia no es un conjunto de “gestos vacíos”, sino que cada gesto tiene su explicación y significado y todos están destinados a  la mayor gloria de Dios.
Táctica # 6: El diablo nos hace creer que la muerte nunca vendrá
El enemigo utiliza toda su influencia para tratar de impedir que nos preparemos  para la muerte. Su mayor temor es que nos demos cuenta de que la vida es corta y que en vez de avanzar en nuestras perspectivas para el futuro, vivamos cada día como si fuera el último.  Intenta que pasemos nuestros días como si pudiéramos vivir para siempre y trata de “acunarnos” con esa idea. 
La calidad de vida, el confort y los adelantos de la medicina, le facilitan hacernos creer que la muerte es algo tan lejano que no nos alcanzará en muchos años.  Logra engañarnos haciéndonos  posponer nuestros preparativos finales.
En lugar de estar dispuestos cada día a emprender el viaje, tenemos la ilusión de que la muerte es algo que “no nos va a pasar.”
No sabemos ni el día ni la hora en que Dios nos va a llamar. Vivamos cada día preparados y listos para volver a casa,  a los brazos de nuestro Salvador.

Táctica # 7: Satanás nos anima a ser caritativos con personas que no conocemos
Esto nos parece sorprendente, porque ¿cómo el demonio va a influir para que hagamos algo bueno como la caridad? Sin embargo, rápidamente nos damos cuenta de que él está tratando de alejarnos de la práctica de la caridad cotidiana con aquellos que vemos y conocemos en  favor de actos “imaginarios” de bondad que no fomentan una vida virtuosa.
Lo que el demonio hace es muy astuto y en una primera instancia podemos pensar que nos propone algo bueno.  Y como además, muchos de nosotros, preferimos dar dinero o donaciones para misiones que están lejos  en lugar de involucrarnos con nuestro vecino que perdió el trabajo y está en una situación desesperada, escogemos dejar  de hacer una caridad evangélica para hacer una caridad “imaginaria”, que es la que más satisface al demonio.
No es que sea malo sostener las Misiones, todo lo contrario, pero esa caridad debe acompañarse con gestos de igual generosidad con las personas de nuestra cercanía.  Las obras de misericordia corporales (dar de comer al hambriento, de beber al sediento, vestir al desnudo, albergar al sin hogar, visitar al enfermo y al preso y enterrar a los muertos), nos ayudan a cultivar esa virtud que tanto odia el enemigo, porque es en el amor que finalmente seremos juzgados.
La Madre Teresa nos encarece que no pensemos sólo en dar dinero. Los necesitados lo son también de amor, de consuelo, de una mano que los sostenga, de un abrazo que los cobije. Es el idioma del amor el que se nos pide y por supuesto, el que satanás rechaza, porque su lenguaje es el odio.
Si empezamos practicando de a poco la caridad con las personas a las que encontramos diariamente, seremos capaces de cambiar el mundo entero, la familia y  hasta el vecindario, todo  a la vez.
Táctica # 8: El diablo deforma el placer para convertirlo en una piedra de tropiezo para muchos
Satanás sabe que el placer es una buena cosa. También sabe que Dios creó los numerosos placeres de la vida, pero en lugar de permitirnos disfrutar de ellos naturalmente, el enemigo sabe que para arrastrar nuestra alma a las profundidades del infierno,  debe distorsionar el placer en algo antinatural.
Conoce de sobra nuestra naturaleza y sabe exactamente cómo torcer algo que está destinado a ser bueno, para convertirlo en algo que será la causa de nuestro alejamiento  de Dios.
¿Cómo  lo hace?  Pues como él no puede crear nada, anima  a los seres humanos a tomar los placeres que ha creado Dios, pero en las formas o en los grados que el Señor ha prohibido. Siempre trata de trabajar fuera de la condición natural de cualquier placer.
El Creador estableció que en la función [generativa], los cónyuges deben experimentar placer y una satisfacción del cuerpo y del espíritu. Por lo tanto, los esposos no hacen nada malo procurando este placer y disfrute. Aceptan lo que el Creador les ha destinado. Los cónyuges deben también saber cómo mantenerse dentro de los límites de una justa moderación.
El placer, en su contexto natural, es algo bueno. Es el diablo quien intenta distorsionarlo y convertirlo en un fin en sí mismo. Beber en una fiesta o con amigos es un momento de alegría compartida, pero el diablo tratará de inducirnos  a beber en soledad. Nos rendimos a las mentiras del enemigo y tomamos lo bueno que Dios ha creado, pero utilizándolo de tal manera que terminamos alejándonos de él.

Táctica # 9: La trampa de vivir una doble vida
Otro complot artero del diablo es convencernos de que podemos vivir dos vidas paralelas sin consecuencias. Es mucho lo que disfruta con los que vivimos nuestra vida diaria divorciados de nuestra fe, pero que aún así nos acercamos al altar el domingo para recibir la Eucaristía.
Muchas veces Satanás no induce al hombre a cometer grandes pecados, sino a dividirse en dos y disfrutar del hecho de ser dos personas diferentes sin que su entorno lo sepa. Por ejemplo asistir a Misa el domingo y reunirse el sábado anterior a beber y decir chistes obscenos con los amigos mundanos, sintiéndose en ambas ocasiones superior a los que lo rodean, gozar divirtiéndose sabiéndose pecador en un lugar santo y santo entre sus amigos pecadores. Y esto es más común de lo que pensamos, pero no es para lo que se nos envía al terminar la Eucaristía.
Después de la bendición, el sacerdote dice: “Pueden ir en paz. Glorifiquen al Señor con sus vidas.”  Esta despedida colectiva fue deliberadamente elegida por el Papa Benedicto XVI para mostrar la continuidad que debemos tener en nuestra vida.
La belleza del testimonio cristiano expresa la belleza del cristianismo. Desde el encuentro con Cristo brota, en una acción dinámica interior con el apoyo de la Gracia, la santidad de los discípulos y su capacidad para  mejorar en virtud y belleza la vida en común y la de sus vecinos.
Táctica # 10: El camino más seguro al infierno es el gradual
Siempre pensamos en el asesinato o adulterio, como los pecados que nos llevarán al infierno. Pero satanás es mucho más listo y puede atraer a una persona al infierno llevándola toda la vida a cometer “pequeños pecados” para asegurarse que se mantiene obstinada y permanentemente separada de Dios.
El camino más seguro hacia el Infierno es el gradual,  la suave pendiente, sedosa bajo los pies, sin giros bruscos, sin hitos, sin señales.
El diablo sabe que si la persona se entera de que está caminando hacia el infierno, se detendrá y tratará de desandar el camino. Entonces, nos va distrayendo con errores que no distinguimos, haciéndonos pensar que somos humildes  o generosos cuando sólo lo aparentamos, que en realidad no hacemos nada malo, porque no robamos ni matamos y además, todos hacen lo mismo.
La Enciclopedia Católica lo expresa así:
El pecado venial deliberado y frecuente disminuye el fervor de la caridad, predispone al pecado mortal, y dificulta la recepción de gracias que Dios de otra manera nos daría.
No dejes que el pecado venial pueda hundirte. ¡Vete al confesionario! Abraza los brazos amorosos de Dios Padre, que siempre está ahí para darnos la bienvenida a casa.
Si este listado te sirve para evaluar tu vida y entender las tácticas del enemigo, entonces cumplimos el objetivo.
Fuentes:


Escrito por María de los Ángeles Pizzorno

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