Quienes han estado “del otro
lado” dicen que se pasa de la oscuridad a la luz, que sus cuerpos son de luz y
recobran la juventud de los 30 años. No lo han podido explicar por qué, pero
del otro lado del velo son los mismos, con sustancia, no mera energía, pero
irradian brillantez por sus cuerpos.
Por las escrituras sabemos que
el cuerpo de Jesús resucitado no lucía como el cuerpo físico anterior, al punto
que sus discípulos no lo reconocieron en un principio. Y según relatos de
personas que tuvieron experiencias cercanas a la muerte nuestro cuerpo
glorificado del cielo será reconocible como el nuestro pero lucirá de manera
distinta.
LOS DISCÍPULOS NO RECONOCIERON
FÍSICAMENTE AL JESÚS RESUCITADO
Sabemos
– por Marcos, Lucas y Juan – que después de haber resucitado, Cristo se
apareció a aquellos que lo conocieron de una manera en que al principio no fue
reconocido.
Ver Juan 21:4:
“Jesús estaba de pie en la orilla, aunque ninguno de los discípulos sabían que era
Jesús”
o Lucas 24:16
“Jesús se acercó y empezó a caminar junto a ellos.
Pero algo impedía que sus ojos lo
reconocieran”
o Marcos 16:12
“Después Jesús
se apareció, bajo otra figura, a dos de ellos que se dirigían a un
pueblito.”
Ahora, respecto
a Juan se podría argumentar que se trataba de un asunto simple de la distancia
de la costa. Y con Lucas que tal vez era una cuestión de anteojeras
espirituales (que simplemente les impidió saber quién estaba con ellos).
Sin embargo, Marcos disipa esos
argumentos, directamente explica que Cristo se había aparecido con otra figura,
transformado, con aspecto glorificado.
COMO DESCRIBEN A JESÚS LOS QUE
TUVIERON EXPERIENCIAS CERCANAS A LA MUERTE
Esto trae a la mente las experiencias cercanas a la
muerte.
Muchos son los que han descrito el encuentro con una luz increíble sobre la muerte (al
final del “túnel” o pasaje) que toma diversas formas y se manifiesta como la
luz de Jesús.
Esta
Luz abarca todo
pero no es realmente deslumbrante: más intensa que miles de soles, dicen
algunos, sin embargo, uno es capaz de mirarla.
Él
es, literalmente, lo que Él dijo: la Luz del mundo (y el más
allá).
“Su cabeza
y sus cabellos son blancos, como la lana blanca, como la nieve; sus ojos
parecen llamas de fuego; sus pies son como bronce pulido acrisolado en el
horno; su voz resuena como estruendo de grandes olas”, dice el Apocalipsis
1:14-15.
“El Ser de Luz, pura,
poderosa, abarcando todo, estaba sin forma y se podría decir que grandes olas
de la conciencia fluían hacia mí y en mi mente”, dijo una mujer llamada Carol Parrish-Hara en un estudio de
experiencias cercana a la muerte de la teóloga cristiana Judith Creesy.
“Parecía
como que todas las verdades se me revelaban”. “Ondas de pensamiento de
las ideas más grandes y puras que había intentado averiguar vinieron a mí”
Eso es Cristo.
¿QUÉ PASA CON NOSOTROS? ¿QUÉ
PASA CON NUESTROS CUERPOS?
Sabemos
que Jesús resucitó en plena forma corporal (así como en espíritu).
De las experiencias cercanas a la muerte, así como
de la Escritura, parece que a nosotros se
nos da una forma glorificada
“Y
si hablamos de cuerpos, el resplandor de los «cuerpos celestes» no tiene nada
que ver con el de los cuerpos terrestres. También el resplandor del sol es muy diferente del
resplandor de la luna y las estrellas, y el brillo de una estrella difiere del
brillo de otra.
Lo
mismo ocurre con la resurrección de los muertos. Se siembra un cuerpo en
descomposición, y resucita incorruptible. Se siembra como cosa despreciable, y resucita para
la gloria. Se siembra un cuerpo impotente, y resucita lleno de vigor. Se
siembra un cuerpo animal, y despierta un cuerpo espiritual. Pues si los cuerpos
con vida animal son una realidad, también lo son los cuerpos espirituales”, dice 1
Corintios 15:40-44.
Como Santa
Teresa de Ávila dijo:
“El Señor transforma un alma, de modo que ya no parece ser ella misma, o incluso su
propia semejanza”
Y
esto también escuchamos a las muchas personas que han sido declaradas clínicamente muertas que
han revivido y a otras personas que tienen encuentros relacionados con el otro
lado (donde la forma espiritual no se parecía a menudo a la física).
Un hombre llamado Vern Swanson, que vio a su esposa
dijo que
“había una luz que venía de
dentro de ella que brillaba, ella no reflejaba la luz; era casi como si hubiera
una vela brillante dentro de ella. En la vida, era ella una mujer de buen
aspecto, trabajó como modelo durante la universidad, pero su cuerpo terrenal
era una pobre sombra, una copia pobre, en comparación con esa persona hermosa
delante de mí, sin embargo, era ella“.
Dicho por otros (citado en un libro llamado “El
viaje eterno” por Craig Lundahl y Widdison Harold):
“Es difícil de describir, pero de alguna manera se combinan el cuerpo
espiritual junto a la juventud y el vigor de veintiún años de edad con un
sentido de perfecta madurez. Todos sus rostros se veían frescos, como
caras de gente muy saludable que se hallan al aire libre todo el tiempo.
Además, parece que cuanto más tiempo se
estaba en estos reinos, más se acercaban a una apariencia de estar alrededor de
treinta o treinta y cinco años de edad”.
¡Esta
media de entre treinta y treinta y cinco años, son los 33 años de Jesús!
La Santísima Madre – cuando aparece – se describe con una luminosidad similar, también una belleza sobrenatural
(y no el tipo de belleza que atribuimos a un modelo).
COMO SE SENTÍAN Y VEÍAN LOS
QUE FUERON AL CIELO
“Para saber
si yo tenía sustancia, me froté las manos y sentí la cara con mis manos”, dijo otro que
tuvo una experiencia cercana a la muerte.
“En ambos casos me encontré con que tenía forma y sustancia. Me podía
sentir.”
“Mirando mis manos, vi que
lucían como mis manos lo hacían normalmente, excepto que había un resplandor en
ellas.”
Por lo tanto, es el espíritu en la naturaleza, que puede asemejarse a nuestra apariencia
terrenal.
“De repente mi cuerpo estaba como hormigueando”, dijo una
persona en el momento de la separación. “Me sentí como si alguien estuviera
tirando de mí. Mi espíritu empezó a
salir de mi cuerpo, comenzando con la cabeza y luego bajando hasta los pies.
Recuerdo que poco a poco subí por encima de mi cuerpo, y luego di la vuelta
para que pudiera mirar hacia abajo, a mí mismo.”
El Dr. Lundhal y el Dr Widdison citan otra que le
dijo que cuando “murió”, vio que
sus manos estaban compuestas de luz con una estructura delgada en ellas.
“Incluso podía ver los delicados espirales de sus huellas digitales”, dijo.
Otros ven su cuerpo un poco transparente, con una
energía brillante.
“Yo era el
mismo en el espíritu como lo había sido en el cuerpo”, dijo otro.
En otras palabras, hay límites
en la forma y sin embargo parece que no tiene límites.
EL VELO QUE SEPARA
Por otro lado, de acuerdo con ciertos supuestos
testigos, la tierra y lo que hay en la tierra se puede ver como en una cornisa
de una “campiña”. Es como el “velo” que
se desplaza hacia arriba. A una mujer que tuvo la experiencia de ver a
su difunto marido, él le dijo que ella aún no podía acercarse a tocarlo.
“El área inmediatamente por
delante y por debajo de mí se desplazó hacia atrás, como si una ventana se
abriera y vi la tierra”, dijo una persona famosa que tuvo una experiencia cercana a la muerte
de un viaje al cielo.
En 1975, un hombre de California que había recibido
una sobredosis durante la anestesia para la cirugía oral se vio llevado al más
allá por una mujer que:
“tenía un
velo a la espalda que separaba su mundo del mío.”
EL CAMBIO DE LA OSCURIDAD A LA
LUZ
Las experiencias varían en detalles, pero no en la
esencia, y un tema común: la oscuridad
(la oscuridad de este mundo) se convierte en luz, el pesimismo se convierte en
optimismo.
No hay más miedo a la muerte, porque como Cristo mostró, no hay muerte. Hay
transición. Por supuesto, siempre tenemos que estar alerta contra el
enemigo que viene como un ángel de luz. Sin embargo, en muchas experiencias, parece claro que la Luz es una manifestación del
poder de Dios. La Luz es Jesús.
“Esto es diferente de un
sueño, y diferente a estar en este planeta físico”, dijo uno otros tres sujetos
en el libro del Dr. Cressy. “Fue algo distinto de lo que las palabras pueden
expresar en este planeta.”
“Sí, fue como… – fue del tal manera… –, yo nunca he
tenido una experiencia como esta. Quiero decir, es como si no…, no hay palabras
para expresar.”
“No hay palabras”, coincidió el
último. “No puede ser transmitido. Y no puede ser entendido completamente.”
Los ojos no lo han visto, no los terrenales,
todavía no.
En
estas circunstancias hay una cantidad de especulaciones sobre como
funcionarán las almas en el Cielo, ya separadas de su cuerpo, y que cinculación
tendrán con su pasado terrestre.
¿CÓMO FUNCIONARÁN LAS ALMAS
SEPARADAS DEL CUERPO?
El alma separada del cuerpo
conserva todos los conocimientos intelectuales adquiridos anteriormente durante
su vida en este mundo.
Se
ve y se conoce a sí mismo de modo perfecto. Hay un conocimiento de alegría rebosante para las
almas justas.
Conocen
perfectamente a las demás almas separadas, lo que le era prohibido cuando estaba unida a su
cuerpo. Todo por conocimiento natural.
Conocen
también a los ángeles, no por conocerlos por alguna especie inteligible
abstracta, pues ellos son superiores (más “simples”). El conocimiento que el
alma tiene de los ángeles le vienedel conocimiento de semejanzas impresas en el
alma por Dios, accesibles a las almas separadas.
En virtud de las especies inteligibles infundidas
por Dios, las almas separadas tienen un
conocimiento natural, aunque imperfecto y general, de todas las cosas
naturales. Esto trae un aumento enorme de lo que se podría llamar de las
ciencias naturales del alma separada.
En virtud de estas mismas especies naturales
infundidas por Dios, puede el alma
separada conocer un enorme número de cosas. No todas, sino aquellas con
las cuales haya determinado relacionamiento, sea por tener de ellas
conocimiento anterior (ciencia), por afecto (amigo, pariente), sea por
inclinación natural (semejanza de vocación) etc. Todo, por determinación
divina.
Todo el conjunto de estos conocimientos proporciona
al alma separada, además de las ideas infundidas por Dios, una altísima idea de Dios como autor del
orden natural, pues gran número de perfecciones divinas se reflejan en
la propia substancia de las almas separadas, más allá de las demás cosas que
conoce naturalmente por infusión divina.
¿LAS ALMAS SEPARADAS CONOCEN
LO QUE PASA EN LA TIERRA?
¿Pueden
las almas separadas del cuerpo conocer lo que pasa en la tierra?
Santo
Tomás
comienza, a priori, negando esta hipótesis. Cita a S. Gregorio: “Los
muertos no saben cómo está organizada la vida de aquellos que, después de
ellos, viven en la carne; la vida del espíritu es muy diferente de la
vida de la carne. Así como las cosas corpóreas y las incorpóreas difieren en
género, también se distinguen por el conocimiento“.
En lo referente a los bienaventurados, sin embargo,
S. Gregorio realza que “No se
debe pensar la misma cosa respecto al alma de los santos. Para aquellas que ven por dentro la claridad
de Dios todopoderoso, no se debe absolutamente creer que reste fuera alguna
cosa que ignoren”.
Opinión también contestada por San Agustín [“Mi madre que tanto
hizo por mí en la tierra, después no se me apareció nunca más”],
reproducida por Santo Tomás.
Santo Tomás, entretanto, acaba concluyendo que “parece más probable que las almas de los santos, que ven a Dios,
conozcan todo lo que aquí sucede”.
Él enuncia tres observaciones que enriquecen el
tema:
Los
muertos pueden preocuparse de las cosas del mundo, aunque las ignoren
concretamente.
De la misma manera que cuando rezamos por el alma de un fallecido, sin saber si
está efectivamente en el purgatorio o no.
Pueden
tomar conocimiento de las cosas de este mundo por informaciones que les lleguen sea por los
ángeles, sea por los demonios o aún por divina revelación, especialmente por
algún hecho que les diga más especialmente al respecto (conocidos, familiares).
Por
especial permiso divino pueden obtener conocimiento de otras almas, directamente o
por medio de ángeles.
Foros de la
Virgen María
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