"Os aseguro
que ningún sirviente es más que su señor y ningún enviado es más que el que lo
envía. Dichosos vosotros, si entendéis estas cosas y las ponéis en práctica.
No me estoy
refiriendo a todos vosotros: yo sé a quiénes he escogido. Pero tiene que
cumplirse lo que dice la Escritura: ‘El que come conmigo se ha vuelto contra
mí.’ Os digo esto de antemano, para que, cuando suceda, creáis que yo soy. Os
aseguro que quien recibe al que yo envío me recibe a mí, y quien me recibe a mí
recibe al que me ha enviado."
Ser enviado exige humildad. No
somos más que el que nos envía. Y el que nos envía lavó los pies a sus
discípulos, se hizo esclavo, dio su vida.
Cuando por el hecho de ser sus
seguidores exigimos privilegios y cuotas de poder, nos volvemos contra el que
nos ha enviado.
Ser su enviado es ser su imagen.
Los otros han de ver a Jesús a través de nosotros, de nuestra vida. Antes de
quejarnos del alejamiento de Dios de nuestra sociedad, debemos mirarnos a
nosotros mismos y ver si realmente mostramos a Jesús en nuestras vidas. Está
claro el cambio ha de comenzar por nosotros mismos.
Enviat per Joan Josep Tamburini
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