viernes, 22 de abril de 2016

COMO SE ESTA DESARROLLANDO LA GUERRA DE OCCIDENTE CONTRA EL CRISTIANISMO


Existe un plan orquestado contra el catolicismo, que en occidente adquiere un formato sutil a través de cada vez más restricciones para profesar la fe y su moral, y que en el caso de los regímenes islámicos adquiere el formato de represión física.

Pero hay una base común en ambos casos. La justificación de las nuevas medidas está basada en la autoridad de quienes manejan las leyes, o sea del liderazgo político, cultural y económico de la sociedad, que en el caso de occidente quiere hacer un cambio moral alejándose del orden natural.

UN CUERPO EXTRAÑO A EXPULSAR

La Pasión de Cristo del Viernes Santo aún la tenemos presente, cuando recibimos todos los días noticias terribles de las masacres de católicos en oriente medio y otros lugares básicamente por parte de islamistas – que ya no podemos seguir noticiosamente por su gran cantidad.

Y también cuando vemos que occidente secular mira para otro lado en lugar de actuar ante tal masacre, y además, cuando en Estados Unidos vemos que el lobby homosexual y sus aliados en los medios de comunicación, los políticos y las empresas políticamente correctas les dan una tremenda ‘paliza’ a quien quiere reafirmar la libertad religiosa, ante los nuevos derechos de los homosexuales como población especialmente protegida.

El número total de víctimas cristianas va en aumento e implica todas las denominaciones que hacen referencia al Evangelio.

Los verdugos no son sólo los islamistas, sino también la comunidad rosa occidental presentada como suave, pacífica y fraterna. Y esto último es especialmente preocupante para los católicos que viven en occidente porque muchos han optado por amoldarse a sus demandas.

El cristianismo se ha transformado en un cuerpo extraño a expulsar y si es necesario, ser aplastado por la violencia física o jurídica.

¿Pero por qué tal agresividad hacia los católicos? Debido a su cristianismo es visto como el más ajeno a las moralidades que quieren implantar, como inasimilable (a diferencia de ciertas sectas del protestantismo listas para cualquier concesión), y como dependiente de una autoridad considerada como un enemigo: la Iglesia de Roma y la red de los obispos que depende directamente de ella.

La persecución de los cristianos en occidente es tan preocupante como la efectuada en el mundo musulmán, no sólo porque actuamos y vimos en occidente, sino porque es la más sutil y más difícil de apreciar por parte de muchos hermanos católicos, y muchos de ellos por ser latinoamericanos no llegan a visualizar la escalada de represión contra todo lo cristiano, que por ser gradual se nota menos.

LA EXPRESIÓN DE LA VOLUNTAD DEL PODER EN LOS SISTEMAS JURÍDICOS

La oposición al catolicismo en el Occidente moderno es llevada a casi todo el mundo a través de la presión de los sistemas jurídicos. No se trata que de que como católicos tengamos miedo de caminar por la calle, o pasar por un vecindario anticatólico, o negársenos el servicio por varias empresas, o de tener a nuestros hijos intimidados en la escuela, o del acoso de la policía.

No, lo que está sucediendo son crecientes restricciones al ejercicio de nuestros deberes cristianos por leyes y reglamentos burocráticos, administrados por personas que de otro modo no se preocuparían mucho acerca de nuestra identidad religiosa.

Este es el resultado de una visión utópica del futuro implementado en los más altos niveles del orden social. No es la persecución cruel e irracional de los que simplemente se han planteado, en sus enclaves y barrios locales, odiar a los católicos. Es más bien un proceso cuidadosamente orquestado de mejora cívica.

El prejuicio anti-católico de hoy lleva un manto de racionalidad absoluta y de cortesía. Lo que se hace es retratado como necesario por la más noble de las razones, para servir a una visión exaltada del bien humano. Se trata de un engaño que incluso sus defensores probablemente no lo entiendan

Considera cuan variados son los puntos de presión que han sido atacados exactamente de esta manera. Existe la presión pública progresista para agencias de servicios sociales católicos para ajustarse a los valores de nuestras élites seculares. Existe la creciente imposibilidad de que funcionen organizaciones católicas como parte de la vida estudiantil en los campus universitarios.

Hay batallas sobre la libertad de conciencia en una gama cada vez más amplia de profesiones, empezando por los médicos, enfermeras y farmacéuticos y que se extiende ahora a cualquiera que pueda ofrecer servicios a las parejas del mismo sexo. Hay batallas en escalada sobre la libertad religiosa. Existe el mandato de HHS en los Estados Unidos y normas similares en otras naciones occidentales que obligan incluso a particulares a participar activamente en acciones profundamente inmorales.

Mientras tanto, en otra parte del mundo, está la presión incesante contra la vida católica impuesta por las leyes teocráticas de los estados islámicos, llamada ley de la Sharia.

Esta forma alternativa de coacción está en el proceso de entrar en Occidente a través de Europa, donde la presencia de un alto porcentaje de inmigrantes islámicos plantea la cuestión de sistemas jurídicos alternativos para las diferentes comunidades y regiones.

Casi en ninguna parte podremos encontrar por más tiempo un sistema jurídico que no sea esencialmente hostil al catolicismo, con su propia fuente trascendente de conocimiento moral.

UN PARALELO SORPRENDENTE

Curiosamente, en su discurso de Ratisbona en 2006, el Papa Benedicto XVI trazó un paralelismo entre los hábitos de pensamiento que subyacen a la ley islámica y los que se encuentran en la base de la legislación europea contemporánea (u occidental).

Benedicto vio que ni en el Islam ni en el Occidente contemporáneo ya se asigna a la razón el papel de la identificación de los principios morales naturales que pueden permitir a las personas de diferentes creencias y culturas compartir un bien común y un sistema de gobierno común.

El Islam cree Ley Sharia abarca toda la vida y tiene sus raíces únicamente en la voluntad de Dios, sin considerar cualquiera característica racional de consistencia o equidad.

Del mismo modo, la vieja tradición de la ley natural de occidente – en el que la consistencia racional y equidad eran tal vez la forma más importante – ha dado paso a los componentes de la voluntad humana para rehacer la realidad de acuerdo a lo que le sucede y es deseado por aquellos que tienen poder político, social y cultural.

Uno de los mayores regalos cristianos en el mundo ha sido la distinción entre dos tipos de fuentes de la ley que surgen sin ninguna posible contradicción de la misma fuente divina y profundamente racional.

Por un lado, está la ley natural, que es accesible a la razón humana y que se abre en la comunidad humana en un terreno común de la moralidad como la base para el florecimiento humano en el orden social. Por otro lado, está el derivado de la Revelación, igualmente racional pero que contiene misterios que son accesibles sólo por la fe.

Aunque de ninguna manera en conflicto con la ley natural – y de hecho, presuponiéndola en el orden creado – , esta Revelación capacita al creyente a subir a una mayor perfección a través de la gracia, en una relación directa con Dios mismo, expresada en el servicio voluntario a los demás.

El efecto de esta dual pero mutuamente coherente concepción del derecho abría un vasto espacio en el mundo para los hombres y mujeres de diferentes creencias y procedencias para formar sociedades armoniosas sin violar ninguna reclamación que la conciencia razonablemente podía anticipar.

Este espacio existió sólo en una forma muy rudimentaria y de vez en cuando en el mundo antiguo, donde el Estado tendía a ser adorado como la fuente última de la verdad. La creación y el mantenimiento de este espacio – aunque sin duda marcada por los esfuerzos imperfectos de los seres humanos para construir sociedades fructíferas – era un signo de la civilización cristiana.

Por desgracia, es una marca que tanto la modernidad secular y el Islam se niegan a reconocer, porque sus sistemas jurídicos no son racionales sino voluntaristas, es decir, ideados e impuestos por la pura fuerza de voluntad.

LAS DIFICULTADES DE NAVEGACIÓN

Esto no quiere decir que no se utilicen racionalizaciones para justificar lo que es voluntad (supuestamente por Allah en el Islam, supuestamente por “el Estado” en el Occidente moderno).

Pero es evidente que no hay esfuerzos serios para labrar un espacio para principios legítimos del bien común accesible a la razón humana. En ambos casos, sólo hay utopía forzada.

Es muy difícil para los católicos navegar en un paisaje tan legal. De hecho, un paisaje así no tiene espacio para la comprensión de la realidad que tenga su origen más allá de la potestad reglamentaria del mufti o del burócrata.

Comprender la naturaleza de este problema y cómo se manifiesta en la mayoría de los conflictos contemporáneos con el catolicismo es cada vez más importante e incluso necesario.

TRES PRINCIPIOS CENTRALES

Para analizar la cuestión central con más claridad, hay que recalcar tres principios importantes que podrían ser utilizados para guiar nuestro pensamiento y nuestra respuesta a las presiones anti-católicas características de nuestro tiempo.

En primer lugar, los puntos prácticos de enfrentamiento serio y de conflicto son ahora sobre todo creaciones de la ley.
En segundo lugar, cuando se trata de la ley, el problema principal no es un ataque a la fe, sino un ataque a la razón – la presunción de que la ley deriva su autoridad de la voluntad específica de aquellos en el poder, y no está limitado por principios claros y consistentes naturales o sobrenaturales.
En tercer lugar, y precisamente porque le falta la consistencia racional, implicará una gran creatividad navegar en este panorama legal cada vez más represivo.

Además hay que subrayar una verdad aún más profunda: la voluntad oscurece al intelecto al ordenar que cese sus exploraciones independientes con el fin de servir a los deseos de la voluntad.

Esto no es algo que podamos esperar contrarrestar de forma natural, sino que es, de hecho, el mecanismo que utiliza la naturaleza humana para rechazar la cooperación con la gracia. Sin embargo, paradójicamente, la pérdida pandémica del reconocimiento de la razón, e incluso de la propia naturaleza, deben ser corregidos por la gracia. Y así, en medio de un creciente sufrimiento y sacrificio para los católicos, no son sólo argumentos y creatividad lo que necesitamos, sino la oración.

CAMBIOS DE UNA VELOCIDAD EXTREMA

En el año 2012 el cardenal Francis George dijo,

“Espero morir en la cama [lo que la final sucedió en el 2015], pero mi sucesor va a morir en la cárcel y su sucesor va a morir como mártir en la plaza pública.”

Y esa ruta está siguiendo la sociedad norteamericana ante la incredulidad de los latinoamericanos.

Una persona que no siga las noticias probablemente pensará que exageramos, de la misma forma que algunos de nuestros lectores pensaron – y si siguen siéndolo tal vez aún lo piensen – que nuestra denuncia de que el activismo gay iba a terminar con la libertad religiosa era un delirio.

Pero señores y señoras está sucediendo lo que dijimos, y con una velocidad difícil de comprender. Pero sus consecuencias serán aún más aterradoras si no asimilamos que la prédica del cristianismo está siendo cada vez más violentamente reprimida en occidente. Hablamos de violencia no como un eufemismo sino en un sentido real.

No lo dudes, esta violencia se extenderá rápidamente por Latinoamérica, de la misma forma que se ha extendido de manera fulminante el lenguaje políticamente correcto.

Haz memoria. Hace 10 años alguien podía pararse frente a un micrófono, en el marco de una charla casual, y decir que la homosexualidad era un acto desordenado y que el verdadero matrimonio es entre un hombre y una mujer.

Ahora yo les pregunto ¿en qué lugar de Latinoamérica alguien puede decir, en un medio de comunicación, que un matrimonio debe ser entre un hombre y una mujer, sin ser defenestrado públicamente y perder sus fuentes de ingreso?

LO QUE HA DESATADO ESTA ESCALADA EN EEUU

En algunos estados, políticos cristianos conservadores está tratando de aprobar leyes de defensa de libertad religiosa ante la andanada de ataques que los cristianos están recibiendo por defender la posición evangélica sobre el matrimonio.

Lo que es preocupante es la virulencia emocional. Si has estado siguiendo los medios de comunicación en los últimos días, has podido leer que por ejemplo un economista del Departamento de Trabajo de EE.UU. ha dicho que los defensores de la libertad religiosa son “nazis“.

Tomate un momento para reflexionar sobre esa afirmación, porque no es trivial ni fruto de un momento de excitación.

Este es el tono de la campaña de los activistas homosexuales y sus aliados contra los que promueven leyes que aseguren la libertad religiosa.

En su lenguaje público, los cristianos que hacen eso son “fanáticos“, “neandertales” y “enemigos“, cuyos puntos de vista deben ser ritualmente rechazados por cualquier persona que tenga la esperanza de mantener su trabajo en Estados Unidos de hoy – incluso en una escuela secundaria católica.

¿A DONDE NO LLEVA ESTO?

¿Dónde terminará todo esto? ¿Hay un punto de parada lógica para esta agresión, donde se deje en paz a los cristianos?

La historia enseña que el vilipendio masivo rara vez se detiene antes de derramar sangre.

Los jacobinos franceses que pasaron los años 1780 difamando al clero en panfletos ‘pornográficos’ continuaron en la década de 1790 matando cristianos por cientos de miles.

Los turcos abrieron el camino matando a un millón de cristianos armenios con una ola de propaganda anticristiana.

Los bolcheviques siguieron su “cruzada anti-Dios” de la década de 1920 con campamentos de hambre y pelotones de fusilamiento.

Los gobiernos comunistas de Europa del Este obedecieron el mismo guion, como nos muestran los documentos de Anne Applebaum en su estudio aleccionador La Cortina de Hierro.

El gobierno hutu de Ruanda preparó su asalto a los otrora poderosos tutsis con una campaña incesantemente describiéndolos como “cucarachas” en programas de radio, lo que desencadenó un genocidio.

Si los medios de comunicación, la ley y las instituciones de elite logran equiparar la moral sexual cristiana con el racismo blanco, ¿cuánto tiempo pasará antes de que católicos, protestantes, ortodoxos (y muchas minorías religiosas) sean clasificados como miembros de “sectas extremistas” que deben ser prohibidas y reprimidas?

¿Y COMO SERÁ EL PROCESO?

Es impresionante lo rápido que las demandas de los activistas gays pasaron de ser libertarias (“No nos arresten por sodomía”) a totalitarias (“Participa en nuestras bodas o destruiremos tus medios de subsistencia”).

Si este grupo de poder tiene éxito, y rompe la paz civil en EE.UU. y la armonía social, obligará a millones de estadounidenses a elegir entre la iglesia y el estado. Porque las leyes o las políticas del gobierno tratarán a los cristianos, a los colegios cristianos como ciudadanos de tercera clase, haciéndonos virtuales dhimmis, como los cristianos coptos en Egipto.

Vamos en camino de esto; reitero, no es una exageración.

Ya están logrando que muchos cristianos que afirmaban el Evangelio en su integridad – en lugar de la versión castrada que ahora está barriendo las denominaciones – engrosen las filas de los perseguidores.

Los episcopalianos y presbiterianos ahora están bendiciendo los matrimonios del mismo sexo; “las universidades católicas” como Marquette, despiden profesores por defender el Catecismo Católico sobre este tema, y obispos como Paul Bootkowski de Metuchen, Nueva Jersey, apoyan un colegio católico que suspendió un profesor católico por sus comentarios críticos en Facebook del activismo gay.

Y esto que pasa en EE.UU. ya lo vimos en el Sínodo de la Familia en la Iglesia Católica, donde se notó una fuerte presión para aceptar la ‘gracia’ de los homosexuales dentro de la Iglesia, subido en ancas de los movimientos de cristianos gays, que cada vez crecen más en su influencia en los medios de comunicación católicos, porque tienen suficiente dinero como para influenciar a los medios católicos, que siempre están en la cuerda floja porque los católicos no tienen la costumbre de apoyar financieramente a sus medios.

EL ARZOBISPO CHAPUT DE EE.UU. DICE QUE ESTO SE ACELERARÁ

La razón por la que se acelerará es que, como dijo el Arzobispo Chaput, la gente

“usa palabras como justicia, derechos, libertad y dignidad sin ningún sentido común y compartido a su contenido”.

Como resultado,

“nuestros debates más importantes se reducen a cómo se puede hacer uso las mejores palabras para conseguir poder”.

“La actual Casa Blanca puede ser la menos agradable a las preocupaciones religiosas en toda nuestra historia”, declaró el arzobispo Charles Chaput, OFM Cap, en un discurso en Seminario San Carlos Borromeo en Wynnewood.

“Vamos a ver más de lo mismo en el futuro. Más presión a favor de cosas como reclamación de derechos a la anticoncepción y el aborto, a los homosexuales, y en contra del testimonio religioso público”.

“Ya veremos en los tribunales las llamadas leyes anti-discriminación. Vamos a ver en las políticas la imposición de leyes que convierten a las escuelas públicas en centros de adoctrinamiento en materia de sexualidad humana; centros que enseñan que no hay verdad permanente involucrada en palabras como ‘hombre’ y ‘mujer'”.

Vamos a ver restricciones a la financiación pública, la revocación de las exenciones de impuestos y la expansión de las regulaciones del gobierno a los cristianos” afirmó el arzobispo. Nos olvidamos fácilmente que todo buen servicio que el gobierno ofrece viene con un crecimiento en su poder regulador. Y que el poder puede ser usado de maneras que nadie imaginaba en el pasado”.

Al hablar a los seminaristas de su diócesis, el arzobispo Chaput dijo que nos estamos mintiendo a nosotros mismos si creemos que podemos mantener nuestras libertades sin reverenciar la visión bíblica de quién y qué es el hombre.

La dignidad humana tiene una sola fuente. Y sólo una garantía. Estamos hechos a imagen y semejanza de Dios. Y si no hay Dios, entonces la dignidad humana son sólo palabras elegantes”.

Y finalmente expresó lacónicamente una advertencia

“Tenemos que recordar dos hechos simples. En la práctica, ninguna ley y ninguna constitución puede proteger la libertad religiosa a menos que la gente realmente crea y viva su fe – no sólo en casa o en la iglesia -, sino en su vida pública. Pero también es cierto que nadie puede finalmente tener nuestra libertad a menos que la tiremos a la basura”.

Vamos rumbo a que se cumpla la profecía que el cardenal George imaginó, hablando de un futuro obispo que un día no lejano morirá mártir.

Pero George también predijo que,

“Su sucesor recogerá los fragmentos de una sociedad en ruinas y poco a poco ayudará a reconstruir la civilización, como la iglesia ha hecho tantas veces en la historia humana”.

Si estamos a favor del juicio de eternidad, entonces la historia está de nuestro lado.

Fuentes:


Foros de la Virgen María

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