La anticoncepción es parte de
la cultura de la muerte
Mons. Vitus Huonder, obispo de
Chur (Suiza), ha resaltado la condición profética de la encíclica Humanae
Vitae. «Todos los temores expresados por Pablo VI
se han cumplido», asegura el obispo.
(Life Site News/InfoCatólica) El obispo, de 75 años de edad,
asegura que el texto es profético «porque todos los
temores expresados por Pablo VI se han cumplido». El Papa, con razón, estaba especialmente preocupado por la
«desestabilización del matrimonio y la familia» como resultado
del uso masivo de anticonceptivos y la «separación
de la sexualidad de la procreación».
Mons Huonder menciona las
preocupaciones del Papa Montini: «los hombres ya no respetarían a las mujeres
como personas, sino que las verían en gran medida como objetos para su propia
realización»; también aumentaría el peligro de la intrusión gubernamental en la libertad de los
padres, y el uso de la anticoncepción como una «herramienta
de presión con respecto a las
políticas de población [restrictivas]».
El obispo concluye: «Todas estas
predicciones del Papa han tenido lugar».
La «separación
de la sexualidad de la procreación» ha llevado, a los ojos de este prelado
suizo, no solo a una «sexualidad sin
procreación», sino
también a una «procreación sin sexualidad», por la cual «las
tecnologías reproductivas están descartando innumerables embriones. Destruyen
la vida de los niños en la primera fase de su vida».
CULTURA DE LA MUERTE
El obispo Huonder agrega: «La
anticoncepción es parte de la cultura de la muerte sobre la que habló una
y otra vez el Papa Juan Pablo II». Por lo tanto, ve la necesidad de «mostrar, haciendo referencia a la encíclica Humanae
Vitae, cómo la Iglesia ve el orden de la creación».
El prelado suizo advierte que «el libertinaje
sexual ya en la juventud impide su maduración personal». «La
desestabilización de los matrimonios y, con ella, de las familias se ha
incrementado fuertemente», agrega, y dice que, como consecuencia,
aparece «el miedo a la unión y la incapacidad de
tomar compromisos obligatorios».
Con respecto a la muerte del
feto en el útero, el obispo Huonder aclara que «los abortos no se pueden combatir de manera
efectiva con la ayuda de anticonceptivos» y agregó que «el límite entre el aborto y la anticoncepción se ha
vuelto fluido. Algunos anticonceptivos también tienen el efecto de un aborto
temprano [y por lo tanto son abortivos]».
Además, el Obispo Huonder
advierte que los efectos de esta mentalidad y práctica anticonceptiva en Europa
han llevado a una situación demográfica drástica: «La situación demográfica es,
entretanto, una cuestión de gran preocupación. Los europeos ya no logran el reemplazo generacional. Se han
convertido en sociedades moribundas».
PLANIFICACIÓN
NATURAL, NO SIEMPRE JUSTIFICADA
En cuanto a la planificación familiar natural que, bajo
ciertas condiciones, está permitida por la Iglesia, el obispo Huonder insiste
en que, «para
ser permisible, debe haber razones justificadas». También la
planificación familiar natural puede ser obejto de abuso por una mentalidad
anticonceptiva. «Este asunto tiene mucho que
ver con la autodisciplina y el carácter». Al final de su guía pastoral,
el obispo Huonder dice:
«¡Queridos
hermanos y hermanas! El espíritu cristiano solo puede desarrollarse en las
familias si, en el matrimonio y la familia, aprendemos nuevamente a respetar
plenamente el orden de la creación. Tomemos en serio la verdad que contiene la
encíclica Humanae Vitae. Eso será una bendición para las parejas casadas y las
familias, para la Iglesia y para nuestra sociedad».
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