Se cumple en este año el
décimo aniversario del lanzamiento de la película el Código Da Vinci,
cuyo libro escrito por Dan Brown,
había aparecido 3 años antes – poco después del atentado a las Torres Gemelas
en Nueva York, el que puede ser considerado el hito de lanzamiento de la jihad
islámica contra occidente.
La historia de Brown pretendía
revelar una conspiración para encubrir la verdad sobre una de las principales
religiones del mundo: el odio a la mujer y la conspiración sobre todo lo que
signifique piedad y paz.
Fue aplaudida ampliamente porque los medios de
comunicación entendieron que rompía el código de silencio que había protegido
de la crítica, durante siglos, a esta antigua institución.
Sin embargo William
Kilpatrick, escribiendo para la Revista Crisis, la compara con las
memorias de Salman Rushdie,
que denunciaba cosas mucho más suaves sobre el Islam, que no tuvieron la misma
popularidad en occidente, pasaron desapercibidas, y aún hoy Rushdie tiene
pendiente sobre su cabeza una pena de muerte de los islamistas.
La comparación viene al caso porque occidente
aplaude un libro con una historia inventada, cuyo objetivo es atentar contra la
institución sobre la que se construyó la moral occidental, que reivindicó
realmente a las mujeres y que ha dado una atención respetuosa a los disidentes,
mientras pasa por alto y hasta aplaude a una religión verdaderamente misógina
que es brutal contra los que tienen otra fe.
El Código Da Vinci en realidad es importante no por
lo que dice acerca de la Iglesia Católica sino por lo que sugiere sobre el
estado de la cultura occidental.
Nos indica su preferencia para destruir la base
sobre la que está asentada, mostrando que la mayor amenaza para la felicidad
humana está en las supuestas maquinaciones de figuras poderosas dentro de la
Iglesia Católica, mientras favorece a una religión que a través de los siglos
ha demostrado su beligerancia y su poco respeto por los derechos humanos.
No podemos decir ingenuamente que el Código Da
Vinci es responsable del deterioro del predicamento del catolicismo en
occidente, porque el descenso ya estaba en marcha mediante la revolución
sexual, el atractivo hedonista de la laicidad y el trabajo de celebridades
ateas. Pero lo que hizo dan Brown fue acrecentarlo vistiéndolo con una
narrativa oscura, llegando así a las grandes masas, que en general hasn estado
no muy a gusto con el clericalismo católico.
La trama de la historia de Dan Brown se centra en el
encubrimiento masivo de la verdad sobre el cristianismo que hace la Iglesia
Católica, lo cual es una fabricación casi total.
Pero muchas de sus falsas acusaciones acerca de la
Iglesia Católica son una realidad verdaderas para el Islam, como la misoginia,
la fabricación de documentos, el silenciamiento de los disidentes y la
supresión de la verdad sobre la vida de Jesús.
Esto sucede de la misma manera en que la corrección
política occidental repite permanentemente la explicación de los atentados
jihadistas en occidente “que la violencia no tiene nada que ver con el Islam”,
“que un puñado de terroristas han secuestrado una gran religión” y que “los
jihadistas han torcido su fe”.
Tal falsa narrativa ha prevalecido hasta ahora, de
la misma forma que ha prevalecido en las grandes masas la idea que narró el
Código Da Vinci.
Mientras los medios de comunicación se hicieron eco
desde el principio de la historia contada por Dan Brown, ahora se niegan a
reportar historias que dañan al Islam; políticos destacan permanentemente en
cualquier situación que es una religión de paz, mientras que en muchas partes
de occidente están proponiendo nuevas leyes que harían que la crítica del Islam
sea un crimen.
De modo que mientras occidente se congratula de la
historia de ficción de Dan Brown, que denuncia el encubrimiento del verdadero
significado del cristianismo, pasa por alto ingenuamente el encubrimiento en la
vida real que se está haciendo de la naturaleza agresiva del Islam, lo cual no
es algo opinable sino que cualquiera puede verlo a través de la historia,
incluída nuestra época actual.
Leer más en detalle aquí:
No hay comentarios:
Publicar un comentario