"Nadie puede
venir a mí si no lo trae el Padre, que me ha enviado; y yo lo resucitaré el día
último. En los libros de los profetas se dice: ‘Dios instruirá a todos.’ Así
que todos los que escuchan al Padre y aprenden de él vienen a mí.
No es que alguien
haya visto al Padre. El único que ha visto al Padre es el que ha venido de
Dios. Os aseguro que quien cree tiene vida eterna. Yo soy el pan que da vida. Vuestros
antepasados comieron el maná en el desierto, y sin embargo murieron; pero yo
hablo del pan que baja del cielo para que quien coma de él no muera. Yo soy el
pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre.
El pan que yo daré es mi propio cuerpo. Lo daré por la vida del mundo."
Hoy se acaba este discurso de
Jesús, que nos presenta el evangelio de Juan. Y lo acaba dándonos las tres
ideas clave de estas palabras:
. El Padre nos amó primero. No
somos nosotros los que nos dirigimos al Padre, si no que es Él quien viene a
nosotros.
. A Dios nadie lo ha visto. Es
decir, por nosotros mismos no podemos conocer a Dios. Está por encima de
nuestros razonamientos. Esto hace que podamos tener "imágenes" de
Dios completamente falsas. Y muchos de los que se declaran ateos, lo son ante
esas falsas "imágenes" de Dios.
. Jesús es el que nos da a
conocer al Padre. Y no lo hace con ideas, si no con su propia vida. Con su
cuerpo, que es el pan que nos alimenta. Es su vida la que nos señala cómo es
Dios. Y la Eucaristía es precisamente, hacerse uno con Jesús, asimilar su
cuerpo, hacer nuestra su vida.
Enviat per Joan Josep Tamburini
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