Dios Misericordioso, fuente y origen
de nuestra salvación, Te pedimos, por la Preciosísima Sangre de Tu Amadísimo y
Divino Hijo que, mientras dure nuestra vida aquí en la tierra, Te alabemos
constantemente y podamos así participar un día en la alabanza eterna en el
Cielo. Amén.
viernes, 8 de abril de 2016
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