lunes, 17 de abril de 2017

¿CÓMO SABER SI SOMOS TIBIOS?, Y ¿QUÉ HACER SI LO SOMOS?


Algunos pensamientos de San Antono María Zacaría nos ayudarán a identificar la tibieza y a superarla

Por: María Lourdes Quinn | Fuente: Infocatolica.com
Conozco tus palabras y que no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente!; mas porque eres tibio, y no eres caliente ni frío, estoy para vomitarte de mi boca.” (Ap. 3, 15-16)

San Antonio María Zaccaria (1502-1539), en sus casi 37 años de vida, demostró todo lo contrario a la tibieza. Huérfano de padre a los 2 años y bajo el cuidado de su madre (que desde que se enviudó a los 18 años se dedicó a la formación de su hijo), obtuvo un doctorado y la licencia médica a los 22 años para ofrecer su servicio a los pobres. Cuatro años después, en 1528, fue ordenado sacerdote.

En sus 11 años de sacerdocio, en tiempos de Lutero, fundó la “Sociedad de Clérigos de San Pablo” (aprobada en 1533) y su rama femenina (las Angélicas de S. Pablo) y laical (hoy los Laicos de S. Pablo).

Propagaba la devoción a las 40 Horas de Adoración al Santísimo, a la Pasión del Señor y a las Cartas de San Pablo. Los viernes a las tres de la tarde hacía sonar las campanas para recordar la muerte del Señor. Fatigado por una labor tan productiva, murió en brazos de su madre, conservándose incorrupto su cuerpo.

Sus pensamientos (recogidos por los Padres Barnabitas de España en “Sentencias espirituales”) ayudan a identificar la tibieza y a superarla.

Cómo identificar y combatir la tibieza

“Porque dices: Yo soy rico, me he enriquecido, y de nada tengo necesidad, y no sabes que eres un desdichado, un miserable, un indigente, un ciego y un desnudo; te aconsejo que compres de mí oro acrisolado por el fuego, para que te enriquezcas, y vestiduras blancas, para que te vistas y no aparezca la vergüenza de tu desnudez, y corilio para ungir tus ojos, a fin de que veas. Yo reprendo y corrijo a cuantos amo; ten, pues, celo y arrepiéntete.” (Ap. 3, 17-19)

Pensamientos de S. Antonio María Zaccaria:

A) “La tibieza ‘odia’ el fervor” (3.17.03)

1) “Guárdate de decir: ‘no quiero hacer tanto bien’, porque si actúas así, estás en peligro” (2.06.22)
2) “Huye de pensar que tengas bastante con lo que has empezado.” (3.18.21)
3) “Debéis no sólo conservar, sino aumentar vuestro fervor, porque no progresar es retroceder.” (3.12.37)

B) “La irresolución es efecto y causa de la tibieza” (1.02.07)

1) “El hombre ha de pensar y volver a pensar, rumiar y volver a rumiar cuando tenga que hacer algo importante; pero cuando lo ha pensado o se ha dejado aconsejar, no debe retardar la ejecución porque, en el camino hacia Dios, lo primero que se busca es la prontitud y la solicitud.” (1.02.10)
2) “Pobres de nosotros, porque la inestabilidad que deberíamos emplear para huir del mal, la utilizamos para hacer el bien.” (1.02.03)
3) “El hombre indeciso está siempre inquieto y nunca se siente contento aunque todo vaya bien; se entristece fácilmente y se enoja, tratando de buscar fácilmente sus consuelos.” (102.05)

C) “Necesariamente permanecerá tibio quien se sustraiga a los oprobios y las penas” (3.12.18)

1) “Pablo predica a un Cristo crucificado por todas partes; no sólo al crucificado en sí mismo, sino al crucificado en nosotros mismos; y esta sola palabra debemos mascarla bien.” (1.09.14)
2) “El verdadero espíritu y fervor se puede aumentar renovando a menudo y gallardamente los propios propósitos y además de con violentos esfuerzos corporales.” (3.12.43)
3) “¿Eres discípulo de Cristo? Lleva la cruz, mortifica tu cuerpo con hambre y fatigas, cuida la oración, gasta tu tiempo en ayudar al prójimo.” (2.01.35)

D) “El tibio aparta de él lo gordo y retiene lo menudo; deja las cosas ilícitas, pero quiere todas las lícitas” (1.11.03)

1) “Ninguna de tus acciones y oraciones te valen… si haces tu voluntad.” (2.01.33)
2) “El demonio acostumbra a vencer a los distraídos.” (3.07.02)
3) “Aparta de ti todo, para que así tengas a Dios que lo es todo. Vete libremente a Dios y no te ates a cosa alguna.” (2.06.14)

E) “Vosotros que queréis ser espirituales, ¿tenéis algo que no esté en común con los tibios?” (3.17.12)

1) “En la oración y meditación esforzaos por conocer vuestros principales defectos y sobre todo el defecto y el vicio capital en vosotros.” (1.03.13)
2) “Podéis comprender que vuestra oración es sólo apariencia de la verdadera oración si, cuando dejáis de orar, sois los mismos de antes: frívolos en el conversar, negligentes en el obrar e imperfectos en todas las cosas.” (3.10.02)
3) “Dios, de forma saludable, suele disminuir el furor y la devoción exterior para que el hombre aprenda a comprender si en tiempos de aridez obra menos que en tiempos de fervor exterior; o si mas bien, aunque sin tal fervor, mayor y más verdaderamente se llena del divino fervor y de provecho espiritual; y además para que aprenda a compadecerse de los que quizá exteriormente no parecen devotos.” (3.12.38)

[La referencia a los escritos del santo: “El primer número pertenece respectivamente a: (1) las Cartas (2), los Sermones y (3) las Constituciones; el segundo número se refiere a una de las 11 Cartas o bien a los siete Sermones o a los diecinueve capítulos de las Constituciones; y el tercer número indica la progresión interna de los párrafos. Pongamos un ejemplo: la cita (1. 11. 09) el 1 quiere decir que se refiere a las Cartas, el número siguiente indica la carta 11, y la última cifra está relacionada con el párrafo correspondiente de dicha Carta.”]

La recompensa para los que dejan la tibieza


“Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno escucha mi voz y abre la puerta, yo entraré a él y cenaré con él y él conmigo. Al que venciere le haré sentarse conmigo en mi trono, así como yo también vencí y me senté con mi Padre en su trono. El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.” (Ap. 3, 20-22)

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