martes, 18 de abril de 2017

¿CUÁNTAS PASCUAS HAY?

La Pascua cristiana tiene su origen en la Pascua judía, que conmemora  la liberación de Egipto y las primeras cosechas de primavera. Jesús murió en tiempo de Pascua judía, por lo que los cristianos celebran la muerte y Resurrección cerca de la fecha de la Pascua judía, pero plenificando su sentido en la Resurrección de Cristo, paso de la muerte a la vida.

LA PASCUA JUDÍA

La Pascua es un fiesta de origen judío. Esta fiesta, cuyo nombre en hebreo es pésaj, que significa paso, conmemrora la liberación de los israelitas de la dominación egipcia. También ella  adquirió un sentido agrícola y de acción de gracias, pues con ella se celebraban los primeros frutos cosechados en primavera.

Originariamente, sin duda, fue la Pascua una fiesta semítica del retorno primaveral de la vegetación, común a todas las civilizaciones primitivas, la pascua, por la providencial coincidencia de su celebración con la liberación de Egipto, llegará a ser para Israel el memorial de esta liberación (cf. Éx 12 y 2 Re, 23, 21-23). Se supone generalmente que su nombre viene de pasah, “pasar” en el sentido de dispensar (cf. Éx 12, 23), aludiendo a que el Señor pasa sin herir con sus plagas delante de las casas marcadas con la sangre del cordero inmolado por los hebreos. Más tarde, a la idea de este paso del Señor para rescatar a su pueblo de la esclavitud, se unirá la idea del paso del pueblo mismo que se va llevar tras de si fuera de Egipto hacía el país de la promesa, en el que Israel estará en su casa al estar en la casa de su Dios.

Así, en la reflexión religiosa de Israel, la pascua, con el memorial que pervive en su celebración, evocará la intervención redentora típica por la que Dios ha salvado y reconstruido a su pueblo. Habiéndose hecho inseparables la pascua y el éxodo salvador, el retorno del exilio será descrito como un nuevo éxodo, una nueva pascua (cf. Os 2, 16 ss; Is 63, 7 ss).

Cuando reflexionamos el significado de la celebración pascual judía donde Dios salva y reconstruye a su pueblo, vemos claramente una anticipación de la figura del Salvador, del Mesías que viene a salvar a los hombres y a reconstruir el pueblo, instaurando el Pueblo de Dios.

PASCUA CRISTIANA

En el Nuevo Testamento, san Lucas describirá el anuncio hecho a los discípulos de la muerte de Jesús, en la transfiguración, como su éxodo que debía cumplirse en Jerusalén (9, 31, cf. Jn 13, I al hablar de su paso de este mundo al Padre, en el momento de la pascua). Es probable también que la imagen del cordero inmolado, en Is 53, 7, implicaba desde el principio una referencia pascual. En todo caso, san Pablo describirá la pasión salvadora de Cristo diciendo: “Cristo, nuestra pascua, ha sido inmolado” (I Cor 5, 7).

Así, por una parte, la celebración pascual se convertirá para los cristianos en la celebración de la muerte y de la resurrección del Salvador, y la pascua judía, con todo lo que había significado para los judíos en la primera alianza, será para ellos la fuente principal de su interpretación de la pasión. Ya en la primera epístola de san Pedro vemos superponerse a este tema e1 del bautismo, celebrado de antiguo con preferencia en la noche pascual. Pasado Él mismo de este mundo a su Padre por la cruz, Cristo nos transporta tras Él, no ya simplemente del Egipto material a una tierra prometida que no lo era menos, aunque uno y otra estuvieran ya llenos de evocaciones espirituales, sino “del reino de las tinieblas al reino del Hijo” (Cal 1, 13), que es lo mismo que la entrada en participación de “la heredad de los santos en la luz” (v. 12).

Así el misterio de Cristo, tal como lo explicará san Pablo y como lo celebrará toda la liturgia de la antigua Iglesia, es el misterio pascual, es decir, el que se cumplió en la pascua, que la pascua cristiana conmemora, y que constituye la pascua definitiva de la nueva y eterna alianza.

La parusía de Cristo será finalmente descrita a su vez como el definitivo cumplimiento de esta pascua en la eternidad (cf Lc 22, 16 y Mt 26, 29).

(Bouyerdi, Diccionario)

EL TIEMPO DE LA PASCUA

Los judíos celebran la Pascua el día 14 del Mes de Nissan, que comienza a mediados de marzo en el calendario gregoriano. Los primeros cristianos de origen judío también celebraron la Resurrección de Jesús en la misma fecha, sin embrago, con la separación de la comunidad cristiana del mundo judío esta fecha fue cambiando. Algunos cristianos continuaron celebrando la Resurrección en la fecha de la Pascua judía, otros la celebraban en en el domingo inmediato a esta fecha.

La Pascua judía puede caer en cualquier día de la semana. Este dato trajo problemas a los primeros cristianos, pues Jesús había resucitado en domingo, y si celebraban la fiesta de la Pascua según el calendario judío entonces esta podría caer en cualquier día de la semana. Poco a poco el domingo fue adquiriendo importancia sobre el sábado como día del Señor, por lo que algunos cristianos decidieron festejar la Pascua en el domingo inmediato a la Pascua judía.

El problema de la fecha precisa se debe a que los judíos seguían un calendario lunar, y los cristianos de origen no judío el calendario solar juliano. Ambos calendarios no se corresponden en fechas, por lo que hay que hacer un cálculo para ajustar la fecha de un calendario con la de otro.

El problema del cálculo de la fecha se resolvió con base en las observaciones lunares, y se prescribió que la Pascua fuera celebrada en el domingo posterior a la primera luna llena de la primavera. Este cálculo fue promovido tuvo su origen en Alejandría y fue promovido por el monje Dionisio el Exiguo para todo el mundo cristiano.

Actualmente algunos cristianos orientales como los ortodoxos rusos y griegos celebran la Pascua con unos días de diferencia que los cristianos de tradición occidental (católicos romanos, luteranos, anglicanos, protestantes). Esto se debe a que los cristianos orientales continuaron usando el calendario juliano en vez del gregoriano.


Gabriel González  Nares

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